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¿Qué es la violencia filioparental?

Análisis

Nuria Gascón González
Nuria Gascón González
Alumna del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute. Licenciada en Psicología y en Criminología, con formación complementaria en Psicología Forense. Ha desarrollado sus prácticas profesionales en el ámbito penitenciario, desempeñándose en módulos de alta conflictividad, incluyendo el de aislamiento, donde ha llevado a cabo evaluaciones psicológicas, intervenciones individuales y grupales, y participación en programas de tratamiento para la reinserción social de los internos. Además, ha colaborado estrechamente con el psicólogo forense José Manuel Aguilar Cuenca, participando en la elaboración de informes periciales y asistiendo a juicios, lo que le ha permitido adquirir una comprensión profunda de la aplicación de la psicología en el ámbito judicial y penitenciario. Actualmente, forma parte de un grupo de investigación centrado en la violencia filio-parental, colaborando con instituciones como Fundación Amigó y SEVIFIP. Su labor en este grupo incluye la realización de entrevistas, análisis de casos y participación en el desarrollo de programas de intervención destinados a prevenir y abordar este fenómeno.

La violencia filioparental es una realidad cada vez más presente en los hogares españoles, aunque sigue siendo poco visibilizada. En este artículo, la alumna del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Nuria Gascón analiza en qué consiste esta forma de violencia, sus características, factores de riesgo y consecuencias. También se exploran posibles intervenciones y recursos para afrontar una problemática que exige atención urgente.

¿Qué ocurre cuando el espacio que debería ser sinónimo de seguridad y afecto, tu propio hogar, se transforma en una pesadilla llena de miedo y de tensión? ¿Y si te dijera que hay un fenómeno que rompe con la imagen tradicional y estereotipada de violencia en la familia?

Este fenómeno es llamado violencia filioparental. Recoge más de 4.000 denuncias anuales en España, siendo los hijos los principales actores y los padres o tutores legales las principales víctimas.

¿Qué es la violencia filioparental?

Acorde con SEVIFIP, institución española especializada en la materia, se determina violencia filioparental a cualquier conducta reiterada de violencia física, psicológica o económica ejercida por los hijos hacia los progenitores. También incluye a tutores legales o cualquier otro adulto que realice la labor de crianza y ocupe su lugar.

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Siempre debemos tener en cuenta que todo fenómeno presenta excepciones. No se considera VFP a las agresiones puntuales ni a las que se producen en estados de disminución de conciencia que desaparecen al recuperarla. Por ejemplo, intoxicaciones, síndromes de abstinencia, estados delirantes o alucinaciones.

Tampoco se incluyen las causadas por alteraciones psicológicas, ya sean transitorias o estables, como el autismo o la deficiencia mental severa. El parricidio sin historia de agresiones previas también queda fuera de esta definición.

Factores de riesgo que propician a la violencia filioparental

Este tipo de violencia requiere una reiteración y, en ocasiones, una progresión que no aparece en un corto periodo de tiempo. Por ello, podemos deducir que intervienen numerosos factores para que se lleve a cabo, lo que convierte a este en un fenómeno multidisciplinar y complejo. Para facilitar su comprensión, estos factores se han dividido en individuales, familiares y sociales.

Algunos ejemplos de factores individuales, entendidos como los innatos de la persona, son la baja tolerancia a la frustración y la escasa empatía. Esto provoca que algunos agresores tengan una gran dificultad para manejar el «no».

Dentro de los factores familiares destaca el estilo educativo, entendido como el tipo de crianza impartida a los hijos. Los más conocidos son el permisivo, que aporta una educación sin límites claros, y el autoritario, caracterizado por ser un estilo rígido y punitivo.

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En cuanto a los factores sociales, entendidos como el entorno que rodea al agresor, influye la presión social. También destacan las amistades conflictivas, que pueden introducir al agresor en conductas violentas o antisociales hacia los progenitores.

Consecuencias que sufren los progenitores, tutores o personas al cargo

Estas consecuencias varían dependiendo de la gravedad del caso y la rapidez con la que se intervenga. Sin embargo, las consecuencias más comunes pueden incluir sentir un miedo o terror constante dentro de la propia casa. Esto hace que muchos padres actúen con cautela, modificando su comportamiento para evitar la reacción del menor.

A esto se suma el sentimiento de culpa y de incomprensión, lo que lleva a muchos padres a avergonzarse de la crianza que han dado a su hijo. En muchas ocasiones, terminan aislándose de su entorno porque consideran que han «fracasado» como padres. Esto hace que intenten esconder la situación el mayor tiempo posible, retrasando la búsqueda de ayuda por miedo a ser juzgados.

Este tipo de violencia durante un periodo largo de tiempo puede causarle a las víctimas problemas de salud mental graves y en ocasiones crónicos. Entre ellos podemos encontrar ansiedad, depresión, trastorno del sueño, estrés postraumático, etc. Requiriendo atención médica y psicológica para sobrellevar la situación. No solo mientras se vive con el menor, sino incluso después de que este haya sido juzgado. 

Intervenciones y recursos ante la violencia filioparental

A pesar de esa culpabilidad y vergüenza que puedan sufrir, es importante concienciar a los progenitores que una intervención a tiempo puede evitar consecuencias que puedan progresar en delitos mayores. Para ello, se debe de reconocer el problema y buscar una solución profesional. 

Las comunidades autonómicas españolas nos ofrecen ciertos servicios sociales y centros de atención a familias en los que podemos llevar a cabo un primer acercamiento a la intervención, orientación y mediación. Tanto a nivel preventivo, como a nivel resolutivo.

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En casos clasificados ya como violencia filioparental existen programas especializados proporcionados por instituciones que en muchas ocasiones trabajan junto con el Estado. Entre ellas nos encontramos Fundación Amigó, Euskarri, Fundación Diagrama, etc.

Un ejemplo de programa de apoyo llevado a cabo por la Fundación Diagrama y dirigido hacia los progenitores sería “Ayúdate Ayudándole”. Este ofrece atención telefónica 24/7 e intervenciones presenciales individuales y en grupo, proporcionando herramientas para mejorar la convivencia familiar. A nivel presencial se encuentra disponible en comunidades como Andalucía, Comunidad Valenciana y La Rioja.

Para optar a información y al número de atención, acuda al enlace siguiente: Contacto atención 24/7 e información adicional sobre el programa

Otro programa de esta misma fundación, denominado «Escuela de Padres», propone una iniciativa educativa para fortalecer las competencias parentales. Su enfoque se basa en una visión de parentalidad positiva. Se imparten talleres formativos y charlas en centros educativos, dirigidas tanto a padres como a profesionales del ámbito social y educativo. Todo ello se plantea como medio de prevención, y siempre adaptado a las necesidades de cada grupo.

¿Qué pasa cuando hay que intervenir legalmente?

Cuando la violencia de un hijo o hija hacia sus padres supera los límites que la familia puede manejar, es necesaria la intervención de las autoridades. La ley protege a las víctimas sin juzgarlas y ofrece herramientas para frenar la situación y garantizar la seguridad de todos.

En caso de agresiones notorias, ya sean físicas o materiales, o si la situación resulta incontrolable en el hogar, debe recurrirse al servicio que ofrecen la Policía o la Guardia Civil. Así se protege la integridad de los progenitores y también la del propio hijo o hija. Esta llamada puede derivar en una denuncia por parte de los padres o, en casos evidentes, por parte de las autoridades.

En ese momento, el menor pasa a disposición de la Fiscalía de Menores. Dentro de la Fiscalía se investigarán los hechos y se determinarán las medidas más adecuadas para el agresor. En casos leves, se podrá optar por medidas educativas o terapéuticas, como acudir periódicamente a sesiones o realizar trabajos comunitarios.

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En los casos de violencia grave o reincidente, el juez puede ordenar el ingreso del menor en un centro cerrado o de reforma. Además, puede establecer una orden de alejamiento para garantizar la protección de los padres.

Romper el silencio y construir soluciones

La violencia filioparental es una problemática en auge actualmente que no debe normalizarse ni silenciarse. Reconocerla y pedir ayuda es el primer paso para frenarla. Existen recursos, profesionales e intervenciones eficaces que pueden devolver la calma y el respeto al entorno familiar.

Romper el silencio no es traicionar a un hijo, sino proteger a toda la familia y ofrecerle una oportunidad de cambio. Es momento de visibilizar este problema, hablar de él sin miedo y actuar con firmeza y apoyo.

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