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Trump, Rusia y Ucrania: Posibles desenlaces para el conflicto en Europa del Este

Análisis

Francisco Javier Peña Hernández
Francisco Javier Peña Hernández
Alumno certificado del Curso de Experto en Análisis de Inteligencia y del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute. Con experiencia en distintos sectores como la ciberseguridad corporativa y el análisis de datos.

Casi tres años después del inicio de la guerra en Ucrania, los avances en el frente siguen siendo limitados. La ofensiva ucraniana en Kursk sorprendió a las fuerzas rusas, que tardaron en frenar los ataques en su territorio, pero esta estrategia ha implicado desviar tropas de la zona del Donbás, donde Moscú ha logrado avances significativos en los últimos meses. En este artículo, el alumno del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Javi Peña explica las implicaciones de estas maniobras y cómo afectan al curso del conflicto.

Las mayores novedades se encuentran en la incursión de un tercer actor en la guerra, Corea del Norte. Tras la firma con Vladímir Putin del Acuerdo Integral de Asociación Estratégica entre ambas potencias nucleares, el dictador norcoreano Kim Jon-un facilitó varios miles de soldados a Rusia para la defensa de Kursk. Ya existe confirmación por parte del ejército ucraniano de bajas norcoreanas y prisioneros de guerra.

También fue determinante la utilización de los misiles ATACMS y Storm Shadow por parte de Ucrania. El permiso de los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido para el ataque con misiles de largo alcance sobre suelo ruso derivó en la respuesta de Moscú a través del uso de un nuevo misil balístico hipersónico, conocido como Oreshnik, sobre posiciones estratégicas ucranianas. De igual forma, el uso de drones por parte de ambos bandos ha sido constante en prácticamente todas las fases de la guerra.

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Donald Trump se posiciona a sí mismo como una figura clave ante la posibilidad del fin de la guerra o, al menos, de un alto el fuego temporal que pueda dar un respiro a la población ucraniana y a la economía de la OTAN, a cuyos miembros ya se les plantea exigir un aumento de la inversión en defensa de hasta el 5% del PIB.

Fuente: 20minutos e Instituto para el Estudio de la Guerra, Agencias.

Las intenciones de Trump en Europa del Este

Donald Trump advirtió repetidamente durante su campaña para la vuelta a la Casa Blanca sobre sus intenciones de darle fin a la guerra de Ucrania, insistiendo en la vía diplomática pero, a su vez, proponiendo bloquear el envío de más material militar a Kiev y el aumento de los aranceles comerciales a Moscú. 

El reelecto presidente ha contado en los últimos años con una buena relación tanto con Volodímir Zelenski como con Vladímir Putin, hecho que convierte la opción de las negociaciones de paz en algo más alcanzable. 

En septiembre de 2024, Zelenski y Trump mantuvieron una importante reunión en Nueva York de la que, aparentemente, ambos salieron satisfechos. En el mismo viaje, el primer ministro ucraniano también se reunió con Joe Biden y Kamala Harris con el objetivo de afianzar el apoyo logístico y material estadounidense, siendo el valor del último paquete de ayuda del pasado mandato demócrata de unos 500 millones de dólares.

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Tras los resultados de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, Trump y Zelenski han mantenido múltiples conversaciones en las que se ha planteado el fin de la guerra como uno de los puntos clave.

Por otra parte, aunque inicialmente Putin mostraba su alegría por la reelección del mandatario republicano, Trump dio públicamente su opinión sobre la evolución de la guerra de Ucraniaafirmó que Putin está «destruyendo Rusia». A pesar de esto, desde el Kremlin insisten en la posibilidad de retomar las relaciones con Estados Unidos si se dan las condiciones para ello.

Es de esperar que Trump y Putin tengan conversaciones frecuentemente en el corto plazo, e incluso se ha abierto la posibilidad de que existan reuniones presenciales de ambos presidentes con el fin de mejorar las relaciones entre ambas potencias, lo que podría facilitar un alto el fuego en Ucrania.

La presencia norcoreana en la guerra y sus consecuencias

El envío de tropas norcoreanas a Kursk ha sido uno de los eventos más importantes del último año de guerra. La irrupción de un tercer actor en el conflicto creaba el debate de la legitimidad ucraniana para solicitar la presencia de tropas internacionales, como las surcoreanas o, incluso, de países miembro de la OTAN como Reino Unido o Francia.

De las aproximadamente 11.000 tropas enviadas por Corea del Norte, se estima que unas 4.000 ya habrían causado baja. Este alto porcentaje de bajas norcoreanas podría deberse principalmente a los anticuados métodos militares que parecen utilizar estas tropas, con acciones que recuerdan más a las guerras del siglo XX que a los enfrentamientos modernos.

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Corea del Norte se ha convertido en los últimos años en una amenaza más seria para la seguridad de la OTAN y sus aliados regionales, como pueden ser Corea del Sur o Japón. Su desarrollo de armamento nuclear y sus constantes pruebas de misiles balísticos han hecho saltar la alarma en repetidas ocasiones, y su entrada directa en la guerra podría servir de excusa para que alguno de estos aliados quisiera ayudar de forma más contundente a la defensa de Ucrania, sobre todo si en el futuro se facilitan más tropas norcoreanas.

En su anterior mandato, Trump mantuvo buenas relaciones con el dictador Kim Jong-Un, llegando a reunirse ambos dirigentes en territorio norcoreano, y se ha mostrado abierto a retomar un diálogo estancado desde el año 2019.

Propuestas y conversaciones de paz en la era Trump

El principal objetivo del gobierno ucraniano es conseguir el fin de la guerra, aunque el propio presidente Zelensky ha asegurado múltiples veces que no será a cualquier precio. Las fronteras actuales incluirían bajo poder ruso aproximadamente un 20% del territorio ucraniano anterior al inicio del combate, sin tener en cuenta la península de Crimea anexionada en el año 2014.

La incursión en la región de Kursk podría suponer al mismo tiempo una ventaja y una desventaja para Ucrania a la hora de llegar a unas negociaciones de paz. Por un lado, podría existir la opción de intercambiar los territorios ocupados en Kursk por alguna de las zonas ocupadas por Rusia, pero, de igual forma, el hecho de que Ucrania haya tenido la capacidad de ocupar y mantener territorio ruso en su poder durante meses podría hacer que Rusia complique las negociaciones a modo de represalia.

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La primera propuesta de paz de Zelenski en la cumbre del G20 de 2022 constaba de una lista de 10 puntos que no fueron bien recibidos por el Kremlin, sobre todo en lo concerniente a la devolución de las regiones ocupadas por las tropas rusas.

Posteriormente, el primer ministro y príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, se ofreció a solucionar diplomáticamente el enfrentamiento en la visita del presidente ucraniano en el año 2023. De nuevo se impuso la negativa rusa a la paz sin unas condiciones ventajosas para sus intereses.

Después de estos intentos, finalmente se ha llegado a la situación actual, en la que Trump podría ser la única opción real para que ambas partes del conflicto cedieran en parte de sus intereses en favor de alcanzar un objetivo mayor, como es el fin del conflicto. LLas principales limitaciones que se encontrarían en las negociaciones serían las devoluciones de las zonas ocupadas, el intercambio de prisioneros de guerra, la entrada de Ucrania en la Unión Europea y la OTAN, y las garantías de un fin definitivo de las hostilidades. 

Posibles evoluciones de la guerra de Ucrania en 2025

Dentro de la imprevisibilidad característica de Trump y de la complejidad del conflicto ruso-ucraniano, se pueden desarrollar diferentes situaciones a las que puede derivar la guerra.

  • Acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania: podría entenderse como la mejor situación posible, aunque tendría sus condiciones. Tras tres años de guerra, el ejército ucraniano no ha conseguido recuperar ninguna de las regiones de Jersón, Zaporiyia, Donetsk o Lugansk, ni tampoco la península de Crimea, y la operación en Kursk le ha llevado a debilitar varias posiciones estratégicas. Trump, ejerciendo como mediador en unas hipotéticas negociaciones de paz, podría condicionar el fin de la guerra a que Ucrania ceda oficialmente los territorios ocupados por Moscú y a la salida de sus tropas del territorio ruso. De igual forma, las entradas de Ucrania en la Unión Europea y en la OTAN podrían verse denegadas como una de las condiciones principales del acuerdo de paz.
  • Estancamiento de las negociaciones y de los frentes: las conversaciones para el fin de la guerra de Ucrania pueden alargarse durante meses si los actores implicados no ceden en sus pretensiones. Sería natural asumir que Ucrania no quisiera perder las regiones ocupadas por Rusia y que, de igual manera, Rusia se excusara en su propia seguridad para no abandonarlas. Durante el tiempo que duraran estas negociaciones, independientemente de su resultado, podría pactarse un alto el fuego, lo que frenaría temporalmente el avance del combate.
  • Continuidad de la guerra: si no se llegara a un acuerdo en las negociaciones, o si directamente estas no se produjeran, la continuación de la guerra podría suponer el fin del apoyo económico y militar de Estados Unidos a Ucrania. El país norteamericano ha sido, con diferencia, quien más ha invertido económica y materialmente en la defensa ucraniana, y podría buscar finalizar con este gasto extraordinario que recaería en el resto de países de la OTAN, todos europeos, a excepción de Canadá.

Las semanas siguientes podrían resultar claves para el futuro inmediato de la guerra de Ucrania. El acercamiento entre Estados Unidos y Rusia está cerca de ser una realidad y la figura de Donald Trump será, de una forma u otra, una de las más relevantes de la geopolítica de los próximos años.


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