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Por qué Níger, Burkina Faso y Malí salieron de la Organización de la Francofonía

Análisis

Cristina Mba Bacale
Cristina Mba Bacale
Politóloga graduada por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Relaciones Internacionales. Su experiencia profesional abarca la evaluación de riesgos políticos y económicos, así como la gestión de relaciones internacionales en entornos corporativos. Su interés principal es la geopolítica del continente africano.

Malí, Burkina Faso y Níger han oficializado su salida de la Organización Internacional de la Francofonía, marcando un quiebre definitivo con las estructuras heredadas del colonialismo francés. Esta decisión refleja un giro geopolítico en el Sahel, donde las nuevas autoridades militares buscan reafirmar su soberanía, fortalecer alianzas regionales y adoptar una postura antiimperialista. En este artículo, la alumna del Curso de Analista Internacional de LISA Institute, Cristina Mba Bacale explica que la ruptura no solo tiene implicaciones diplomáticas, sino también culturales y lingüísticas, planteando un nuevo escenario para la identidad y la cooperación internacional en África Occidental.

La reciente salida de Malí, Burkina Faso y Níger de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF) pone de manifiesto la política de ruptura iniciada por las autoridades de estos tres países del Sahel con Francia, sus instituciones y su pasado colonial. A través de un comunicado conjunto, los tres países miembros de la confederación Alianza de Estados del Sahel (AES) acusan a la Organización Internacional de la Francofonía de haberse convertido «en un instrumento político teledirigido» que aplica «sanciones selectivas» basadas en «consideraciones geopolíticas» y muestra «desprecio» por su soberanía.

Para comprender la situación actual de las relaciones entre estos actores, es necesario analizar históricamente el nacimiento de esta organización internacional.

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¿Qué es la OIF y cuál es su relación con los países de la Alianza de Estados del Sahel?

La Organización Internacional de la Francofonía tiene sus orígenes concretamente en Niamey, la capital de Níger, ya que fue bajo el gobierno del presidente nigerino Hamani Diori, uno de los padres de la francofonía institucional, donde se creó el 20 de marzo de 1970 la Agencia de Cooperación Cultural y Técnica, de la que la Organización Internacional de la Francofonía es heredera.

En su página web oficial, la institución indica que la francofonía está compuesta, en primer lugar, por mujeres y hombres que comparten una lengua común, el francés. Además de ser un mecanismo institucional dedicado a la promoción del francés y a la realización de la cooperación política, educativa, económica y cultural en los 93 Estados y gobiernos que conforman la institución alrededor del mundo.

Entre sus aspiraciones destacan: la promoción de la lengua francesa, la promoción de la paz, democracia y los derechos humanos, así como el desarrollo de la cooperación económica para el desarrollo sostenible entre otros. Al igual que Níger, Malí y Burkina Faso eran miembros fundadores de la organización, además de tener un papel activo dentro de ésta, participando en iniciativas de desarrollo educativo y cultural.

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El deterioro de las relaciones entre Francia y la Alianza de Estados del Sahel

La salida en bloque de estos tres países que conforman la Alianza de Estados del Sahel no es un hecho aislado, sino la culminación del deterioro en las relaciones diplomáticas entre los países de la AES y Francia. Previamente, los tres países del Sahel habían sido sancionados por la OIF tras el derrocamiento de los antiguos gobiernos y la posterior instauración de juntas militares en Malí, Burkina Faso y Níger, respectivamente. La organización, respaldada por Francia, les impuso sanciones diplomáticas, redujo la cooperación técnica y los excluyó de los principales foros.

Estas actuaciones fueron duramente criticadas por las juntas militares de estos países, que acusaron a Francia de ejercer una injerencia neocolonialista a través de instituciones internacionales como la OIF, en los asuntos internos de sus respectivos países. En sus comunicados oficiales, las juntas militares denunciaron lo que consideran una postura «neocolonial» y «parcial» de la organización. La decisión de abandonar la OIF está enmarcada en una serie de acciones contra el dominio francés en la región, como la declaración de persona non grata del embajador francés en Malí de 2022; la expulsión de las tropas francesas de Burkina Faso de 2023 o las manifestaciones anti-francesas en Níger. La percepción generalizada en las sociedades del Sahel es que Francia mantiene una actitud paternalista y busca preservar su influencia en los asuntos internos africanos.

Por su parte, Francia ha expresado su preocupación por esta ruptura, recordando la importancia de la francofonía como espacio de cooperación y diálogo cultural.

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Repercusiones diplomáticas y regionales

La salida en bloque de la OIF ha creado un debate en el ámbito internacional. Algunos gobiernos francófonos lamentan el debilitamiento del multilateralismo, otros observan con expectación el fortalecimiento de la nueva alianza regional de la Alianza de los Estados del Sahel (AES) compuesta por los mismos tres países, Malí, Burkina Faso y Níger. La alianza busca establecer alternativas africanas a las estructuras de poder dominadas por Occidente y sus socios. La AES se presenta como un nuevo paradigma en la política regional con un discurso abiertamente soberanista y antiimperialista, que propone mecanismos de cooperación militar, económica y diplomática propios, como alternativa a estructuras tradicionales como la CEDEAO o la misma OIF.

Asimismo, uno de los elementos más notables es la creciente cooperación con potencias no occidentales como Rusia, Turquía o China. Este hecho es una señal de la reorientación estratégica hacia nuevos socios internacionales que de momento no condicionan su ayuda a exigencias ni interfieren en los asuntos internos de los países africanos.

En cambio, Francia y la Organización Internacional de la Francofonía, han expresado su preocupación por la dirección política que están tomando Malí, Burkina Faso y Níger, especialmente en la gobernanza democrática, ya que en el corto plazo, la salida de estructuras multilaterales puede provocar un aislamiento institucional.

Los países de la Alianza de Estados del Sahel podrían perder acceso a redes de apoyo financiero, educativo y cultural proporcionadas por dichos organismos. Sin embargo, los gobiernos de estos países insisten en que esta es la oportunidad perfecta para construir mecanismos propios y fomentar una integración africana autónoma.

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Impacto cultural y lingüístico

La salida de la Organización Internacional de la Francofonía abre un debate sobre la identidad lingüística en estos países. Un ejemplo de ello, es la reciente adopción del hausa como lengua nacional en Níger, hecho que promueve la revalorización de una lengua ampliamente hablada en el país y fortalece la identidad cultural propia. Aunque el francés se mantiene como lengua oficial en los tres Estados, su uso real en la vida cotidiana es limitado. Su uso está mayoritariamente restringido a las élites urbanas y educativas.

Según el estudio La langue française dans le monde(2022) de la OIF en Malí sólo el 17% de la población es francófona. En Burkina Faso, el 24% de la población utiliza el francés con fluidez, especialmente en zonas urbanas, como la capital Uagadugú. Por último, en Níger, la tasa es aún más baja, con sólo un 13% de los habitantes que hablan francés.

En contraste, las lenguas locales tienen una gran presencia tanto en la vida diaria como en medios de comunicación; relaciones comunitarias y la cultura popular. Malí, Burkina Faso y Níger comparten varias lenguas como el bambara, mooré; hausa; songhai y el peul, entre otras. Estas lenguas representan la identidad cultural compartida de los países de la región.

La ruptura de Malí, Burkina Faso y Níger con la Francofonía institucional se da en un proceso más amplio de descolonización cultural y política. Este gesto refleja la transformación del  continente africano. La afirmación de soberanía, el rechazo al tutelaje externo, el fortalecimiento de alianzas regionales y la reconfiguración de las identidades nacionales.

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