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El kirchnerismo y el peronismo ante la condena judicial contra Cristina Fernández de Kirchner

Análisis

Roberto Mansilla Blanco
Roberto Mansilla Blanco
Analista de geopolítica y relaciones internacionales. Licenciado en Estudios Internacionales (Universidad Central de Venezuela, UCV), magister en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar, USB) Con experiencia profesional en medios de comunicación en Venezuela y Galicia. Entre 2003 y 2020 fue analista e investigador del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional, IGADI (www.igadi.org). Actualmente colaborador en think tanks (esglobal) y medios digitales en España y América Latina. Redactor Jefe en medio Foro A Peneira-Novas do Eixo Atlántico (Editorial Novas do Eixo Atlántico, S.L) Actualmente cursa el Máster de Analista de Inteligencia en LISA Institute.

En un 2025 electoral en Argentina, la condena a prisión e inhabilitación política contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner condiciona el mapa político del país sudamericano. Esta situación plantea dilemas para una izquierda peronista y «kirchnerista» que busca contrarrestar al presidente «libertario» Javier Milei. En este artículo, el alumni del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Roberto Mansilla Blanco, analiza el momento «post-kirchnerista» que atraviesa el peronismo argentino.

Con unas elecciones legislativas clave pautadas para el 26 de octubre, el escenario político argentino atraviesa un momento crucial y lleno de incertidumbre. La reciente condena judicial contra Cristina Fernández de Kirchner, con seis años de prisión e inhabilitación política perpetua, ha sacudido al kirchnerismo. Esta corriente peronista confiaba en su eventual regreso al poder. Ahora enfrenta dilemas internos y un futuro incierto dentro del panorama político argentino.

Este contexto coincide con el fortalecimiento de Javier Milei, tanto en su imagen pública como en su programa de gobierno. Desde su llegada a la Casa Rosada en diciembre de 2023, el presidente vive sus mejores momentos políticos y mediáticos.

A pesar del severo ajuste macroeconómico que ha impulsado protestas sociales, Milei ha logrado reducir la inflación. También ha recuperado la confianza de los inversores y acreedores internacionales en la economía argentina.

Esto le ha permitido a Milei consolidar sus niveles de popularidad que, según las últimas encuestas, rozan el 49% de aceptación ciudadana. Consciente de ser el protagonista principal de la política argentina, Milei también maneja sus cartas en este contexto de condena contra Cristina K, especialmente a la hora de fragmentar y polarizar las tendencias internas que se abren ahora al peronismo «kirchnerista» con la intención de reducir sus futuras opciones electorales.

Cristina K: ¿presa pero con poder? El kirchnerismo frente a su mayor crisis

La condena contra Cristina K repercutirá en los nombramientos de candidaturas y en las posibles alianzas políticas de cara a las legislativas de 2025. Esta elección, una especie de mid term, influirá en las presidenciales de 2027, especialmente a la hora de medir la gestión de Milei y las opciones opositoras.

La figura de los Kirchner ha dominado el peronismo desde 2003, cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia tras gobernar Santa Cruz desde 1991. La sucesión quedó en manos de su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, presidenta en dos períodos: 2007-2011 y 2011-2015. Así, el kirchnerismo se consolidó dentro del peronismo y la izquierda, con el Frente para la Victoria y movimientos juveniles como La Cámpora.

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Durante todo este tiempo, la figura clave ha sido Cristina K, que creó una nueva militancia identificada con su apellido. El contexto actual, con la ex presidenta sentenciada, abre una nueva etapa dentro del peronismo, tanto en el Frente para la Victoria como en el Partido Justicialista. Tras Perón, Cristina ha sido quien más años ha liderado el peronismo: dieciocho, entre 2007 y 2025. Sin embargo, evitó usar las siglas del PJ, apostando por su propio sello.

El PJ celebrará pronto elecciones internas para definir candidaturas. Aunque históricamente ha enfrentado crisis similares, hoy atraviesa un panorama complejo. La fragmentación ideológica, desde la izquierda hasta la derecha, dificulta una renovación clara del liderazgo.

En este contexto, el pasado 20 de febrero el Congreso aprobó el proyecto de Milei para suspender las elecciones PASO, que se realizaban desde 2011 antes de cada legislativa. Eliminadas las PASO, los partidos deberán organizar procesos internos por separado, sin primarias abiertas ni simultáneas.

Según el artículo 3 del Código Electoral Nacional, las personas condenadas con pena de prisión no pueden figurar en el padrón mientras dure su condena. Esto obliga a Cristina K a dejar la presidencia del PJ, que asumió en diciembre, y también del Frente para la Victoria. Además, no podrá votar al quedar excluida del padrón. Pese a ello, ha recibido el apoyo de la militancia kirchnerista y de dirigentes regionales como los de Santa Fe.

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Aun con sentencia firme, Cristina K mantiene un fuerte peso dentro del PJ y del FpV, lo que podría influir en la elección de nuevas candidaturas. Algunos medios comparan su situación con la de Carlos Menem, condenado por contrabando mientras aún tenía peso político. La gran duda es si esta condena provocará el ocaso del kirchnerismo, como ocurrió con el menemismo.

El Frente para la Victoria ha estado liderado también por su hijo, Máximo Kirchner, quien encabezó La Cámpora y es visto como posible heredero político. Sin embargo, no hay consenso en la militancia sobre esa sucesión. Aun así, todo apunta a que su figura gane protagonismo, actuando como correa de transmisión de la influencia de su madre.

Los últimos resultados electorales han reducido el poder territorial del peronismo a la provincia de Buenos Aires, que celebrará elecciones el 7 de septiembre. En ese escenario, suena con fuerza el nombre de Axel Kicillof, actual gobernador bonaerense, como posible sucesor de Cristina.

Un nombre clave: Axel Kicillof y las opciones del peronismo ‘post-kirchnerista

Desplazada Cristina K del foco político, la atención se centra en un nombre: Axel Kicillof (53 años), gobernador de la Provincia de Buenos Aires desde 2019. Kicillof ha sido una figura estratégica para el kirchnerismo. Ejerció como secretario de Política Económica entre 2011 y 2013, y luego fue ministro de Economía de 2013 a 2015. Posteriormente, ocupó un escaño como diputado nacional entre 2015 y 2019.

Fiel aliado de Cristina K y con amplia experiencia política, Kicillof concentra ahora el foco como su posible sucesor al frente del PJ y del kirchnerismo. Cuenta con un aval clave: logró arrebatar Buenos Aires a las fuerzas conservadoras lideradas por el ex presidente Mauricio Macri. Derrotar al macrismo, opositor férreo del kirchnerismo y de Cristina K, le otorga un peso central en esta nueva etapa para el peronismo post-kirchnerista.

Su reacción tras la sentencia judicial contra Cristina fue contundente. Kicillof la calificó como una «vendetta política» a la que, según él, «no tenemos miedo». Incluso llegó a acusar a Estados Unidos de estar detrás de una operación de intimidación contra la dirigencia peronista. Antes de la sentencia, ya había expresado su lealtad con una frase que se volvió viral: cuando le preguntaron hacia dónde debía ir el peronismo, respondió sin dudar: «lo que Cristina diga».

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Economista formado en la corriente keynesiana, Kicillof aspira a convertirse en referente del peronismo frente al modelo económico liberal-libertario de Javier Milei. Intendentes peronistas ya le han pedido que asuma ese rol. Su objetivo sería reconstruir los espacios de poder del peronismo con justicia social, gasto público expansivo y oposición frontal a las ideas de Milei.

En medio del desconcierto que genera la caída política de Cristina K, Kicillof emerge como la figura llamada a continuar su legado. También se posiciona para liderar el proceso de renovación del peronismo. Incluso ha declarado que, si llegara a la presidencia, decretaría un indulto para la ex presidenta.

Pero Kicillof no está solo. Vuelve a sonar otro nombre en el peronismo: Sergio Massa, ex ministro de Economía de Alberto Fernández y candidato presidencial en 2023. Massa se enfrentó a Milei en las últimas elecciones, representando al peronismo.

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Sin embargo, Massa ha manifestado en varias ocasiones fuertes discrepancias con Cristina K y con el propio Kicillof. Aun así, dada la incertidumbre actual en el peronismo, se espera de él un gesto de conciliación hacia la ex presidenta. Esa reconciliación podría ser clave para definir el futuro liderazgo.

Queda por ver si Massa optará por una alianza táctica con el kirchnerismo en este momento delicado. Podría presentar su candidatura o, en cambio, respaldar una de unidad. Esto abriría la puerta a fortalecer la figura de Kicillof de cara a las legislativas de 2025 y las presidenciales de 2027.


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