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Del oro al petróleo y a los criptoactivos: evolución económica y su dimensión geopolítica

Una explicación accesible, sin necesidad de conocimientos previos en economía, sobre la evolución del respaldo soberano del dólar estadounidense y su dimensión geopolítica. En este artículo, Diego Uriel, profesor del Curso de Experto en China y del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute lo explica con detalle.

La hegemonía americana no se puede dar por garantizada, y la situación actual de su deuda soberana amenaza esa proyección de poder. Es cierto que su poder global no se va a derrumbar de un día para otro, pero sí que puede erosionarse desde dentro, cuando la confianza en su sustento financiero empieza a resquebrajarse. Un riesgo al que los EE.UU. se enfrentan desde los últimos años, y que puede traer una crisis de dimensiones globales y catastróficas.

Pero el problema de la deuda es algo global. El coste que muchos gobiernos están pagando por endeudarse empieza a ser un gasto inasumible. Y, ¿por qué se endeudan los gobiernos? Por dos razones bastante categóricas que harían revolverse en la silla a un economista ortodoxo; Primera, porque suelen gastar más de lo que ingresan. Y segunda, porque pueden y, en muchos casos, deben de hacerlo.

La teoría económica en torno a la capacidad del gobierno americano de gastar más de lo que ingresa nos permite comprender dos cosas indispensables para cualquier analista internacional:

Por un lado, pone en contexto su hegemonía durante el siglo XX y nos permite entender la transformación de poder global actual. Y por otro lado, nos permite analizar la respuesta del bloque ruso y chino a la situación actual de sanciones tras la invasión de Ucrania y la guerra arancelaria, indispensable para cualquier tipo de prospectiva.

O en otras palabras, vamos a intentar entender cómo la capacidad de gasto de los gobiernos americanos es clave para poner en contexto las tensiones geopolíticas actuales. Pero una suerte de supercapacidad de endeudamiento que se ha sostenido durante décadas, precisamente, gracias a esa posición hegemónica global.

Para ello vamos a explorar algunos conceptos básicos en torno a las deudas de los gobiernos y cómo esto está relacionado con la inflación y las crisis de consumo. Pero lo vamos a hacer desde su base macroeconómica, porque sólo después podremos entender la dimensión histórica que ha tenido el dólar como moneda de reserva internacional, y así conectar esa evolución con las implicaciones geopolíticas de hoy en día entre grandes potencias.

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Está claro que la macroeconomía y la política monetaria son complejas. La buena noticia es que rara vez hay verdades absolutas, porque la aplicación práctica de la teoría económica depende de contextos culturales y políticos diversos. Por eso en este artículo vamos a buscar formas de entenderla que nos ayuden a tomar decisiones o incrementar esa participación ciudadana en el debate global aunque siempre haya lugar a páginas y páginas de excepciones y matizaciones. Ese es el objetivo de este artículo.

Así que empezamos con un símil bastante ilustrativo de una realidad que se nos presenta, muy a menudo, más compleja de lo que realmente es: lo primero que debemos saber es que los fenómenos que experimenta la deuda de un país se asemejan en gran medida a aquellos de la deuda de un individuo o una empresa. Unos gobiernos, que al igual que individuos y empresas, suelen recurrir a dos cosas para pagar sus deudas: flujos de caja y activos

«Flujos de caja» quiere decir el dinero que entra y sale regularmente de las cuentas del Estado: impuestos, gasto público, etc. En este contexto, «activos» son bienes o derechos que el Estado posee y puede vender o usar como garantía, como tierras, edificios, recursos, reservas de divisas, etc.

Por poner un ejemplo, un gobierno como el chino tiene una gran cantidad de activos en propiedad (tierras, edificios, materiales, las reservas en divisas que acumula su Banco Central con las exportaciones, etc.) que pueden hacer líquidos (vender) en el medio y largo plazo para financiar su deuda. También cuentan con importantes flujos de caja gracias no sólo a impuestos, sino a los beneficios que obtienen sus empresas estatales por el mundo.

Y cuando alguien, una familia, una empresa, o un gobierno, no pueden hacer frente al coste de su deuda, suelen recurrir a dos alternativas inmediatas para no entrar en lo que se conoce como «default» o impago de la deuda: las opciones son recortar gastos o aumentar ingresos.

Pero el caso de un posible «default» de deuda soberana que mayor dimensión geopolítica nos trae, es sin duda, el del comienzo de estas líneas. De hecho, resulta imposible analizar los movimientos internos y externos de Donald Trump y su ejecutivo si no los enmarcamos dentro del problema de deuda que acumulan. Y es que la legitimidad y el margen de maniobra del gobierno norteamericano se encuentran fuertemente condicionados por la sombra del riesgo que supondría un eventual impago del acumulado que debe el país o los intereses que se han prometido a sus acreedores.

Pero aquí está el giro: en ocasiones, los gobiernos de los países tienen una tercera opción para hacer frente al pago de su deuda. Una maniobra que, bajo las circunstancias correctas, permite a los gobiernos desarrollar estrategias con las que enfrentarse a esa deuda, y también un recurso del que las familias y empresas no disfrutan de igual manera: devaluar su moneda.

Y este es el primer concepto de teoría monetaria que conviene aprender; una moneda se devalúa cuando pierde valor relativo respecto a todo lo que esa moneda pueda servir como medio de pago. Y ¿qué significa «perder valor relativo»? Básicamente, que en el momento que se intercambia por un bien o servicio adquiere menos de ellos que antes. Es decir, que tras la devaluación, es necesario una cantidad de moneda mayor para adquirir la misma cantidad de ese bien o servicio. Esto equivale a decir que los precios suben, o que lo mismo cuesta más que antes. Lo que se conoce también como «inflación».

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¿Y por qué está esto relacionado con el pago de una deuda? Porque al mismo tiempo que los precios en un país aumentan, la deuda de aquellos que se han endeudado también se reduce. Pero cuidado, esto ocurre, siempre y cuando esos deudores de ese país hayan pedido dinero prestado en su propia moneda, y también cuando el coste de endeudarse (el interés que pagan por esa deuda) sea fijo y no esté sujeto a valores variables como el Euribor o la inflación.

Es decir, al devaluar ligeramente la moneda, la deuda de los consumidores, empresas, y organismos públicos, también se reduce a corto plazo, porque ahora el dinero que el deudor destina cada mes al pago de su deuda, «vale menos». Y ¿por qué vale menos? Dicho de forma básica: porque se ha puesto más moneda en circulación. Es decir, lo que coloquialmente se conoce como «imprimir dinero». Pero la mejor forma de verlo es, como siempre en economía, con números.

¿Qué relación hay entre imprimir dinero, inflación y pérdida de poder adquisitivo?

Pongamos el ejemplo de una isla desierta, sin acceso a la civilización, donde sólo hay 100 monedas de una divisa -llamémosla «coralín»-  100 cocos disponibles y dos consumidores. En esa economía, habrá 100 cocos para intercambiar por 100 coralines, es decir, el precio natural de un coco será de 1 coralín. Si cada consumidor tiene 50 coralines, entonces podrá comprar 50 cocos con ellos.

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Entonces, ¿qué pasa si se consiguen repartir 100 coralines más (50 a cada consumidor), pero la producción de cocos sigue siendo la misma? Pues que un consumidor que ha recibido 50 coralines más, querrá quedarse con más cocos, y ofrecerá más dinero por cada coco. El otro consumidor tendrá que igualar esa oferta para adquirir la misma cantidad de cocos que antes, así hasta que cada consumidor puede dar el máximo disponible por los cocos. El fenómeno es evidente: sus ahora 100 coralines compran los mismos 50 cocos. El precio ha cambiado de 1 a 2, ha aumentado. Esto es un ejemplo real y ultrasimplificado de lo que se conoce como «inflación».

En conclusión, el «gobierno» de esa isla, al introducir 100 coralines más, lo que está haciendo es devaluar el coralín. Está introduciendo moneda en la economía sin que la producción haya aumentado, lo que también se conoce como «monetizar».

Pongamos entonces el ejemplo de un consumidor determinado que recibe un salario X cada mes. Con esta lógica, tras la devaluación de la moneda en la que recibe ese salario, ese consumidor va a poder comprar un porcentaje menos de bienes y servicios que antes, pero su deuda, si es a tipo de interés fijo y en esa misma moneda (como ya hemos visto), va a seguir siendo la misma

¿Qué es el coste de oportunidad y por qué es clave en economía?

Entonces, ¿qué pasa si la deuda sigue siendo la misma, pero la moneda se ha devaluado y ha generado inflación en esa economía? Para entender esto, introducimos otro concepto de teoría económica llamado: coste de oportunidad.

El coste de oportunidad en el pago de un préstamo, es aquello que se deja de comprar para hacer frente al pago de esa deuda. Pero en este caso, como con el mismo salario X ahora se compra menos, el coste de oportunidad del pago de la deuda es también menor. O lo que es lo mismo: el coste relativo del pago de la deuda ha bajado.

A todo esto hay que añadir, que esa deuda también se reduce a largo plazo porque el salario y las rentas del consumidor aumentan gradualmente para ajustarse a ese aumento de precios general, mientras que la cuota fija de deuda que cada consumidor debe de pagar sigue siendo la misma. 

Por todo esto los países encuentran más aspectos positivos en una inflación controlada y razonable, porque esta misma lógica también puede aplicarse a su deuda soberana sin comprometer necesariamente su estabilidad económica.

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En todo esto, hay un pequeño «pero» que conviene estudiar un poco más en profundidad, y es que ese aumento de precios o inflación que trae el aumento de dinero en circulación, de por sí, no es algo malo, de hecho es algo positivo. Dicho de forma muy sencilla y simplificada, hay teorías que afirman que, las economías son deflacionarias por sí solas. Esto quiere decir que con el desarrollo tecnológico, los aumentos de productividad traen una mayor eficiencia en los procesos, por lo que los precios tienen tendencia natural a decrecer.

Esto que se conoce como «la tendencia deflacionaria estructural de las economías tecnológicas», y aunque puramente teórico, en realidad no es tan positivo como parece: porque la economía es también fenómeno social. Si los precios que encontramos en una economía suelen bajar, entonces los consumidores no están motivados a consumir, porque en el futuro bajarán todavía más los precios y podrán comprar más. Esto genera un descenso de consumo, y por tanto, una crisis económica.

Los países deben mantener niveles de aumento de precios «sanos», los cuales suelen situarse en torno al 1 y al 4% anual, lo que genera la ilusión de que el dinero es algo escaso, y por tanto, valioso. El consumidor está motivado a consumir, y la economía tiende hacia su equilibrio natural entre oferta y demanda: El punto donde lo que los consumidores quieren comprar coincide con lo que las empresas pueden ofrecer.

Por eso una vez que queda clara la motivación de los gobiernos endeudados por generar inflación, lo siguiente es entender que deben de usar ese mecanismo con cautela; esa devaluación no debe generar una inflación demasiado alta, ya que supondría una crisis de consumo interna. Esto es todavía más preocupante cuando el país es mayoritariamente importador, como le ocurre a EE.UU. En este caso, si hay mucha inflación (su moneda se devalúa), entonces se aprecia la moneda extranjera con respecto a ella, y sus importaciones se encarecen.

Pero como todo en economía no es blanco o negro, si las importaciones se encarecen porque se ha devaluado la moneda, ocurre lo contrario con sus exportaciones y se abaratan. Un fenómeno que, dentro de unos parámetros calculados, puede beneficiar también al país o al menos compensar parte del encarecimiento de las importaciones.

En conclusión, e independientemente de si devaluar moneda beneficia más o menos la economía de un país por los cambios positivos o negativos que eso genera en su comercio internacional, el principal dilema de los economistas americanos es el siguiente: ¿Cómo aumentar la cantidad total de dólares en circulación sin que eso genere un aumento de precios en los EE.UU.? La respuesta está en el equilibrio entre sostenibilidad fiscal interna y hegemonía monetaria externa.

El inicio de la confianza como base del sistema monetario

Así que para ver cómo lo han conseguido, veamos antes un poco de historia monetaria moderna.

Lo primero es saber que hay dos conceptos monetarios, normalmente opuestos: uno es el «oro», y el otro es el «dinero fiduciario». El oro, por sí sólo, tiene un valor intrínseco. El dinero fiduciario, en contra, no tiene valor intrínseco, «vale algo» porque confiamos en que el Estado que lo emite, lo respalda y lo hará cumplir. Es decir, su valor es mayoritariamente una opinión colectiva en movimiento.

El dólar americano que conocemos hoy en día no ha sido siempre el mismo. Hasta 1933, ese dólar era, simplemente, una justificación de depósito de oro. Estaba completamente respaldado por oro a una tasa de cambio fija de 20,67 dólares por onza, por lo que cualquier ciudadano estadounidense podía ir al banco y cambiar su oro por dólares, o viceversa. De hecho, la palabra «dólar» viene del alemán «taler», una moneda de plata elaborada siglos antes en Bohemia que circulaba por Europa.

Pero durante la Gran Depresión de 1929 a 1933, la mayor crisis económica del siglo XX en los EE.UU., los ciudadanos sacaron sus depósitos masivamente de los bancos en una vorágine de miedo y otras razones en torno a la confianza del consumidor. Menos depósitos en los bancos significa que estos pueden conceder menos préstamos, lo que puede llevar a un colapso de la inversión y el consumo

El que fue presidente americano a partir de 1933, Roosevelt, necesitaba rápidamente reactivar el consumo y la inversión poniendo rápidamente más dólares en circulación y a disposición de los bancos. ¿Cuál era el problema? Que esos dólares eran un certificado de depósito de oro, por lo que su ejecutivo tendría que aumentar las reservas de oro que lo respaldasen al mismo tiempo, y como es evidente, esto podría llevar décadas.

Así que en 1933 se tomaron una serie de decisiones que llevaron a la primera ruptura parcial entre el dólar y el oro -aunque durante la Primera Guerra Mundial se suspendió parcialmente-, las cuales consolidaron la idea de que la confianza en el Estado puede sustituir al respaldo metálico: se confisca el oro y prohíbe su convertibilidad privada (Executive Order 6102), y también se devalúa el valor del dólar por el oro. Es decir, se reconoce oficialmente que hacía falta más dinero para comprar la misma cantidad de oro. Pasa de valer 20,67 dólares por onza, a 35 dólares por onza.

A partir de entonces, el dólar ya era sólo convertible por oro para gobiernos extranjeros, lo cual mantuvo la credibilidad internacional de su moneda. En conclusión, el dólar se volvió fiduciario para los estadounidenses, pero siguió vinculado al oro para gobiernos y reservas internacionales, lo que ayudó a mantener la confianza global de EE.UU. mientras sus gobiernos ganaban flexibilidad interna. Pero esta situación no duraría mucho.

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¿Qué implicaciones tiene la resolución de la ONU sobre el Sáhara Occidental?

UTe explicamos las consecuencias diplomáticas, económicas y estratégicas de la resolución para Marruecos, el Frente Polisario, Argelia, Estados Unidos, Occidente y la comunidad internacional.

El Sáhara Occidental es el último territorio colonizado aún no resuelto en África. Sus raíces históricas se remontan a finales del siglo XV, cuando exploradores españoles ocuparon enclaves costeros del norte africano. Sin embargo, la configuración moderna del conflicto surge a principios del siglo XX. En 1900, Francia y España firmaron acuerdos que repartieron el territorio sahariano. Francia obtuvo el 85 por ciento y España únicamente el 15 por ciento. Durante el siglo XX, España convirtió esta región desértica en una colonia administrativa, denominada Sáhara Español o Sáhara Occidental. No obstante, la ONU recomendó la descolonización del territorio a partir de 1965.

Sin embargo, la tensión escaló cuando en 1973 se creó el Frente Polisario (Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro). Este movimiento nacionalista inició la lucha armada por la independencia del pueblo saharaui. En respuesta, en octubre de 1975, el Rey Hasan II de Marruecos organizó la denominada «Marcha Verde», una movilización de 350.000 ciudadanos marroquíes hacia el territorio saharaui.

Ubicación del Sáhara Occidental / TINAS

Tras la salida española el 26 de febrero de 1976, Marruecos asumió el control territorial, aunque el Frente Polisario no abandonó su lucha. En 1991, una tregua negociada por la ONU estableció el alto el fuego y la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum en el Territorio (MINURSO). Estas medidas se amparaban en la promesa futura de organizar un referéndum para determinar la autodeterminación del pueblo saharaui.

No obstante, ese referéndum nunca se celebró. Décadas después, el conflicto permanece estancado en una negociación sin avances, congelado diplomáticamente pero nunca resuelto, con aproximadamente decenas de miles de refugiados saharauis en campamentos en el sur de Argelia.

La resolución del 31 de octubre de 2025

El 31 de octubre de 2025, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 2797, que marca un punto de inflexión en la posición internacional sobre el Sáhara Occidental. La votación consiguió 11 votos a favor, ninguno en contra, tres abstenciones (Rusia, China y Pakistán) y la ausencia de Argelia. Este resultado obtuvo el respaldo principal de Estados Unidos, con el apoyo explícito de Francia, Reino Unido y otros aliados occidentales.

El elemento más significativo de la resolución reside en su reconocimiento explícito de que «una autonomía genuina bajo soberanía marroquí podría constituir la solución más factible» para el conflicto. Esta definición representa la primera ocasión en la que un mandato del Consejo de Seguridad respalda expresamente el resultado preferido por Marruecos como base principal de negociación. El texto afirma además que el plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007 constituye «una base seria, creíble y realista para resolver el conflicto».

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La resolución, pese a eso, tiene tres componentes operacionales fundamentales. En primer lugar, renueva la misión de MINURSO por un año adicional hasta el 31 de octubre de 2026. En segundo lugar, insta a las partes a mantener negociaciones «sin condiciones previas» tomando como base la propuesta de autonomía marroquí. Y por último, establece una revisión de la misión en un plazo de seis meses en función de los progresos realizados en las negociaciones.

No obstante, la resolución conserva una ambigüedad deliberada. Esto se debe porque reconoce simultáneamente «la libre determinación del pueblo saharaui», aunque subordina este principio a la negociación basada en el plan de autonomía marroquí. De hecho, el plan de autonomía especifica competencias limitadas para la región saharaui. Por ejemplo, la gestión de la policía local, los presupuestos regionales, las políticas económicas, la educación, la salud y la cultura. Mientras, Marruecos mantendría la defensa nacional, relaciones exteriores, justicia y símbolos nacionales.

Implicaciones para el Sáhara Occidental

La resolución incluye consecuencias fundamentales para la población saharaui. Durante cincuenta años, la narrativa oficial de la ONU había situado la autodeterminación del pueblo saharaui como el eje central de cualquier solución política. La nueva resolución desplaza significativamente esta visión, transformando la autonomía bajo soberanía marroquí en la base explícita de la negociación.

Para la población saharaui, esta resolución elimina efectivamente la perspectiva de un referéndum de autodeterminación auténtico. Sin embargo, esa era la promesa original realizada por Naciones Unidas en 1991. Este cambio diplomático significa que la independencia ya no es una opción contemplada en el marco de negociación internacional. En vez de eso, la única ruta disponible pasa ahora por negociar niveles de autonomía dentro del Estado marroquí.

Adicionalmente, la resolución genera incertidumbre respecto a los derechos de las decenas de miles de refugiados saharauis alojados en campamentos en Tinduf, Argelia. Los campos de refugiados, que existen desde 1976, podrían enfrentar presiones para su repatriación o cierre si la situación política se estabiliza bajo los términos propuestos por Marruecos.

La resolución también impacta en la cuestión de los recursos naturales del Sáhara Occidental. El territorio posee reservas estimadas en 3.000 millones de toneladas de fosfatos. De ellas, Marruecos explota actualmente alrededor del 2 por ciento mediante su empresa Phosboucraa. La explotación de estos recursos ha generado críticas, puesto que podría constituir un expolio de recursos de un territorio no autónomo. Marruecos obtiene ingresos millonarios de estas exportaciones. La resolución consolida indirectamente la posición de Rabat respecto a estos recursos, al establecer el plan de autonomía marroquí como la base de negociación.

Implicaciones para Marruecos

Para Marruecos, la resolución representa una victoria diplomática sin precedentes en el sistema de Naciones Unidas. Durante más de cuarenta años, Rabat ha pugnado por obtener reconocimiento internacional de su reivindicación sobre el Sáhara Occidental. La votación favorable actual del Consejo de Seguridad transforma significativamente su posición negociadora.

El Rey Mohamed VI caracterizó la resolución como «un cambio histórico» y marcó la fecha del 31 de octubre de 2025 como un «antes y después» en la historia marroquí moderna. Por primera vez, el máximo órgano de seguridad internacional ha reconocido explícitamente que el plan marroquí constituye una «base seria, creíble y realista».

Sin embargo, la victoria marroquí posee limitaciones importantes. Aunque la resolución respalda el plan de autonomía como base de negociación, no reconoce formalmente la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. La ambigüedad deliberada permite a la resolución mantener su apoyo internacional al preservar la referencia a la «libre determinación» del pueblo saharaui. Esto significa que, técnicamente, el territorio sigue siendo clasificado como no autónomo pendiente de descolonización en el derecho internacional.

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En términos económicos, la resolución consolida el control marroquí sobre los recursos naturales, particularmente los fosfatos, que representan el 20 por ciento de las exportaciones de Marruecos y contribuyen aproximadamente al 5 por ciento de su PIB. Marruecos ha invertido e invertirá miles de millones de euros en infraestructura en el Sáhara Occidental. Por eso, el respaldo de la resolución facilita potencialmente futuras inversiones extranjeras en estas iniciativas económicas.

No obstante, Marruecos enfrenta el desafío de convertir esta legitimación diplomática en una solución política efectiva. El Rey Mohamed VI tendió formalmente la mano a Argelia, indicando su disposición a negociar bilateralmente, pero el Frente Polisario rechazó participar en negociaciones basadas en el plan de autonomía.

Implicaciones para el Frente Polisario

El Frente Polisario rechazo categóricamente y sin ambigüedades la resolución. La organización saharaui declaró que no participará en ningún proceso político basado en propuestas que busquen «legitimar la ocupación ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos».

Esta posición se sustenta en el argumento de que la resolución constituye una renuncia de Naciones Unidas a su compromiso histórico de garantizar la autodeterminación del pueblo saharaui. Desde su perspectiva, la resolución transforma el derecho a la autodeterminación (un principio irrenunciable en el derecho internacional) en una negociación sobre el grado de autonomía dentro de un Estado ocupante.

El Frente explicó además que presentó una nueva propuesta de negociación ante el Secretario General de la ONU apenas una semana antes de la resolución, demostrando su disposición para el diálogo, pero exclusivamente dentro de un marco que respete la autodeterminación plena del pueblo saharaui.

La consecuencia práctica es que la resolución no abre un camino claro hacia negociaciones políticas, sino que probablemente profundice la parálisis. El Frente Polisario, que hasta 2020 había mantenido un alto el fuego desde 1991, rompió este compromiso en noviembre de ese año tras una incursión militar marroquí en la franja desmilitarizada de Guerguerat. Aunque la resolución de 2025 busca reiniciar negociaciones, el Frente permanece fuera de este marco, rechazando participar en lo que considera una legitimación de la ocupación.

Implicaciones para Argelia

La actuación de Argelia en la votación muestra una estrategia diplomática calibrada y ambigua. El país norteafricano se abstuvo de participar en la votación, aunque típicamente habría estado al lado del Frente Polisario (cuya causa respalda históricamente) o habría votado en contra de la resolución.

Sin embargo, esta abstención estratégica se interpreta de múltiples formas. La ausencia deliberada de Argelia evitó que Marruecos la utilizara como antagonista directo, mientras permitió que Argelia mantuviese su posición como mediadora y garante del proceso de paz. Al no votar ni hablar públicamente contra la resolución, Argelia se posiciona como una potencia disponible para futuras negociaciones, sin percibirse como obstáculo.

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No obstante, Argelia enfrenta dilemas importantes. Históricamente ha respaldado al Frente Polisario y alberga los campamentos de refugiados saharauis. Por eso, esta posición de solidaridad tiene límites económicos y políticos. Asimismo, las relaciones diplomáticas entre Marruecos y Argelia se encuentran rotas desde 2021, lo que limita la capacidad argelina para ejercer influencia directa sobre Rabat. Además, la región del Sahel y Magreb experimenta un aumento de presiones geopolíticas por la competencia entre potencias mundiales, lo que condiciona la capacidad de decisión argelina.

Para Argelia, la resolución representa un cambio en el equilibrio regional desfavorable a su posición histórica, pero la estrategia de abstención conserva márgenes de maniobra para futuras negociaciones. Esta jugada, pese a eso, permite que Argelia se posicione como mediadora potencial, preservando su capacidad de influencia.

Implicaciones para Estados Unidos

Su actuación en la resolución constituye un elemento decisivo y refleja unas reorientaciones estratégicas más amplias en su política exterior bajo la Administración Trump. Estados Unidos no solamente promocionó la resolución, sino que ejerció un liderazgo activo en su construcción diplomática y aprobación.

Esta posición estadounidense se alinea con varios reconocimientos previos. En 2020, la Administración Trump reconoció formalmente la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, en un intercambio que incluyó la normalización de relaciones entre Marruecos e Israel. La resolución de 2025 representa una profundización de este compromiso.

Desde la perspectiva estratégica de Estados Unidos, el respaldo a Marruecos persigue múltiples objetivos. Entre ellos, fortalecer un aliado regional en el norte de África, consolidar la posición occidental en el Sahel frente a la expansión rusa e china, y asegurar la estabilidad en un espacio geográfico crucial para los intereses energéticos y de seguridad estadounidenses.

El embajador estadounidense ante la ONU, Mike Waltz, declaró que Estados Unidos acoge con satisfacción la votación como una oportunidad para lograr «una paz en el Sáhara Occidental que debería haberse alcanzado hace mucho tiempo». Esta afirmación refleja el deseo estadounidense de resolver una cuestión que percibe como un obstáculo para la estabilidad regional y el desarrollo económico.

Rusia y China: abstención estratégica

Ambas potencias optaron por abstenerse en la votación, decisión que refleja sus posiciones críticas pero prudentes respecto a la resolución.Rusia calificó explícitamente el texto como «desequilibrado» en sus declaraciones posteriores a la votación. Moscú argumentó que Estados Unidos utilizó el Consejo de Seguridad para «impulsar su posición nacional», desviándose de la práctica establecida de buscar consenso. Además, expresó que el texto «no descongelará el conflicto que lleva varias décadas latente», expresando que las negociaciones sin la participación del Frente Polisario carecerán de efectividad.

La abstención rusa, aunque permitió la aprobación de la resolución, señala la ausencia de respaldo genuino a la iniciativa estadounidense. De hecho, Rusia se habría abstenido porque un veto podría haber significado una confrontación directa con Washington. Sin embargo, la abstención podría comunicar que Moscú no apoya la estrategia estadounidense.

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China ofreció críticas similares aunque expresadas con mayor diplomacia. Pekín indicó que «durante las consultas, varios miembros del Consejo, incluyendo China, aportaron contribuciones constructivas esperando un texto más equilibrado y justo». China argumentó que «la resolución no logró equilibrar adecuadamente las preocupaciones de todas las partes».

Ambos también recordaron que el pueblo del Sáhara Occidental debe ejercer su derecho a la libre determinación de conformidad con la Carta de Naciones Unidas. Esta insistencia refleja que, aunque Rusia y China no bloquearon la resolución mediante su poder de veto, tampoco están dispuestas a respaldar un sistema donde superpotencias imponen soluciones sin consenso genuino de los pueblos afectados.

Implicaciones geopolíticas regionales

La resolución se sitúa en un momento de tensión militar latente que persiste desde 2020. El Frente Polisario rompió el alto el fuego con Marruecos en noviembre de 2020 tras una incursión militar marroquí en la franja desmilitarizada de Guerguerat, donde civiles saharauis protestaban pacíficamente. Marruecos, en ese momento, abrió una brecha ilegal a través de la franja de amortiguación violando los acuerdos militares vigentes.

Desde entonces, el conflicto ha permanecido en un estado de «no paz, no guerra». Es decir, no hay combates abiertos pero tampoco existe una negociación efectiva. La resolución de 2025, al cerrar prácticamente la puerta a la autodeterminación independiente, podría incrementar las probabilidades de escalada militar o de confrontación armada en zonas fronterizas como Guerguerat.

El Frente Polisario posee capacidades militares, aunque limitadas. Marruecos, por su parte, ha invertido significativamente en defensa y posee una de las fuerzas militares más desarrolladas del norte de África. Una escalada armada tendría consecuencias desestabilizadores para la región, particularmente en contextos donde otros conflictos regionales (Sahel, Líbano, Yemen) mantienen la zona bajo presión geopolítica.

En términos más amplios, la resolución refleja una reconfiguración del tablero geopolítico africano, donde potencias occidentales, particularmente Estados Unidos, buscan consolidar alianzas en el norte de África frente a la expansión rusa y china. Marruecos emerge como un actor clave en esta estrategia occidental, lo que explica el apoyo firme de Washington, París y Londres a su posición.

Un punto de inflexión sin resolución definitiva

Pese a que la Resolución 2797 del Consejo de Seguridad marca un cambio histórico en la posición internacional sobre el Sáhara Occidental, esta no constituye un fin definitivo del conflicto. Esta decisión consolida diplomáticamente la posición de Marruecos, reconociendo explícitamente su plan de autonomía como base viable de negociación. Sin embargo, representa un retroceso para las esperanzas saharauis de autodeterminación independiente.

Para Marruecos, la resolución ofrece una legitimidad internacional sin restricciones efectivas a su control territorial o sus actividades económicas en el Sáhara Occidental. Respecto al Frente Polisario y el pueblo saharaui, supone una pérdida del derecho a la autodeterminación plena. Para Estados Unidos, consolida su estrategia de fortalecimiento de alianzas en el norte de África. En cuanto a Rusia y China, manifiesta una preocupación respecto a cómo potencias occidentales podrían ganar peso en el norte de África.

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Lo más significativo es que la resolución no abre un camino claro hacia negociaciones efectivas. El Frente Polisario rechaza participar en un marco construido sobre la negación de su derecho fundamental. Argelia permanece diplomáticamente ambigua. Por su parte, Marruecos ha obtenido el apoyo internacional, pero sigue sin convertir este apoyo en un acuerdo político vinculante con la parte saharaui.

El conflicto del Sáhara Occidental ha entrado, por tanto, en una nueva fase caracterizada por una ambigüedad diplomática y potencial volatilidad militar. La comunidad internacional ha elegido validar una solución que una de las partes rechaza categóricamente. Esto plantea que la cuestión saharaui permanecerá como una herida abierta en la geopolítica africana durante los próximos años.

Entrevista a Daniel Villegas, fundador de LISA Institute, en la revista de ADSI

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La Asociación de Directivos de Seguridad Integral (ADSI) ha entrevistado a Daniel Villegas, Fundador y Director General de LISA Institute. En esta conversación, se abordan los orígenes del proyecto, su evolución y los principales retos de la formación en inteligencia y seguridad. A continuación, recogemos la entrevista íntegra, que también puede resultar de interés para los lectores de LISA News, con enlaces y referencias útiles a lo largo del texto.

¿En qué campos de la seguridad se centra tu día a día y que función desempeñas?

Mi labor en LISA Institute consiste en liderar un equipo de más de 40 profesionales y 230 docentes (policías, militares y directores de seguridad en activo) con un objetivo común: fortalecer la inteligencia y resiliencia de personas, empresas e instituciones. Lo hacemos a través de más de un centenar de programas formativos y proyectos de consultoría en seguridad, defensa, ciberseguridad, inteligencia, gestión de crisis o prospectiva.

Nuestra misión es acompañar a quienes protegen, preparan y dirigen, dotándolos de las competencias necesarias para anticiparse a cualquier riesgo, amenaza u oportunidad.

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Nuestro gran desafío es mantener la capacidad de formar con éxito a miles de profesionales cada año en más de 80 países, adaptándonos a realidades culturales y organizativas muy distintas. Diseñamos formación personalizada para organismos internacionales, empresas globales y administraciones locales, con el mismo rigor y enfoque aplicado.

Nuestro reto constante es traducir la complejidad del mundo actual en conocimiento accesible, útil y transformador para quienes garantizan la seguridad colectiva.

¿Cuál es tu formación académica?

Soy licenciado en Criminología (UIC), Graduado en Prevención y Seguridad Integral y posgrado superior en Gestión y Derecho de la Seguridad (EPSI), Máster en Mundo Árabe e Islámico (UB), Máster oficial en Terrorismo (UNIR), Máster en Análisis de Inteligencia (UAB), Máster en Cybersecurity Management (UPC), CISA y CSX (ISACA).

¿Cómo accediste al mundo de la Seguridad y en que empresas/responsabilidades has ido avanzando desde entonces?

Tras mi formación en la EPSI, accedí a hacer prácticas en Metro de Barcelona, lo cual me permitió postularme al puesto de Coordinador de Seguridad y Protección Civil en el Departamento de Seguridad de Metro. Posteriormente, me promocionaron a Responsable de Análisis y Procesos de Seguridad en la Unidad de Seguridad y Protección Civil, donde puedo decir que crecí personal y profesionalmente gracias a mis responsables, compañeros y colaboradores directos.

Tras ejercer la docencia en múltiples universidades, en 2017, tras 8 años trabajando en la empresa pública, evidencié que el sector policial, militar, diplomático, seguridad privada, entre otros, estaban huérfanos de una institución académica que abordase desde una perspectiva profesional aplicada aquellos conocimientos y habilidades que necesitaban a nivel profesional.

Esos profesionales en activo necesitaban cursos de todos los niveles, desde nivel introductorio a nivel avanzado o experto, hasta llegar a Máster universitario en temáticas tan dispares (y a la vez tan relacionadas) como la Seguridad y la Defensa, Análisis de Inteligencia, Prevención del Terrorismo y la Radicalización, Ciberseguridad, Geopolítica, Criminología, Estrategia y Prospectiva, así como la Gestión de Crisis de todo tipo.

Obviamente existían ciertas instituciones que ofrecían algunos grados y másteres que de forma específica y sectorial satisfacían parte de sus necesidades, pero en unas modalidades, formatos y duraciones que no se adaptaban a las condiciones y salidas profesionales actuales (y futuras), conformados por una abundante presencia de docentes con un perfil más academicista y no tanto por profesionales del sector.

Así que decidí fundar LISA Institute con total vocación de servicio público para socializar el conocimiento y habilidades que tanto necesita el sector, ofreciéndoles aprendizaje en múltiples modalidades, formatos y, sobre todo, contando con docentes que son profesionales en activo en la materia que imparten.

Desde LISA Institute, hemos tenido el honor de formar a más de 16.800 alumnos y realizar proyectos de asesoría, consultoría y formación a medida para empresas e instituciones públicas en más de 80 países, además de para organismos internacionales como la Unión Europea, Naciones Unidas, OTAN, entre otros.

¿Cómo crees que ha evolucionado la Seguridad desde tus inicios hasta ahora?

La seguridad ha pasado de ser un campo reactivo y fragmentado a convertirse en un sistema integral basado en prevención, inteligencia y tecnología. Hoy el foco está en anticipar riesgos y construir resiliencia, tanto en personas como en infraestructuras y procesos. Sin embargo, aún queda camino por recorrer para que la seguridad se perciba como una inversión estratégica y no solo como un gasto operativo.

¿Cómo ves la profesión de director de seguridad en el medio/largo plazo, qué cambiarías de la misma y como crees que evolucionará?

Los Directores de Seguridad de cualquier organización tienen una gran oportunidad por delante para, ya no solo consolidar su existencia en algunas organizaciones con baja Cultura de Seguridad, sino incluso para amplificar el valor que aportan a la organización a la que pertenecen o sirven.

Por su experiencia, formación y perfil, los Directores de Seguridad están mucho mejor posicionados que otros roles o departamentos para ofrecer a sus organizaciones servicios de: Análisis de Inteligencia (como sinónimo de conocimiento y anticipación para la toma de decisiones), consultorías de autoprotección digital o ciberseguridad, soporte al cumplimiento normativo, planes de prevención y gestión de crisis, continuidad de negocio o resiliencia, planes para una mejor comprensión del panorama internacional y de cómo puede afectar o beneficiar a su compañía, investigaciones profundas de personas, empresas o de mercado, realización de due dilligence avanzadas antes de contrataciones, negociaciones o licitaciones, entre otros. 

Estos servicios, que pueden ser internos o externos a la organización, con una creciente demanda, están siendo copados generalmente por otros roles ajenos a la seguridad. Por tanto, considero que es una gran oportunidad para que el sector se especialice y consiga abarcar (a través de la formación y los méritos) otros servicios directa o tangencialmente relacionados con nuestra actividad, con tal de consolidar nuestra posición, rol y contribución a nuestras empresas e instituciones.

¿Exigirías Departamento de Seguridad a las empresas en función del nº de empleados, nº de centros de trabajo, nº de ocupantes, de sus riesgos específicos, etc., o consideras que debe ser de libre creación en todo caso?

Soy un fiel defensor de que cada empresa se organice como considere mejor para su actividad y clientes. Normalmente, la realidad hace entender a la Dirección que necesitan para la continuidad y supervivencia de su empresa, la figura de un Director de Seguridad y de un Departamento de Seguridad, ya sea interno o externo, total o parcialmente.

Los delitos y ciberdelitos, los incidentes o crisis, harán entender a la fuerza que se necesitan profesionales para proteger eficazmente sus activos, tangibles e intangibles, cumplir estrictamente con la legislación vigente, colaborar con la policía y la justicia cuando se requiera, así como dar confianza a sus clientes de que sus datos y servicio están a salvo. 

Sin embargo, en lo que se refiere a instituciones públicas, infraestructuras críticas y empresas de interés estratégico para la Seguridad Nacional, considero que sí que es obligatorio que dispongan de los medios adecuados para proteger el servicio esencial que ofrecen a la ciudadanía o el papel que desempeñan para el interés general.

Todas las empresas e instituciones que entren en dichas categorías, deberían disponer de Directores de Seguridad al frente de Departamentos de Seguridad bien dimensionados, con autoridad y presencia en los Comités de Dirección, al mismo nivel que otros altos directivos de la organización, para poder ejercer correctamente y de forma oportuna su función y responsabilidad. 

Dicha responsabilidad es, por tanto, a nivel interno con su organización y a nivel externo con el interés general y las instituciones, teniendo lo que podríamos reconocer como una doble dependencia, una orgánica, y otra más de carácter funcional o legal, que solo deberían poder ejercer los Directores de Seguridad.

¿Te parece correcto disponer de dos vías formativas tan diferenciadas para obtener la habilitación como Director de Seguridad (curso de habilitación TIP de un año, o grado universitario de 4 años) y que cambiarías?

La formación es clave para la transformación del sector a mejor, recibiendo la autoridad tanto legal como implícita que el rol de Director de Seguridad necesita para llevar a cabo sus funciones. 

Las responsabilidades y funciones de un Director de Seguridad requieren mucha más formación de la que tradicionalmente se ha exigido en disciplinas que requieren muchas horas lectivas y práctica para poder ser adquiridas, interiorizadas y aplicadas posteriormente a nivel profesional. Por tanto, considero que la disparidad de vías para obtener la TIP, pueden redundar en una menor percepción de valor por parte de la ciudadanía y las organizaciones, que se extiende y generaliza a todo el sector.

Por tanto, considero que, al igual que ocurre con otras profesiones reguladas por ley, cuanta mayor formación, especialización y experiencia se exija a los Directores de Seguridad, aunque se reduzca la cantidad de personas con TIP, más se valorará a los profesionales que la obtengan y mantengan en el tiempo

A su vez, a mayor nivel tengan los habilitados con una TIP de Director de Seguridad, más y mejor influencia se realizará en los órganos de decisión de instituciones públicas y empresas para empoderar la figura y todo lo que ello implica.

Por último, al igual que ocurre con certificados en materia de ciberseguirdad, considero a su vez fundamental que la TIP solo se mantenga a aquellas personas que acrediten experiencia ejerciendo el rol y/o formación permanente y especializada en el sector, para acreditar que mantienen las capacidades necesarias para seguir ejerciendo la profesión de una forma óptima.

¿En la formación para ejercer como director de Seguridad, que materias o aspectos deberían potenciarse, que no se traten en profundidad ahora?

Es esencial fortalecer las competencias en inteligencia aplicada, ciberseguridad, liderazgo de equipos y gestión de crisis. También deberían potenciarse áreas transversales como la comunicación estratégica, el cumplimiento normativo y la gestión económica y contractual. Un Director de Seguridad moderno necesita combinar conocimiento técnico con visión empresarial y capacidad de influencia.

¿Ventajas de integrarse en una asociación de profesionales de  la seguridad?

Existen muchas ventajas, pero las más destacada sería el poder estrechar lazos para poder potenciar todo aquello que nos une, que es mucho, haciendo fuerza para mejorar, ya no solo el sector y la profesión, sino sobre todo la seguridad de las empresas, instituciones y países a los que formamos parte.

¿Qué te ha llevado a afiliarte a ADSI en concreto?

El compromiso auténtico de sus dirigentes y su capacidad de dinamizar el sector. ADSI ha conseguido unir a los directores de seguridad bajo un espíritu colaborativo y profesionalizador, promoviendo el intercambio de experiencias y el fortalecimiento del colectivo. Formar parte de esta asociación es contribuir al futuro de la seguridad integral en España.

¿Qué debe mejorar ADSI en relación con la prestación a sus asociados?

Aunque ya se realizan grandes esfuerzos y con muy buenos resultados en la organización de actividades, lo que más valoro personalmente es que hubiese una mayor frecuencia y variedad de visitas a empresas e instituciones, así como una mayor organización de jornadas y congresos, tanto en Barcelona como en Madrid.

¿Cómo podría incrementarse la colaboración entre directores de seguridad de ámbitos/sectores/empresas diferentes de nuestro país?

Considero que hay una asignatura pendiente que es la creación de una comunidad que trascienda a las relaciones puntuales y personales existentes

La tecnología actual facilita que se pudiera crear una red interna de socios de ADSI, empresas e instituciones colaboradoras donde cada miembro pueda compartir su CV, intereses y objetivos, y/o los de su organización para facilitar el encuentro de sinergias. 

Los jóvenes para encontrar trabajo, los seniors para encontrar talento. Los que ofrecen servicios para conocer a potenciales clientes, los que contratan servicios para conocer mejor a potenciales proveedores o partners. El sector público, para conocer de forma más estrecha a los roles relevantes del sector privado y viceversa. Las instituciones académicas para dar a conocer su oferta formativa beneficiando así a los que quieren aprender, especializarse o mantenerse actualizados.

En definitiva, tender puentes entre los socios solo puede redundar en una comunidad más fuerte, unida y donde cada uno pueda aportar y obtener más valor. Nos une mucho, solo falta un ecosistema que propicie que de forma orgánica surjan las sinergias. El reto: evitar la mercantilización de la Comunidad y la presencia de SPAM, lo cual requiere (como en cualquier otra comunidad) el establecimiento de normas y la moderación proactiva por parte de los organizadores.

En un mundo cada vez más globalizado y por tu experiencia, ¿destacarías algún país en la gestión de la seguridad y cómo mejorarías el intercambio de experiencias y conocimiento entre países?

Desde LISA Institute hemos realizado formación en los cinco continentes y hemos encontrado buenas y malas prácticas en todos los países. Sería simplificar en exceso destacar un solo país, ya que depende mucho del sector y de la industria, del tamaño de las organizaciones y su cultura de seguridad, de la legislación sectorial vigente, así como de la evolución de cada actor de seguridad pública y privada en el tiempo.

Aún así, creo que el intercambio de experiencias y conocimiento entre países, pasa por fundar una asociación o federación de asociaciones de múltiples países que lleguen a acuerdos para organizar actividades conjuntas. 

En dichas actividades, por sectores o temáticas, se podrían intercambiar de forma permanente (online) o anual (presencial) dichas experiencias, para que cada uno pueda exponer/recabar aquellas mejores experiencias y casos de éxito que considere útiles en su ecosistema propio.

¿Un hobby?

Disfruto de la lectura y los viajes con mi familia, que me permiten desconectar y observar el mundo desde otras perspectivas, culturas y geografías. También escucho continuamente podcast de temáticas de todo tipo, que me ayudan a mantenerme conectado con otras áreas del conocimiento y sectores.

¿Un libro?

«Pensar rápido, pensar despacio» de Daniel Kahneman (Premio Nobel de Economía), donde explica los sesgos cognitivos que influyen en la toma de decisiones humanas. En seguridad, inteligencia y ciberseguridad, comprender cómo pensamos y por qué erramos es esencial para mejorar el análisis y la anticipación.

La intuición puede ser útil, pero el pensamiento crítico y analítico es indispensable en contextos complejos. Este libro ayuda a mejorar la calidad de los análisis y decisiones bajo presión, evitando errores de percepción o sobreconfianza.

¿Una canción?

«Hall of Fame» de The Script ft. will.i.am. Es una canción que inspira a superarse, dejar huella y perseguir la excelencia, valores que identifican tanto a los profesionales de la seguridad como a los líderes que buscan proteger y transformar su entorno. Su mensaje de propósito y perseverancia conecta con la esencia del liderazgo en este ámbito.

¿Un lugar para desconectar?

Cualquier lugar recóndito y alejado de la civilización.

¿Un momento de la historia que te hubiera gustado vivir personalmente?

El periodo de la caída del Muro de Berlín, por lo que representó en términos de libertad, cambio geopolítico y esperanza colectiva. Fue un punto de inflexión que demostró que incluso los sistemas más rígidos pueden transformarse cuando la sociedad se une por un propósito.

LISA Institute también organiza eventos clave en el ámbito de la inteligencia, la ciberseguridad y la criminología aplicada. Este congreso es un ejemplo del compromiso con la formación de calidad y la creación de espacios de encuentro entre profesionale

➡️ Para conocer en detalle el desarrollo del Congreso LISA 2025, hemos publicado una serie de artículos que resumen las distintas mesas redondas y la entrega de premios.

La intermitente influencia de Israel en el Sahel: diplomacia de desarrollo y cooperación

Israel ha emergido como un actor clave en la compleja dinámica del Sahel africano, donde seguridad, diplomacia y desarrollo se entrelazan. A través de cooperación militar, transferencia tecnológica y proyectos agrícolas y sanitarios, el país busca consolidar su presencia en una región marcada por la inestabilidad y la competencia geopolítica. En este artículo, Artiom Vnebraci Popa analiza cómo Tel Aviv combina poder blando y capacidades estratégicas para fortalecer su influencia, equilibrando intereses pragmáticos con los desafíos políticos y sociales locales.

La región del Sahel africano ha emergido en las últimas décadas como un escenario estratégico de creciente importancia para múltiples actores internacionales. Entre ellos, Israel ha desarrollado una presencia significativa (aunque relativamente discreta), caracterizada por una estrategia multidimensional que combina cooperación en seguridad, transferencia tecnológica, inversiones económicas y diplomacia bilateral. 

La presencia israelí en el Sahel no constituye un fenómeno reciente, aunque sí ha experimentado una intensificación notable desde principios del siglo XXI. Históricamente, Israel mantuvo relaciones intermitentes con Estados africanos durante las décadas posteriores a su independencia, pero estas conexiones se vieron severamente afectadas por las presiones de países árabes y la solidaridad panafricana con la causa palestina durante los años setenta y ochenta.

Sin embargo, el colapso del orden bipolar de la Guerra Fría, las nuevas amenazas transnacionales y la búsqueda israelí de aliados en foros multilaterales crearon condiciones propicias para un reacercamiento. En el Sahel específicamente, la convergencia de intereses en materia de contraterrorismo, la necesidad de tecnología agrícola y de seguridad, así como el pragmatismo de gobiernos africanos enfrentados a desafíos existenciales, facilitaron la renovación de vínculos bilaterales que habían permanecido en stand by durante décadas.

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Fundamentos estratégicos de la presencia israelí en el Sahel

La aproximación israelí hacia la región del Sahel se articula en torno a diversos fines estratégicos interrelacionados, que van más allá de un interés simple por ampliar su influencia.

En el ámbito diplomático, el objetivo principal es la expansión de su reconocimiento a nivel global y la reducción del aislamiento que ha caracterizado su posición en foros internacionales (especialmente en la ONU y la Unión Africana). El respaldo de las naciones africanas en votaciones sobre el conflicto palestino-israelí tiene una importancia política notable. Un ejemplo de esto fue el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Israel y Chad en 2019, después de décadas sin vínculos oficiales. Estas acciones forman parte de una política exterior persistente, orientada a modificar el respaldo tradicional de los países africanos hacia la causa palestina.

La seguridad constituye otro eje fundamental de la estrategia israelí en el Sahel. Esta zona ha visto un notable aumento de actividad de grupos vinculados a Al‑Qaeda y al Estado Islámico, cuyas proclamas suelen incluir mensajes antisemitas y contrarios al Estado de Israel.

Así, para los organismos de inteligencia israelíes, contar con presencia en la región permite obtener información valiosa sobre redes yihadistas que mantienen lazos con organizaciones de la Península Arábiga e, incluso, con células en Europa. Asimismo, se ha observado inquietud en Israel ante la posibilidad de que existan conexiones (aunque limitadas), entre milicias del Sahel e Irán. Asimismo, la habilidad para seguir de cerca estos fenómenos y actuar de manera preventiva se considera un recurso estratégico para Israel.

Finalmente, el aspecto económico desempeña un papel clave. Israel busca aprovechar sus avances tecnológicos en ámbitos como la agricultura en zonas áridas, la gestión del agua, la energía solar y los sistemas de seguridad (campos en los que ha desarrollado un conocimiento especializado). El Sahel, que enfrenta problemas como la inseguridad alimentaria, la falta de recursos hídricos, el aumento de la población y una demanda energética en alza, se presenta como un mercado con potencial para la implementación de estas soluciones.

Al mismo tiempo, Israel ha procurado diversificar sus alianzas comerciales más allá de Europa y Norteamérica (un proceso que se ha visto favorecido por los Acuerdos de Abraham de 2020, que normalizaron sus relaciones con Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Marruecos). Esto ha facilitado nuevas oportunidades de colaboración económica en África, en ocasiones con la participación de socios del Golfo.

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Dimensión militar y de seguridad: asistencia, entrenamiento y transferencia tecnológica

La colaboración en materia de defensa y seguridad representa, sin duda, uno de los aspectos más consolidados y visibles de las actividades israelíes en el Sahel. Israel se ha posicionado como un proveedor clave de formación en contraterrorismo, equipos de seguridad y sistemas de vigilancia para varios estados de la zona. 

Chad destaca como el ejemplo más representativo de esta colaboración en seguridad. Durante el mandato del expresidente Idriss Déby (fallecido en enfrentamientos con grupos rebeldes en 2021), el país fortaleció notablemente sus lazos con Israel, que abarcaban desde la instrucción de unidades especiales hasta el suministro de material militar y el intercambio de inteligencia. Asesores israelíes capacitaron a tropas de élite del ejército chadiano en técnicas antiterroristas, combate en entornos urbanos y labores de obtención de información. 

En el caso de Níger, durante el gobierno de Mahamadou Issoufou (2011–2021) se produjeron gestos de acercamiento en el plano diplomático, pero tras el golpe de Estado de julio del 2023, la nueva junta militar adoptó una política de distanciamiento respecto a varios aliados occidentales, lo que ha afectado también cualquier iniciativa incipiente de colaboración con Israel.

El caso de Mali refleja un panorama distinto, pero igualmente complejo. Aunque no existen registros de relaciones diplomáticas plenas entre Bamako y Tel Aviv hasta años recientes, hay indicios de contactos indirectos en el ámbito de la seguridad, principalmente vinculados a la participación de empresas israelíes en contratos de protección de instalaciones y misiones internacionales en territorio maliense, como las asociadas a la MINUSMA. Aún y así, la orientación pragmática del gobierno militar instaurado tras los golpes de 2020 y 2021 ha reconfigurado las alianzas de seguridad de Mali, priorizando los vínculos con Rusia y otros actores no occidentales (lo que deja abierta la posibilidad de relaciones puntuales con proveedores israelíes).

De esta forma, la cooperación, cuando existe, se inscribe en un entorno de alta volatilidad política, donde los cambios de régimen, la competencia entre potencias externas y las tensiones internas determinan el alcance y la continuidad de los vínculos. En este sentido, la participación israelí en el Sahel debe entenderse como parte de un proceso más amplio de diversificación de socios en seguridad, en el que las herramientas tecnológicas se convierten en un componente clave de la arquitectura de defensa y control en una de las regiones más inestables en la actualidad internacional.

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Cooperación agrícola y de desarrollo

Más allá de la esfera militar, Israel ha invertido considerablemente en cooperación para el desarrollo con los países del Sahel a través de MASHAV (la Agencia Israelí de Cooperación Internacional para el Desarrollo del Ministerio de Relaciones Exteriores). Fundada en 1958, MASHAV constituye uno de los instrumentos más antiguos y consistentes de la diplomacia israelí hacia el Sur Global, centrando su labor en la transferencia de conocimientos en agricultura, gestión hídrica, salud pública, educación y desarrollo comunitario. En el Sahel, la agencia ha impulsado proyectos y programas que, aunque modestos en escala en comparación con los de potencias mayores, generan vínculos interpersonales y de cooperación técnica entre las élites locales e Israel.

En Chad, Israel ha consolidado una cooperación agrícola centrada en la transferencia de conocimientos y tecnologías adaptadas a condiciones áridas (un ámbito en el que el país israelí posee experiencia reconocida). En este marco, MASHAV y KKL-JNF (Keren Kayemeth LeIsrael) han desempeñado un papel destacado en la promoción de iniciativas conjuntas orientadas a la capacitación técnica, la gestión del agua y la modernización de la agricultura chadiana. Delegaciones de KKL-JNF visitaron Chad en 2023 y 2024 para trabajar con autoridades locales en proyectos piloto vinculados al uso eficiente del agua y al desarrollo agrícola sostenible, centrados en la adaptación de técnicas de riego por goteo, fertirrigación y cultivos protegidos. Aunque la escala de estas acciones sigue siendo limitada, su impacto diplomático se inscribe en una estrategia más amplia de “diplomacia del desarrollo”, mediante la cual Israel proyecta su imagen como socio tecnológico y promotor de soluciones innovadoras para la agricultura en regiones afectadas por el cambio climático y la escasez de recursos hídricos.

El sector de la salud pública representa otro eje importante de la cooperación israelí en el Sahel. Israel ha desplegado a través de su agencia de cooperación MASHAV y de organizaciones humanitarias afines (IsraAID y otros) actividades de asistencia sanitaria en Sudán del Sur centradas en formación médica, entrega de equipamiento y respuesta humanitaria en emergencias. Entre 2024–2025 estas acciones adquirieron mayor visibilidad: se registró la realización de formaciones médicas móviles en la Unidad de Cuidados Intensivos (ICU) del Hospital de Juba, y el Ministerio de Relaciones Exteriores anunció en agosto de 2025 un paquete de ayuda urgente para hacer frente a un brote de cólera en el país, que incluye material médico, sistemas de purificación de agua, kits de higiene y raciones alimentarias.

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Motivaciones y Contradicciones en la Estrategia Israelí

La parcial presencia de Israel en el Sahel forma parte de una estrategia multidimensional que combina seguridad, diplomacia y cooperación técnica. Aunque en apariencia heterogénea, esta estrategia responde a una lógica pragmática: Israel aprovecha las necesidades de los gobiernos de la zona del Sahel en materia de seguridad, agua, agricultura y salud, mientras persigue sus propios objetivos de política exterior (como proyección internacional, legitimidad en foros multilaterales y diversificación de alianzas más allá de su entorno inmediato).

El contraterrorismo ha sido el principal punto de convergencia. Los gobiernos del Sahel, enfrentados a insurgencias yihadistas persistentes, valoran la experiencia israelí en inteligencia, vigilancia y operaciones de baja intensidad. Para Israel, esta cooperación ofrece beneficios en materia de monitoreo de amenazas transnacionales, ensayo de tecnologías de defensa en entornos áridos y consolidación de relaciones con actores que históricamente le eran hostiles. Sin embargo, el alcance real de esta cooperación es limitado: Israel carece de la capacidad financiera y logística para igualar la escala de potencias como Estados Unidos, Francia, Rusia o China en la región. Su papel se restringe a nichos de alta especialización más complementario que sustitutivo respecto a los grandes actores.

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Pero ante estas limitaciones estructurales, Israel ha optado por una diplomacia de desarrollo y científica que se apoya en el poder blando. A través de su agencia MASHAV, de sus empresas tecnológicas y ONG’s israelíes, el país ha promovido programas de cooperación en agricultura, agua, salud y educación en países como Chad y, en menor medida, Burkina Faso y Níger. Esta forma de “diplomacia de conocimiento” busca proyectar una imagen de Israel como socio innovador y solidario, reforzando legitimidad y acceso político sin generar el rechazo que podría acompañar una presencia militar más visible. En un entorno donde la influencia se mide cada vez más por la capacidad de ofrecer soluciones tecnológicas a problemas de desarrollo, Israel intenta posicionarse como un proveedor de innovación más que de coerción.

No obstante, la estrategia enfrenta contradicciones. En los múltiples países de la zona del Sahel mayoritariamente musulmanas, la simpatía hacia la causa palestina sigue siendo amplia, lo que limita el margen de maniobra política de los gobiernos que cooperan abiertamente con Israel. Además, el auge de discursos soberanistas y antioccidentales tras los golpes de Estado en Mali, Burkina Faso y Níger introduce una tensión adicional: Israel es percibido por ciertos sectores como aliado del bloque occidental, lo que comienza a erosionar su aceptación local.

A ello se le ha de sumar la competencia creciente de actores alternativos como Rusia, Turquía, China y los países del Golfo (que ofrecen apoyo financiero y militar a una escala que Israel no puede igualar). Frente a este entorno, la estrategia israelí en el Sahel depende más de su credibilidad tecnológica, reputación humanitaria y redes personales construidas a través de décadas de formación y cooperación civil que de su peso económico o militar.

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Los sistemas de alarma y el auge de la seguridad privada residencial

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El auge de las alarmas en el hogar, impulsado por el miedo a la ocupación de viviendas, es un hecho. Sin embargo, la percepción general sobre sus niveles de seguridad dista mucho de la realidad operativa y legal que rige estos servicios ofrecidos por empresas privadas. En este artículo, Paz Quintero López, alumna del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada, analiza esta problemática.

Anatomía de un sistema de alarma

Una alarma doméstica es un conjunto de dispositivos electrónicos diseñados para proteger una vivienda de una posible intrusión. Las razones para tener un sistema de alarma en el hogar son varias: prevenir allanamientos, robos en la propiedad y daño a las personas.

Aunque es posible instalar una alarma local (el aviso llega a tu móvil, pero nada más), lo recomendable es conectarla a una Central Receptora de Alarmas (CRA). Esta debe pertenecer al registro de empresas de seguridad privada. El objetivo de este aparato electrónico es triple: detectar, disuadir y alertar. El kit básico suele incluir una central con teclado y tarjeta SIM, que envía señales a la CRA. También incorpora detectores de movimiento (con y sin captación de imágenes), detectores magnéticos para puertas o ventanas, y una sirena.

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Hay sistemas inalámbricos, cuyos elementos funcionan con batería o, sistemas cable, si se trata de una alarma para proteger lugares sensibles de mayor riesgo.

Protocolo de gestión de alarmas de una CRA

Para que un sistema de alarma se active, debe sonar la sirena y enviarse una señal de alerta encriptada a la CRA. Esto ocurre cuando alguno de sus sensores (magnéticos, de movimiento, sísmicos o perimetrales) detecta un cambio en el circuito de protección. Dicho cambio debe producirse mientras el sistema ha estado armado (conectado).

Si la alarma funciona en modo local, el aviso de que ha saltado solo llegará por los medios que hayamos previsto (SMS o notificaciones en el smartphone). En cambio, si una compañía de seguridad presta el servicio de verificación de alarmas, se aplica un protocolo estricto según la legislación vigente. Este procedimiento evita avisar a la policía en caso de una falsa alarma.

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La legislación sobre verificación de alarmas

El proceso de verificación es un pilar fundamental del sistema de seguridad privada en España, regulado por normativas como la Orden INT/316/2011. Tiene doble finalidad:

  • Reducir las falsas alarmas: Las falsas alarmas pueden deberse a fallos técnicos, movimientos de mascotas, errores del usuario o condiciones ambientales (como una ventana que se cierra por el viento). Estos avisos saturan los servicios de emergencia y desvían recursos que podrían ser necesarios en situaciones de riesgo real.
  • Garantizar una respuesta policial eficiente: La ley exige que la CRA verifique una alarma antes de notificar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FFCCSE). Esto garantiza que cada aviso a la policía corresponda a una situación con alta probabilidad de intrusión real. Así se optimizan los tiempos de respuesta y se mejora la efectividad de la intervención.

Los métodos de verificación en un salto de alarma

Para corroborar si un salto de alarma es real, se pueden utilizar varios procesos:

  • Verificación secuencial: Deben activarse dos o más sensores en un tiempo muy corto, para cerciorarnos de que la persona intrusa se está desplazando por el interior de la vivienda. Por ejemplo, el sensor magnético de la puerta y un sensor de movimiento en el interior.
  • Verificación por vídeo: Las cámaras del sistema de alarma graban la escena que capten durante el salto y envían las imágenes a la CRA. Los operadores pueden ver en tiempo real si hay una persona en el interior de la casa. Este es, sin duda, el método más eficaz.
  • Verificación de audio: Un micrófono dentro de la centralita de la alarma permite al operador escuchar si hay ruidos sospechosos, como cristales rotos o voces pidiendo auxilio.
  • Verificación personal: En algunos casos, la empresa de seguridad puede enviar a un vigilante para verificar la situación in situ. Sin embargo, esta opción suele depender de un servicio contratado adicional y no permite que el vigilante intervenga físicamente. No se trata de un servicio de seguridad personal, sino de una revisión del acceso a la vivienda. En algunos casos, si se ha contratado custodia de llaves, el vigilante puede entregarlas a la policía.

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La cadena de reacción ante un aviso de alarma

En cuanto la CRA verifica la alarma y la clasifica como un incidente real, se activa un protocolo de aviso estricto y predefinido. Este protocolo incluye los siguientes pasos:

  • Aviso al usuario o a sus contactos: Se notifica al titular de la alarma o a sus contactos de emergencia que ha ocurrido un salto de alarma con posible intrusión. 
  • Aviso a las FFCCSE: La CRA se comunica de inmediato con la policía, a través de canales directos y seguros para evitar demoras.
  • Seguimiento del incidente: Durante la intervención policial, la CRA mantiene un contacto constante con la patrulla en el lugar. Esto permite facilitar información en tiempo real y un registro de lo sucedido. 

Las limitaciones legales y la responsabilidad compartida

Una de las mayores fuentes de frustración para los usuarios es la percepción errónea de las responsabilidades. Es crucial entender que las empresas de seguridad privada operan bajo un marco legal muy estricto y sus funciones son estas:

  • Función disuasoria y de notificación: La Ley de Seguridad Privada, en España, no otorga a las empresas de seguridad la facultad de detener, ni de intervenir físicamente ante un robo. Esto evita situaciones de conflicto o uso indebido de la fuerza, preservando el orden público y la seguridad jurídica.
  • La ocupación: una distinción jurídica vital: El debate sobre la ocupación ilegal de viviendas es un ejemplo perfecto de la necesidad de comprender el marco legal. Desde la perspectiva jurídica y criminológica, es fundamental distinguir entre el delito de robo con fuerza y el delito de usurpación (ocupación).
    • Robo con fuerza: Se tipifica como tal cuando una persona, con ánimo de lucro, se apodera de bienes ajenos empleando la fuerza en las cosas para acceder o abandonar el lugar. En este caso, la alarma salta, se verifica y la policía puede intervenir de inmediato, ya que se considera un delito flagrante.
    • Usurpación (ocupación): Se refiere a la ocupación ilegal de un inmueble que no constituye morada (una segunda residencia, un inmueble vacío, etc.) sin violencia ni intimidación. Aquí, la alarma puede detectar la intrusión inicial, pero una vez que los ocupas han tomado posesión del inmueble y se considera su «residencia», el proceso de desalojo ya no es una actuación policial inmediata, sino un procedimiento civil que debe ser ordenado por un juez. Aunque algunas empresas ofrecen servicios de «acuda» para intentar disuadir en las primeras horas, la batalla legal se libra en los tribunales, no en la puerta de la vivienda.
  • Responsabilidad del usuario: El usuario también tiene un papel activo y responsable. No basta con contratar un servicio y esperar que todo funcione a la perfección. Las responsabilidades del titular de una alarma incluyen:
    • Evitar falsas alarmas: Configurar correctamente el sistema, notificar a la empresa si hay mascotas en casa, y no olvidar desconectar la alarma antes de entrar. Las falsas alarmas reiteradas pueden acarrear sanciones económicas.
    • Mantenimiento del sistema: Aunque la empresa de seguridad tiene la obligación de realizar un mantenimiento periódico, el usuario debe informar de cualquier fallo o anomalía en el funcionamiento de los equipos.
    • Protección de datos: Es importante ser consciente de que los sistemas de videoverificación graban imágenes, lo que conlleva la obligación de cumplir con la normativa de Protección de Datos (RGPD) y notificar la presencia de cámaras a terceros, por ejemplo, mediante un cartel visible.

La seguridad en el hogar: un enfoque integral

La seguridad no se limita a la tecnología; es una estrategia integral que combina elementos pasivos y activos.

  • Medidas de seguridad pasiva: Son aquellas que no se activan, sino que previenen el delito. Esto incluye puertas blindadas o acorazadas, ventanas con cristales de seguridad, rejas y una buena iluminación en las áreas exteriores. Un delincuente busca la ruta de menor resistencia, y las medidas pasivas aumentan el esfuerzo, el tiempo y el riesgo para el ladrón.
  • Medidas de seguridad activa: Los sistemas de alarma son el ejemplo más claro. Su función es la de detectar, disuadir y alertar. Si nos ponemos en el lugar de alguien que pretende robar, evitaríamos entrar en un hogar que tiene una placa de una compañía de alarmas y elegiríamos el que no lo tiene (instalar una placa sin tener realmente un sistema contratado puede acarrear sanciones legales).

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Tener una alarma conectada con una CRA para proteger nuestra casa es una medida activa. Nos ofrece una herramienta adicional de disuasión frente a posibles robos. Sin embargo, no es un escudo mágico. Tiene sus limitaciones y conlleva responsabilidades para quien la instala en el hogar o en el negocio.


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Kaliningrado: qué es, dónde se ubica y a quién pertenece

Descubre la historia, ubicación y relevancia de Kaliningrado, el enclave ruso en el corazón de Europa.

En el extremo occidental de Rusia, hay un territorio que se distingue por su singularidad geográfica e histórica. Aunque pertenece a Rusia, Kaliningrado está separado del resto del país por otros estados, convirtiéndose en un punto estratégico que despierta interés y curiosidad a nivel mundial. Su pasado y ubicación lo convierten en un tema fascinante para quienes desean entender mejor la complejidad de las fronteras y la política europea.

Ubicación del óblast de Kaliningrado / Créditos: TINAS

¿Qué es Kaliningrado?

Kaliningrado es una ciudad portuaria y una región (óblast) de Rusia, situada en Europa Oriental, junto al mar Báltico. Esta área fue conocida anteriormente como Königsberg, una ciudad de gran importancia histórica y cultural en la antigua Prusia. Actualmente, el óblast de Kaliningrado es un exclave ruso, lo que significa que está separado territorialmente del resto de Rusia. Rodeado por Polonia y Lituania (ambos países de la Unión Europea), Kaliningrado tiene una superficie aproximada de 15,100 km² y una población cercana al medio millón de habitantes. Además, su capital lleva el mismo nombre: Kaliningrado.​

¿Por qué Kaliningrado pertenece a Rusia?

El territorio de Kaliningrado pasó a formar parte de Rusia como resultado del final de la Segunda Guerra Mundial. Antes, era parte del Reino de Prusia y luego de Alemania, bajo el nombre de Königsberg. Cuando la Unión Soviética derrotó a la Alemania nazi, en los acuerdos de Potsdam se decidió dividir Prusia Oriental, asignando esta región a la Unión Soviética. Desde entonces, la ciudad se renombró en honor a Mijaíl Kalinin, un destacado líder soviético. Tras la disolución de la URSS en 1991, Kaliningrado se mantuvo como parte de la Federación Rusa, siendo su único exclave europeo.

¿Por qué es un enclave estratégico?

La ubicación de Kaliningrado le otorga una importancia estratégica considerable. Situado entre dos miembros de la Unión Europea y la OTAN, Polonia y Lituania, la región representa la única salida rusa al mar Báltico en esa zona, con un puerto vital para Rusia. Esta situación la convierte en un punto clave para la defensa y la proyección de poder militar ruso, especialmente por la presencia de sistemas de misiles y fuerzas militares que actúan como un bastión en Europa. Esta posición estratégica ha generado tensiones con la OTAN y lleva a mantener una vigilancia constante en la región.​​

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El aspecto histórico y cultural de Kaliningrado

Kaliningrado no solo es relevante por su ubicación política, sino también por su rica historia. Fundada en el siglo XIII por la Orden Teutónica bajo el nombre de Königsberg, fue una ciudad próspera y centro cultural alemán durante siglos. De hecho, es importante culturalmente por ser la ciudad natal del filósofo Immanuel Kant. Después del cambio de soberanía tras la Segunda Guerra Mundial, la población alemana fue desplazada y la ciudad fue repoblada por ciudadanos soviéticos y, después, rusos. Hoy en día, aunque es una ciudad rusa, aún conserva vestigios de su pasado europeo y prusiano.​

La situación actual y desafíos de Kaliningrado

Kaliningrado sigue siendo un exclave desconectado geográficamente del territorio principal ruso, lo que genera desafíos logísticos y económicos. La dependencia de transportes a través de países vecinos limita la movilidad de mercancías y personas. Además, las sanciones internacionales hacia Rusia potencian las restricciones que afectan su desarrollo económico. Sin embargo, Kaliningrado continúa siendo un punto crucial para Rusia en Europa, tanto desde la perspectiva militar como comercial.​

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Kaliningrado en el mapa geopolítico mundial

No obstante, esta región es más que un territorio. Es un símbolo de la complejidad de las relaciones internacionales en Europa. Su condición de enclave ruso dentro de la Unión Europea y la OTAN lo convierte en un actor importante en la dinámica de seguridad y política en la región. Los países vecinos y Rusia mantienen un delicado equilibrio que hace de Kaliningrado un territorio siempre en observación, un punto clave en cualquier análisis de seguridad europea.​

¿Por qué se han enfrentado Pakistán y Afganistán?

Pakistán y Afganistán viven una nueva etapa de tensión marcada por ataques, acusaciones cruzadas y conflictos fronterizos. El grupo TTP y los bombardeos sobre Kabul han reavivado viejas disputas.  En este artículo, el alumno del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Francisco Javier Peña, explica cómo las relaciones entre ambos países se debilitan mientras crecen los riesgos de nuevos enfrentamientos.

Tras el acuerdo de Doha de 2020, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN retiraron sus tropas de Afganistán. Esto dejó vía libre a los talibanes para hacerse rápidamente con el control del país. La normalización de las relaciones tuvo como objetivo evitar una mayor influencia de Al Qaeda en el territorio. Esta organización terrorista estaba respaldada por los talibanes.

Con la firma del acuerdo se buscaba una tregua entre el gobierno de la República Islámica de Afganistán y la organización terrorista afgana. Además, el pacto contemplaba la eliminación de las sanciones económicas impuestas a Afganistán. Fue respaldado por China, Rusia, Pakistán, la India y el Consejo de Seguridad de la ONU en pleno.

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Sin embargo, una vez desaparecieron las tropas occidentales, los talibanes no tardaron en reaccionar y en pocos meses ya dominaban el país de nuevo. En agosto de 2021, se forzó la dimisión y huida del presidente, Ashraf Ghani, tras la toma de la capital, Kabul. Con esto, se restableció el Emirato Islámico de Afganistán. Ghani, tras escapar a través de Tayikistán, encontró asilo en Emiratos Árabes Unidos. 

Además, la retirada occidental de Afganistán se produjo de forma acelerada y caótica, dejando atrás gran parte de la infraestructura y el material usado durante años. En medio de este caos ocurrieron los atentados suicidas en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai, que dejaron más de 180 muertos, incluidos 13 militares estadounidenses.

Los atentados fueron reconocidos por el Estado Islámico del Gran Jorasán, también conocido como ISIS-K, una organización militar salafista yihadista rival de los talibanes. Durante estas fechas se confirmó la colaboración en materia de inteligencia entre Estados Unidos y los talibanes con el objetivo de frustrar otros posibles ataques.

Dentro de su nueva realidad, Afganistán perdió en pocos meses los avances sociales conseguidos durante los últimos 20 años. Se volvieron comunes las detenciones, desapariciones y asesinatos de aquellos en contra del movimiento talibán. Se prohibieron los partidos políticos y se limitó la educación femenina hasta el sexto grado.

Por su parte, los talibanes afganos obtuvieron una gran cantidad de material militar estadounidense. Incluye armas, municiones de distintos calibres, vehículos y helicópteros de combate. Además, cuentan con buena parte de la infraestructura desarrollada durante los últimos años. En la actualidad, los talibanes buscan el reconocimiento internacional de su nuevo Estado.

En un primer momento, desde Pakistán se vio con buenos ojos la vuelta de los talibanes al poder, ya que, al igual que a Bangladesh, los consideraban como unos importantes aliados estratégicos contra su mayor rival regional, la India. Sin embargo, esta percepción cambió rápidamente con el resurgimiento del grupo Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), también conocidos como los talibanes pakistaníes.

Solamente durante el año 2024, el TTP reivindicó más de 600 atentados en territorio pakistaní. Esta constante amenaza, unida a la supuesta colaboración entre talibanes afganos y pakistaníes, ha producido una grave escalada bélica a través de la frontera afgano-pakistaní.

¿Qué ha sucedido entre Pakistán y Afganistán?

A principios de octubre de 2025, Pakistán realizó un ataque aéreo sobre la ciudad de Kabul. Alegó la presencia de Noor Wali Mehsud, líder del grupo talibán pakistaní. El TTP, formado en 2007 bajo la influencia directa de Al Qaeda, atormentó durante años a Pakistán. Fue responsable de ataques como el de la escuela de Peshawar en 2014.

Sin embargo, el gobierno afgano niega la presencia del TTP en su capital. Sugiere que los bombardeos sobre Kabul podrían estar vinculados a la visita a Nueva Delhi, capital de la India, por parte de Amir Khan Muttaqi, líder talibán y ministro de Exteriores. Una posible alianza entre la India y los talibanes sería un golpe duro para Pakistán.

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La represalia afgana no tardó en llegar y el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, avisó de los consiguientes ataques contra las posiciones militares pakistaníes en la frontera. Pakistán y Afganistán cuentan con una amplia frontera en disputa (más de 2.600 kilómetros) conocida como la línea Durand.

Esta frontera artificial se creó a finales del siglo XIX, durante la época de la India Colonial, con el objetivo de dividir a los pastunes. Esta etnia da origen a los talibanes. En un primer reporte se hablaba de más de 20 militares pakistaníes muertos y 9 terroristas abatidos. Sin embargo, ambas partes afirmaban haber causado muchas más bajas a sus enemigos.

Los enfrentamientos a lo largo de la línea Durand no cesaron. En los días siguientes se produjeron decenas de bajas en ambos bandos, incluyendo civiles. Desde Islamabad se acusó a los talibanes afganos de colaborar directamente con los talibanes pakistaníes en los asaltos a sus posiciones defensivas, especialmente en el distrito de Kurram.

Además, ambos países no se han limitado a usar infantería durante este conflicto. Se he registrado el uso de morteros y artillería, así como la movilización de algunos carros de combate a lo largo de la frontera y la preparación de sistemas antiaéreos en respuesta a los bombardeos. Los últimos reportes informaban de cientos de heridos, tanto de personal militar como civil.

A pesar del caos inicial y de las acusaciones mutuas, Arabia Saudí y Catar decidieron intervenir y abogar por una desescalada. El alto al fuego no ha logrado reabrir los cruces fronterizos, que siguen cerrados desde el inicio de las hostilidades. Sin embargo, parece haber abierto un punto importante de diálogo entre las partes. Desde Kabul insisten en que actuaron en represalia por los bombardeos en la capital. Por su parte, Pakistán mantiene sus acusaciones de colaboración con el TTP.

¿Cuáles son las consecuencias del enfrentamiento entre Afganistán y Pakistán?

Afganistán y Pakistán se encuentran en una situación diplomática muy delicada. Si bien los esfuerzos de Arabia Saudí y Qatar parecen haber tenido un relativo éxito, la tregua es frágil y podría fragmentarse en cualquier momento. A estas conversaciones de paz se unieron Estados Unidos y Turquía, estableciendo relaciones con los propios talibanes afganos.

La rápida intervención de Estados Unidos parece ser un movimiento preventivo ante posibles acciones diplomáticas de China o Rusia. No sería una acción exclusivamente orientada a la paz en una región tan volátil.

Pakistán ha sido un aliado estratégico histórico de los talibanes afganos. Sin embargo, la presencia del TTP y el escaso control gubernamental de su territorio han deteriorado esta relación. Esto podría derivar en nuevos enfrentamientos militares a corto plazo.
El terreno montañoso de Pakistán y Afganistán ya fue utilizado por los talibanes en sus luchas contra la Unión Soviética y contra Estados Unidos y sus aliados. Por ello, sigue siendo un factor clave para la proliferación de células del TTP y para una mayor división entre Islamabad y Kabul.

Además, Pakistán enfrenta un desequilibrio interno que puede facilitar futuros conflictos. Aparte de las constantes disputas con la India por la región fronteriza de Cachemira, el país vive una grave crisis económica. Esta situación amenaza la continuidad de su gobierno.

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Por otro lado, no se puede obviar la crisis humanitaria que se vive en Afganistán. Los retrocesos sociales tras la vuelta de los talibanes son alarmantes, sobre todo entre la población femenina del país. La comunidad internacional no cuenta con la capacidad y ni la voluntad suficiente como para intervenir de forma contundente y solucionar un grave problema que amenaza a generaciones enteras. Por el momento, solo se puede aspirar a un movimiento revolucionario interno o la intervención de actores de primera línea mundial con nuevos intereses en la región.

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El cierre del Gobierno en Estados Unidos alcanza récord histórico

El bloqueo presupuestario entra en su día 36 y amenaza servicios esenciales, mientras las disputas sobre el sistema sanitario agravan el impacto social del cierre en el gigante americano.

El cierre del Gobierno estadounidense de 2025, vigente desde el mes de octubre, ha alcanzado su punto más prolongado en la historia del país al superar el bloqueo de 2018-2019 ocurrido durante el primer mandato del presidente Donald Trump. La situación se consolidó tras una nueva derrota en el Senado, donde por decimocuarta vez fracasó la aprobación de una resolución de financiación respaldada por la Cámara de Representantes. La votación concluyó con 54 votos en contra y 44 a favor, sin llegar al umbral de 60 necesario, lo que extendió el cierre a su día 36.

En medio de este estancamiento, las advertencias comenzaron a multiplicarse. El secretario de Transportes, Sean Duffy, advirtió que podrían cerrarse «ciertas partes del espacio aéreo» si la paralización se prolonga hasta la próxima semana. Según explicó a la cadena CBS, esa medida podría acarrear «retrasos y cancelaciones masivas» de vuelos en todo el país, lo que elevaría aún más los costes sociales del conflicto político en curso entre republicanos y demócratas.

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El líder de la minoría demócrata en el Congreso, Chuck Schumer, confirmó que su partido evalúa opciones para revertir el bloqueo. «Estamos explorando todas las opciones», afirmó, dejando entrever que continúan las negociaciones internas para diseñar una salida que permita reabrir el Gobierno. Mientras tanto, los contactos entre legisladores se intensifican, sin que de momento se vislumbre una propuesta capaz de romper la parálisis institucional.

El enfrentamiento responde a desacuerdos sobre el sistema sanitario y los subsidios de la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio. Los demócratas buscan extender las ayudas, mientras que los republicanos se oponen, en línea con las políticas impulsadas por Trump. El presidente, por su parte, promovió la eliminación de la regla del filibusterismo, que exige una mayoría de 60 votos para aprobar la mayoría de las leyes, lo que abriría la puerta a una financiación temporal. Sin embargo, los demócratas rechazan esa idea por sus implicaciones a largo plazo.

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En redes sociales, Trump reiteró sus exigencias al Congreso. «Terminen ya con el filibusterismo, terminen inmediatamente con este ridículo cierre de Gobierno y, después y lo más importante, aprueben todas las maravillosas políticas republicanas con las que hemos soñado durante años y nunca hemos obtenido», escribió en Truth Social. No obstante, su mensaje desencadenó una nueva ola de críticas sobre el coste político del cierre y el papel de la Casa Blanca en su prolongación.

En el plano social, los efectos son tangibles. Programas de asistencia como el SNAP y los subsidios alimentarios enfrentan retrasos, afectando a millones de beneficiarios. Tras unas declaraciones controvertidas de Trump en las que afirmó que dichas ayudas solo se otorgarían «cuando los demócratas reabran el Gobierno», la Casa Blanca salió a aclarar su posición. La portavoz Karoline Leavitt aseguró que Washington «está cumpliendo plenamente con la orden judicial» y explicó que se está utilizando «un fondo de contingencia destinado a emergencias, catástrofes y guerras», aunque reconoció que el presidente «no quiere tener que usar este fondo en el futuro».

Avistamientos de drones obligan a Bélgica a cerrar su espacio aéreo

Drones obligaron a cerrar aeropuertos y sobrevolaron bases militares del país europeo, y Defensa sospecha de una intervención de Rusia.

El aeropuerto de Bruselas-Zaventem cerró nuevamente su espacio aéreo este martes 4 de noviembre tras detectarse un nuevo dron pocos minutos después de reanudar sus operaciones. La decisión se produjo tras un primer cierre por la misma causa, que obligó a desviar vuelos hacia Charleroi, Brujas, así como a ciudades extranjeras como París, Maastricht, Colonia y Fráncfort, según Flight Radar. «El espacio aéreo se ha cerrado porque la policía avistó un dron. Es el procedimiento estándar, ya que puede poner en peligro la aviación civil», explicó el ministro de Defensa, Theo Francken, al informar también de avistamientos cerca de bases militares.

Los incidentes se extendieron a otras zonas del país. El aeropuerto de Lieja suspendió temporalmente su actividad tras una nueva detección de drones, mientras en Peer se reportó la presencia de seis aparatos en las cercanías de la base aérea de Kleine-Brogel, según confirmó el alcalde Steven Matheï. También se registraron avistamientos en Florennes, al sur del territorio. «Cuando se detecta un dron, el procedimiento estándar consiste en suspender los vuelos durante al menos 30 minutos», declaró un portavoz del controlador aéreo Skeyes a RTBF.

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Los primeros cierres comenzaron hacia las 20.00 hora local, después de que Bruselas observara tres drones, informó Het Laatste Nieuws. Ambos aeropuertos reanudaron sus actividades alrededor de las 21.00, aunque Bruselas volvió a clausurar su tráfico aéreo tras la aparición de otro aparato.

Las autoridades investigan la naturaleza de los vuelos y su posible vínculo con el espionaje. En las últimas semanas, se han detectado drones sobre instalaciones estratégicas belgas, lo que llevó al Ejército a autorizar su derribo si es posible «sin causar daños colaterales». En una entrevista, el ministro Francken señaló que los aparatos podrían estar relacionados con «intentos de espionaje por parte de Rusia», aunque reconoció que aún «no hay información concreta sobre el origen de los drones».

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El socialdemócrata Mamdani vence las elecciones a la Alcaldía de Nueva York

Zohran Mamdani se convierte en el primer alcalde musulmán de Nueva York tras vencer a Andrew Cuomo y Curtis Sliwa.

Zohran Mamdani ganó este martes las elecciones locales a la Alcaldía de Nueva York con más del 50 por ciento de los votos. Con el 98 % escrutado, el candidato demócrata obtuvo el 50,4 % de los sufragios y superó al exgobernador Andrew Cuomo, respaldado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que alcanzó el 41,6 %. En tercer lugar, quedó el republicano Curtis Sliwa, con poco más del 7 por ciento, según la Junta Electoral de Nueva York.

Mamdani es ya el primer alcalde musulmán de la historia de la ciudad más poblada del país. En su discurso de victoria, se definió como un líder «joven, musulmán y socialista democrático», y reivindicó su identidad sin reservas: «Me niego a disculparme por nada de esto». En su discurso, comenzó citando a Eugene Debs: «Puede que el sol se haya puesto sobre nuestra ciudad esta noche, pero vislumbro el amanecer de un día mejor para la humanidad».

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Durante su intervención, el nuevo alcalde recordó los esfuerzos de sus votantes y trabajadores. Afirmó que las «manos con dedos magullados de levantar cajas, palmas callosas por el manillar de las bicicletas de reparto y nudillos con cicatrices» habían podido «atreverse a aspirar» a la Alcaldía. Para Mamdani, esta victoria representa un «mandato para el cambio, una nueva política y una ciudad que podamos costear».

El dirigente socialdemócrata agradeció el apoyo de su equipo de campaña, de sus padres y de su esposa. Además, adelantó que su administración será «ambiciosa» y buscará afrontar la crisis del coste de vida. También planteó congelar los alquileres para más de dos millones de inquilinos y ofrecer «cuidado infantil universal» en toda la ciudad. Además, prometió contratar «miles de maestros más» y reducir la «burocracia excesiva».

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Asimismo, destacó la necesidad de una nueva estrategia en materia de seguridad pública. Para ello, prometió crear un «departamento de seguridad comunitaria» para enfrentar la crisis de salud mental y el sinhogarismo. Del mismo modo, se dirigió a las minorías afectadas por las políticas de Trump. «Tu lucha también es la nuestra», dijo, al incluir a inmigrantes, mujeres negras despedidas por el presidente, miembros de la comunidad trans y madres solteras.

Mamdani extendió su mensaje a las comunidades religiosas y laborales. Prometió una ciudad que «no vacila en la lucha contra el antisemitismo» y en la que «más de un millón de musulmanes sepan que pertenecen». De hecho, aseguró que hará rendir cuentas a los «malos caseros» y evitará que «multimillonarios como Trump evadan impuestos». En alusión directa al presidente, sentenció: «Si alguien puede mostrarle a una nación traicionada por Donald Trump cómo derrotarlo, es la ciudad que lo vio nacer».

La oposición reconoce los resultados

Andrew Cuomo y Curtis Sliwa reconocieron la victoria del demócrata Zohran Mamdani. Cuomo afirmó sentirse «orgulloso» de haber librado «la lucha correcta» y defendió que su campaña «trascendió la política partidista» al unir «a demócratas, republicanos e independientes». Aun así, aseguró que «no se pueden cumplir» las promesas del nuevo alcalde y reprendió los abucheos de sus simpatizantes: «Nosotros no somos eso». Durante su intervención, prometió «ayudar en lo que se pueda» porque «necesitamos que nuestro gobierno de la ciudad de Nueva York funcione».

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Curtis Sliwa se dirigió a sus seguidores desde un bar neoyorquino para asegurar que continuará su movimiento y «no abandonará» la ciudad. Pese a considerar la derrota como un «revés», descartó volver a competir por la Alcaldía y celebró el resultado con un mensaje de resistencia: «No tenemos precio. No se nos puede comprar, alquilar, arrendar; no estamos en venta. Somos el pueblo». Además, añadió que si Mamdani triunfa «a nosotros también nos irá bien», pero advirtió que encabezará protestas «si intentan implementar el socialismo, debilitar a la Policía o abandonar la seguridad pública». Según dijo, su organización se convertirá «en el peor enemigo del alcalde electo y sus seguidores» si el nuevo gobierno incumple sus advertencias.