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Reino Unido presenta una reforma que endurece su política migratoria

La ministra Shabana Mahmood defiende una política más dura frente a un sistema que considera “injusto y descontrolado”. ONG y diputados laboristas alertan de que las medidas pueden agravar la explotación laboral y la precariedad de los migrantes.

El Gobierno británico presentó una nueva política migratoria que prevé retirar subsidios a los solicitantes de asilo y aumentar las expulsiones del país. La ministra del Interior, Shabana Mahmood, defendió la iniciativa en la Cámara de los Comunes y afirmó que «los británicos creen que el sistema está descontrolado y es injusto. Lo creen porque es así». La propuesta ha recibido críticas de organizaciones de apoyo a migrantes y de diputados laboristas.

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Mahmood explicó que «la carga para este país ha sido pesada» y precisó que en cuatro años se han registrado 400.000 solicitudes de asilo. Además, añadió que «más de 100.000 personas viven en centros de acogida y que la mitad de los refugiados siguen recibiendo ayudas ocho años después de su llegada». También calificó de «absurdo» el sistema actual y citó el caso de un solicitante que «podía comprarse un Audi» mientras percibía una ayuda mensual de 800 libras.

Endurecimiento de medidas

El documento de 32 páginas plantea que las ayudas pasen a ser «discreccionales» y revisadas cada dos años y medio durante un periodo de 20 años, sin posibilidad de residencia definitiva en ese tiempo. «Vamos a eliminar la obligación de apoyar a quienes pueden trabajar», señaló Mahmood, quien defendió que los beneficiarios con ingresos «contribuyan a sufragar el coste de su estancia». El texto añade que «castigará a quienes se aprovechan de nuestra generosidad» y que la ayuda dependerá del cumplimiento de la ley británica.

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El Centro de Derechos Laborales británico, no obstante, advirtió de que la reforma es «un regalo para traficantes y explotadores». Su directora, Dora‑Olivia Vicol, alertó de que «es muy difícil conseguir un buen trabajo si se revisa tu situación», lo que empuja a los migrantes «a puestos precarios». La propuesta también endurece las condiciones de reunificación familiar, elimina su carácter automático y contempla la detención y expulsión forzosa incluso de menores, así como la reanudación de deportaciones a países como Siria.

Europol lanza Help4U, una plataforma digital para proteger a jóvenes de abusos sexuales en línea

Help4U nace de la cooperación europea para proteger a menores del abuso sexual digital y ofrecer información clara, privada y adaptada a su edad.

Europol y Centric han presentado la nueva plataforma digital Help4U, con el objetivo de apoyar a niños y adolescentes que sufren abuso sexual o daños en línea. Este recurso busca ofrecer un espacio sencillo, privado y accesible, donde los jóvenes puedan encontrar consejos fiables, comprender sus derechos y conectar con profesionales capacitados. También proporciona información adaptada a padres, docentes y otros adultos de apoyo.

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La Directora Ejecutiva de Europol, Catherine De Bolle, destacó que «los niños y jóvenes merecen estar seguros y recibir apoyo tanto en línea como fuera de ella». Por ello, explicó que Help4U ofrece información clara y acceso rápido a la ayuda cuando más se necesita. También aseguró que esta iniciativa demuestra cómo «la cooperación europea puede marcar una diferencia real para las víctimas», reforzando la protección infantil en el entorno digital.

Una herramienta adaptada para todos

Por su parte, el Director de CENTRIC, profesor Babak Akhgarm, afirmó que la colaboración con Europol y las agencias europeas permitió construir una herramienta que «pone la seguridad, la privacidad y la confianza de los jóvenes en el centro». Además, explicó que, «al combinar la innovación digital con las voces y experiencias de los propios jóvenes», la plataforma se convierte en un medio seguro para buscar apoyo y ser escuchado. Del mismo modo, explicó que representa un modelo de cooperación entre investigación, tecnología y cocreación para fortalecer la respuesta europea frente al daño infantil.

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Uno de los elementos distintivos de Help4U es su visión en la accesibilidad. «Permite que los jóvenes elijan cómo recibir apoyo: leyendo, chateando o localizando servicios cercanos», asegura la nota de prensa de Europol. Su contenido está escrito con un lenguaje simple y adaptado a su edad, para facilitar la comprensión. El proyecto también reconoce que muchas víctimas pueden sentirse «abrumadas o inseguras» al buscar ayuda, por lo que ofrecer «recursos accesibles y precisos» en los primeros momentos resulta fundamental para que puedan avanzar hacia la recuperación.

Un proyecto de cooperación internacional

Help4U nació como un proyecto piloto entre Bélgica, Alemania, Irlanda, Países Bajos y Eslovenia, y posteriormente se amplió a Bulgaria, Chipre, Croacia, Grecia, Hungría, Italia, Portugal, España y Rumanía. Su desarrollo contó con expertos en psicología, educación, informática, protección de datos y fuerzas del orden. El objetivo común es «unificar esfuerzos nacionales bajo una sola plataforma para reforzar la capacidad de respuesta ante el abuso sexual en línea y garantizar que el apoyo llegue a quienes más lo necesitan».

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Finalmente, la iniciativa recuerda su propósito esencial con un mensaje directo: «Si alguien te hace sentir incómodo en internet, comparte tus fotos sin permiso o pide cosas que no te parecen correctas, Help4U está aquí para ti». La plataforma se presenta como «un lugar seguro para comenzar, encontrar respuestas, pedir ayuda y recuperar el control». De igual modo, su contenido e infraestructura buscan ofrecer una guía inmediata a quienes enfrentan situaciones de vulnerabilidad digital.

La influencia de China en el Sahel: poder blando, inversión y seguridad

China se ha convertido en uno de los actores más influyentes del Sahel, una región marcada por la inestabilidad, la competencia geopolítica y el declive del poder occidental. A través de inversiones estratégicas, proyectos de infraestructura, diplomacia cultural y una creciente cooperación en seguridad, Pekín ha tejido una presencia multidimensional que transforma el equilibrio regional. En este artículo, Artiom Vnebreaci Popa analiza cómo China combina poder blando, recursos económicos y asistencia militar para consolidar su posición y atraer a gobiernos que buscan alternativas al modelo occidental.

La región del Sahel africano se ha convertido en uno de los escenarios geopolíticos más complejos del inicio del siglo XXI. Durante décadas y desde una visión neocolonialista, esta región fue mal considerada como “el patio trasero” de Francia (al ser la antigua potencia colonial que mantuvo una presencia militar, económica y cultural casi hegemónica). Sin embargo, en los últimos años, un actor inesperado ha comenzado a rediseñar el mapa de influencias en esta zona estratégica: la República Popular China.

A través de una combinación sofisticada de inversiones económicas, proyectos de infraestructura, cooperación en seguridad y diplomacia cultural cuidadosamente calibrada, Pekín ha logrado establecer una presencia significativa en el Sahel, desafiando el orden establecido y ofreciendo a los gobiernos africanos una alternativa al modelo occidental de cooperación. Esta transformación no es accidental ni improvisada, sino responde a una estrategia de largo plazo que combina los intereses económicos de China con sus ambiciones de proyección global.

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Diplomacia económica y la infraestructura como instrumento de influencia

La estrategia china en el Sahel se fundamenta principalmente en la inversión económica masiva (especialmente en proyectos de infraestructura que las economías locales no podrían financiar por sí mismas y que las potencias occidentales han mostrado menos interés en desarrollar). 

Por ejemplo, en Malí, la empresa china Ganfeng Lithium adquirió en 2021 el 50 % de la mina de litio de Goulamina (lo cual marca un interés por parte de las instituciones chinas en recursos estratégicos dentro del Sahel). En Níger, China se encuentra presente a través de la China National Petroleum Corporation (CNPC) en proyectos de petróleo y ha impulsado un gigantesco oleoducto transnacional que conectará yacimientos nigerinos con Benín.

En Mauritania firmó en 2010 un acuerdo pesquero de 25 años con China, en el que la empresa Poly Hong Dong Fishery Company invirtió unos 200 millones de dólares en una instalación pesquera en Nouadhibou. Quince años después, la sobrepesca de las flotas chinas ha agotado los recursos marinos, dejando a los pescadores artesanales en una situación crítica, con especies locales desaparecidas y comunidades costeras empobrecidas por la expansión de las fábricas de harina y aceite de pescado.

Por ende, estas inversiones no son actos de caridad. China asegura contratos de explotación de recursos naturales, acceso preferencial a mercados y una presencia económica que gradualmente genera dependencia. Sin embargo, desde la perspectiva de los gobiernos de la zona del Sahel, esta relación representa una oportunidad de desarrollo que ningún otro actor internacional está dispuesto a ofrecer en condiciones similares.

La narrativa china enfatiza la cooperación Sur-Sur, presentándose no como una potencia colonial o neocolonial, sino como un país en desarrollo que también luchó contra la pobreza y que ahora comparte su experiencia y recursos con sus pares africanos.

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El poder blando cultural y diplomático más allá de la economía

La influencia china en el Sahel no solo se limita a puentes, carreteras o refinerías. Pekín ha desarrollado una estrategia de poder blando sofisticada que busca ganar corazones y mentes (especialmente entre las élites políticas, académicas y empresariales de la región). Los Institutos Confucio (centros culturales y educativos financiados por el gobierno chino) se han establecido en varios países del Sahel, ofreciendo cursos de mandarín, becas para estudiar en China y programas de intercambio cultural.

De esta forma, al regresar a sus países, estos profesionales llevan consigo no solo conocimientos técnicos, sino también una perspectiva favorable sobre la República Popular China y sus capacidades. Esta estrategia contrasta marcadamente con el declive de algunos programas similares de potencias occidentales, que han reducido sus esquemas de becas y cooperación educativa en las últimas décadas.

La diplomacia mediática también juega un papel crucial. Un ejemplo claro de ello es la transmisión a audiencias africanas a través de la China Global Television Network (CGTN África) y de la China Radio International, proporcionando contenidos gratuitos o subvencionados a medios africanos, moldeando sutilmente cómo se percibe China en la opinión pública de los países de la zona del Sahel.

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La dimensión de seguridad: China en el terreno militar del Sahel

Aunque China tradicionalmente ha mantenido una política de no intervención en los asuntos internos de otros países y ha evitado el despliegue militar en el extranjero, esta postura ha evolucionado significativamente en los últimos años (particularmente en África). En el Sahel, donde el terrorismo yihadista, la insurgencia y la inestabilidad política representan amenazas constantes, China ha comenzado a desarrollar una presencia de seguridad más visible, aunque aún modesta comparada con las operaciones francesas o las misiones de paz de la ONU.

De esta forma, la República Popular China ha participado de forma activa en el suministro de equipamiento militar y en la provisión de sistemas de vigilancia. En 2024, Burkina Faso adquirió 116 vehículos portamortero y 6 vehículos de asalto fabricados por China. Asimismo, China ha suministrado a Malí material militar por valor de más de 9 millones de dólares, según un memorando de entendimiento. 

Por otro lado, China ha aumentado su participación en misiones de paz de las Naciones Unidas como la misión en Malí (MINUSMA), lo que le ha permitido ganar experiencia operativa en entornos hostiles, desarrollar relaciones con actores locales y proyectar una imagen de potencia responsable. 

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El contexto geopolítico: China como alternativa al orden occidental

Para comprender plenamente la penetración china en el Sahel, es esencial situarla en el contexto geopolítico más amplio de la región. Durante décadas, Francia mantuvo una presencia dominante en sus antiguas zonas de influencia a través de la Opération Barkhane (una misión antiterrorista que en su apogeo desplegó más de 5.000 soldados franceses en la región). Sin embargo, esta presencia ha generado un creciente resentimiento popular, percibida como neocolonialismo por amplios sectores de la población y acusada de ineficacia frente a la escalada de violencia yihadista.

Los golpes de Estado militares en Malí (2020 y 2021), Burkina Faso (2022) y Níger (2023) reflejan en parte este rechazo al modelo de cooperación occidental y la percepción de que las élites políticas tradicionales servían a intereses extranjeros más que nacionales. En este contexto de repliegue occidental o al menos de cuestionamiento, China aparece como una alternativa atractiva. Así, cuando Francia anunció la retirada de sus tropas de Malí en 2022 tras el deterioro de relaciones con la junta militar, China no solo mantuvo, sino que intensificó su presencia económica en el país.

La narrativa china de respeto a la soberanía nacional y no interferencia en asuntos internos resuena poderosamente en sociedades que experimentaron colonialismo, y que perciben el discurso occidental sobre democracia y derechos humanos como hipócrita e instrumentalizado. La República Popular China no exige reformas democráticas, no condiciona su ayuda a la celebración de elecciones libres, no critica públicamente (o al menos con vehemencia) las violaciones de derechos humanos y no se presenta como un modelo superior que los africanos deban emular.

En cambio, ofrece una relación pragmática basada en beneficios mutuos, donde obtiene acceso a recursos-mercados y los países del Sahel obtienen infraestructura y desarrollo. Esta propuesta (aunque no exenta de problemas como el endeudamiento excesivo y la opacidad contractual), resulta atractiva para gobiernos que priorizan resultados tangibles sobre principios abstractos.

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Desafíos y límites del modelo chino en el Sahel

La expansión china en el Sahel enfrenta importantes desafíos estructurales. El endeudamiento creciente de los países del Sahel con Pekín ha generado temores de una posible “trampa de deuda”, agravados por la opacidad de los contratos y la falta de rendición de cuentas en contextos institucionalmente frágiles y marcados por la corrupción.

En el plano social, surgen tensiones locales ante la percepción de que China extrae recursos sin generar suficiente empleo o transferencia tecnológica. Casos como el de Malí en 2025 (donde el gobierno denunció operaciones mineras ilegales de empresas chinas), reflejan crecientes conflictos medioambientales y laborales. Además, la escasa integración de los trabajadores chinos en las comunidades locales refuerza sentimientos de exclusión y desconfianza.

La inseguridad regional plantea otro reto. La expansión económica china expone cada vez más a su personal e inversiones a la violencia yihadista y la inestabilidad política, lo que podría empujar a Pekín a asumir un rol militar más activo, en contradicción con su tradicional política de no intervención.

A futuro, el éxito del modelo chino dependerá de su capacidad para fomentar desarrollo sostenible, empleo y transferencia tecnológica. Si no logra generar beneficios tangibles para las poblaciones locales, la presencia china podría percibirse como una nueva forma de dependencia externa, enfrentando una creciente resistencia y rechazo.


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Guerra híbrida: qué es, cómo funciona y por qué es clave en la geopolítica actual

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Este artículo explica qué es la guerra híbrida, cómo funciona en la práctica y por qué se ha convertido en una de las herramientas estratégicas más usadas en la geopolítica del siglo XXI.

El panorama internacional se ha llenado de acciones que no encajan del todo en la paz ni en la guerra. Son movimientos calculados que buscan desgastar, confundir y obligar a reaccionar sin llegar a un choque directo.

En esta transición silenciosa, la guerra híbrida se ha colocado en el centro del debate. Países europeos, la OTAN y varias agencias de seguridad advierten desde hace años de su avance. No es un concepto nuevo, pero sí se ha vuelto más visible desde la anexión de Crimea en 2014.

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El término refleja que muchas democracias conviven con presiones constantes que vienen de fuera y, a veces, también desde dentro. Ciberataques, campañas de desinformación, presiones económicas y maniobras militares que juegan al límite. Lo relevante no es la herramienta concreta, sino cómo se combinan para crear inestabilidad.

Qué es la guerra híbrida

La guerra híbrida se define como una estrategia que mezcla fuerza militar y herramientas no militares con un propósito político concreto. Según el documento Amenazas híbridas: nuevas herramientas para viejas aspiraciones, de Carlos Galán, este tipo de acciones buscan explotar vulnerabilidades económicas, tecnológicas, diplomáticas o sociales sin llegar a un enfrentamiento abierto.

La definición coincide con lo que recoge la UE en su marco sobre amenazas híbridas, difundido por el Consejo y el Servicio Europeo de Acción Exterior, donde se mezclan presión militar, ciberataques y operaciones de manipulación informativa.

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Por otra parte, la Estrategia Nacional de Seguridad de España también recoge este fenómeno y lo presenta como una de las amenazas en aumento dentro del entorno europeo.

No hace falta declarar una guerra para debilitar a un país, solo basta con mover varias piezas a la vez.

Cómo funciona la guerra híbrida en la práctica

La práctica combina fases distintas. Primero se altera la percepción pública. Después se golpean infraestructuras clave. Y, si la situación se tensa, llegan los movimientos militares calculados.

Una campaña puede arrancar con mensajes coordinados en redes sociales que siembran dudas sobre instituciones, elecciones o decisiones políticas. Según el BSI alemán, las campañas de amenazas híbridas o cibernéticas suelen implicar ataques DDoS de gran volumen, robo de datos y explotación de vulnerabilidades en sistemas críticos.

Más tarde aparecen acciones físicas. Finlandia y Estonia ya han investigado daños en cables submarinos que, según sus servicios de seguridad, encajan con operaciones de sabotaje. Si la presión aumenta, se despliegan tropas o se ejecutan maniobras militares en zonas sensibles para obligar al adversario a reaccionar.

Ejemplos recientes de guerra híbrida: Ucrania, Gaza, Irán, China y los hutíes

Ucrania es el caso más claro. Según la OTAN, la combinación de desinformación, ciberataques y tropas sin insignia formó parte del conflicto desde 2014. El terreno ya estaba preparado cuando comenzó la invasión de 2022.

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En Oriente Medio, Irán emplea milicias aliadas para presionar sin asumir un coste directo. Los hutíes han adoptado un patrón parecido en el mar Rojo. Sus ataques afectan a rutas marítimas y condicionan el comercio global.

China usa otra lógica. El Instituto Australiano de Política Estratégica detalla cómo Pekín combina maniobras militares, presión económica y campañas informativas alrededor de Taiwán y el mar del Sur. Su estrategia avanza por pasos pequeños, pero constantes.


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El Consejo de Seguridad de la ONU acepta el plan de paz de Trump en Gaza

La ONU respalda la resolución 2803 con el plan de Donald Trump para estabilizar Gaza. Una nueva fuerza internacional y una junta de paz dirigirán el futuro político de la Franja, con el rechazo de Hamás.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha aprobado este lunes, 17 de noviembre, la Resolución 2803 del Consejo de Seguridad de la ONU, con 13 votos a favor y dos abstenciones (Rusia y China), sin ningún voto en contra. El texto respalda el plan de paz para Gaza propuesto por el presidente estadounidense Donald Trump, que incluye el despliegue de una fuerza internacional de paz.

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El representante de Estados Unidos ante la ONU, Mike Waltz, calificó la decisión como una guía «audaz y pragmática» y agradeció a los países miembros por «fijar un nuevo rumbo en Oriente Próximo para los israelíes y los palestinos y para toda la gente de la región». Según Waltz, la resolución representa «otro paso significativo» hacia la estabilización de Gaza y la creación de condiciones para que Israel viva seguro e impulse su prosperidad.

El llamado Plan Integral para Poner Fin al Conflicto de Gaza, de 20 puntos, establece la creación de una Junta de Paz presidida por Trump, con autoridad final sobre las decisiones relativas al gobierno de la Franja, administrado por tecnócratas palestinos. También contempla una Fuerza Internacional de Estabilización con 20.000 efectivos, cuya misión será permitir avances hacia las siguientes fases del acuerdo. En su fase final, el plan prevé la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza y la posible creación de un Estado palestino.

Trump aplaude la decisión

El presidente estadounidense celebró la aprobación, destacando la creación de una Junta de Paz compuesta por los «líderes más poderosos y respetados del mundo». En una publicación en Truth Social, afirmó: «Felicitaciones al mundo por la increíble votación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas… que reconoce y respalda la Junta de la Paz, la cual presidiré».

Además, Trump calificó la jornada como «un momento de verdadera magnitud histórica» y mostró gratitud hacia los 15 miembros del Consejo, incluidos China y Rusia, por permitir la aprobación del texto. También agradeció el apoyo de países árabes y musulmanes, entre ellos Qatar, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Indonesia, Turquía y Jordania.

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De hecho, Trump precisó que «en las próximas semanas» anunciará los integrantes de la Junta de Paz, y mencionó la posible participación del ex primer ministro británico Tony Blair. Sin embargo, Hamás rechazó la Resolución 2803, denunciando la falta de «neutralidad» de la fuerza multinacional prevista. El grupo político y paramilitar insistió también en su «derecho legítimo» a la resistencia y explicó que el desarme solo sería posible dentro de un proceso «político que garantice el fin de la ocupación y la autodeterminación».

La Autoridad Palestina da luz verde

La Autoridad Palestina (AP) expresó su «satisfacción» por la aprobación en el Consejo de Seguridad de la ONU de la resolución impulsada por Estados Unidos. Asimismo, reclamó su «implementación inmediata» para garantizar la retirada completa de las tropas israelíes y evitar la anexión del enclave palestino. En un comunicado difundido por la agencia WAFA, la AP celebró que el texto respalde un alto el fuego «permanente y completo», la entrega «sin obstáculos» de ayuda humanitaria y el «derecho del pueblo palestino a la autodeterminación y a un Estado independiente».

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El organismo que lidera Mahmud Abbas insistió en aplicar «de inmediato sobre el terreno» las disposiciones de la resolución con el fin de proteger a la población gazatí, garantizar su reconstrucción y evitar su desplazamiento forzado. También advirtió del riesgo de «debilitar la solución de dos Estados» y pidió que se impidan acciones que conduzcan a una anexión. En ese sentido, reiteró su compromiso de actuar en coordinación con la comunidad internacional para mantener la normalidad y estabilidad en la Franja de Gaza.

La AP mostró también su «plena disposición a cooperar» con Estados Unidos, los países árabes e islámicos, la Unión Europea y Naciones Unidas, además de con los firmantes de la Declaración de Nueva York, promovida por Francia y Arabia Saudí.

Inteligencia líquida: como el Mossad reinventó el espionaje en la era del algoritmo

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El espionaje ha dejado atrás los disfraces y micrófonos ocultos. Hoy, algoritmos, IA y manipulación informativa definen el nuevo poder global. En este artículo, Irene García, alumna del Máster Profesional de Ciberseguridad, Ciberinteligencia y Ciberdefensa de LISA Institute, Irene García analiza cómo Israel y el Mossad marcan el rumbo de la inteligencia líquida.

El espionaje dejó de depender solo de la gente infiltrado en un micrófono oculto. En la actualidad, los servicios de inteligencia operan entre el Big Data, la inteligencia artificial y la manipulación de la percepción pública. Israel, con su ecosistema tecnológico y el Mossad como punta de lanza, ejemplifica cómo la «inteligencia líquida» adaptable, veloz y algorítmica- redefine el poder en el siglo XXI.

De la operación encubierta al algoritmo encubierto

El Mossad nació en un entorno donde la supervivencia nacional dependía de saber antes que los demás. Pero mientras muchos servicios seguían centrados en el espionaje clásico (agentes infiltrados, interceptación, contrainformación) Israel transformó su inteligencia en algo más cercano a un startup de datos que a una agencia de espías.El Mossad no sólo espía personas: espía patrones.

Analiza flujos de información global, correlaciones en redes sociales, movimientos financieros y señales digitales que permiten anticipar conflictos o detectar amenazas antes de que aparezcan. Su poder no está solo en los agentes de campo, sino en su capacidad para convertir información en previsión.

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Este enfoque, que algunos analistas llaman ‘Inteligencia líquida’, consiste en adaptarse a la velocidad del dato: en un mundo donde la información se mueve más rápido que las decisiones políticas, el secreto ya no es ocultar, sino entender antes.

En la era del algoritmo, la ventaja no se mide por la cantidad de información obtenida, sino por la velocidad con que puede procesarse y reinterpretarse.

El nuevo campo de batalla: la influencia

En el pasado, el objetivo del espionaje era obtener información. Hoy, es dirigir la percepción.

El Mossad y otros servicios modernos han entendido que influir en cómo un adversario interpreta la realidad puede ser más poderoso que espiarlo. La inteligencia contemporánea ya no solo busca saber la verdad, sino fabricar verdades posibles

Operaciones de desinformación, narrativas estratégicas y filtraciones cuidadosamente calibradas son armas tan eficaces como un misil. En esta lógica, la ‘verdad’ se convierte en una herramienta operativa.

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El nuevo agente no necesita disfraz; necesita un perfil falso con buena reputación online. El espionaje se volvió invisible porque se disolvió en los flujos de información masiva. Y en este terreno -el de la percepción- Israel ha demostrado una comprensión adelantada a su tiempo.

Según el Oxford Internet Institute, más del 80% de las campañas de desinformación modernas incorporan algún grado de automatización o inteligencia artificial, lo que multiplica su capacidad de influencia. El Mossad, al integrar analítica predictiva y análisis de sentimiento, ha convertido la gestión de percepciones en una herramienta de seguridad nacional.

El ecosistema israelí: innovación y espionaje

El Mossad ha sabido aprovechar algo único: el ecosistema tecnológico israelí. De sus ex agentes y unidades cibernéticas -como la célebre Unidad 8200– han nacido decenas de startups que operan en ciberseguridad, vigilancia, IA y análisis predictivo. 

El límite entre empresa privada y servicio de inteligencia es, a veces, una línea de código. Esta simbiosis convierte a Israel en un laboratorio mundial de inteligencia tecnológica. El espionaje clásico se fusiona con el capital de riesgo, la innovación y la IA. Los datos son la nueva munición; los algoritmos, las nuevas armas; y los analistas los nuevos soldados. La llamada nación startup ha hecho de la inteligencia su industria más rentable y silenciosa.

Informes del Center For Strategic and International Studies   Israel destina más del 4% de su PIB a innovación en ciberseguridad y defensa digital el mayor porcentaje del mundo. Su «triángulo dorado» –Mossad, Unidad 8200 y sector privado- Generó un flujo constante de patentes, inversiones y talento que nutre tanto a la defensa como a la economía.

Asimismo, la colaboración entre empresas como NSO Group, Cellebrite o CheckPoint Son empresas derivadas de antiguos miembros de inteligencia, Cuyos productos han sido exportados globalmente para tareas de seguridad, análisis forense y control digital.

Si bien su uso ha generado debates sobre privacidad y derechos humanos, la conexión entre innovación tecnológica y capacidad estatal de inteligencia se ha consolidado como una de las señas de identidad del país, mostrando, así como la innovación tecnológica puede traducirse en ventajas geopolíticas.

De Stuxnet a Pegasus: el salto al ciberespionaje global

El ataque Stuxnet (2010), atribuido a Israel y EEUU, marcó un antes y un después. Por primera vez, un malware diseñado con precisión quirúrgica saboteó físicamente instalaciones nucleares iraníes. Aquella operación (documentada por The New York Times y IEEE Spectrum) demostró que el código podría sustituir a los comandos, abriendo una era de guerra encubierta digital.

Una década después, el software Pegasus, desarrollado por la firma israelí NSO Group, se convirtió en símbolo del espionaje invisible. Capaz de infiltrarse en teléfonos inteligentes sin interacción del usuario, Pegasus puso sobre la mesa el dilema ético de la vigilancia preventiva.

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Aunque su venta a gobiernos fue legal en muchos casos, su uso contra periodistas y activistas provocó una ola de críticas internacionales y nuevas regulaciones sobre ciber armas.

En menos de dos décadas, Israel pasó de la microfilmadora al malware; de la gente a la API; del secreto físico al secreto matemático.

Las paradojas del poder invisible

Pero esta inteligencia líquida tiene un dilema: cuando todo se puede vigilar, también se puede manipular. El riesgo no es solo para los enemigos; sino para la propia democracia. En un mundo donde el espionaje se confunde con el machine learning, la línea entre seguridad y control social se vuelve difusa.

El Mossad, con su sofisticación y su red de influencia global, representa el modelo de lo que vendrá: servicios que ya no solo protegen fronteras, sino narrativas. La guerra del futuro será una guerra por la percepción. Y quien controle el flujo de información -como lo hizo el Mossad en su momento con la inteligencia física- controlará el sentido de la realidad.

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Los algoritmos de vigilancia y predicción permiten identificar amenazas antes de que se materialicen, pero también pueden clasificar disidencia política como «riesgo potencial». El Instituto de estudios de seguridad nacional de Tel Aviv (INSS) advierte que el desafío principal no es tecnológico, sino ético: evitar que la inteligencia algorítmica derive en sistemas de control interno y manipulación de la opinión pública.

La transparencia y la supervisión independiente son aún insuficientes. El marco legal internacional -incluido el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) europeo- ofrece protección parcial, pero las operaciones encubiertas, por definición, quedan fuera del radar jurídico.

Inteligencia líquida en el mundo: el modelo israelí como referencia

Otros países observan con atención el modelo israelí. La CIA y la NSA en Estados Unidos, el GCHQ británico o el DGSE francés están replicando el enfoque híbrido que combina inteligencia humana y digital.

Informes del Rand Corporation subrayan que el futuro del espionaje pasa por «plataformas interconectadas que integren IA, análisis predictivo y ciberofensiva preventiva»

El resultado es una nueva carrera invisible: la competencia por la hegemonía algorítmica. Quien controle las redes de datos y los sistemas de interpretación automática controlará también la capacidad de anticipar y moldear los acontecimientos globales.

El dilema democrático

Las democracias liberales se enfrentan al reto de protegerse sin renunciar a sus principios. El uso de inteligencia algorítmica plantea preguntas que trascienden la seguridad: ¿Quién audita los algoritmos? ¿Qué ocurre con los datos recolectados en operaciones preventivas? ¿Existe un “derecho a no ser vigilado”?

Expertos del Carnegie Endowment for International Peace recomiendan la creación de auditorías algorítmicas estatales y tratados internacionales que limiten la proliferación de software de espionaje. Sin embargo, la velocidad del desarrollo tecnológico supera la regulación.

El riesgo no es que la tecnología domine la política, sino que la política se rinde ante la velocidad de la tecnología. El agente del futuro no llevará pistola ni pasaporte falso. Llevará un algoritmo. Su misión no será entrar a un edificio secreto, sino entrar en la mente colectiva. Saber qué creerá la gente mañana antes de que lo crean hoy. 

El espionaje, en su nueva forma, no observa: predice, moldea y redefine lo posible. El Mossad no sólo sigue siendo un servicio de inteligencia: es un espejo del mundo que viene. Un mundo donde la verdad será cada vez más difícil de encontrar… porque todos, (algún nivel), estaremos siendo espiados por nuestras propias máquinas. 

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¿Qué es la operación Lanza del Sur? El paradigma de la guerra punitiva

La operación Lanza del Sur marca un giro punitivo en la estrategia de Estados Unidos hacia América Latina: despliegues militares inéditos, ataques selectivos y presión directa sobre Venezuela. En este artículo, Lucas Paulinovich, alumno del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute, explora cómo el paradigma de la guerra punitiva redefine la seguridad regional y sus riesgos geopolíticos.

Estados Unidos volvió a poner a América Latina en el centro del mapa estratégico. La operación Lanza del Sur tuvo su inicio a principios de año, pero recientemente fue formalizada mediante un anuncio de la Casa Blanca que materializa tanto la decisión de atacar el narcoterrorismo al reconocerlo como amenaza interna en función del impacto del tráfico de drogas sobre la población, como ejercer presión directa sobre el gobierno venezolano.

El secretario de Guerra, Pete Hegseth, anunció que se trata de una misión encabezada por el Comando Sur y la Fuerza de Tarea Conjunta Southern Spear, “para expulsar a los narcoterroristas del hemisferio occidental” y “proteger a la patria de las drogas que están matando a nuestra gente”, por orden directa del presidente Donald Trump.

La novedad de la etapa anunciada está dada en el contexto de una inédita serie de acciones ofensivas y despliegues de fuerza en la región, y una intensificación de la presión sobre el régimen venezolano, que incluye una serie de opciones que van desde la intervención militar, la confiscación de activos petroleros, o la realización de una operación especial para capturar a Nicolás Maduro.

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Lo cierto es que la situación comienza a alcanzar un límite y que las líneas de desarrollo a futuro son cada vez menos. Este cuadro se compone especialmente de cuatro elementos destacables:

  • El despliegue en el Caribe del portaaviones nuclear más grande del mundo, el USS Gerald R. Ford, la demostración de poder naval más importante de EE.UU. en la región en décadas.
  • Más de 20 ataques contra narcolanchas en el Caribe y el Pacífico oriental desde septiembre, con un saldo estimado de unas 80 personas muertas, según recuentos de prensa.
  • Autorización para operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano en el marco de esta ofensiva.
  • Respuesta de Venezuela con movilización de 200.000 militares y ejercicios combinados aéreos, navales y terrestres para “enfrentar amenazas imperialistas”.  

Washington presentó el operativo Lanza del Sur como una campaña contra el narcoterrorismo y una advertencia a las organizaciones y Estados que las alojan, financian o apoyan. En ese sentido, la operación encaja en el modelo de las guerras punitivas que parece ganar terreno como paradigma de seguridad que se desprende de las tensiones geopolíticas actuales.  

Fusión bélico-penal y límites entre eficacia y legitimidad

El concepto de guerra punitiva describe una forma contemporánea de ejercicio del poder estatal que fusiona la lógica de la guerra con la lógica penal: el Estado emplea fuerza militar no para conquistar territorio ni derrotar por completo al enemigo, sino para castigarlo ejemplarmente, neutralizar su capacidad operativa y enviar un mensaje disuasivo a múltiples audiencias.

El objetivo no es la eliminación total de la amenaza -algo materialmente imposible en el corto plazo-, sino reducir su margen de acción y, sobre todo, reproducir la percepción de control y ratificar la influencia en entornos sociales atravesados por la inseguridad, el crimen transnacional y la desconfianza hacia las instituciones.

El enemigo no es clásicamente un Estado adversario, sino un actor híbrido: insurgente, terrorista, facción criminal o combinación de todo lo anterior. La categoría “narcoterrorista” desplaza el problema desde el terreno policial al militar, habilitando reglas de enfrentamiento más flexibles y menos control judicial.

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Con el castigo visible y selectivo no se busca ocupar ni reconstruir, sino ejecutar golpes rápidos, de alta letalidad y alto impacto mediático, que funcionen como demostración de poder. La lógica es la de la “eficacia política del efecto”: el resultado se mide más por el mensaje que por la destrucción material del adversario.

La guerra punitiva estira el marco jurídico, pero sin romperlo del todo. La “guerra” se desplaza a fronteras porosas, aguas internacionales, favelas, barrios densos y corredores logísticos, donde crimen, insurgencia y terrorismo se mezclan en el accionar de actores con alances transnacionales.

En definitiva, la operación Lanza del Sur es la oficialización de una línea doctrinaria que Estados Unidos venía enunciando con réplicas de aplicación localizada, como la operación Contención llevada a cabo por el estado de Río de Janeiro contra el Comando Vermelho a fines de octubre.

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Funcionalidad operativa del narcoterrorismo

La categoría de “narcoterrorismo” es el concepto operativo que permite colocar el conflicto en el terreno de la seguridad nacional y del antiterrorismo, y legitima las acciones militares fuera de jurisdicción penal ordinaria. Esto compone el marco jurídico de las operaciones extraterritoriales en aguas internacionales y la autorización a la CIA para que opere en jurisdicción de otros Estados.

En la práctica, este concepto requiere de un despliegue desde una zona gris legal. La presencia del USS Gerald R. Ford -sin relación con la naturaleza de la amenaza en el terreno-, implica un símbolo de poder estratégico. Su presencia en el área de responsabilidad del Comando Sur es un mensaje de tres destinatarios claros:

  1. A los carteles y redes criminales: Estados Unidos está dispuesto a elevar la apuesta.
  2. A los gobiernos acusados de ser “narco-estados”, especialmente Venezuela: cualquier protección estatal a esas redes tendrá un costo.
  3. A los aliados y socios regionales: quien marca el compás de la seguridad hemisférica es Washington.

Asimismo, la facultad asignada a la CIA refuerza el carácter híbrido de la ofensiva. Se trata de una presión directa sobre el aparato estatal venezolano que, según Washington, acoge al Cartel de los Soles.

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Tres laboratorios del castigo: Israel, Brasil y el Caribe

En el contexto actual, donde la seguridad se afirma como factor central de la relación entre Estados y actores nacionales, las operaciones de Israel contra Gaza tras los atentados del 7 de octubre de 2023 y la operación Contención en Río de Janeiro, se alinean con el paradigma operacional detrás de la ofensiva de los Estados Unidos en el Caribe.

La doctrina Dahiya que inspira el avance sobre Hamás en la Franja de Gaza supone el uso de la fuerza desproporcionada basado en el empleo masivo de fuerza aérea y artillería, el daño extenso a infraestructura civil asociada al enemigo, y el objetivo de enviar un mensaje disuasivo a organizaciones armadas y a sus apoyos locales.

En estas operaciones, el costo humano es altísimo, pero el Estado prioriza la credibilidad disuasiva frente a actores que percibe como factores antisociales y amenazas existenciales.

En Río de Janeiro, la operación Contención llevó el paradigma punitivo al interior de una gran metrópolis: blindados, helicópteros y fuerzas combinadas en incursiones de altísima letalidad, control momentáneo, pero fragmentación criminal y desplazamiento de la violencia hacia otros territorios.

En ese sentido, el problema de las guerras punitivas no es solo moral o jurídico, sino, sobre todo, estratégico. El rendimiento de este tipo de operaciones puede ser alto en el corto plazo, aunque resulta ambiguo en el largo. El negocio criminal no desaparece: se fragmenta en microorganizaciones más flexibles y violentas, se desplaza a otras rutas y se adapta tecnológicamente.

En el caso de la operación Lanza del Sur, es razonable anticipar que, a medida que la presión marítima aumente, se verá mayor uso de corredores terrestres en Centroamérica y el arco andino, y más peso de zonas grises como la Triple Frontera sudamericana, donde ya convergen facciones brasileñas, mafias europeas, redes vinculadas a Hezbolá y estructuras financieras opacas.

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Erosión jurídica y tensiones regionales

Cada ataque letal sin proceso judicial y la operación encubierta en territorio ajeno, alimenta debates sobre la compatibilidad de estas acciones con la Carta de la ONU y el derecho del mar, la soberanía de los países latinoamericanos, y el riesgo de que la etiqueta “narcoterrorista” se use para fines políticos internos en la región.

La reacción de Venezuela —movilización de tropas, ejercicios militares y denuncia de agresión imperialista— y las reservas de gobiernos como el colombiano y el mexicano muestran que el margen de maniobra de Washington no es infinito, aunque la vía de la punición prolonga las presiones diplomáticas en actos de fuerza determinantes.  

El paradigma punitivo, aplicado a Lanza del Sur, condensa una paradoja: cuanto más eficaz es el castigo en el corto plazo, más riesgo hay de legitimidad erosionada y de adaptación criminal en el mediano plazo. Si la punición no se articula con inteligencia compartida, reformas institucionales en los países de origen y tránsito, y estrategias penitenciarias y financieras que corten la reproducción del poder criminal, el riesgo es un desorden del sistema hemisférico en su periferia.

La Operación Lanza del Sur no inaugura una era, pero sí consolida una tendencia: Estados Unidos da sustento estratégico a las autoridades democráticas para intervenciones punitivas como forma de gestionar amenazas híbridas y de restaurar autoridad. La región deberá seguir con atención este proceso y los potenciales impactos de una escalada militar de la situación en Venezuela. 


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¿Cómo divide el mundo la ONU?

Descubre qué es el geoesquema de la ONU, por qué es así y para qué sirve.

¿Sabías que el mapa del mundo que ves en los informes de la ONU no es exactamente igual al que aprendiste en tu etapa educativa? La Organización de las Naciones Unidas (ONU) tiene su propia forma de ver el planeta, y lo hace a través de un sistema llamado geoesquema. Este mapa divide el mundo en 22 regiones, cada una con países agrupados por características geográficas, económicas y culturales similares. Y aunque suene como un detalle técnico, tiene una importancia enorme para entender cómo se organiza el mundo y se toman decisiones internacionales.

¿Cuál es el objetivo?

El geoesquema de la ONU no es solo una manera de colorear el mundo. Se creó en 1982 con el propósito de estandarizar la presentación de datos para facilitar el análisis y la comparación entre países. Así, cuando la ONU habla de «América del Sur», «Sudeste Asiático» o «Europa Meridional», entre otros, no lo hace por casualidad, sino porque estos grupos permiten estudiar tendencias, desigualdades y avances en diferentes temas como la pobreza, la salud o el desarrollo económico de forma coherente.​

Este sistema divide el mundo en cinco continentes principales (África, América, Asia, Europa y Oceanía), y cada uno se subdivide en regiones más pequeñas. Por ejemplo, África tiene cinco subregiones, América cuatro, Asia cinco, Europa cuatro y Oceanía cuatro. Entre ellas, destacan regiones como el Caribe, Micronesia o Europa Oriental, que muchas veces no coinciden con las divisiones tradicionales de los atlas.​

¿Por qué es así y para qué sirve?

La razón principal de esta división es práctica y estadística. Los países dentro de cada región suelen compartir retos, oportunidades y contextos similares, lo que permite a la ONU y a sus agencias (como la OMS o el PNUD) diseñar políticas y programas adaptados a cada grupo. Además, este sistema facilita la comparación de indicadores entre regiones, haciendo que los informes sean más fáciles de entender y aplicar.

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Por ejemplo, si se quiere saber cómo evoluciona la pobreza en América Latina, el geoesquema permite agrupar todos los países de la región y compararlos entre sí y con otras regiones del mundo. También ayuda a que los países tengan una representación equitativa en los órganos de decisión de la ONU, como el Consejo de Seguridad, donde se busca una distribución geográfica justa.

​No obstante, el geoesquema se ha ido actualizando varias veces para reflejar, perfeccionar y actualizar los cambios en el mundo. Por ejemplo, la disolución de la Unión Soviética en 1991 obligó a crear nuevas regiones en Asia. Por su parte, en 2005 se separó Asia central de Asia meridional para reflejar mejor la realidad geopolítica y económica.

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Cómo España ha de replantearse su relación con Senegal: influencia del primer año del gobierno de Bassirou Diomaye Faye

El primer año del gobierno de Bassirou Diomaye Faye ha consolidado la estabilidad política de Senegal y proyectado su economía, pero también ha redefinido su orientación internacional. En este Trabajo Final de Máster (TFM) del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, el alumno Roberto Pozas Lázaro analiza cómo estos cambios impactan en las estrategias españolas en un país clave para la acción exterior.

El Trabajo Final de Máster (TFM) del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute consiste en la elaboración de un Informe de Análisis Internacional real y profesional, en forma y contenido, en el que se apliquen los conocimientos adquiridos y las habilidades desarrolladas en el Máster, simulando un entorno profesional real. El alumno, a mitad del Máster, debe proponer:

  1. Una temática de TFM sobre algún país, conflicto o tema de análisis dentro de una de las siguientes regiones geoestratégicas del mundo (Unión Europea y Federación Rusa, Oriente Medio y África, Oriente Medio y África, América del Norte y América del Sur y Asia-Pacífico).
  2. Un destinatario real (ficticio o no) del Informe que realizará, con el objetivo de aportar un valor concreto a una empresa o una institución pública real, a elección del alumno.

Durante el Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico se aprenden y practican múltiples técnicas y métodos de obtención y análisis internacional y geopolítico. Estas metodologías deberán ser utilizadas por el alumno para investigar, analizar y realizar el Informe de Análisis Internacional de forma profesional, siempre con la ayuda, soporte y acompañamiento de un Mentor, experto en la temática o región escogida por el alumno.

Esta metodología docente inmersiva, simulando entornos profesionales reales, permite al alumno desarrollar habilidades clave y obtener un aprendizaje único que le servirá a nivel profesional.

Desde LISA News, para contribuir al conocimiento colectivo y para impulsar la carrera profesional de los alumnos de LISA Institute, difundimos de forma limitada algunos de los TFM, destacando los resultados y conclusiones a los que han llegado en sus Informes de Análisis Internacional.

Si quieres saber más sobre cómo se redacta un Informe de Análisis Internacional o como se lleva a cabo un Análisis geopolítico, te recomendamos visualizar las más de 50 Masterclass organizadas cada año por LISA Institute, en el contexto del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico.

Si quieres formarte en Análisis Internacional o Geopolítica a nivel profesional puedes realizar el Curso de Analista Internacional (3 meses), otros cursos de ámbito internacional y geopolítica o directamente el programa formativo más completo: el Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico (9 meses).


Título: Cómo España ha de replantearse su relación con Senegal: influencia del primer año del gobierno de Bassirou Diomaye Faye

Alumno: Roberto Pozas Lázaro

Tutora: Soraya Aybar Laafou

Fecha de entrega: julio 2025

Itinerario: África y Oriente Medio


🌐 Informe de Análisis Internacional 🌐


El presente informe de análisis internacional y estratégico no clasificado, dirigido para la Dirección General de África, dependiente del MAEC, tiene el objeto de determinar el impacto del primer año del Gobierno del PASTEF sobre las estrategias españolas que se están implementando en Senegal. Teniendo en cuenta que este país africano se consolidó como país estratégico para la acción exterior española y sus intereses en el exterior, plasmado esto, en la Estrategia de Acción Exterior y en la Estrategia de España en África. Si bien las estrategias que se están implementando están orientadas a la cooperación y desarrollo en áreas como, la seguridad, economía, empleo y movilidad.

Desde el 24 de marzo del pasado 2024, tras una crisis política en Senegal, el PASTEF consiguió la victoria electoral y la conformación de un nuevo Gobierno tras décadas de oficialismo. Posteriormente se consolidó con una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. El PASTEF se concibe como un partido de izquierdas, anticolonialista y panafricanista, acercando al país a los EE.MM de la Alianza de Estados del Sahel. Una de las medidas destacables, relativas a la cercanía a la AES, ha sido la expulsión de las fuerzas francesas del país. Además, por su estabilidad y economía es uno de los Estados destacables de la CEDEAO. Todo esto explica la necesidad de este informe para la D.G.A.

El primer año del gobierno de Bassirou Diomaye Faye

Tras la consolidación política de Bassirou Diomaye Faye, líder del PASTEF, se puede afirmar que Senegal ha conseguido una notable estabilidad política. Además cuenta con un ordenamiento jurídico que se equipara a los occidentales, en lo que respecta a la seguridad jurídica, funcionamiento del poder judicial y la capacidad jurídico-legal de garantizar la cooperación e internacionalización de empresas extranjeras en su país. También, destacar los planes de lucha contra la corrupción y que, en consonancia con su agenda antioccidental, las auditorías de los contratos de concesión y explotación de sus recursos, buscando beneficiar más a las arcas del Estado.

Por otro lado, los planes y proyectos económicos del nuevo Gobierno han conseguido proyectar la economía del país hacia el crecimiento, destacándose los proyectos en la digitalización, inversión en infraestructuras y la resolución del conflicto en la región de Casamance, con su consecuente desarrollo e impulso. No obstante, la alta tasa de desempleo, sobretodo el juvenil y el endeudamiento nacional (80% del PIB) son problemas a tener en cuenta.

Senegal es uno de los países más atractivos para la inversión extranjera de la región, además de que cuenta con notables recursos naturales, destacando los minerales, agrícolas y pesqueros.

Conclusiones

Senegal se presenta como un país propicio para la cooperación española, respaldado por la solidez política y social, con un crecimiento económico estable, abierto y propicio para la inversión extranjera, sobretodo en áreas como la industrialización, infraestructuras y digitalización. Además cuenta con ambiciosos proyectos nacionales que necesitan inversión extranjera. No obstante, la ideología y el distanciamiento de occidente, sobretodo en materia de defensa y seguridad, mostrándose con el acercamiento a otras potencias como Turquía, Rusia o China, hacen que objetivos sobre la seguridad de la movilidad o la lucha contra del terrorismo sea más complejo.

Recomendaciones

  1. Mantener los proyectos como Global Gateway o el Hispasat, orientado al desarrollo económico, laboral, industrial y tecnológico del país.
  2. Fomentar la cooperación española directa sobre proyectos y planes de desarrollo económico del Gobierno senegalés como el “Plan Faye para Casamance”.
  3. Impulsar el diálogo diplomático con Senegal, empleando e impulsando el soft power español mediante mayores programas de intercambio cultural y apoyo a la diáspora.
  4. Explotar el rol de Senegal como intermediario entre los Estado de la Alianza de Estados del Sahel y la CEDEAO.
  5. Aumentar la relevancia comercial y económica española en Senegal.
  6. Creación de un Fondo económico, invitando a la mayor cantidad de Estados posibles, para asistir a Senegal al pago de su deuda.
  7. Cambiar la narrativa de la política pública española sobre el conjunto de África, abandonando la regionalización y creando estrategias conjuntas sobre países concretos.

🌐 Memoria del Informe 🌐

Para una mayor comprensión de este Trabajo Final de Máster (TFM) realizado en el contexto del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, a continuación puedes consultar la memoria del Informe, en la que se muestran todas las fases realizadas: Fase de Dirección y Planificación, Fase de Obtención, Fase de Tratamiento de la Información, Fase de Análisis, Fase de Difusión y Fase de Retroalimentación.

Bangladesh condena a muerte la ex primera ministra Sheikh Hasina

La condena a pena capital se debe a los crímenes de lesa humanidad acaecidos tras la represión de 2024, que obligaron a la mandataria a abandonar el país.

El Tribunal Internacional de Crímenes de Bangladesh ha condenado a muerte este lunes 17 de noviembre a la ex primera ministra de Bangladesh, Sheikh Hasina, por crímenes contra la humanidad. La sentencia se refiere a la represión de las protestas de julio y agosto de 2024, que dejaron unas 1.400 personas muertas y precipitaron su caída tras quince años en el poder. El tribunal impuso la misma pena al exministro del Interior Asaduzaman Jan Kamal, mientras que el ex inspector general de Policía, Choudri Abdulá al Mamun, recibió cinco años de prisión por colaborar en el proceso judicial.

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Además, el tribunal ordenó la confiscación de los bienes de Hasina, que permanece huida en India y enfrenta otros tres procesos ante la misma corte, creada en 2009 para investigar crímenes de genocidio y de lesa humanidad. Dos de los casos se deben a desapariciones forzadas y uno por la represión de las protestas de 2013. El fallo también dispone la retirada de las propiedades de Asaduzaman, quien sigue prófugo de la Justicia.

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Por otra parte, la Fiscalía solicitó que los bienes confiscados se destinen a reparar a las víctimas, según informó el diario bangladesí The Daily Star. Antes de esta sentencia, Hasina ya había sido condenada en julio a seis meses de prisión por desacato, tras ser imputada por haber ordenado la represión de las protestas contra el sistema de cuotas que reservaba más de la mitad de los empleos públicos a familiares de veteranos de guerra.