Marc Vendrell, Profesor del Curso de Analista Político Internacional y del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico, analiza los tipos de violencia existentes y su relación con fenómenos como el terrorismo internacional.
El estudio de la violencia aborda diferentes disciplinas relacionadas entre sí, como la política, historia, sociología, derecho e incluso filosofía. Una forma histórica y actual de violencia es el terrorismo, pero veremos que no es la única ni es tan simple como se pueda pensar. Detrás hay factores y variables profundas que requieren de un conocimiento más amplio de las tipologías de violencia, muchas de ellas provenientes de razones políticas.
Johan Galtung, experto en Paz y Conflictos Internacionales, hablaba, en este caso, de la violencia estructural, la frustración de las expectativas individuales y colectivas. Esta es una violencia invisible, muy lejos de los conceptos más conocidos como violencia física, que es totalmente visible.
Las diferentes formas de la violencia
Violencia simbólica
La dominación de unos sobre otros a través de diferentes mecanismos legítimos o la servidumbre voluntaria porque representa el orden social típico da significado a la violencia simbólica. Por ejemplo, la utilización del lenguaje machista o racista, serían ejemplos de violencia simbólica. Esta, aunque no se transmita físicamente, puede llegar a ser muy dolorosa y estructuralmente difícil de eliminar.
Violencia física
Esta violencia está directamente ligada a una agresión física con la experimentación de dolor. Se puede extender o formar en distintas modalidades: violencia urbana, militar, terrorista, maltrato doméstico, interrogatorio físico…es la violencia más conocida y más tradicional.
Violencia política/social
Los fenómenos, muchas veces, no tienen solo una causa. Es por ello que, la iniciación y radicalización de una persona que se transforma en terrorista y, finalmente, en ejecutor de un atentado, es multicausal. Por ende, a continuación, veremos qué es la violencia política y cuáles son las causas que conforman que una persona pueda llegar a perpetrar actos violentos.
Decir qué acto violento es político y cuál no, es influir sobre los procesos de legitimación de una práctica moralmente condenable. Para algunos, los motines representan una acción política y, para otros, un acto violento sin razón de ser. Por tanto, muchas violencias se definen como políticas porque le dan una explicación aceptable y, así pues, a veces, un acto violento que no parece tener razones políticas, seguramente, en su nacimiento sí las tuvo.
Por ejemplo, ¿es legítimo asaltar un supermercado al que le sobran toneladas de comida y tiene beneficios anuales extraordinarios para donar la comida posteriormente? Para algunos este acto es totalmente legítimo y no supone una violencia pero, para otros, es un acto muy cuestionable.
¿Cómo inicia la Violencia?
Los principales procesos de adhesión a la violencia por parte de las personas son los siguientes:
Marginalidad política
Hay una relación entre la radicalidad y la situación de los grupos en el espacio político. Concretamente, los grupos rupturistas, identitarios, marginales o radicales, suelen ejercer más la violencia frente a los más representados o mayoritarios en la sociedad, es decir, a la relación establecida entre la violencia y el acceso al sistema político.
Acción política
Sin tener razones más allá de la ideología, en numerosas ocasiones es la propia acción política la que crea la violencia. Ya sea a través de atentados terroristas, revueltas violentas, revoluciones o golpes de Estado.
Frustración económica
Se atribuye a la frustración económica una variable para el desencadenamiento de la violencia, a raíz de la pobreza y las necesidades físicas y materiales que surgen de ella. La desigualdad económica está en el núcleo de este problema. Según Alexis de Tocqueville, la violencia surge porque al mejorar en forma relativa la condición de los hombres, se vislumbra la perspectiva de una mejora perdurable y definitiva, cuya falta de satisfacción lleva a la cólera y a la violencia.
Frustración colectiva
El politólogo Ted R. Gurr toma el modelo de la frustración para comprender la violencia. Establece una relación entre las aspiraciones colectivas de los grupos sociales y la satisfacción posible de esas aspiraciones percibidas como legítimas. Insiste en las discriminaciones económicas que dan origen a la mayoría de los conflictos.
Luego, sostiene que las justificaciones doctrinales y empíricas de la violencia transforman la acción colectiva en violencia política. Defiende que la frustración económica es mucho más pertinente que las demás y la discriminación económica es una variable predominante en su análisis. Por ejemplo, hay varios ensayos que intentan relacionar las revueltas de la Primavera Árabe de 2011 con la frustración de ciertos colectivos de esas regiones.
La violencia política y su relación con el terrorismo internacional
Al-Qaeda
Al-Qaeda se ha convertido en una idea que conecta a grupos que se autoorganizan en cualquier parte del mundo, simplificando la realidad para globalizar al adversario y movilizar así a sus bases y seguidores. Según algunos analistas, este grupo terrorista estaría en más de 60 países. Pero, aunque sus intenciones sean totalmente deleznables, no es más que una idea política lo que hay detrás y, por tanto, ejercen la violencia política en forma de terror mediante atentados con explosivos, armas blancas o incluso vehículos.
Su idea principal radica en que Occidente es el enemigo político y, además, se ayudan con el factor religioso, lo que hace más difícil evitar la radicalización de muchas personas porque su causa no sólo tiene raíces políticas. Sin embargo, la dimensión ideológica es uno de los principales factores que explica el proceso de adoctrinamiento y reclutamiento de individuos para un grupo terrorista.
ISIS
El ISIS pertenece a la corriente salafista yihadista: una corriente que legitima el recurso a la violencia y que combina teología y teoría política. En el plano religioso, el salafismo yihadista pretende llevar a cabo un retorno a las fuentes mediante una lectura rigorista y libre de la contextualización con el fin de encarnar el islam original, el islam de los ancestros (Salaf).
Para ello, rechaza y prohíbe cualquier interpretación que difiera de su literalidad en la medida en que considera que cualquier divergencia de punto de vista conduce, a largo plazo, al debilitamiento de la comunidad (Umma) y a su sedición (Fitna). Es un ejemplo de cómo una organización con ideología propia lleva estas ideas políticas al plano militar además de un reclutamiento activo de nuevas personas. La violencia política otra vez, en su vertiente más radical.
Siempre debemos tener en cuenta que la violencia radica muchas veces en explicaciones políticas, económicas o sociales que se extienden a una parte más psicológica. No debemos dejarnos llevar por el odio a estos actos o por el rechazo a los mismos, sino analizar las razones estructurales que llevan a las personas a realizar esta violencia para poder estudiar y comprenderla y, de esta forma, poder evitarla en un futuro.