- Nicolás Maduro y Edmundo González se juegan la presidencia en las elecciones que se celebrarán el 28 de julio en Venezuela.
- Las autoridades chavistas han impuesto un sinfín de bloqueos a la oposición, pero han conseguido unirse en tiempo y forma y son los favoritos para ganar.
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El domingo 28 de julio de 2024, Venezuela celebrará elecciones presidenciales para elegir al presidente para el período 2025-2031. Según expertos, este proceso electoral podría llevar al país a una «consolidación autoritaria» de Nicolás Maduro o a un «proceso de transición democrática». De los diez candidatos inscritos, destacan dos: el actual presidente Nicolás Maduro, representante del chavismo y del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), y Edmundo González, representante de la oposición a través de la Plataforma Unitaria Democrática.
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Las elecciones se desarrollan en medio de una crisis institucional y con dificultades para la oposición, precedidas por el Acuerdo de Barbados de octubre de 2023 sobre garantías electorales firmado entre el gobierno y la oposición, y que hizo que Estados Unidos aliviase sanciones petroleras en Venezuela. Este pacto se ha violado repetidamente por el gobierno de Maduro, lo que provocó el regreso a las sanciones en abril. Diversos escenarios se plantean ante estos comicios, desde una victoria aplastante de la oposición, pasando por un improbable triunfo ajustado de Maduro, hasta la inhabilitación del candidato opositor o incluso la suspensión o el amaño del proceso electoral.
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Estos comicios son importantes porque la oposición va totalmente unida bajo una sola coalición, algo que no ocurría desde hacía casi 10 años. Además, Nicolás Maduro tiene actualmente los niveles de popularidad muy bajos tras las diferentes crisis que ha atravesado el país. Asimismo, en estos comicios los países cercanos a Venezuela tienen la alarma puesta por los posibles resultados. Estas regiones no quieren que vuelva a suceder lo de años atrás, una crisis migratoria de venezolanos sin precedentes.
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Candidatos a las elecciones en Venezuela
Se presentan un total de diez candidatos, aunque dos de ellos destacan por su relevancia en la contienda.
- Nicolás Maduro. Actual presidente y líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), busca su tercer mandato tras haber asumido el poder en 2013. Su gestión ha estado marcada por una profunda crisis económica y social en el país, por el autoritarismo y por la corrupción.
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- Edmundo González. Exembajador y candidato de la Plataforma Unitaria Democrática, es el claro favorito en todos los sondeos para ganar a Nicolás Maduro con amplio margen. Representa a la coalición de la oposición, aunque su candidatura se da en un contexto complicado, ya que la líder opositora María Corina Machado fue inhabilitada para participar y tuvo que presentarse en tiempo récord. González, quien ha sido visto como una figura emergente en la oposición, busca capitalizar el descontento popular hacia el chavismo y promete un cambio en la dirección política del país.
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- Los otros ocho candidatos tienen escasa relevancia en las encuestas y son considerados como figuras menores en esta contienda electoral.
¿Cómo funciona el sistema electoral de Venezuela?
El sistema electoral venezolano está administrado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), que tiene la misión de supervisar todas las etapas del proceso electoral. La votación se realiza electrónicamente, utilizando máquinas de votación que autentican al votante y permiten seleccionar candidatos en una pantalla táctil. Posteriormente, se genera un comprobante en papel que se deposita en una urna física.
Estos comicios se realizan por mayoría simple. El candidato que obtenga la mayor cantidad de votos será el presidente, independientemente de si llega o no al 50% de los apoyos. Esto se diferencia de otros países, donde hay un sistema de doble vuelta.
Acusaciones de manipulación electoral en las elecciones de Venezuela
Sin embargo, este sistema electoral venezolano está acusado de manipulación a favor del régimen de Nicolás Maduro. Existen múltiples denuncias de irregularidades que ponen en entredicho la transparencia del proceso electoral en Venezuela:
- Control del CNE. El Consejo Nacional Electoral está acusado de estar inclinado a favor del gobierno. La composición del CNE y sus decisiones suelen favorecer al partido gobernante, generando desconfianza en su imparcialidad.
- Manipulación de resultados. Diversos informes señalan que, aunque el sistema de votación electrónica es teóricamente seguro, el proceso de transmisión y totalización de los votos se ha manipulado en ocasiones para favorecer al gobierno. Por ejemplo, en las elecciones de 2017, la empresa Smartmatic, encargada del software de votación, denunció manipulación de los resultados por parte del CNE.
- Coacción y ventajismo. En elecciones anteriores se informó que el gobierno utiliza recursos del Estado y mecanismos de coacción para influir en los votantes. Esto incluye el uso de los «puntos rojos» cerca de los centros de votación, donde se controlan las votaciones de los beneficiarios de programas sociales, presionándolos para votar por el partido oficialista de Nicolás Maduro.
- Obstáculos a la oposición. El régimen ha impedido la participación plena de la oposición, inhabilitando a candidatos opositores, arrestando a líderes políticos, reprimiendo protestas o cerrando negocios que prestaban servicios a miembros opositores.
- Auditorías cuestionables. Aunque se realizan auditorías del sistema, hay dudas sobre su independencia y efectividad. Observadores internacionales han señalado que estas auditorías no siempre son transparentes ni inclusivas, limitando la posibilidad de detectar y corregir irregularidades.
Pese a que el sistema electoral venezolano cuenta con tecnología avanzada y procedimientos que teóricamente deberían garantizar la transparencia, en la práctica se ha socavado por una serie de manipulaciones y prácticas deshonestas que benefician al régimen de Nicolás Maduro. Estas irregularidades generan desconfianza respecto a la legitimidad de los procesos electorales en Venezuela.
Impedimentos a la oposición durante la campaña
Durante la campaña electoral de las elecciones presidenciales de Venezuela de 2024, se han documentado diversas restricciones y bloqueos a opositores, que muestran la represión política. Sin embargo, se presentan y además como favoritos. Entre esos bloqueos están:
- Detenciones arbitrarias. Se han registrado centenares de arrestos a opositores durante los últimos meses. La mayoría vinculados a María Corina Machado, entre los que figuran personas importantes como miembros de seguridad. Además, se incluyen activistas, lideres y simpatizantes.
- Hostigamiento y violencia política. Se han documentado agresiones físicas y psicológicas contra opositores por parte de las autoridades policiales.
- Obstrucción del voto a extranjeros. Los venezolanos en el extranjero enfrentan dificultades extremas para votar. De los más de 7 millones de venezolanos en el exterior, apenas 70 mil están registrados para votar. Muchos no pueden hacerlo debido a la falta de relaciones diplomáticas con Venezuela en sus países de residencia, como es el caso de Estados Unidos. Además, el régimen sabe que estos votantes no le apoyarían en ningún caso.
- Falta de aparición en medios de comunicación. La televisión y otros medios nacionales están custodiados y orquestados por las autoridades chavistas. Por ello, están censurando toda aparición que puedan tener los opositores. Esto da una percepción de que Nicolás Maduro es el único líder a votar en el país, lo que puede resultar una forma de manipulación para aquellos sectores sin acceso a internet.
- Judicialización del derecho a la participación política. El partido dirigente utiliza mecanismos para silenciar a opositores y limitar su capacidad de actuar durante la campaña. Líderes opositores han tenido graves dificultades para acceder a actos de campaña, debido a las limitaciones de movimiento que han sufrido.
- Cierre de negocios que prestaron servicios a opositores. Se han documentado casos de expropiaciones a negocios y cierres por prestar alojamiento o comidas a miembros opositores durante sus viajes a los actos políticos en el país. Los más perjudicados, hoteles y restaurantes que se han visto obligados a cerrar.
Si Maduro no sale elegido, ¿hasta cuándo estará en el poder?
Depende. El mandato de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela está programado para finalizar en enero de 2025, dado que fue reelegido en mayo de 2018 para un período de seis años que comenzó en enero de 2019. Sin embargo, la situación política es compleja y depende de los resultados de las elecciones presidenciales que se celebrarán el 28 de julio de 2024.
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Si Maduro no es reelegido en esos comicios y es partidario a comenzar una transición en el país, su mandato podría concluir o a principios de 2025 o poco después de los comicios, aunque existe incertidumbre sobre si aceptaría los resultados y dejaría el poder. En caso de que no sea ganador, hay especulaciones sobre la posibilidad de que se produzcan negociaciones o un acuerdo que podría llevar a su salida antes de que termine su mandato formal, aunque esto dependería de la dinámica política y de las decisiones que se tomen tras las elecciones.
¿Qué puede pasar tras las elecciones en Venezuela?
Todo lo que pueda ocurrir tras los comicios de Venezuela es una incertidumbre. Está claro que si de algo se ha caracterizado Nicolás Maduro con el paso de los años, es de no facilitar una transición real a la democracia ni de garantizar unas elecciones libres y justas. Sin embargo, hay varios desenlaces posibles.
Victoria de Nicolás Maduro
Muy improbable, dado que todos los sondeos le dan perdedor. Solo un amaño electoral podría declarar vencedor al actual mandatario. Sin embargo, si resultase reelecto, es probable que continúe la actual tendencia autoritaria en el país o que comiencen una serie de protestas muy duras contra el régimen que podrían provocar una ola de violencia nunca antes vista entre civiles y cuerpos policiales y militares.
Además, las críticas sobre la falta de transparencia y la manipulación electoral podrían intensificarse, tanto a nivel nacional como internacional. Esto podría resultar en sanciones adicionales por parte de organismos internacionales y gobiernos extranjeros, así como en una mayor presión sobre el régimen para llevar a cabo reformas democráticas.
De igual manera, podría perder todos los apoyos a nivel internacional. En estos momentos carece de apoyos de casi ningún líder democrático de su corte ideológica en Sudamérica tras las críticas de Lula da Silva, Gustavo Petro o AMLO. Además, otras alianzas como Rusia, Irán, China, Nicaragua o Cuba no podrían garantizar su ayuda.
Moscú sigue en la contienda en Ucrania, por lo que sus intereses se centran en estos momentos en esa región y en África principalmente. Irán está sumida en una profunda crisis económica. Con Pekín tiene una deuda extremadamente alta y posiblemente no reciba ninguna ayuda más. Respecto a Nicaragua o Cuba, son irrelevantes a nivel internacional.
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Con todo ello, en caso de tener que luchar contra la oposición o librar una guerra civil en el país, Nicolás Maduro probablemente tenga que pelear con munición y armamento que tienen actualmente, ya que ningún país podría ayudarles. En cambio, la oposición sí que podría recibir grandes ayudas militares y económicas por parte de potencias extranjeras occidentales.
Victoria de la oposición
Si Edmundo González logra ganar las elecciones de forma oficial, esto podría marcar un punto de inflexión en la política venezolana. Sin embargo, probablemente la transición no sería fácil, ya que el nuevo gobierno tendría que enfrentarse a desafíos como la posible resistencia de las fuerzas armadas y de los sectores leales a Maduro. La comunidad internacional podría jugar un papel importante en apoyar la transición y en proporcionar asistencia económica y humanitaria.
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En el caso de que Nicolás Maduro acepte su derrota, cabe la duda de hasta cuándo llegaría su mandato. De forma oficial, él debería aguantar hasta enero de 2025, ya que es cuando se terminan los seis años. Sin embargo, en un caso hipotético podría adelantar ese proceso de transición y presentar su dimisión en cuanto se conozca su derrota. Este escenario sería el más fácil para todos, ya que en Venezuela se evitaría una ola de violencia (a excepción de los partidarios chavistas) y a nivel internacional se facilitaría la intervención para ese proceso.
Denuncia de fraude electoral
Este escenario es el peor de todos. En caso de que la oposición y los escasos observadores internacionales que hay denuncien fraude electoral, podría haber una intensificación de la crisis política, económica y podría desatarse una ola de gran violencia en todo el país. Las protestas masivas podrían volver a tomar las calles de Venezuela, con posibles enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Este escenario puede ser catastrófico, donde el régimen de Maduro se quedaría sin ningún apoyo internacional. Además, se incrementarían las opciones para una posible intervención de una potencia extranjera en favor de la democracia.
En estos momentos, el Consejo Nacional Electoral de Venezuela tiene entregadas todas las credenciales de todos los testigos electorales de María Corina Machado y Edmundo González en las 30 mil mesas electorales del país. Esto quiere decir que presuntamente la oposición puede llevar una auditoría paralela de conteo de votos que pueda evitar un amaño electoral. Sin embargo, ni Brasil, ni el expresidente de Argentina, Alberto Fernández, asistirán como observadores internacionales por desencuentros con el régimen.
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Estancamiento político
Un resultado con una victoria muy ajustada de alguno de los dos podría llevar a un estancamiento político, donde ninguno de los dos lados reconozca la legitimidad del otro. Esto podría aumentar la polarización, prolongar la crisis y aumentar la incertidumbre en el país. Las negociaciones mediadas por organismos internacionales podrían ser necesarias para encontrar una solución que permita avanzar hacia una mayor estabilidad política. En este escenario, el papel de la comunidad internacional y de los mediadores sería esencial para evitar una escalada del conflicto y para facilitar un periodo transitorio.
Estados Unidos como actor principal
En año electoral, el Gobierno de Joe Biden y el Partido Demócrata estarían buscando un logro internacional significativo antes del fin de la legislatura. Tras no acabar el conflicto en Ucrania ni en Gaza, el regreso de la democracia en Venezuela sería algo positivo para una formación que está en estos momentos por debajo de Donald Trump. La actual administración estaría dispuesta a apoyar un gobierno de transición en Venezuela y así conseguir un hito que Trump no logró. En estos momentos, las autoridades estadounidenses y el presidente venezolano están en negociaciones. Maduro, de perder las elecciones, probablemente busque una amnistía por sus delitos internacionales a cambio de facilitar la transición en la región.
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Artículo escrito por:
Rubén Asenjo Morillas. Periodista apasionado por la actualidad internacional y la geopolítica. Escribo para entender el mundo en constante cambio y compartir perspectivas que despierten la reflexión y el debate. Comprometido con la búsqueda de la verdad y las historias que impacten e inspiren.
