- El mandatario se impone en unas elecciones marcadas por una gran abstención como forma de protesta contra las acciones antidemocráticas de Kaïs Saïed.
- Bajo acusaciones de fraude, el líder ha vencido tras eliminar toda competencia al encarcelar y descalificar a casi todos los líderes opositores.
- Además, pocos días antes de las elecciones modificó la ley electoral para apartar al Tribunal Administrativo de la supervisión del proceso de votaciones.
- El país africano se dirige hacia una dictadura totalitaria marcada por un hundimiento económico.
El presidente de Túnez, Kaïs Saïed, habría vencido las elecciones presidenciales celebradas el 6 de octubre de 2024 con aproximadamente el 90% de los votos, según resultados preliminares difundidos por la empresa Sigma Conseil, especializada en encuestas y sondeos. Detrás de Saïed estarían Ayachi Zamel, de la formación liberal Azimun, con casi el 7% de los votos. En tercer lugar, el progresista Magzhaui, del Movimiento del Pueblo, con aproximadamente el 4% de los apoyos, según informó la empresa.
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El actual líder asegura que estos resultados «se ajustan a la realidad» del país africano, ya que se percibe «una continuación de la revolución». Asimismo, promete «construir el país y limpiarlo de corruptos, escépticos y conspiradores», ya que asegura que «es lo que pide el pueblo». Los opositores han denunciado los resultados de la encuesta. «Rechazamos categóricamente las estimaciones», han confirmado. De igual forma, han pedido esperar a que salgan los resultados oficiales y esperan poder participar en una segunda vuelta.
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La oposición también ha acusado a Sigma Conseil de publicar «supuestas estimaciones de los resultados» cuando es ilegal en el país. Magzhaui ha cuestionado estos resultados debido a que su gabinete calcula unos resultados diferentes. Sin embargo, no ha querido dar más explicaciones hasta que no salgan los resultados oficiales de las elecciones. Por el momento, el único dato oficial es el de la participación. Tan solo un 27,7% de la población ha acudido a las urnas, un dato muy pobre que representa el descontento de la población con la prohibición de presentarse a más candidatos a las elecciones.
La deriva autoritaria de Kaïs Saïed
Desde que Kaïs Saïed asumió la presidencia de Túnez en 2019, su gobierno ha experimentado una progresiva deriva autoritaria. En julio de 2021, Saïed dio un giro radical al asumir plenos poderes gubernamentales, clausurando el Parlamento y destituyendo al primer ministro. Esta acción marcó el inicio de una serie de medidas que han desmantelado los contrapoderes instaurados tras la revolución de 2011, conocida como la «primavera árabe». A partir de entonces, la situación política en Túnez se ha deteriorado en gran medida.
En el último año, alrededor de 50 opositores políticos han sido encarcelados por diversos motivos, algunos de ellos esperando juicio durante más de un año. Además, Saïed ha despedido a jueces que se oponían a sus decisiones y se ha negado a reintegrarlos a pesar de fallos judiciales a su favor. La represión de la libertad de expresión y la disidencia se ha intensificado, generando preocupación entre la sociedad civil y la oposición, que denuncian una clara deriva autoritaria del poder. Esta situación ha culminado con la reelección de Saïed en 2024, en unas elecciones presidenciales marcadas por una pésima participación y acusaciones de bloqueo del proceso electoral.
Sabotajes de Kaïs Saïed en campaña electoral
Durante la campaña electoral para las elecciones presidenciales de Túnez en 2024, Kaïs Saïed llevó a cabo una serie de acciones dictatoriales con el objetivo de impedir presentarse a miembros opositores. En primer lugar, la autoridad electoral, bajo el control de Saïed, descalificó a varios candidatos iniciales por supuestas irregularidades, dejando solo a dos rivales para disputarle el puesto al presidente. Esta acción se vio como un intento de eliminar cualquier competencia real en los comicios. Además, a Saïed le acusaron de «bloquear los comicios», lo que ha contribuido a una fuerte abstención como forma de protesta.
A medida que se acercaba la fecha de las elecciones, la represión contra la oposición se intensificó. Al candidato Ayachi Zammel, considerado el único rival relevante, le encarcelaron un mes antes de las elecciones bajo acusaciones de corrupción, lo que sus seguidores consideraron una motivación política para impedir su participación efectiva. Esta acción, junto con la detención de otros críticos y opositores políticos, generó un clima de intimidación y falta de garantías democráticas. Como resultado, el Frente de Salvación Nacional (FSN), una coalición de partidos opositores y organizaciones de la sociedad civil, promovió un boicot a las elecciones, considerándolas fraudulentas y manipuladas para perpetuar el poder de Saïed.
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Artículo escrito por:
Rubén Asenjo Morillas. Periodista apasionado por la actualidad internacional y la geopolítica. Escribo para entender el mundo en constante cambio y compartir perspectivas que despierten la reflexión y el debate. Comprometido con la búsqueda de la verdad y las historias que impacten e inspiren.
