El Gobierno liderado por Keir Starmer busca en el nuevo sistema garantizar el control, el orden y la capacitación laboral. Para ello, se endurecerán las políticas contra la inmigración con el objetivo de potenciar a los trabajadores nacionales. Si quieres aprender más sobre esto, te recomendamos el Curso de Prevención y Análisis de la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes.
El Gobierno británico anunció el 11 de mayo de 2025 una reforma radical de su sistema de inmigración a través de un Libro Blanco histórico. El Ejecutivo describe el sistema actual como «caótico», señalando que la migración neta alcanzó niveles récord desde 2020 y que la falta de control ha distorsionado el mercado laboral y socavado la confianza de la sociedad. Según el comunicado oficial, el objetivo es que el sistema esté «controlado, gestionado y justo», priorizando las necesidades de los trabajadores nacionales, restableciendo el control de las fronteras y adaptando la inmigración a las demandas reales de la economía.
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Entre las principales medidas, el Gobierno planea elevar los requisitos para la concesión de visados de trabajo, vinculando los umbrales de habilidades al nivel de título académico y restringiendo el acceso a empleos menos cualificados. Además, se limitará estrictamente el reclutamiento internacional para ocupaciones con escasez y se dará prioridad a la capacitación de trabajadores británicos. «El último gobierno perdió el control del sistema de inmigración y no hubo un plan adecuado para abordar la escasez de personas cualificadas aquí en el país. Esto ha socavado la confianza pública, ha distorsionado nuestro mercado laboral y ha sido realmente perjudicial tanto para nuestro sistema de inmigración como para nuestra economía», ha declarado la ministra del Interior, Yvette Cooper.
El plan incluye la creación de grupos de análisis para identificar sectores que dependen en exceso de mano de obra extranjera y revertir la subinversión en formación local. El Ejecutivo explica que, por primera vez, la respuesta a la escasez de mano de obra será nacional, priorizando la formación y el empleo de británicos antes de recurrir a la inmigración. «En el marco de nuestro Plan para el Cambio, estamos tomando medidas decisivas para restablecer el control y el orden en el sistema de inmigración, aumentar la capacitación y las habilidades nacionales y reducir la migración neta, promoviendo al mismo tiempo el crecimiento económico», ha expuesto Cooper.
Más control y capacitación
Se dará prioridad a las empresas que «contraten a trabajadores británicos a través de nuevas estrategias de fuerza laboral industrial». Según el Ejecutivo, esta medida impulsará la capacitación de los nacionales, lo que se traducirá en un aumento de la productividad y del nivel de vida de los trabajadores.
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Entre las acciones concretas, el Gobierno plantea «aumentar el umbral del visado para trabajadores cualificados» a nivel de posgrado y limitar estrictamente el acceso temporal para ocupaciones menos cualificadas. El Ejecutivo concluye que, «por primera vez, esto significa que habrá un enfoque nacional para garantizar que las acciones en materia de habilidades […] sean la primera respuesta a la escasez de mano de obra».
Endurecimiento para solicitar nacionalidad
El primer ministro británico, Keir Starmer, endurecerá la política migratoria para duplicar de cinco a diez años el tiempo mínimo de residencia legal requerido para solicitar la nacionalidad británica y elevar los requisitos de conocimientos de inglés en todas las rutas migratorias. Starmer, además, ha defendido «el fin del fallido experimento británico de fronteras abiertas» y subraya que «vivir en este país es un privilegio que hay que ganar», presentando las nuevas políticas como un «apoyo a los trabajadores británicos».
Asimismo, el nuevo sistema eliminará el asentamiento automático y la ciudadanía para quienes hayan residido cinco años, exigiendo, en cambio, una década de residencia, salvo que el solicitante demuestre «una contribución real y duradera a la economía y la sociedad», según explicó el Gobierno en un comunicado.
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Además, el paquete de medidas busca reducir la dependencia del reclutamiento de trabajadores extranjeros y responde a la publicación del Libro Blanco sobre Inmigración, que surge tras el aumento de la migración neta a casi un millón en 2023, cuatro veces más que en 2019. Por ello, el Ejecutivo ha destacado que «los visados ya han caído un 40 por ciento» con el nuevo Gobierno y que «más de 24.000 personas sin derecho a estar aquí han sido devueltas desde las elecciones (la tasa más alta en ocho años), incluyendo un aumento del 16 por ciento en las expulsiones de delincuentes extranjeros».
Starmer ha reiterado que «cada área del sistema de inmigración, incluyendo trabajo, familia y estudio, se endurecerá para que tengamos más control». En palabras del primer ministro, «la aplicación de la ley será más estricta que nunca y los números de migración disminuirán para poder crear un sistema «controlado, selectivo y justo».
Reducir la inmigración como objetivo
Con este nuevo sistema, los inmigrantes deben pasar una década en el Reino Unido antes de solicitar quedarse, a menos que «puedan demostrar una contribución real y duradera a la economía y la sociedad».
Starmer ha reprochado a los conservadores que, pese a sus promesas, la migración neta se cuadruplicó durante su mandato. «No es control, es caos», ha sentenciado el primer ministro, quien considera «justa» la nueva estrategia. La líder conservadora, Kemi Badenoch, ha cuestionado la credibilidad de Starmer y ha recordado que el laborismo «no cree en las fronteras seguras».
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