España alza su voz en el espacio con el lanzamiento de SpainSat NG I, el proyecto espacial de colaboración público-privada más ambicioso de la historia del país. El proyecto, que se lanza el 29 de enero de 2025 desde Cabo Cañaveral, cuenta con una inversión millonaria y dotará mayor soberanía espacial a Europa. Además, proporcionará un gran salto industrial que permitirá blindar las comunicaciones estratégicas hasta 2041.
A partir del próximo 29 de enero, Hisdesat, principal operador español de comunicaciones seguras por satélite, marcará un hito tecnológico con el lanzamiento del SpainSat NG I (SpainSat Next Generation I o SNG I) desde Cabo Cañaveral. Este satélite, impulsado por un cohete Falcon 9 de SpaceX y respaldado por la Agencia Espacial Europea (ESA), permitirá reforzar las comunicaciones gubernamentales y de emergencias en cuatro continentes. Cubrirá Europa, América, África, Oriente Medio y Asia. El proyecto forma parte del programa SpainSat Next Generation, que incluye dos satélites desarrollados sobre la plataforma Eurostar Neo de Airbus. Este diseño permite una mayor rentabilidad y seguridad del programa SpainSat Next Generation. Además, su puesta en órbita geoestacionaria a 35.786 km de altura culminará tras un viaje de posicionamiento y pruebas técnicas previas a su operatividad.
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Según Hisdesat, la misión de este proyecto es «asegurar el mando y control efectivos en operaciones de las Fuerzas Armadas más allá de la línea de visualización en 2/3 de la Tierra». Además, busca «garantizar la capacidad de comunicación en teatros de operaciones carentes de infraestructura». También tiene como objetivo «desarrollar más comunicaciones satelitales en movimiento, mayor capacidad y seguridad». Para ello, «incorporan tecnologías avanzadas de protección contra intentos de interferencia y de suplantación». Además, «estarán reforzados y protegidos contra fenómenos nucleares a gran altitud». Su vida útil operativa es «de 15 años y permanecerán en servicio hasta 2037».
Colaboración europea liderada por España
La iniciativa SpainSat NG I surge de la colaboración europea a través del proyecto Pacis 3, un esfuerzo conjunto entre la ESA, Hisdesat y Airbus. Mientras Hisdesat lideró el desarrollo y la estructura del satélite, la ESA se encargó de la innovadora carga útil de comunicaciones avanzadas. En ella, destaca un sistema de antenas reconfigurables que permiten ajustar la cobertura en tiempo real de forma más rápida y con mayor seguridad. Esta tecnología, además, permite acelerar la transmisión de datos y también ofrece protección contra interferencias y mayor precisión en la dirección de los haces. Oscar Del Río Herrero, director del proyecto en la ESA, asegura que esta «colaboración pone de relieve la fortaleza de la colaboración europea en la tecnología espacial, mejorará capacidades de comunicación para gobiernos y contribuirá a la competitividad y experiencia a largo plazo de Europa».
Importantes avances para España
El satélite, de 6,1 toneladas y 7,2 metros de altura, incorpora avances desarrollados por empresas españolas como Sener, Indra, Arquimea, Tecnobit, GMV y Airbus Crisa. Asimismo, su diseño incluye antenas activas de banda X novedosas que garantizan comunicaciones «muy seguras y resistentes», según Miguel Ángel García Primo, CEO de Hisdesat. Estas características permitirán atender las necesidades de las Fuerzas Armadas españolas y aliados de la OTAN. También adaptará el ancho de banda según la demanda y las condiciones ambientales. Enrique Granell, de Airbus, lo califica como «el satélite de comunicaciones seguras más avanzado de Europa». Esto es clave para mantener la soberanía tecnológica del continente.
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Laurent Jaffart, Director de Conectividad y Comunicaciones Seguras de la ESA, asegura que el SpainSat NG representa «un hito clave en servicios de comunicaciones más adaptables y seguros que beneficiarán a los usuarios gubernamentales de toda Europa y más allá». Con una inversión coordinada entre el Ministerio de Defensa español, Hisdesat y otros organismos públicos, el programa de Asociación Público-Privada consolida a España como actor un relevante en el sector espacial. Tras su activación, el satélite mejorará las capacidades militares y también fortalecerá la respuesta ante cualquier tipo de crisis que pudiera haber.
Complejidad de transportar el satélite
El transporte del satélite SpainSat NG I desde Europa hasta Florida estuvo marcado por logística de alto riesgo. El 9 de enero, un avión Antonov ucraniano trasladó esta delicada carga desde Toulouse, superando ajustes milimétricos para alojarlo en su bodega. Este despliegue de gran envergadura incluye un segundo satélite gemelo (SPAINSAT NG II). Su lanzamiento está previsto para septiembre u octubre de 2025, lo que completará un sistema que sustituirá a los actuales Spain-Sat y XTAR-EUR. La delegación española en Cabo Cañaveral estará encabezada por Amparo Valcarce, secretaria de Estado de Defensa, y Matías González Martín, responsable de Telecomunicaciones.
Inversión de SpainSat NG I
El programa tiene un coste total de 2.000 millones de euros, de los cuales 1.400 millones están aportados por el Ministerio de Defensa. Miguel Ángel García Primo, director de Hisdesat, asegura que «el 75% de la inversión se quedará en España». Este esfuerzo financiero incluyó además un complejo proceso de aseguramiento. Esto se debe a que «el mercado de seguros espaciales está muy deteriorado tras varios fallos recientes», según explica García Primo. El contraste con el satélite SEOSAT-Ingenio (destruido en 2020 sin cobertura) evidencia los riesgos del sector: su pérdida, valorada en 200 millones de euros, truncó un proyecto pionero de observación terrestre íntegramente español.
Elección de un cohete de SpaceX
Esta decisión respondió a varias crisis paralelas en Europa. Los retrasos del Ariane 6 (cuyo primer vuelo en julio de 2024 tuvo anomalías orbitales) y la indisponibilidad de los Soyuz rusos tras la invasión de Ucrania. Enrique Granell, de Airbus, destaca que el diseño de las antenas activas de banda X con tecnología GaN (tecnología de amplificación en nitruro de galio clave para la eficiencia energética) y los materiales y tecnologías implantados en este satélite surgió de «mejoras incrementales» desarrolladas durante décadas. Estas antenas permiten reconfigurar electrónicamente la cobertura «sin partes móviles, adaptándose a necesidades operativas en tiempo real». Además, permite geolocalizar y bloquear interferencias en escenarios de conflicto.
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El proyecto también superó obstáculos extraordinarios durante los cinco años que duró el trabajo. Entre esos impedimentos, está la pandemia COVID-19 y la guerra en Ucrania, que obligaron a rediseñar componentes y sustituir motores iónicos rusos. Esto provocó un retraso de un año el lanzamiento. Además, una ola de frío en Florida pospuso el despegue 24 horas (afectando el transporte de la etapa del Falcon 9), aunque se mantiene la previsión de que el sistema esté plenamente operativo en 2026. Granell resume el sentimiento del equipo: «Es un momento de celebración y orgullo por lograr antenas que equiparan a Europa con Estados Unidos en soberanía tecnológica».
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