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Bajo la sombra de la Capilla Sixtina: luchas de poder en el próximo cónclave

Análisis

Roberto Pozas Lázaro
Roberto Pozas Lázaro
Alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute. Jurista y politólogo con especialización en el ámbito internacional. Tiene experiencia en la interpretación de leyes y el análisis de sistemas políticos globales. Su formación interdisciplinaria le permite abordar retos complejos en contextos multinacionales. Está comprometido con la excelencia y la ética profesional y busco contribuir de manera significativa en entornos diversos.

La elección del próximo papa no sólo definirá el rumbo espiritual de la Iglesia, sino también su papel político en un mundo cada vez más polarizado. En este artículo, Roberto Pozas Lázaro, alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, analiza las principales facciones dentro de la Iglesia Católica. Su influencia será clave en el próximo cónclave.

El pasado 21 de abril de 2025 falleció Francisco I, el primer pontífice jesuita y, posiblemente, uno  de los más reformistas en la historia de la Iglesia Católica. Su partida marca el inicio de la fase  conocida como Sede Vacans.

Según el artículo 428 del Código de Derecho Canónico, ‘Vacante la sede, nada debe innovarse’. Durante este periodo, el poder eclesiástico es asumido por el Colegio Cardenalicio, cuyos poderes son extremadamente limitados. Se restringen a garantizar la continuidad de las funciones de la Iglesia, además de organizar la elección del nuevo papa.

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La elección del pontífice, realizada mediante el ritual medieval del Cum Clavis o Cónclave, no está  exenta de dinámicas políticas. Este proceso es, de hecho, la culminación de intensas negociaciones  entre las distintas facciones ideológicas que conforman el Colegio Cardenalicio. Reformistas, tradicionalistas y otros grupos menores compiten por asegurar que uno de los suyos ocupe el Trono de Pedro. Así, moldean el futuro de la Iglesia y de millones de personas.

Principales facciones dentro del Vaticano

La historia del Vaticano está profundamente marcada por intrigas políticas y luchas de poder, que a  menudo culminan en la elección de nuevos pontífices.

Es importante destacar que los cardenales electores del próximo papa son designados en gran parte por el pontífice saliente. Esto asegura una cierta influencia en la elección de su sucesor. Actualmente, el Colegio Cardenalicio puede  dividirse en dos grandes bloques ideológicos:  

Conservadores o tradicionalistas

Esta facción, liderada por el cardenal estadounidense Raymond Burke, defiende una estricta  preservación de la doctrina tradicional de la Iglesia. Los tradicionalistas han mostrado un profundo  descontento con Francisco I debido a las reformas significativas que implementó durante su  pontificado. En los sectores más radicales de este grupo incluso se llegó a cuestionar  públicamente algunas de las acciones del Papa fallecido

Entre sus posturas destacan la oposición a la ordenación de mujeres al diaconado, el rechazo a cualquier tipo de apertura hacia el colectivo LGBTIQ+ y su resistencia a flexibilizar la doctrina sobre el divorcio. Los conservadores gozan de un fuerte apoyo en Norteamérica, Europa y amplios sectores de la Curia. Sin embargo, su influencia es menor en regiones como Asia y África, donde las prioridades pastorales son distintas.

Reformistas o liberales 

Esta facción es la heredera ideológica del pontificado de Francisco I, quien promovió una  Iglesia más abierta y adaptada a los desafíos contemporáneos.

Los reformistas defienden una mayor  inclusión del colectivo LGBTIQ+, una revisión de la doctrina sobre el divorcio y una pastoral más  comprometida con problemas globales como el cambio climático, ejemplificado en la encíclica  Laudato Si’.

También abogan por reformas en el celibato pastoral y la descentralización de la Curia  para dar mayor protagonismo a las iglesias locales.  

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Este grupo ha encontrado un amplio respaldo en el sur global, especialmente en regiones donde la  Iglesia Católica tiene una presencia en auge. Sin embargo, enfrenta una oposición significativa  dentro de la Curia europea y estadounidense.  

Otras subfacciones y posiciones intermedias 

Además de estos dos grandes bloques, el Colegio Cardenalicio incluye subfacciones, como los moderados o los cardenales del Sur Global‘, cuyas posturas combinan elementos de ambas corrientes. Estas posiciones intermedias desempeñarán un papel crucial en la dinámica del próximo cónclave, ya que podrían inclinar la balanza en favor de una facción u otra.

Factores externos que influyen en el cónclave  

La Iglesia Católica, como confesión religiosa, ejerce una influencia indiscutible en la escena  internacional. Esta relevancia no sólo se debe a la cantidad de fieles que representa, sino también a la institucionalidad que sustenta su estructura, encabezada por el Vaticano. Se trata del Estado más pequeño del mundo, pero con un peso geopolítico considerable. La elección de un nuevo papa no es sólo un asunto de fe, sino también de política y diplomacia, lo que refuerza la importancia de esta institución en el panorama global.

Aunque el cónclave implica un enclaustramiento estricto de los cardenales en la Capilla Sixtina, sin conexión con el exterior, las influencias geopolíticas que preceden este evento son innegables.

Las relaciones con las principales potencias mundiales, como Estados Unidos y el bloque occidental, así como con China, Rusia y el Sur Global, tienen un peso considerable en las deliberaciones cardenalicias. El próximo pontífice deberá demostrar una capacidad destacada para desenvolverse en un escenario internacional dominado por ‘hombres fuertes’ y tensiones globales. Esto descarta automáticamente a candidatos menos experimentados en diplomacia o con una visión más limitada de la política internacional.

Otro factor determinante en la elección del nuevo Papa son las expectativas de las distintas  diócesis, cuya relevancia está en transformación. En Europa, pese a que históricamente ha sido el  bastión principal de la Iglesia Católica, la influencia de las diócesis europeas está en decadenciaLa secularización y la disminución del número de fieles han reducido su peso en comparación  con regiones en crecimiento. En América Latina, la diócesis enfrenta desafíos significativos debido al  auge de las Iglesias Evangélicas ultraderechistas.

Este fenómeno plantea un dilema estratégico;  continuar con un enfoque reformista que promueva la inclusión y el cambio social, o adoptar  un discurso más conservador para contrarrestar la influencia evangélica. África, que es la  región con mayor crecimiento en el número de fieles católicos.

Las expectativas de estas diócesis están centradas en la elección de un papa que aborde de manera prioritaria los desafíos del continente, incluyendo los conflictos armados, la pobreza extrema y las consecuencias del cambio climático.

Por último, en Asia (donde el catolicismo es una minoría en muchas regiones), las diócesis esperan un líder que pueda equilibrar el diálogo interreligioso, especialmente con el islam y el hinduismo, mientras enfrenta las restricciones impuestas por gobiernos autoritarios como el chino o el vietnamita.

La elección del próximo Papa estará condicionada por la necesidad de afrontar un mundo en  constante cambio. Desde las crecientes tensiones geopolíticas hasta las crisis sociales y  ambientales, el Vaticano deberá posicionarse como una voz moral y pragmática. Por ello, el nuevo  pontífice no solo tendrá que liderar espiritualmente a la Iglesia, sino también actuar como un hábil  diplomático, capaz de representar los intereses y valores de la institución en un escenario global  complejo y polarizado.  

Escenarios probables en el próximo cónclave 

La elección del próximo Papa representa un momento crucial para la Iglesia Católica, que deberá  decidir su rumbo en un contexto de desafíos internos y externos. Aunque las circunstancias son  especulativas, es posible identificar tres escenarios principales.  

Continuación del reformismo 

En este escenario, la Iglesia profundizaría las reformas iniciadas por Francisco I. Abordaría temas controvertidos como el papel de la mujer en el diaconado, una postura más inclusiva hacia el colectivo LGBTIQ+, y el fortalecimiento del enfoque en problemas globales como el cambio climático. Este camino podría consolidar el legado reformista, pero enfrentaría una oposición férrea  de los sectores más conservadores.  

Retorno del tradicionalismo 

Una segunda posibilidad es la elección de un papa identificado con el ala tradicionalista, que busque revertir las reformas de Francisco I y restablecer una doctrina más ortodoxa y conservadora. Este enfoque podría ser visto como una estrategia para ‘luchar’ contra el auge de las iglesias evangélicas, particularmente en América Latina. Adoptaría un discurso más rígido y combativo. Sin embargo, tal postura podría generar tensiones internas significativas.

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Elección de un Papa neutral o moderado 

Una tercera opción es la designación de un pontífice del área moderada, que opte por un enfoque de  equilibrio. Este líder no cancelaría de manera abrupta las reformas de Francisco I, pero tampoco las  profundizaría. La neutralidad podría ser vista como una vía para preservar la unidad dentro de la  Iglesia, evitando divisiones ideológicas extremas. Sin embargo, esta estrategia podría ser percibida  como falta de dirección clara ante los desafíos contemporáneos.  

Independientemente de quién sea el elegido, el próximo pontificado será decisivo. La Iglesia  Católica enfrenta un panorama complejo marcado por la secularización en Europa, el  crecimiento de otras confesiones religiosas, y el auge de movimientos ultraconservadores que  resuenan con las voces más tradicionales del Colegio Cardenalicio. A medida que se acerque el  Cónclave, la influencia de las distintas facciones y su capacidad para negociar será  determinante. La decisión no solo definirá el rumbo doctrinal y pastoral de la Iglesia, sino también  su capacidad para responder a los retos del siglo XXI.  

¿Qué pasará? 

El próximo Cónclave trasciende la mera elección de un nuevo Pontífice. Este evento definirá el  alma de una de las instituciones más antiguas y con mayor número de fieles en el mundo, en  un momento caracterizado por profundas transformaciones y disputas globales. Las decisiones  tomadas en este proceso tendrán un impacto duradero en la dirección doctrinal, pastoral y política  de la Iglesia Católica durante las próximas décadas.  

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Al igual que los Estados modernos, la Iglesia se enfrenta a tensiones internas derivadas de  corrientes ideológicas contrapuestas, desde las más conservadoras hasta las reformistas. Estas  facciones reflejan no solo las diferencias de pensamiento sobre la fe y la moral, sino también los  enfoques sobre cómo la Iglesia debe posicionarse frente a los desafíos contemporáneos, como el  cambio climático, los derechos humanos, y la competencia con otras confesiones religiosas en  diferentes regiones del mundo. 

El próximo Cónclave plantea dos preguntas fundamentales que guiarán el debate interno del  Colegio Cardenalicio, la primera, ¿La próxima elección será continuista o rupturista? y la  segunda, más obvia, ¿Quién ocupará el Trono de San Pedro?

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