Un nuevo informe de Amnistía Internacional afirma que las personas detenidas tras la derrota territorial de ISIS son objeto de violaciones de derechos humanos sistemáticas y muchas mueren debido a las condiciones inhumanas de reclusión en el noreste de Siria.
Amnistía Internacional ha denunciado que, más de cinco años después de la derrota territorial del ISIS, decenas de miles de personas continúan detenidas de forma arbitraria e indefinida. La organización asegura que muchas soportan condiciones inhumanas y sufren tortura, incluidas fuertes palizas, posturas en tensión, descargas eléctricas y violencia basada en el género. Además, miles más han sido objeto de desaparición forzada y se ha separado ilegalmente a mujeres de sus hijos.
Se calcula que hay 56.000 hombres, mujeres, niños y niñas recluidos en el sistema de detención, la mayoría de forma arbitraria e indefinida. Alrededor de 11.500 varones, 14.500 mujeres y 30.000 menores se encuentran recluidos en al menos 27 centros de detención y dos campos de detención: Al Hol y Al Roj. Entre quienes permanecen en detención hay personas sirias, iraquíes y nacionales de otros 74 países, según cálculos de la organización.
Entre las personas recluidas en el sistema de detención hay víctimas del ISIS. Personas yazidíes, mujeres y niñas víctimas de matrimonio forzado con miembros del grupo terrorista y muchos varones menores y jóvenes víctimas de reclutamiento se encuentran entre las personas detenidas.
El informe de Amnistía Internacional Aftermath: Injustice, Torture and Death in Detention in North-East Syria documenta la responsabilidad del Gobierno autónomo de la región, socio principal del Gobierno estadounidense, y otros miembros de la coalición que derrotó al Estado Islámico en el noreste de Siria. El sistema está dirigido por el Gobierno autónomo de la Región del Norte y Este de Siria, formado por las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por su sigla en inglés), otras fuerzas de seguridad afiliadas a las SDF y la Administración Democrática Autónoma del Norte y Este de Siria, brazo civil de las SDF.
El Gobierno de Estados Unidos ha fallado a las víctimas
«El Gobierno estadounidense ha contribuido a establecer y ampliar un sistema de detención en gran medida ilegal, caracterizado por unas condiciones inhumanas y degradantes de carácter sistémico, homicidios ilegítimos y el uso generalizado de la tortura. Aunque Estados Unidos pueda haber proporcionado tal apoyo con la idea de mejorar las condiciones penitenciarias o mitigar las violaciones de derechos humanos, estas intervenciones distaron mucho de cumplir los requisitos establecidos por el derecho internacional», ha afirmado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
«Mientras la amenaza del ISIS sigue siendo real en todo el mundo, las violaciones de derechos humanos cometidas en el noreste de Siria no hacen, sino reforzar los agravios y significan que una generación entera de niños y niñas solo conocen la injusticia sistemática», ha denunciado la organización.
Amnistía Internacional exige que el Gobierno autónomo, los miembros de la coalición liderada por Estados Unidos y la ONU actúen para reparar estas violaciones de derechos humanos y poner fin al círculo vicioso de abusos y violencia en Siria. Además, reclaman que deben poner en marcha un proceso de investigación urgente para identificar a las personas detenidas que deberían quedar en libertad de inmediato, con especial atención a las víctimas de delitos del ISIS y los grupos de riesgo. Mientras, deben garantizar que las violaciones de derechos humanos que se están cometiendo cesan de inmediato y que las denuncias de torturas y muertes se investigan de manera independiente.
Testimonios de violaciones de derechos humanos
Amnistía Internacional entrevistó a 314 personas para el informe. Yusuf contó a Amnistía Internacional: «No había un día o una hora concreta, ni una forma específica de tortura […] Lo peor era cuando entraban en la sala […] con tuberías de plástico, cables y tubos de acero y nos golpeaban por todo el cuerpo […] Cada 15 días nos sacaban al patio totalmente desnudos […] [Los guardias] violaban a la gente con [un] palo […] Una vez me sacaron [de la celda] con otro hombre […] Trajeron un cable del generador y estuvieron torturándonos con descargas eléctricas […] Creo que el que estaba a mi lado murió. Dejó de moverse y gritar […] Yo llegué a un punto en que ya no podía gritar más».
Otros ocho exdetenidos dijeron a la organización de derechos humanos que las SDF no les daban suficiente comida y agua. Todos soportaban condiciones inhumanas en sus celdas como hacinamiento, falta de ventilación y temperaturas extremas. También contaron que la combinación de malos tratos, condiciones inhumanas y falta de asistencia médica hizo surgir brotes de enfermedades y otros problemas de salud que causaron la muerte de cientos de personas.
Artículo escrito por:
Laura Ruiz Sancho. Periodista. Apasionada de la geopolítica y siempre con un ojo puesto en la actualidad internacional. Experta profesional en terrorismo yihadista por la UNED y Máster en Verificación Digital y Periodismo de datos (CEU).