El 12 de junio falleció el ex primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, a sus 86 de edad. El líder italiano marcó el devenir de la corriente conservadora en su país, que compartió con otros socios internacionales como el estadounidense George Bush. El magnate, que controlaba las principales cadenas de televisión dentro y fuera de Italia, también se implicó en una de las grandes ofensivas militares de la historia: la invasión de Irak.
El pasado viernes, 9 de junio, El tres veces primer ministro italiano fue ingresado en el hospital San Raffaele de Milán a consecuencia de la leucemia que padecía desde hace algunos meses. Unos meses atrás, el 5 de abril, también entró en el hospital por problemas respiratorios.
La vida profesional de Berlusconi en Italia
Silvio Berlusconi nació en Milán en 1936 en el seno de una familia de clase media italiana. Tras completar sus estudios de primaria y secundaria, estudió Derecho en la Universidad de Milán. Sin embargo, Berlusconi empezó ya a los 23 años a integrarse en el sector inmobiliario y en el mundo de los negocios. Sus negocios se vieron tremendamente favorecidos y en los años 80, emprendió en el sector de la comunicación comprando varias participaciones en medios de comunicación italianos.
A principios de 1990, Berlusconi ya era todo un magnate de la industria. Controlaba las principales cadenas de televisión italianas como el Canal 5, Italia 1 y Rete 4 (unidas en Mediaset), periódicos y revistas. Su control mediático traspasó las fronteras italianas, llegando a controlar medios de Francia, Alemania y España.
También es reconocido como el hombre que cambió el fútbol. A finales de los 80, Berlusconi se convirtió en el dueño del A.C. Milán hasta 2017, batiendo un récord que nadie más ha conseguido hasta la fecha: ser el presidente de un equipo de fútbol durante más de 20 años. Además, el éxito de sus negocios fue invertido en el equipo, haciendo que el A.C. Milán se afianzase como el mejor equipo del mundo. Su trayectoria en esta etapa impulsó su popularidad nacional e internacional
Pero las ambiciones de Berlusconi no pararon ahí, y en 1994, respaldado por sus negocios y su éxito dentro de los medios de comunicación, Silvio creó el partido político Forza Italia, un partido de ideología conservadurista liberal, posicionado en la centroderecha e iniciando así su carrera en la política. En el mismo año, se convirtió en primer ministro italiano, formando una coalición con los separatistas de la Liga Norte y los neofascistas de la Alianza Nacional. No obstante, la popularidad de Berlusconi se vio salpicada por un escándalo de fraude fiscal y de corrupción, que le hizo perder su puesto de primer ministro en 1995.
Contra todo pronóstico, el partido de Silvio Berlusconi obtuvo bastante popularidad en las elecciones europeas de 1999, convirtiéndolo en diputado del Parlamento Europeo por Italia. La popularidad de su partido Forza Italia dentro de Europa, hizo que fuese reelegido como primer ministro en las elecciones de 2001. En 2006, acabó su mandato como primer ministro, pero volvió a ser elegido en las elecciones de 2008 hasta 2011. Desde entonces, Berlusconi ha formado parte de la Cámara de Diputados y de la Cámara Alta de la República Italiana.
La política de Berlusconi ha estado marcada por grandes corrientes ultraderechistas y conservaduristas. Mirando siempre por el bien del empresario, sus políticas sociales con respecto a las pensiones o a la inmigración fueron duramente criticadas por la sociedad italiana e incluso por la sociedad internacional, con asociaciones pro-Derechos Humanos como ACNUR mostrando un enorme rechazo hacia ellas.
Tras la dimisión de Berlusconi en 2011, comenzó su periodo en la sombra, cosechando pequeños éxitos de carácter político. En 2013, Berlusconi creó una nueva Forza Italia, que gobernaría en coalición junto al Partido Democrático hasta 2018. A partir de dicho año, la influencia política de Berlusconi empezó a decaer debido al nuevo escenario político de Italia, sumido en una crisis económica por el Covid-19 y la guerra de Ucrania.
Sin embargo, a pesar de estar inhabilitado por fraude fiscal o siendo investigado por sus negocios, en sus últimos años aún trataba de que su partido fuera imprescindible en la política nacional. El pasado octubre había logrado regresar al Senado —a pesar de su expulsión por fraude— para formar la coalición gubernamental que actualmente gobierna Italia liderada por su antigua pupila, Giorgia Meloni.
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El papel de Berlusconi en las Relaciones Internacionales
Su papel en la política internacional fue bastante criticado por la sociedad italiana, ya que Berlusconi apoyó la guerra contra el terrorismo en Irak y envió tropas al frente. Al igual que sus socios George W. Bush, presidente estadounidense, Tony Blair, primer ministro británico, y José María Aznar, presidente español. El ex primer ministro de Italia era un aliado cercano del entonces presidente de Estados Unidos por diferentes motivos. Ambos tenían un enfoque conservador sobre la política nacional e internacional y llevaban a cabo posturas firmes contra el terrorismo, como se vio en el caso de Irak.
Es más, Italia, bajo el liderazgo de Berlusconi, desplegó tropas en Afganistán como parte de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad. La misión tenía como objetivo estabilizar el país y combatir a los talibanes después de la caída del régimen talibán en 2001. La participación italiana fue coordinada con los esfuerzos liderados por Estados Unidos.
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Otro de los hitos más remarcables de la política internacional de Italia está relacionado con la controvertida relación con Libia. Silvio Berlusconi, durante su mandato como primer ministro de Italia, mantuvo estrechas relaciones con el líder libio Muammar Gadafi. Ambos socios firmaron varios acuerdos económicos, que incluían colaboración en sectores como lo energético, la construcción y las inversiones. Incluso en 2008, ambos ratificaron el acuerdo de la Unión Europea del “Tratado de Amistad, Asociación y Cooperación” y en 2009, Gadafi realizó una visita oficial a Italia, la primera de un líder libio en más de 40 años.
A pesar de los vínculos entre ambos, la relación se truncó en 2011 cuando Silvio Berlusconi se unió a la comitiva que envió aviones de combate para derrocar a Gadafi en la intervención militar en Libia. Ante esta acción, el propio líder libio dejó escrito en la última carta escrita a un país occidental antes de su muerte, que se mostraba sorprendido al conocer que sus socios italianos apoyaban la actuación de la OTAN en Libia.
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Su política exterior también estuvo impregnada y cuestionada por sus buenas relaciones con Vladímir Putin, con quien compartía largos años de amistad personal. De hecho, tras haber estado más de 10 años fuera de la política, Berlusconi fue criticado por no condenar la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Sin embargo, la relación Berlusconi-Moscú viene de antes. El ex primer ministro italiano trató forjarse un papel como intermediario entre Occidente y Moscú. En 2002, durante una reunión en Sochi, Berlusconi descolgó el teléfono para mediar con Bush, delante de Putin, un posible acercamiento que culminó con la creación de un consejo OTAN-Rusia. En otra ocasión, esta vez durante la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014, el líder del Kremlin solo encontró a un aliado en Europa, el propio Berlusconi. El líder italiano no acudió a una reunión con el Papa para trasladarse a Crimea y encontrarse con Putin, mientras que la comunidad internacional imponía duras sanciones contra Moscú.
