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Rusia y Myanmar: dos Estados frente al orden internacional liberal

Análisis

Salvador Iborra
Salvador Iborra
Alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute. Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz. Interesado en los tableros de juego geopolíticos, así como en la Historia para comprender el presente en marcha y el futuro que aproxima.

Desde el golpe de Estado del Tatmadaw en febrero de 2021, las relaciones entre Rusia y Myanmar se han intensificado. Los dos países parias en un orden internacional liberal buscan mejorar su cooperación militar, energética y económica. En este artículo, Salvador Iborra, alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute analiza la relación entre ambos Estados.

El Gobierno de Vladímir Putin y la Junta Militar de Min Aung Hlaing han desarrollado una potente asociación desde el golpe de Estado del Tatmadaw en febrero de 2021 y la invasión rusa de Ucrania en 2022. La Federación Rusa y la República de la Unión de Myanmar, dos Estados parias en el orden internacional liberal, se apoyan mutuamente por múltiples intereses.

Rusia y la ASEAN: el caso birmano

Desde que en junio de 2013 Vladímir Putin anunciase el inicio del giro ruso hacia Asia, los lazos del país con los Estados integrantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) se han reforzado enormemente. En 2023, el comercio entre ambos alcanzó una cifra récord de 22 billones de dólares estadounidenses, creciendo casi un 15% con respecto al año anterior. Además, pretende establecerse como un proveedor de seguridad a través de la cooperación militar con los Estados de la región.

Acercarse a la ASEAN, con una creciente importancia en el nuevo orden multipolar que se está gestando, es un paso natural en el desacoplamiento entre Rusia y Occidente iniciado desde que comenzaran los combates en Ucrania. Hay aspectos que dificultan este acercamiento: algunos países del Sudeste Asiático mantienen cercanía con Estados Unidos y hostilidad hacia China por los choques en el Mar del Sur de China, además de la distancia entre Rusia y la región (agravado por el pobre desarrollo de los puertos del Lejano Oriente ruso).

No obstante, la asociación con Myanmargobernada por la Junta Militar desde el golpe llevado a cabo por el Tatmadaw contra la Liga Nacional por la Democracia de Aung San Suu Kyi, carece de obstáculos. La ‘oveja negra’ del ASEAN, tras décadas de aislamiento por los constantes golpes militares, ha sido testigo de cómo múltiples compañías extranjeras han abandonado el país tras el último golpe. Esto empuja a Min Aung Hlaing, líder del país, a integrarse aún más en la órbita sino-rusa, en una región caracterizada por la no alineación.

Huelga decir que la apuesta rusa es arriesgadala Junta solo controla el 21% del territorio nacional, aunque sigue ostentando las ciudades más densamente pobladas, en un contexto económico marcado por una alta inflación, la depreciación del kyat birmano y altos costes energéticos. El país se ha convertido en el principal productor mundial de opio y heroína, sufriendo una fuga de cerebros devastadora: 3,7 millones de jóvenes birmanos emigraron a Tailandia en 2023, huyendo del reclutamiento forzoso y la crisis.

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Cooperación militar

Hace tres décadas, China era el principal proveedor de armas a Myanmar, el cual carecía de alternativas a nivel global tras haber anulado las elecciones de 1990 (las primeras en 30 años). El ascenso de Rusia en los 2000, con Putin al frente, fue una oportunidad para el país de cara a diversificar sus importaciones: la Junta no estaba satisfecha con la calidad y fiabilidad del equipamiento chino y deseaba reducir su dependencia de Pekín.

Este giro se vio reflejado a lo largo de la década de los 2000 en la compra de veinte cazas MiG-29, siete helicópteros Mi-17 y diez Mi-24P, junto a piezas de artillería y misiles. Estas adquisiciones fueron claves para las capacidades de la fuerza aérea birmana en sus combates con las organizaciones armadas étnicas del país, en conflicto con el gobierno desde hace décadas.

Esta cooperación seguirá reforzándose en la siguiente década, favorecido por el nombramiento de Min Aunh Hlaing como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas del país en 2011, más cercano a Moscú. Visitó cuatro veces Rusia entre 2013 y 2020, mejorando sus lazos con la cúpula militar rusa, y se realizaron nuevas compras significativas (catorce Yak-130, seis Su-30MK y blindados BRDM2).

El golpe de Estado de 2021 y la subsiguiente guerra civil solo ha aumentado dicha colaboración militar, dado el aislamiento internacional al que está sometido el país. 

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El poder aéreo de la Junta ha devenido indispensable para contrarrestar el control territorial de los grupos rebeldes y las organizaciones armadas étnicas. Según Tom Andrews, Relator Especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en Myanmar, Rusia es el principal proveedor de armas de la Junta (406 millones de dólares hasta 2023), siendo sus aviones utilizados en ataques aéreos sobre zonas civiles.

Además, recientemente Putin ha ofrecido a Min Aun Hlaing la utilización de sus satélites de reconocimiento para apoyar la lucha contra los insurgentes a través de un centro conjunto de análisis de imágenes satelitales. Esto podría ser diferencial para la Junta en los esfuerzos de la guerra, dado que carece de capacidades de IMINT. 

Min Aun Hlaing, cuyas fuerzas armadas sufren continuados reveses, comprende que sin el apoyo militar ruso difícilmente podrá cambiar el curso de la guerra. Cuando visitó Rusia en 2021, acudió a las oficinas de Rosoboronexport (empresa clave en la exportación de armas a Myanmar), Kazan Helicopter Companyde la United Aircraft Corporation (productora de los Sukhoi). Asimismoha apoyado públicamente la invasión rusa de Ucrania desde el comienzo de esta.

Cooperación energética

Con ocasión de los combates entre el Tatmadaw y las Fuerzas Populares de Defensa y organizaciones armadas étnicas, Myanmar es vulnerable a apagones eléctricos constantes. Sumado a ello, el encarecimiento mundial de la energía y la marcha de empresas occidentales que explotaban sus yacimientos gasísticos han empeorado su situación en este nivel. 

Para enmendar dichos problemas, la Junta optó a corto plazo por aumentar la importación de crudo ruso para poder cubrir la demanda existente a nivel nacional y constituirse como un nuevo mercado para un Moscú que reorientaba sus exportaciones tras el inicio de la invasión

Por otro lado, a largo plazo ha optado por solicitar el apoyo ruso en el desarrollo de su autosuficiencia energética. En este sentido, la reunión del 4 de marzo de 2025 ha sido un hito: ambos países han alcanzado un acuerdo para la construcción de una planta nuclear en el país asiático

Más allá del optimismo que puede experimentar la Junta al respecto, diversos obstáculos podrán frenar dichas perspectivas si no son tenidos en cuenta: no existe una mano de obra cualificada para la gestión de dicha central y no ostentan un control territorial efectivo sobre el lugar que se ha proyectado su construcción.

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Cooperación económica

Uno de los primeros pasos para la integración de Myanmar en el espacio económico ruso se produjo en verano de 2023cuando la Unión Económica Euroasiática (liderada por Rusia) y el país firmaron un Memorando de Entendimiento de cara a promover la cooperación económica mutua y llegar a acuerdos sobre reglamentación aduanera y técnicamedidas fitosanitarias y el desarrollo de determinados sectores.

Al margen del escaso volumen comercial que ambos países comparten, sus intercambios siguen aumentando, habiendo alcanzado a finales de 2024 los 2 billones de dólares, según datos del Kremlin.

Las exportaciones rusas a Myanmar consisten principalmente en carbón, fertilizantes, fosfatos, aceite de girasol refinado, sulfato de amonio o antracita, mientras que las birmanas se centran en ropa y calzado.

Ambas naciones, al estar aisladas del sistema de pagos en dólares, pretenden establecer un sistema de pago kyat-rublo en sus intercambios comerciales. De esta forma tratan de eludir la utilización de la moneda estadounidense, lo que podría facilitar aún más el envío de armamento ruso.

Rusia también ha aprovechado el vacío de inversionistas que sufre el proyecto de la Zona Económica Especial de Dawei, tras la cancelación de los contratos con Italian-Thai Development en 2021. Este, creado hace ya una década, pretende crear una serie de infraestructuras clave que permitan un paso alternativo al Estrecho de Malaca, así como facilitar el desarrollo local a través de un centro industrial y tecnológico

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Ambos países han firmado un memorando de inversión en dicha zona, incluyendo un puerto de aguas profundas (para buques de más de 200.000 toneladas), una planta de energía térmica y una refinería de petróleo. De nuevo, las perspectivas de la guerra complican este escenario: las tropas de la Junta enfrentan una resistencia insurgente en la zona del proyecto, con un control muy disputado.

Otra de las áreas en las que Rusia necesita de la cooperación birmana es la mano de obrapues con ocasión de la movilización efectuada por el país en su guerra con Ucrania está necesitada de ella. De acuerdo con el portal birmano The Irrawaddyalrededor de diez mil trabajadores llegarán a Rusia en el mes de abril, siendo destinados en su mayoría al sector de la construcción. 

El país ofrece salarios atractivos para estos emigrantes: los salarios para extranjeros son de 1.300 dólares estadounidenses en el sector de la construcción, en comparación con el salario mínimo birmano que apenas alcanza los 40 dólares estadounidenses al mes (6.800 kyats). Constituye, pues, una buena oportunidad para Myanmar de cara a aumentar sus ingresos por remesas. No obstante, las restrictivas leyes de reclutamiento impuestas por la Junta complican los movimientos migratorios.

En el ámbito turístico, Myanmar pretende constituirse como un destino atractivo para los rusos, que han diversificado sus visitas internacionales tras la imposibilidad de volar directamente a EuropaEl país permite a estos viajar sin exigirles un visado, siendo uno de los pocos países cuyos ciudadanos gozan de esta ventaja.

Una asociación con un futuro incierto

Min Aung Hlaing considera al gobierno de Putin un aliado indispensable sin el cual difícilmente podrá derrotar a la insurgencia local y mantener una posición relevante a nivel mundial. 

Haciendo uso de la tradicional ‘diplomacia de los elefantes’, como símbolo de fuerza, respeto y amistad, la Junta ha agradecido recientemente el envío de nuevos cazas rusos. Rusia, en otro ejercicio de poder blando, fue uno de los pioneros en la ayuda humanitaria tras el terremoto de marzo: envió un equipo compuesto por más de 60 rescatistas, perros y ambulancias.

Este acercamiento mutuo no es una inversión asegurada para Moscú, pues la evidente debilidad del Tatmadaw puede generar otro escenario semejante al vivido en diciembre de 2024 cuando Bashar Al-Assad, un activo geopolítico clave para Rusia, fue derrotado. No obstante, los frutos pueden ser valiosos: un poderoso aliado en una de las zonas a nivel global claves para el futuro del comercio internacional, puertos que permitan su proyección en el Índico y empoderar su red de alianzas revisionistas del actual orden internacional.

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