La guerra preventiva o ataque preventivo es una controvertida estrategia militar que busca anticiparse al enemigo para neutralizar una amenaza. Sin embargo, se debate sobre su legitimidad en el escenario internacional. Con la aparición de nuevos métodos de guerra, no solo se limitan al ámbito militar tradicional, sino que se extiende a otros campos como la economía, la ciberseguridad o la información.
Un ataque preventivo es una acción militar que un Estado decide llevar a cabo ante la percepción de una amenaza inminente. El objetivo es neutralizar ese peligro antes de que se materialice en un ataque real. Este tipo de ataque se diferencia de uno defensivo en que no responde a una agresión ya iniciada, sino que anticipa una que se considera inminente.
➡️ Te puede interesar: Qué es la Guerra Híbrida y cómo nos afectan las Amenazas Híbridas
La premisa fundamental detrás de un ataque preventivo es la percepción de una amenaza clara e inminente que, de no ser neutralizada de inmediato, podría tener consecuencias negativas para la seguridad del Estado en cuestión. Por lo tanto, en un ataque preventivo, la decisión de atacar se justifica en la idea de que esperar podría aumentar exponencialmente los riesgos y daños potenciales.
Este tipo de ataque suele justificarse cuando el Estado considera que la capacidad militar del adversario está a punto de alcanzar un nivel que podría desestabilizar el equilibrio de poder. También cuando se percibe que un enemigo está a punto de lanzar un ataque. Sin embargo, la legitimidad de un ataque preventivo está muy discutida en el ámbito internacional. Esto ocurre porque implica actuar sobre la base de suposiciones y no de hechos concretos. Por eso, un ataque mal ejecutado puede desencadenar conflictos internacionales si se interpreta como una agresión injustificada.
➡️ Te puede interesar: Cómo protegerse en la Ciberguerra
La complejidad y las implicaciones éticas y estratégicas de un ataque preventivo hacen que este tipo de acción sea una decisión extremadamente delicada y rara. Esto se debe a los altos costos potenciales en términos de vidas humanas, estabilidad y repercusiones diplomáticas. Por lo general, un ataque preventivo se suele descartar cuando los costos superan los beneficios previstos. También cuando los actores involucrados tienen la capacidad de responder con fuerza similar o superior, ya que podría escalar rápidamente a un conflicto más amplio y destructivo.
Tipos de guerras preventivas
Los ataques preventivos se pueden clasificar en varios tipos, cada uno con características específicas relacionadas con el contexto en el que se llevan a cabo y los objetivos que buscan cumplir. A continuación, se presentan los principales tipos de ataques preventivos:
➡️ Te puede interesar: Masterclass | Guerras y amenazas híbridas: retos de futuro para las Fuerzas Armadas
- Ataque preventivo estratégico. Se lleva a cabo para neutralizar una amenaza que podría alterar el equilibrio de poder a largo plazo. Se enfoca en destruir o debilitar capacidades estratégicas del adversario, como armas de destrucción masiva o infraestructuras críticas, antes de que se puedan utilizar.
- Ataque preventivo táctico. Enfoque más limitado que se centra en neutralizar fuerzas o recursos específicos del adversario que representan una amenaza inmediata. El objetivo es reducir la capacidad operativa del enemigo en un área específica o durante una ventana temporal concreta.
- Ataque preventivo disuasivo. Se realiza no solo para neutralizar una amenaza inminente, sino también para enviar un mensaje a otros posibles adversarios. Busca alejar futuras amenazas mostrando la disposición y capacidad de responder de manera preventiva.
- Ataque preventivo de primer golpe. Se caracteriza por ser un ataque total destinado a incapacitar completamente al adversario antes de que este tenga la oportunidad de responder. Es una estrategia extrema, generalmente enfocada en eliminar la capacidad de contraataque del enemigo.
- Ataque preventivo limitado. Se lleva a cabo con un alcance y objetivos restringidos. Busca neutralizar una amenaza inmediata sin escalar a un conflicto mayor, manteniendo el control sobre la situación y evitando una guerra a gran escala.
Ruptura del espacio físico
Con la evolución de las tecnologías y la aparición de nuevos métodos de guerra, los ataques preventivos han trascendido el ámbito físico. Por ello, se extiende también a otros dominios como el cibernético, informacional y económico. Estos nuevos escenarios permiten que los ataques preventivos ocurran sin la necesidad de desplegar fuerzas militares tradicionales en un campo de batalla.
➡️ Te puede interesar: Ataques de desinformación: qué son y cómo podemos evitarlos
- Ciberataques preventivos. En la era digital, un ciberataque preventivo se puede perpetrar para desactivar las infraestructuras críticas de un enemigo, como sistemas de comunicación, redes eléctricas, o bases de datos, antes de que se puedan usar en un conflicto. Este tipo de ataque busca neutralizar una amenaza potencial mediante la manipulación o destrucción de información clave o sistemas electrónicos sin recurrir a la violencia física.
- Guerra informacional preventiva. Este tipo de ataque se centra en la diseminación de propaganda, desinformación, o el sabotaje de las capacidades de comunicación del adversario para desestabilizarlo política o socialmente antes de un conflicto abierto. La guerra informacional busca debilitar la moral, cohesión interna, o legitimidad del enemigo, reduciendo su capacidad de resistencia o respuesta.
- Ataques preventivos económicos. Mediante sanciones económicas, bloqueos financieros, o manipulación de mercados, un Estado puede intentar debilitar a su adversario para evitar que desarrolle la capacidad de lanzar un ataque o sostener un conflicto prolongado. Este tipo de ataque se realiza para erosionar las bases económicas de un potencial enemigo, limitando su capacidad de financiar una guerra.
- Operaciones preventivas en el espacio. Con la militarización del espacio, también existen ataques preventivos que buscan incapacitar satélites de vigilancia, comunicación o navegación del adversario, reduciendo su capacidad para realizar operaciones militares eficaces. Este tipo de ataque busca eliminar ventajas tecnológicas que el enemigo podría utilizar en un conflicto.
Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas
El artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas reconoce el derecho inherente de los Estados a la legítima defensa en caso de que sufran un ataque armado. «Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas (…)».
➡️ Te puede interesar: Una guía para entender la ONU
Sin embargo, la relación de este artículo con los ataques preventivos es compleja y controvertida. Mientras que el artículo 51 se refiere explícitamente a la defensa tras un ataque armado, los ataques preventivos se justifican con la premisa de neutralizar una amenaza antes de que se materialice. Esto crea un conflicto interpretativo, ya que un ataque preventivo, por definición, se realiza antes de que ocurra una agresión, lo que se puede ver como un acto de agresión en sí mismo, contrario a la carta de la ONU.
Algunos Estados argumentan que, en un contexto donde las amenazas pueden ser graves, un ataque preventivo resulta necesario para proteger la seguridad nacional. Sin embargo, esta interpretación sigue estando bajo debate. Además, cualquier acción preventiva sin un ataque previo podría violar el principio de no agresión establecido por la ONU.
➡️ Si quieres adquirir conocimientos sobre internacional o defensa te recomendamos estos cursos formativos: