Miles de personas arriesgan sus vidas cada año atravesando el Tapón del Darién, una densa selva entre Colombia y Panamá. La magnitud del problema migratorio en América Latina provoca que miles de personas crucen ese territorio. Sin embargo, la aparente buena ubicación de esta ruta esconde un peligroso trayecto con obstáculos que provoca la muerte.
El Tapón del Darién es una región de selva tropical densa y remota que se extiende a lo largo de la frontera entre Panamá y Colombia. Esta área se conoce por ser una de las más intransitables de América Latina, y es el único tramo de la carretera Panamericana que no está conectado, lo que lo convierte en una barrera natural para el tránsito terrestre entre Sudamérica y Centroamérica.
Este lugar abarca aproximadamente 575 mil hectáreas, lo que equivale alrededor de 5 mil kilómetros cuadrados. Esta vasta extensión de selva cuenta con una gran biodiversidad, albergando alrededor de 900 especies de aves, 2 mil especies de plantas, 160 especies de mamíferos y 50 especies de anfibios. La región es extremadamente húmeda y calurosa, con un clima tropical que contribuye a la densidad de su vegetación, lo que dificulta la visibilidad y la orientación sin herramientas como brújulas o GPS.
La selva del Darién es parte del Parque Nacional Darién en Panamá y del Parque Nacional Los Katíos en Colombia. Su geografía, clima y biodiversidad son variadas. Esto supone que haya ríos caudalosos, pantanos peligrosos, inundaciones, heridas por plantas, animales, picaduras de insectos y terrenos montañosos que presentan grandes retos y problemas para quienes intentan atravesarla. La vegetación es tan densa que a menudo se describe como un «muro vegetal», y las condiciones del terreno pueden ser traicioneras, con caminos empinados y resbaladizos.
A pesar de su reputación de ser una barrera infranqueable, el Tapón del Darién es un ecosistema frágil. La explotación de recursos naturales, como la tala ilegal de madera, representa una amenaza para su conservación. De hecho, el gobierno de Panamá estima que más del 90% de la madera ilegal del país proviene de esta región. La selva del Darién está considerada una de las regiones con más biodiversidad del mundo, pero también es una de las más amenazadas debido a la actividad humana.
Una peligrosa ruta
La combinación de peligros físicos, ambientales y humanos hacen que este territorio sea muy peligroso de cruzar. En términos de peligros físicos, el terreno es extremadamente inhóspito y desafiante. La selva es densa y húmeda, lo que dificulta la visibilidad y la orientación. Además, los migrantes deben atravesar ríos caudalosos que pueden aumentar su caudal repentinamente, lo que supone un riesgo de ahogamiento. Es difícil tener una estimación precisa del número de muertes en el Tapón del Darién. Sin embargo, durante la ruta se pueden encontrar restos humanos. Muchos cuerpos no logran recuperarse por la peligrosidad del terreno, y el número real de muertes probablemente es mucho mayor al que vierten cifras oficiales.
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De igual manera, el terreno montañoso y resbaladizo puede provocar caídas y lesiones como esguinces, fracturas o heridas fatales. La falta de infraestructura y servicios médicos en la zona agrava la situación, ya que la deshidratación, las enfermedades tropicales (derivadas de picaduras de mosquito, algunos virus o bacterias) y los cortes y heridas con pérdida masiva de sangre son comunes y pueden ser mortales sin tratamiento adecuado. Asimismo, los animales peligrosos, como serpientes venenosas, jaguares y caimanes, también representan una amenaza constante. El extravío o la pérdida es un peligro real y común también. La falta de caminos claros y la naturaleza laberíntica de la selva provoca que, en muchos casos, lleve a situaciones fatales como la muerte si los migrantes no logran encontrar su camino y orientarse.
Otros peligros
Además de los riesgos físicos, la selva del Darién es un lugar donde operan mafias y grupos criminales dedicados al narcotráfico, lo que aumenta el peligro para los migrantes. Estos grupos a menudo cometen robos, secuestros y actos de violencia sexual, especialmente contra mujeres. Se estima que entre el 10% y el 15% de las personas que atraviesan el Tapón del Darién sufre algún tipo de violencia sexual durante el trayecto, según confirmó Cruz Roja de Panamá.
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Los migrantes también enfrentan el riesgo de sufrir engaños por falsos guías que prometen llevarlos a través de la selva, solo para abandonarlos o robarles en el camino. Hay ocasiones que se contratan a guías que conocen los caminos para llegar a la frontera con Panamá. Sin embargo, algunos de ellos les dejan tirados o les dan falsas indicaciones.
Importante vía para el narcotráfico
La ubicación estratégica y la falta de control estatal provoca que este territorio sea un atractivo para mafias dedicadas al tráfico de drogas. Este corredor natural conecta Sudamérica con Centroamérica. La ausencia de infraestructura vial y la dificultad para patrullar el área hacen que sea un lugar propicio para narcotraficantes.
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Históricamente, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han usado esta ruta para mover drogas hacia el norte. Sin embargo, tras la firma del acuerdo de paz en 2016, el control de narcotráfico en la zona se rompió. Esto permitió que otros grupos criminales, como los Urabeños o el Clan del Golfo, tomaran el relevo y aprovechasen la situación para continuar con el tráfico de cocaína a través del Darién.
La situación se complica aún más con el flujo masivo de migrantes que atraviesan el Tapón del Darién en su camino hacia Norteamérica. Las redes de narcotráfico han encontrado en los migrantes una oportunidad para el contrabando de drogas. A menudo se les obliga a transportar narcóticos como parte de su travesía.
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La desesperación de los migrantes, combinada con la falta de opciones legales y seguras para cruzar la frontera, se explota por estas organizaciones criminales. Además, el terreno inhóspito y la selva impenetrable proporcionan un escondite ideal para las operaciones de narcotráfico, lo que dificulta aún más los esfuerzos de las autoridades para frenar el flujo de drogas a través de este territorio.
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
El Parque Nacional Darién está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1981. Este parque es el área protegida más extensa de Panamá y uno de los sitios de patrimonio mundial más importantes de Centroamérica. Su designación como Patrimonio de la Humanidad se debe a su excepcional diversidad biológica y cultural, así como a su importancia ecológica como puente natural entre América del Norte y América del Sur.
El parque incluye una variedad de ecosistemas que van desde playas arenosas y costas rocosas hasta manglares y bosques tropicales de tierras bajas y montañosas. Esta diversidad de hábitats sustenta una rica biodiversidad. Además de su riqueza natural, el Parque Nacional Darién es notable por su valor cultural. Alberga a comunidades indígenas como los Emberá y los Wounaan, quienes han habitado la región durante siglos. La protección del parque está gestionada por la Autoridad Nacional del Ambiente de Panamá, con apoyo de organizaciones internacionales y no gubernamentales.
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