En los últimos años, la carrera espacial ha vuelto a convertirse en una prioridad para muchos Estados lo que ha incrementado la ambición de muchas potencias por acceder a recursos naturales limitados en el espacio. En ese artículo te explicamos qué es la órbita geoestacionaria y por qué muchos países quieren acceder a ella.
¿Qué es la Órbita Geoestacionaria?
La órbita geoestacionaria es una órbita circular situada en el ecuador terrestre o línea del ecuador a 35.786 kilómetros de distancia de la superficie de la Tierra.
Su período orbital, es decir, el tiempo que un satélite tardaría en completar la órbita coincide con el período de rotación de la Tierra: 23 horas, 56 minutos y 1,09 segundos. Además, su latitud siempre es de 0º, así que la localización de los cuerpos de su órbita sólo varían en longitud.
Esta órbita cobró un especial interés a medida que se fueron desarrollando las misiones espaciales y los satélites artificiales.
Hay que tener en cuenta que un satélite geoestacionario, parece inmóvil en el cielo respecto a un punto terrestre debido a la coincidencia de ambas órbitas, por lo que es especialmente interesante para satélites de telecomunicaciones, teleobservación y otros usos comerciales. Este tipo de órbitas permiten apuntar una antena a un punto determinado y mantener un enlace permanente con el satélite.
No obstante, a pesar de que una órbita geoestacionaria mantiene un satélite en una posición fija, pueden sufrir modificaciones en su trayectoria, alejando a los cuerpos rotantes de su localización geoestacionaria.
¿A quién pertenece la Órbita Geoestacionaria?
Durante la carrera espacial, que comenzó en 1957, cualquier recurso existente en el espacio se convirtió en un motivo de disputa internacional por acceder a él.
En el caso de la órbita geoestacionaria, se debatió, en primera instancia, si se trataba de un fenómeno natural o artificial. Esta discusión tiene un importante interés jurídico, puesto que de ser un recurso natural, pertenecería exclusivamente a los países ecuatoriales, es decir, aquellos países atravesados por la línea del Ecuador; por otro lado, si se considerara un recurso creado por el hombre, pertenecería a su creador.
Los trece países ecuatoriales consideran que la órbita geoestacionaria y su comportamiento dependen de los fenómenos gravitatorios terrestres, por lo que no debe ser considerada parte del espacio ultraterrestre, regido por el Tratado del Espacio. El 3 de diciembre de 1976, Brasil, Colombia, Congo, Ecuador, Indonesia, Kenia, Uganda, y Zaire, todos ellos ecuatoriales, se reunieron por primera vez en Bogotá para estudiar y reclamar la soberanía del la órbita. A través del acuerdo que firmaron, reclamaron el derecho a que los Estados no ecuatoriales soliciten autorización previa para cualquier utilización de la órbita.
Estados Unidos fue el primer país en oponerse a esta postura, seguido después por potencias como Reino Unido, Italia o Países Bajos. El tema ha sido discutido en varios foros desde 1975, especialmente en la Subcomisión Jurídica de la Comisión del Espacio Ultraterrestre de la Asamblea General y en la Unión Internacional de Telecomunicaciones – UIT.
Desde entonces se ha mantenido una disputa por la soberanía de la órbita entre los países con capacidad espacial, tecnológica y financiera para colocar satélites geoestacionarios en órbita y los países ecuatoriales.
En 1982 los Estados ecuatoriales volvieron a reunirse en Quito para tratar la cuestión y reivindicar su postura sobre la órbita. En la actualidad, todavía no se han establecido limites sobre la soberanía de la órbita.
¿Podría llegar a saturarse la Órbita Geoestacionaria?
Siete años después del comienzo de la era espacial, se envió el satélite Syncom 3 a la órbita geoestacionaria con el objetivo de transmitir por radio y televisión los Juegos Olímpicos de Tokio. Tan solo unos meses después se enviaron otros tres satélites a la órbita: el Intelsat III, el Early Bird y el Intelsat V, los dos últimos fueron destinados a la emisión de radio y televisión.
Desde que se enviara el primer satélite en 1964 hasta la actualidad se han enviado más de doscientos satélites geoestacionarios con propósitos de comunicación, meteorología u observación de la Tierra. No obstante, la capacidad de la órbita no es infinita. La Organización de las Naciones Unidas determinó que no es posible estimar el número de satélites que puede albergar a la vez. Lo que sí tienen claro todos los comités de expertos es que en algún momento la órbita se saturará, es decir, no se podrá enviar un nuevo satélite sin que produzca interferencias en el resto.
Otro de los crecientes problemas derivados de este tipo de actividad espacial es la acumulación de desechos y basura en el espacio que puede, además, afectar gravemente al funcionamiento de los satélites. La Asamblea General de las Naciones Unidas ya abordó este problema a través de la su Resolución 59/116 del 10 de diciembre del 2004 en la que solicitaba la colaboración internacional para reducir los desechos producidos de las misiones espaciales.