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La Luna como escenario de disputa en la nueva carrera espacial

Análisis

Nerea de Pedro Baena
Nerea de Pedro Baena
Manager de LISA Comunidad. Periodista especializada en política social, comunicación psicológica y salud mental.

El director de la NASA, Bill Nelson, afirmó a comienzos de julio de 2022 que China tiene la intención de construir una base lunar y que este es el primer paso para “apoderarse” de la Luna en el marco de un programa militar. ¿Estamos ante una nueva carrera espacial con nuevos protagonistas? ¿Es China una amenaza real para Estados Unidos? ¿Es la Luna el nuevo escenario de disputa espacial?

Más de treinta años después de la Guerra Fría, y casi cincuenta desde el fin de la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, la idea de una “nueva” carrera espacial parece estar más presente que nunca: el regreso a la Luna es uno de los principales escenarios de disputa entre las grandes potencias.

Desde hace décadas, Estados Unidos ha liderado sin competidor la exploración del sistema solar y el desarrollo de nuevas misiones espaciales. Sin embargo, en los últimos meses, China ha acelerado de forma exhaustiva su implicación en el descubrimiento e investigación del espacio. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio, más conocida como NASA, ha advertido en numerosas ocasiones que el gigante asiático se estaba convirtiendo en un peligroso competidor empleando todo tipo de herramientas tecnológicas, incluso energía y propulsión nuclear.

Precisamente a comienzos de julio de 2023, el director de la NASA, Bill Nelson, alertaba de la posible construcción de una base lunar china con la colaboración de Rusia en el marco de un programa militar que ha interpretado como un intento de “apoderarse de la luna”. Según Nelson, China lleva años investigando tecnologías con el objetivo de “atrapar” satélites o “hacer que se estrellen”. Este tipo de tecnología podría ser utilizada para limpiar deshechos espaciales pero también para atacar a otros países. El administrador de la NASA también acusó a China de apropiarse de ideas ajenas para impulsar sus programas. “China es buena, pero también lo es porque roba ideas y tecnología de otros”, criticó.

En este sentido el actual jefe de la NASA reconoció ante la Comisión de Presupuestos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos el “espectacular” avance de la tecnología y cómo para “sacar ventaja” a la agencia espacial china, el camino de la NASA no es más innovación, sino aumentar las medidas de Ciberseguridad para evitar robos de diseños desarrollados por Estados Unidos. “Tenemos que tomarnos la ciberseguridad muy en serio en el gobierno y en el sector privado”, aseguró Nelson.

Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijiang, no tardó en pronunciarse ante estos comentarios, acusando a los estadounidenses de estar llevando a cabo una campaña de “desprestigio” y negando que pretendan apoderarse del espacio.

“Como jefe de la NASA, debería conocer la oscura historia del programa espacial estadounidense”, declaró Lijiang señalando el papel negativo de Estados Unidos en la creación de basura espacial, fomentando una “carrera armamentística” en el espacio y socavando la “estabilidad estratégica global”. “La parte estadounidense ha construido constantemente una campaña de desprestigio contra los esfuerzos normales y razonables de China en el espacio exterior, y China se opone firmemente a esos comentarios irresponsables”, declaraba el portavoz chino.

China vs. Estados Unidos: nuevos protagonistas de la carrera espacial

Estados Unidos tiene previsto un viaje a la Luna para el año 2025, mientras que China espera tener una base lunar “operativa” en 2035. Según los expertos, el principal punto de interés en el satélite se encuentra en el polo sur donde la presencia de los depósitos de agua podría utilizarse para la fabricación de combustible para cohetes. De esta forma, la lucha por el liderazgo espacial parece más que evidente, pero ¿es realmente China una amenaza para Estados Unidos?

Según aseguró el actual jefe de la NASA, Estados Unidos y China mantienen una intensa “guerra espacial” y señaló, como ya hemos mencionado, el “espectacular” avance de la tecnología china. El Consejero para la financiación y presupuesto de la NASA, Bhavya Lal también aseguró que China, como “competidor estratégico” está invirtiendo “agresivamente en un gran número de tecnologías espaciales, incluyendo la energía y propulsión nuclear”.

Si bien es cierto que China está avanzando rápidamente en el ámbito de la carrera especial tecnológicamente aún están todavía “muy por detrás de la NASA”, según los expertos. Además, si nos centramos en cuestiones relacionadas con el presupuesto invertido, el pasado año, el presupuesto total de la NASA fue de más de 22.000 millones de dólares, por otro lado, el de la Administración Espacial Nacional de China o CNSA, fue de algo menos de 9.000 millones. Es decir, el presupuesto estadounidense aún es más de tres veces mayor que el chino.

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Las misiones espaciales de Estados Unidos abarcan todo tipo de objetivos y temáticas: desde supervisar todo tipo de agentes espaciales y terrestres (la atmósfera, el sol, asteroides cercanos e incluso monitorizar los terrenos agrícolas y ganaderos) a desarrollar misiones espaciales a Marte, Saturno, Júpiter o Plutón, exploraciones a la Luna o nuevas naves y cápsulas que permitan ir más allá de todo lo anterior. La NASA, desde sus inicios, trabaja bajo un marco de carácter civil, es decir, su investigación pretende ser pacífica y útil para todas las sociedades.

En contraposición, el enfoque de las misiones espaciales chinas es menos amplio y variado, se centra sobre todo en llegar a Marte y a la Luna, y en desarrollar nuevas naves y herramientas tecnológicas, llegando a desarrollar el motor más potente del mundo el pasado año. Aunque la CNSA ha firmado numerosos acuerdos de cooperación con países como Alemania, Francia, Rusia o Pakistán, su política espacial está enfocada hacia la conquista o la competición espacial. Es más, la Administración Espacial China mantiene sus investigaciones en secreto hasta que logran llevarlas a cabo y no comparten datos con otras agencias.

El proyecto Artemis y la batalla por la Luna

En 2017, durante el mandato de Donald Trump, fue autorizado el Programa Artemis, el mayor programa espacial llevado a cabo hasta la fecha. El objetivo principal es establecer una base sostenible en la superficie de la Luna. El proyecto, aunque liderado por la NASA, cuenta con el apoyo de numerosas agencias espaciales, entre ellas la europea. La estrategia del programa se basa en una serie de misiones a largo plazo.

La primera de ellas, Artemis I, tenía previsto comenzar el pasado 29 de agosto de 2022. Sin embargo, tras el fallo en uno de los motores del cohete SLS, la NASA se vio obligada a suspender el lanzamiento. Finalmente, la cápsula Orión, protagonista de la misión Artemis I de la NASA, amerizó el 11 de diciembre de 2022 sin complicaciones en aguas del Océano Pacífico tras 25 días de periplo alrededor de la Luna. Esta operación, aplazada en cuatro ocasiones hasta el lanzamiento definitivo el 16 de noviembre, es el paso previo a una ambiciosa misión planeada por la agencia espacial estadounidense para 2024 y 2025 respectivamente, cuando se espera poder enviar a cuatro astronautas a la superficie del satélite.

En medio del desarrollo del Programa Artemis, China anunció también su intención de establecer una base en la luna y, a falta de una fecha de construcción de la base estadounidense, se espera que la CNSA comience a construirla en 2027 con la colaboración de la agencia espacial rusa. Esto supone adelantar la fecha ocho años, pues en un principio su construcción estaba prevista para 2035. A pesar de que el Tratado del Espacio Exterior de 1967 indica la prohibición de intentar ocupar cualquier agente espacial, China tiene cada vez más claros sus objetivos.

Ocho países firmaron en 2020 los llamados Acuerdos Artemisa, concretamente: Estados Unidos, Australia, Canadá, Japón, Luxemburgo, Italia, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos. No es coincidencia que los acuerdos y el programa para volver a la luna compartan nombre, este convenio tan solo regula legislativamente el conjunto de futuras misiones para explorar y establecer una base en la Luna. Posteriormente a la firma, otros doce países se han unido a los acuerdos: Ucrania, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Brasil, Polonia, México, Israel, Rumanía, Baréin, Singapur, Colombia y Francia. 

El documento propone una serie de medidas y principios para que los gobiernos de estos países, y por tanto, sus respectivas agencias espaciales compartan datos y avances, colaboren entre sí y protejan el espacio lunar, además de regular los métodos y bases para la explotación del terreno de la Luna. El objetivo principal de la firma es evitar futuros conflictos y cooperar pacíficamente para un desarrollo más rápido.

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Pese a la búsqueda de la paz en la carrera espacial, cabe destacar la ausencia de dos países entre los firmantes: China y Rusia. Ya en 2020 Dmitry Rogozin, director del programa espacial de Rusia, mostró su descontentó con la firma de estos acuerdos. Por otro lado, China siempre ha sido excluida en mayor o menor medida de posibles colaboraciones especiales con Estados Unidos, aunque, en los últimos años, algunos de estos vetos fueron levantados. El ministro Lijan, también se mostró contrario a los acuerdos, alegando que la investigación espacial debe beneficiar a toda la humanidad y no solo a unos pocos.

El papel de Rusia en la nueva carrera espacial

Rusia tampoco se queda atrás en esta nueva carrera espacial. Desde hace una década persigue el mismo objetivo que muchas otras potencias: llegar a Marte y a la Luna. No obstante, en medio de la guerra en Ucrania, la carrera espacial parece haber quedado en un segundo plano para el gobierno de Putin.

Los científicos rusos han declarado en numerosas ocasiones su intención de competir por investigar la superficie del planeta vecino con el Perseverance, el vehículo espacial de la NASA que aterrizó en Marte el pasado año y se encuentra estudiando el suelo del asteroide rojo. Pero la prioridad actual para la mayoría de países es la misma: la Luna. 

El Instituto Ruso de Investigación Espacial y La Corporación Espacial Estatal (Roscosmos) pretende también participar en la carrera por volver al satélite, con el desarrollo de un programa de misiones llevadas a cabo por sondas robóticas, la primera de ellas, Luna25 fue lanzada en agosto de 2023. La sonda chocó contra la superficie lunar a 400 kilómetros de donde pretendía posarse, tras un error en la maniobra de aproximación. Se prevé el lanzamiento de cinco misiones espaciales rusas en los próximos años.

Otros actores en la nueva carrera espacial

Una progresiva reducción del presupuesto de la NASA hizo que, a principios de siglo comenzaron a surgir empresas privadas dedicadas al transporte aeroespacial. Dos nombres han logrado convertirse en agentes imprescindibles dentro de la carrera espacial: SpaceX, de Elon Musk y Blue Origin, de Jeff Bezos.

En sus inicios, SpaceX no logró tener éxito con sus primeros cohetes. Para cuando logró uno de sus primeros hitos: lanzar el primer cohete privado propulsado por combustible líquido en lograr alcanzar la órbita, la empresa ya sufría problemas de financiación. En 2008, la compañía de Musk logró su primer contrato con la NASA para prestar un servicio de reabastecimiento comercial. 

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La compañía fue invirtiendo y mejorando sus cohetes. A finales de 2009 logró realizar aterrizar el Falcon 9 de regreso luego de poner en órbita 11 satélites de comunicación, desde entonces, este vehículo de lanzamiento ha hecho numerosos viajes a la Estación Espacial Internacional. Sin embargo, el multimillonario nunca ha ocultado el verdadero objetivo de su empresa: lograr colonizar Marte y transportar seres humanos al planeta rojo.

La compañía del también multimillonario Jeff Bezos ha intentado formar parte de este duelo por sacar partido del espacio y anunció el pasado 2021 la futura construcción de una estación espacial, bautizada como Orbital Reef, que alojará turistas y expertos. Según previsiones, la estación estará terminada entre 2026 y 2027. Blue Origin ha competido directamente con SpaceX por intentar obtener proyectos de la NASA, pero en este sentido, Musk sigue llevando la delantera.

La futura llegada a la luna supondrá un antes y un después para los intereses de las principales potencias mundiales. Más allá de las aspiraciones de los países por demostrar quién tiene los mejores recursos tecnológicos y quién logra llegar antes, la Luna es un territorio que no puede ser conquistado, por lo que supone que los distintos gobiernos tengan que cooperar de forma pacífica, lo que también se ha convertido en un reto por mostrar la mayor capacidad de colaboración posible a ojos del resto.

Por otro lado, una de las intenciones principales de la exploración es construir una estación espacial en órbita lunar que funcionará como una especie de “puerto” para otras exploraciones al sur de la Luna y a Marte. Si este proyecto se consolidara con éxito, sería una pieza fundamental en la exploración espacial futura de todas las potencias. Empresas privadas también encuentran en estos viajes futuros al satélite una posibilidad de convertirlo en un negocio y comenzar a llevar turistas en los próximos años.

Según aseguraba ya en el año 2003 el antiguo líder científico del Programa de Exploración Lunar chino, Ouyang Ziyuan, “la Luna podría servir como un nuevo y formidable proveedor de energía y recursos para los seres humanos. Quien primero conquiste la Luna será el primero en beneficiarse”.

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3 COMENTARIOS

  1. HOLA BUEN DÍA, EL ÚNICO DOCUMENTO (TRABAJO) OFICIAL, ES “LA HISTORIA”, Y YA MUY PRONTO LA HARÉ OFICIAL, DONDE EL ÚNICO QUE SE ENFRENTÓ A ESTE FENÓMENO DE “LA LUNA”, FUE EL PROTAGÓNISTA, ALEJANDRO (ME IMAGINO QUE YA SABEN, CUAL ALEJANDRO), Y “LA HISTORIA”, AÚN NO TERMINA. ME DA MUCHO GUSTO QUE HAYA TRAÍDO GRANDES BENEFICIOS, POR SUPUESTO, PERO, TAMBIEN TENEMOS QUE SABER EL PORQUÉ, SE MANTUVO DURANTE SIGLOS EN HERMÉTICO SECRETO, SEGUN EVIDENCIAS QUE ENCONTRÓ ALEJANDRO. UN GRAN SALUDO.

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