El cohete Space Launch System (SLS) ha despegado la madrugada del 16 de noviembre junto con la nave Orion tras dos intentos fallidos en agosto y septiembre.
El lanzamiento forma parte de la misión Artemis I, que fue autorizado en 2017 durante el mandato de Donald Trump con el objetivo de establecer una base sostenible en la superficie de la Luna. Es la primer misión creada para regresar a la Luna después del programa Apolo, que llevó al hombre a pisar la Luna por primera vez en la historia en 1969.
Inicialmente, el lanzamiento estaba previsto para el día 29 de agosto pero, debido a un fallo en uno de los motores del cohete SLS, se retrasó hasta el 5 de septiembre pero tuvo que volver a retrasarse. Finalmente, el lanzamiento se ha llevado a cabo en la plataforma 39B del Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, Florida. Se trata de la misma plataforma que se usó para el programa Apolo.
A pesar de que el lanzamiento se ha podido llevar a cabo, se han producido dos fallos que han retrasado el lanzamiento más de cuarenta minutos. En un primer momento, se ha producido una fuga de hidrógeno. Minutos después el quipo de la NASA también ha informado de un fallo en un cable de Ethernet. Ambos percances han sido solucionados con la mayor rapidez posible.
A la 07:49h (CET) el cohete despegaba con normalidad. Minutos después La Agencia informaba de que los cohetes laterales del SLS se habían separado tal y como estaba previsto y que los cuatro minutos estaban funcionando correctamente. Tras veinte minutos después del lanzamiento, la NASA confirmaba que la nave Orion estaba en órbita terrestre.
Si todo continua con normalidad, se espera que en 48 horas la nave llegue a la órbita de la Luna. En 25 días, los cohetes recorrerán más de dos millones de kilómetros, para luego regresar a la Tierra. El proyecto espera que la humanidad regrese a la Luna para 2025.