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Música para radicalizar

Análisis

Joan Caballero
Joan Caballero
Experto en Grupos Urbanos Violentos y Delitos de Odio en el marco de investigaciones realizadas tanto en el ámbito de las Instituciones Públicas como en las Universidades. Analista del Centro de Estudios e Iniciativas sobre Discriminación y Violencia (CEIDIV) antiguo Observatorio del Racismo y la Violencia en el Deporte. Técnico Especialista en la Dirección General de Servicios Penitenciarios de la Generalitat de Catalunya.

A la música hay que darle más importancia de lo que parece. Los grupos violentos lo saben y la utilizan para transmitir sus mensajes, fanatizar y radicalizar. Un análisis de Joan Caballero, experto en grupos urbanos violentos y profesor del curso “Experto en grupos urbanos violentos” de LISA Institute.

Hay indicadores que marcan las diferencias entre las diversas subculturas o tribus urbanas, pero la más importante de todas es la música. Ligada a la música y al ocio, encontramos más factores como la indumentaria o la simbología que acompañarán a esas relaciones socioculturales, y donde los jóvenes participarán en actitudes sociopolíticas que irán formando su comportamiento y estilo de vida.

Un joven suele tener como referencias culturales a cantantes o deportistas, con lo que asociará qué piensa, cómo se viste y comporta su ídolo. El número de seguidores que tiene cualquier estrella musical es enorme frente a los que siguen a actores de cine o estrellas del deporte. Esta poderosa influencia se basa en el poder de atracción de la música durante la juventud.

Al fin y al cabo, se imita a quien se admira. Los Grupos Urbanos Violentos (GUV) tienen en cuenta este detalle que no dejan al azar y potencian la música para transmitir un mensaje más profundo. Lo cargan con una filosofía o declaración de intenciones que no da lugar a dudas de que es rock anticomunista o rap político. 

Tenemos muchos ejemplos de la utilización de la música para fanatizar a las personas. Por ejemplo, las “Gunka” (canción de guerra en japonés) que escuchaban los aviadores kamikazes nipones antes de estrellarse contra los barcos enemigos. Basta leer la letra de la canción “Dōki no sakura” para ver la trascendencia del mensaje. 

Los “nasheeds” no dejan de ser también instrumentos de captación, adoctrinamiento, fanatización y de preparación para predisponerse a cometer acciones de martirio. Si va incorporado de música de fondo para una aplicación de Android, los más pequeños de la casa aprenderán el alfabeto y a escribir misil, pistola o matar. De esta manera, intuimos la importancia que tiene en los procesos de fanatización. 

En la Gran Bretaña de los años 70, organizaciones políticas radicales como el National Front, captaban a jóvenes violentos de estética “skinhead” a través de conciertos de música RAC (Rock Against Communism o Rock contra el comunismo). Actualmente, es un género musical de tendencia que genera un discurso de odio y violencia muy marcado. 

Conforme vamos indagando sobre los efectos de la música en las personas, vemos que una canción por muy violenta que sea no nos va a volver unos sádicos y amorales. Sin embargo, nos puede conducir a una rearmonización del estado de ánimo y de los sentimientos. Es una afirmación que también avala el Neurocientífico alemán Stefan Koelsch sobre el poder de la música. 

Según Koelsch, si a alguien se le obligara a escuchar música que no le gusta, sacarían lo peor de él. Si escuchase música que le entristeciera, acabaría deprimido. Pero lo que más destaca Koelsch, es que la música puede ser utilizada como tortura, y manipulación. Considera que la música es increíblemente poderosa y debemos tener cuidado de que no sea utilizada de mala manera.

Un ejemplo de este “poder” de la música en otros ámbitos puede ser el de cómo la corporación Muzak editó sus famosas “elevator music”, la música se emplea en casi todos los comercios para incrementar las ventas, cosa que se consigue porque la venta especializada de hilo musical es un gran negocio empresarial. 

La música para crear malestar, ansiedad y miedo

La RAE define la palabra símbolo como “una representación sensorialmente perceptible de una realidad, en virtud de rasgos que se asocian con ésta por una convención socialmente aceptada. Podemos afirmar que representa o materializa una idea o un sentimiento, y es aceptada por un grupo de personas”.

Los símbolos son artefactos sociales que sirven para comprender las filosofías de vida que emprenden las personas que se quieren identificar con lo que les mueve y les llena. Y la música politizada violenta no deja de representar un símbolo, un icono de una filosofía grupal. El objetivo final que se persigue al exhibir simbología violenta siempre será:

  • Crear malestar, ansiedad y miedo
  • El individuo que la porta y exhibe se reafirme en esa idea
  • Reaformar al grupo y a sus integrantes

Es por ello que la música politizada violenta, como símbolo y canal de expresión, busca los mismos objetivos. Los conciertos reúnen a centenares de personas con una misma estética y forma de pensar. La función de los cantantes y grupos es reafirmar ese sentimiento de unidad y odio hacia un mismo enemigo que puede ser el capitalismo, el sionismo, las razas inferiores, y un sinfín de prejuicios que pregonan en sus letras.

En este sentido, aquí exponemos cómo diferentes grupos utilizan el poder de la música como forma de crear malestar, ansiedad y miedo y conseguir sus objetivos.

Grupos de tendencia nacionalsocialista

De todos los GUV, el más mediatizado, en España, es la extrema derecha con sus miembros de estética skinhead. Su máxima es defender los héroes y valores que hicieron levantar a España, la pureza de la raza europea y el odio al diferente. En este sentido, la esvástica ha capitaneado durante décadas ese mensaje de amenaza. Sin embargo, al agruparse grupos españoles con otros europeos, armonizan criterios y cambian este símbolo prohibido en países como Alemania por otro que es la cruz celta.

Antonio Salas explica esa sensación de poder que se tiene cuando van en manada por la calle y la gente se aparta asustada o desvía la mirada para no cruzarse con ellos. Eso es, según Salas, lo que les hace sentirse poderosos, podrían haber hecho cualquier cosa en ese momento y nadie se habría atrevido a decirles nada.

Y como comentan muchos autores como David Madrid, esa sensación engancha. Todos estos sentimientos se expresan a través de la música RAC (Rock Anti Comunista) o Rock Nacionalista. Siempre vamos a encontrar letras de canciones donde se amenazan colectivos o personas determinadas.

Grupos de ultraizquierda

El objetivo principal de los grupos de la ultraizquierda es crear malestar, ansiedad y miedo a sus enemigos naturales, los nazis. Aunque también odian al capitalismo y lo que representa (banqueros, multinacionales, centros comerciales, etcétera).

Otros enemigos que tienen son los mass media que difunden incultura ydesprecian al pueblo, la religión cristiana capitalista y los perros que protegen a todos los anteriores (los poderes públicos corruptos y sus representantes, funcionarios de policía principalmente).

Una definición que emplean es que “son enemigos del totalitarismo tecno industrial, de la crisis económica, del saqueo de la naturaleza, de la represión, de las operaciones militares y de la propaganda mediática del espectáculo”. 

Son grupos muy activos y participativos que se suelen organizar en asociaciones y, algunos de ellos, gestionan espacios ocupados (los llamados CSOA, Casal Social Okupado Autogestionado) en donde realizan sus actividades. 

Dentro de estas asociaciones, encontramos individuos que utilizan la violencia para extender el mensaje a través de los propios medios de comunicación. También lo hacen a través de la música, aunque el mensaje está mucho más tolerado en los países del sur de Europa, donde siempre se ha relacionado esta música como contracultura.

Pandillas de origen latino

Los grupos latinos buscan crear malestar, ansiedad o miedo para marcar su territorio y combatir contra los otros gangs (pandillas, sean de origen latino o no) apropiándose de espacios públicos. Los pandilleros están implicados en conductas antisociales y delictivas porque lo ven como una característica de la pertenencia a la banda.

Actualmente estos grupos tienen distribuidas, se disputan o se otorgan como su territorio, zonas de ciudades o poblaciones enteras. Siendo esta una característica muy común de este tipo de colectivos.

Y también lo encontramos en sus letras, algunas de las canciones son auténticas declaraciones de guerra contra otras pandillas de origen latino. Esta música no está politizada, pero sigue siendo música violenta.

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