Un nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) sostiene que entre 3.300 y 3.600 millones de personas (casi la mitad de la población mundial) ya viven en contextos «altamente vulnerables» al cambio climático.
El 28 de febrero, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) emitió un comunicado de prensa alertando de la amenaza que supone el cambio climático para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta en general. Advierte, en el texto del documento, que la adopción de medidas «puede asegurar el futuro de la tierra».
«El cambio climático causado por el ser humano está provocando una disrupción peligrosa y generalizada en la naturaleza y está afectando la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de los esfuerzos desplegados para reducir los riesgos. Las personas y los ecosistemas que tienen la menor capacidad de respuesta son los más afectados», afirman los científicos en el informe.
El presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, Hoesung Lee, remarca la seriedad del informe, y sobre todo llama a la toma de medidas, considerando que la inacción acarreará consecuencias. «En el informe se demuestra que el cambio climático constituye una amenaza cada vez más grave para nuestro bienestar y la salud del planeta. Las medidas que se adopten en el presente determinarán la forma en que las personas se adaptarán y cómo la naturaleza responderá a los crecientes riesgos climáticos», dijo.
Para las próximas dos décadas, se prevén peligros climáticos inevitables como el calentamiento global de 1’5ºC (2’7ºF). Los impactos que derivarán si este incremento general de temperaturas aumenta podría provocar impactos graves irreversibles, que afectarán directamente a la sociedad, particularmente a la infraestructura y las costas a baja altitud.
El Resumen para responsables de políticas del Grupo de Trabajo II del IPCC, Cambio climático 2022: Impactos, adaptación y vulnerabilidad, fue aprobado el domingo27 de febrero de 2022, por los 195 Estados Miembros del IPCC, en una reunión de aprobación celebrada en formato virtual a lo largo de dos semanas a partir del 14 de febrero.
Es necesario adoptar con urgencia medidas para hacer frente a los crecientes riesgos
Según el informe, muchas especies no han tolerado las olas de calor, inundaciones y sequías que se han producido a causa de estas alteraciones de las temperaturas. La extinción de plantas y animales ha derivado en una reacción en cadena, algo cada vez más difícil de controlar. Todo esto supone que millones de personas queden expuestas a problemas de seguridad alimentaria e hídrica, sobretodo en África, Asia, América Central y del Sur tanto como en islas pequeñas y el Ártico.
El documento llama a la toma urgente de medidas para evitar el aumento de la pérdida de vidas, biodiversidad e infraestructura. Se pide que las decisiones de adaptación que se tomen sean ambiciosas para frenar las emisiones de gases invernadero. El problema que plantea el informe es la disparidad de avance en la materia entre países, donde los más pobres tienen más dificultades para adaptarse, mientras que a su vez son los más afectados.
«En este informe se reconoce la interdependencia del clima, la biodiversidad y las personas, y se integran las ciencias naturales, sociales y económicas más eficazmente que en las evaluaciones anteriores del IPCC», explicó Hoesung Lee. «Se hace hincapié en la necesidad urgente de adoptar medidas inmediatas y más ambiciosas para hacer frente a los riesgos climáticos. Ya no es posible continuar con medias tintas», advertía.
Proteger y fortalecer la naturaleza es esencial para asegurar un futuro digno
El documento aporta nuevas ideas para reducir los riesgos climáticos, lo que ayudará a mejorar la vida de las personas. «Los ecosistemas sanos son más resilientes al cambio climático y prestan servicios indispensables para la vida, como el suministro de alimentos y agua limpia», declara Hans-Otto Pörtner, Copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC.
«Al restaurar los ecosistemas degradados y conservar, con eficacia y equidad, entre el 30 % y el 50 % de los hábitats terrestres, marinos y de agua dulce, la sociedad puede beneficiarse de la capacidad de la naturaleza para absorber y almacenar carbono, y podemos acelerar los avances en la consecución del desarrollo sostenible, pero es fundamental contar con el apoyo financiero y político adecuado», añadió.
En el informe, se señalan acciones del ser humano que fomentan el aumento del cambio climático, como el consumo no sostenible de recursos naturales, la urbanización, las desigualdades sociales y los daños provocados por fenómenos extremos e incluso la pandemia, que ponen en peligro el desarrollo del futuro del planeta y la humanidad.
«Nuestra evaluación indica claramente que, a fin de dar respuesta a estos diferentes desafíos, es necesario que todos —los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil— colaboren para priorizar la reducción de riesgos, así como la igualdad y la justicia en la adopción de decisiones y las inversiones». Debra Roberts, Copresidenta del Grupo de Trabajo II del IPCC, con estas palabras, hacía un llamamiento a la acción general, tanto aquellos que están en el poder de tomar decisiones a gran escala como empresas y personas a que tomen conciencia.
«De este modo, se pueden conciliar diferentes intereses, valores y formas de ver el mundo. Al aunar los conocimientos científicos y tecnológicos especializados y los conocimientos indígenas y locales, las soluciones serán más eficaces. Si no logramos un desarrollo sostenible y resiliente al clima, tendremos un futuro para las personas y la naturaleza que dista mucho de ser óptimo», decía.
Las ciudades: puntos críticos de impactos y riesgos, pero también una parte esencial de la solución
En este informe se brinda una evaluación detallada de los impactos y los riesgos del cambio climático, así como la adaptación a este, en las ciudades, donde vive más de la mitad de la población mundial. La salud, la vida y los medios de subsistencia de las personas, al igual que los bienes y las infraestructuras esenciales, incluidos los sistemas de energía y de transporte, se ven cada vez más perjudicados por los peligros derivados de las olas de calor, las tormentas, las sequías y las inundaciones, así como de los cambios de evolución lenta, por ejemplo, el aumento del nivel del mar.
«La creciente urbanización y el cambio climático, en conjunto, crean riesgos complejos, especialmente en aquellas ciudades que ya tienen un crecimiento urbano mal planificado, altos niveles de pobreza y desempleo, y una falta de servicios básicos», agregaba Debra Roberts. Sin embargo, también lanzaba un punto a favor de la urbanización para futuros proyectos: «No obstante, las ciudades también brindan oportunidades para la acción climática: los edificios verdes, el suministro fiable de agua limpia y energías renovables, así como los sistemas de transporte sostenibles que conectan las zonas urbanas y rurales pueden contribuir a una sociedad más inclusiva y justa».
Hay cada vez más evidencias de medidas de adaptación que han causado consecuencias imprevistas, por ejemplo, se ha destruido la naturaleza, se ha puesto en peligro la vida de las personas o se han incrementado las emisiones de gases de efecto invernadero. Todo ello puede evitarse si todas las partes interesadas intervienen en la planificación, se presta la debida atención a la igualdad y la justicia, y se aprovechan los conocimientos indígenas y locales.
Un margen de acción cada vez más reducido
El cambio climático es un desafío mundial que requiere de soluciones locales; por este motivo, la contribución del Grupo de Trabajo II al Sexto Informe de Evaluación del IPCC proporciona información regional exhaustiva que facilita el desarrollo resiliente al clima.
En el informe se indica claramente que el desarrollo resiliente al clima ya representa un desafío con los niveles actuales de calentamiento. Dicho desarrollo será más limitado si el calentamiento global supera los 1,5 °C (2,7 °F). En algunas regiones, este desarrollo será imposible si el calentamiento global aumenta más de 2 °C (3,6 °F).
Esta conclusión clave pone de relieve la urgencia de aplicar la acción climática, con especial énfasis en la igualdad y la justicia. La financiación adecuada, la transferencia de tecnologías, el compromiso político y las asociaciones incrementan la eficacia de la adaptación al cambio climático y la reducción de las emisiones.
«La evidencia científica es inequívoca: el cambio climático constituye una amenaza para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta. Si se sigue retrasando la puesta en marcha de una acción concertada a nivel mundial, se agotará el plazo breve y en rápida disminución del que disponemos para asegurar un futuro digno», concluyó Hans-Otto Pörtner.