La justicia alemana llega a la conclusión de que el asesinato se cometió en nombre de organismos gubernamentales rusos y que el hecho, no aislado, representa una “grave violación de la soberanía de Alemania”.
El 23 de agosto de 2019, Zelimkhan Khangosvili, ciudadano georgiano de origen checheno, moría asesinado a plena luz del día, tras recibir varios disparos, en el parque de Tiergen (Berlín). El principal sospechoso era el ruso Vadim Krasikiv, quien se ha señalado como responsable del asesinato en una sentencia del Tribunal Regional Superior de Berlín.
Como recuerda APNews, meses después del crimen, Putin calificaba a Khangosvili como un “asesino” que había matado a decenas de personas en combates en el Cáucaso y era considerado un “terrorista”. Khansgosvili, que vivió durante años en Alemania bajo el nombre de Tornike Kactarashvili, fue comandante de una milicia chechena entre 2000 y 2004.
Según aseguró la Ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, en un comunicado de prensa, el Fiscal General Federal señaló que este delito “se cometió en nombre de organismos gubernamentales de la Federación de Rusia”, conclusión respaldada por el tribunal que emitió la sentencia.
Baerbok ha advertido que este asesinato representa una grave violación de la ley alemana y de su soberanía. Tras una conversación con el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha convocado al embajador ruso en Alemania, Sergei Nechayev, y dos miembros del personal diplomático de la Embajada de Rusia han sido declarados personas “non grata”. “Queremos y necesitamos un intercambio abierto y honesto con Rusia. Es de interés mutuo”, aseguró en el comunicado.
Según The Washington Post, el embajador de Rusia en Alemania declaró periodistas de la agencia estatal de noticias rusa, RIA Novosti, que el veredicto era una “decisión sesgada y políticamente motivada que agrava seriamente las ya difíciles relaciones ruso-alemanas”. Aseguró que Rusia no dejaría de responder a esta “tesis absurda” y a esta condena considerada “un acto obvio hostil”.
No es un hecho aislado
El pasado mes de noviembre, el seminario Der Spiegel, revelaba que un diplomático ruso había aparecido muerto frente a la Embajada rusa en Berlín en octubre. Se llamaba Kirill Zharo, era segundo secretario de la Embajada y los servicios de inteligencia alemanes sospechaban que era un agente encubierto del servicio de inteligencia ruso (FSB).
Moscú impidió realizarle la autopsia al cuerpo y, de acuerdo con el seminario berlinés, Tagesspiegel, un portavoz de la fiscalía de la capital señaló que la muerte no sería investigada por la policía alemana debido al estatus diplomático de la víctima.
Zhalo se sumó así a la lista de personas fallecidas en extrañas circunstancias y que se relacionan con el Kremlin como el del propio Khangosvili, la periodista Anna Politkóvskaya, el diputado Serguéi Yushenkov y el exagente de los servicios de inteligencia, Alexánder Litvinenko.