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Vacunar en países en conflicto

Análisis

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Contenido creado por el Equipo de Redacción de LISA News con el apoyo del equipo docente de LISA Institute.

Diferentes organizaciones de derechos humanos llaman la atención sobre la necesidad de vacunar en zonas de conflicto y aseguran que Ómicron pone de manifiesto que “todos somos vulnerables cuando grandes partes del mundo no están vacunadas”.

A medida que los países más ricos continúan las campañas de vacunación contra la COVID-19 y las nuevas variantes de virus desencadenan aumentos en los casos, diferentes organizaciones de derechos humanos denuncian que “millones de personas que viven en zonas de conflicto o en las que sufren violencia armada aún no han recibido una sola dosis de vacuna”.

“La inequidad en el acceso de las vacunas nos afecta a todos. Ómicron pone de manifiesto que todos somos vulnerables cuando grandes partes del mundo no están vacunadas”, asegura el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

En este contexto advierten que solo una pequeña cantidad de vacunas ha llegado a las zonas de conflicto, donde muchas familias y comunidades enteras carecen de acceso a servicios básicos de salud.

La “alarmante” baja tasa de vacunación en países en conflicto

Según estimaciones del CICR, más de cien millones de personas viven, hoy en día, en zonas controladas de forma total o parcial por grupos armados no estatales. Esto tiene como consecuencia que las campañas de vacunación de los ministerios de salud no suelen llegar a ellas.

“Los conflictos armados son impredecibles. Las infraestructuras y sistemas de salud muchas veces quedan debilitados y en malas condiciones. Las negociaciones con los grupos armados pueden ser procesos largos y sensibles. La vacunación de la población en esas zonas es difícil y delicada. Pero es necesaria”, asegura Esperanza Martínez, jefa del Equipo de gestión de crisis por COVID-19 del CICR. 

Según los datos de la organización, la baja tasa de vacunación en países de conflicto es “alarmante”. En Etiopía, Sudán del Sur y Yemen, aproximadamente el 1,2% de la población ha recibido el esquema de vacunación completo. La tasa de Somalia es del 3,5%, y la de Siria, del 4%. En comparación, la tasa mundial de vacunación completa es del 43%, según Our World in Data.

Además, Martínez también destacó la necesidad de vacuna a las personas detenidas, desplazadas de sus hogares, en una ruta migratoria, que viven en zonas no controladas por el gobierno o bajo el control de grupos armados no estatales.

A este contexto se suma que en 2020 murieron más trabajadores de la salud en zonas en conflicto que en los dos años anteriores. Según un informe de la Coalición para Salvaguardar la Salud en los Conflictos, 185 trabajadores de la salud murieron en situaciones de conflicto en 2020. También citó más de 400 ataques a los esfuerzos de atención médica que respondieron específicamente a la pandemia.

En estos incidentes, los trabajadores de la salud “sufrieron abusos, fuero heridos, amenazados y acosados, y las instalaciones de salud fueron atacadas, dañadas y/o incendiadas”, según el informe. La violencia contra los esfuerzos de atención médica estalló, entre otros lugares, en Afganistán, la República Democrática del Congo, la India, México, Siria y Yemen.

El pasado febrero la Organización Mundial de la Salud (OMS) aplaudió la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad que pedía el alto al fuego de todos los conflictos armados para permitir la vacunación contra el COVID-19 en zonas de conflicto.  

Desinformación sobre la vacuna en países en conflicto

La desinformación sobre las vacunas también complica un “alto al fuego” pandémico, un obstáculo que también se dio para contener la epidemia de ébola en África occidental.

NPR expone casos concretos en la actualidad relacionadas con la pandemia de coronavirus. En Nigeria, algunos creen que tanto la COVID-19 como sus vacunas fueron diseñadas para acabar con los africanos. En Somalia, el grupo militante Al-Shabaab ha rechazado la vacuna AstraZeneca por insegura y en su lugar ha recetado semillas negras y miel para los enfermos de COVID-19. InSyria, una estación de radio estatal, aseguró a los oyentes que el coronavirus “pierde potencia en el clima cálido de Oriente Medio”, según la revista Newlines. Mientras tanto, en Myanmar, algunos ciudadanos han decidido renunciar a las vacunas, no por “desinformación, sino porque las vacunas serían entregadas por un gobierno militar que en los últimos meses ha matado a cientos de civiles”.

El 40% de los niños no están vacunados

Por su parte, UNICEF también advierte que cerca del 40% de los niños que no están vacunados o que no han recibido las vacunas suficientes viven en países afectados, totalmente o parcialmente, por conflictos. 

La organización asegura que la causa de que los niños de las zonas afectadas por conflictos no reciban las inmunizaciones básicas es el colapso (y en ocasiones, la destrucción deliberada) de servicios de salud fundamentales. En las zonas afectadas por conflictos también se registran asesinatos de los trabajadores de la salud y atentados que destruyen las instalaciones, los suministros y los equipos médicos.

Además, también aseguran que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado el riesgo para la salud de los niños, debido a que los confinamientos y la creciente sobrecarga de los servicios básicos dificultan los esfuerzos realizados para llegar a las poblaciones más vulnerables. 

Según sus datos en 2020, los servicios de inmunización sistemática quedaron interrumpidos en más de 60 países, pero sobre todo en países afectados por conflictos, lo cual aumenta la posibilidad de que se produzcan brotes de enfermedades que pueden prevenirse con vacunas.

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