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Los 6 casos de criminalidad corporativa que cambiaron el panorama empresarial

Análisis

Stella Ramos
Stella Ramos
Alumna certificada del Curso de Experto en Criminología y Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute. Graduada en Criminología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Máster en Sociología de las Políticas Públicas y Sociales por la Universidad de Zaragoza (UNIZAR). Actualmente es Vigilante de Seguridad.

Varios escándalos empresariales han sacudido el mundo corporativo, dejando en evidencia prácticas fraudulentas y desleales. En este artículo, Stella Ramos, alumna del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute, explica casos como el de Volkswagen, Enron y Wells Fargo, que destacan por su impacto y las consecuencias que generaron. Estos incidentes reflejan cómo la criminalidad corporativa, impulsada por la ambición, puede llevar a las empresas a cometer delitos de gran magnitud.

La criminalidad corporativa se nutre de muchas tipologías delictivas diferentes. La característica principal es el ámbito organizacional o empresarial en el que siempre se dan estas conductas. Hay demasiados escándalos que representan la criminalidad corporativa, pero aquí se van a señalar unos pocos de los más sonados.

Los 6 casos mas destacados de criminalidad corporativa

1. Caso Volkswagen o ‘Dieselgate’ (2015)

En el año 2015, la Agencia de Protección Ambiental o EPA de Estados Unidos descubrió que Volkswagen había instalado un software fraudulento en sus vehículos diésel. Este software detectaba cuando el vehículo estaba siendo sometido a pruebas y ajustaba las emisiones de óxido de nitrógeno para cumplir con los estándares ambientales. En condiciones normales, los vehículos emitían hasta 40 veces más contaminación de lo permitido. En aproximadamente unos 11 millones de vehículos se había instalado este software.

Volkswagen habría hecho esto para competir con marcas como Toyota y Honda. Así, en vez de invertir en tecnología, decidieron manipular los datos para cumplir con los estándares y no perder rendimiento. Esto, al fin y al cabo, era costoso. De esta forma, incluso se pudieron reducir costos de producción y aumentar la rentabilidad. Además, Volkswagen contaba con una cultura empresarial de presión extrema por los resultados, priorizando a los directivos, las metas comerciales antes que la ética empresarial. Así, este caso se podría explicar con la Teoría de la Elección Racional de Becker (1968).

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Las consecuencias de este caso vinieron en formato de sanciones, daño reputacional y cambios regulatorios. Volkswagen pagó más de 30.000 millones de dólares en multas y compensaciones. Además, las autoridades procesaron a varios de sus ejecutivos, incluido el ex-CEO Martin Winterkorn, acusado de fraude.

Volkswagen perdió la confianza a nivel global y su imagen quedó dañada, así como que su valor en bolsa se desplomó. De esta manera, se impulsaron controles ambientales mucho más estrictos en la industria automotriz.

Este caso demuestra cómo la presión corporativa por maximizar los beneficios y la sensación de impunidad pueden llevar a una empresa a cometer ilícitos penales. Este incidente demuestra que la falta de ética y la debilidad de los controles permiten que se realicen ilícitos penales sin, aparentemente, ninguna consecuencia.

2. Caso Enron (2001)

El caso Enron destaca como uno de los fraudes empresariales más notorios en la historia de Estados Unidos. A finales de los 90, la empresa energética utilizó prácticas engañosas para ocultar su verdadera situación financiera, manipulando los precios e inflando artificialmente sus ganancias. En 2001, Enron reveló pérdidas de casi 600 millones de dólares.

En 2002, la auditora Arthur Andersen reconoció haber destruido documentos sobre Enron, lo que resultó en la disolución de la firma. Esto generó una crisis de desconfianza y, en diciembre de ese año, Enron se declaró en bancarrota. Miles de empleados perdieron su trabajo y muchos inversores registraron pérdidas millonarias.

La maximización de beneficios, una cultura corporativa de competitividad extrema y la percepción de impunidad fueron claves para la comisión de este delito corporativo. Este caso provocó grandes pérdidas. Las autoridades condenaron a varios ejecutivos, como Kenneth Lay y Jeff Skilling, este último a 24 años de cárcel. También sentenciaron a Andrew Fastow, director financiero de Enron, a 6 años de prisión.

Además, se experimentaron cambios en la regulación estadounidense. Este caso es un claro ejemplo de cómo la avaricia y la falta de ética empresarial pueden llevar al colapso, afectando a miles de empleados e inversores.

3. Wells Fargo (2016)

El escándalo de Wells Fargo es uno de los ejemplos de fraude sistemático dentro de las instituciones bancarias. Este fraude masivo se llevó a cabo durante al menos 14 años. Durante estos años, los empleados de la entidad estuvieron abriendo millones de cuentas bancarias y tarjetas de crédito falsas a sus clientes sin su consentimiento.

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La presión por cumplir con los objetivos de ventas llevó a los trabajadores a crear aproximadamente 3.5 millones de cuentas falsas, lo que generó el cobro de tarifas y comisiones indebidas.

En 2016, se descubrió este sistema, y las autoridades multaron a Wells Fargo con más de 185 millones de dólares por fraude y prácticas abusivas. Además, despidieron a más de 5.300 empleados. Wells Fargo pagó más de 3.000 millones de dólares en multas y compensaciones y el CEO, John Stumpf, fue obligado a renunciar.

Así, la cultura agresiva de ventas, la maximización de beneficios, la presión sobre los empleados y la percepción de impunidad fueron clave para motivar la comisión de este delito.

4. Escándalo Cambridge Analytica (2018)

Cambridge Analytica era una consultora británica especialista en análisis de datos, comunicación política y publicidad dirigida. En 2018 se reveló que había obtenido ilegalmente datos de más de 87 millones de usuarios en Facebook sin su consentimiento a través de una aplicación. Esta aplicación disfrazada de test de personalidad, recolectaba información de los usuarios y construía perfiles psicológicos detallados.

Estos datos fueron destinados a influir en campañas como la elección de Donald Trump en 2016 y la campaña del Brexit en Reino Unido. Al igual que en los casos anteriores, el lucro y la percepción de impunidad fueron claves en este caso.

Facebook fue multado con 5.000 millones de dólares, perdió credibilidad y enfrentó boicots. Cambridge Analytica se cerró en 2018 tras el escándalo. Este caso llevó a reformas legales. Este escándalo reveló el poder de la manipulación digital en las elecciones democráticas.

5. El caso de criminalidad corporativa en Odebrecht

El caso Odebrecht fue uno de los mayores escándalos de corrupción de América Latina, involucrando a, al menos, 12 países. Odebrecht S.A. fue una de las mayores constructoras brasileñas que lideró uno de los mayores esquemas de sobornos y lavado de dinero en toda América Latina.

Esta empresa tenía una división «secreta» dedicada exclusivamente a pagar sobornos. Entre 2001 y 2016 se pagaron más de 788 millones de dólares en sobornos en países como Brasil, Perú, Colombia, México, Argentina, Ecuador, Venezuela, República Dominicana y Panamá, adjudicándose contratos multimillonarios.

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Tras salir a la luz el escándalo, Odebrecht pagó más de 2.600 millones de dólares en multas, colapsando en bancarrota en 2019. Esto supuso una gran crisis política en América Latina, siendo procesados funcionarios y expresidentes como Pedro Pablo Kuczynski, Alejandro Toledo, Juan Manuel Santos, Ricardo Martinelli o Lula da Silva.

La necesidad de maximizar las ganancias y la monopolización del mercado, la falta de regulación y, por supuesto, la percepción de impunidad fueron los detonantes para que se diera un caso de tal envergadura.

A raíz de esto, se reforzaron las leyes y se empezó a exigir una mayor transparencia en las licitaciones públicas. Este caso nos enseña cómo la corrupción corporativa puede infiltrarse hasta en las más altas esferas del poder político, desatando la necesidad de mayor supervisión y cooperación internacional.

6. El caso de Elizabeth Holmes (2018)

Elizabeth Holmes, conocida como ‘la nueva Steve Jobs de Silicon Valley’, fue fundadora y CEO de Theranos, empresa creadora de Edison, un dispositivo que prometía revolucionar el diagnóstico médico con solo unas gotas de sangre extraídas del dedo. Entre 2003 y 2015, la compañía recaudó más de 900 millones de dólares en inversión y alcanzó una valoración de 9.000 millones en Silicon Valley.

Sin embargo, este dispositivo nunca funcionó. Se utilizaban equipos de otras empresas engañando a pacientes, inversionistas y reguladores. En 2018, tanto Holmes como su socio Ramesh Balwani fueron acusados de fraude masivo y conspiración por poner en riesgo la salud pública, recibiendo sentencias de 11 y 13 años de cárcel respectivamente.

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La motivación detrás de este caso vino de la mano de la necesidad de innovar en Silicon Valley, la atracción de inversionistas y el crecimiento financiero, la falta de regulación y las cláusulas de confidencialidad extremas. Finalmente, además de sanciones y penas de cárcel, se produjeron pérdidas millonarias. Así, la ambición, la falta de supervisión, la manipulación y la falta de ética llevaron a Holmes y su socio a realizar uno de los mayores fraudes de Silicon Valley.

Hay otros muchos casos de criminalidad corporativa como los anteriores, en los que la ambición, la falta de ética y la poca supervisión son claves. Así, escándalos como el de Martin Shkreli o «pharma bro»; el de Bernie Madoff, conocido como el esquema ponzi más grande de la historia; el de HSBC en 2012; el caso FIFA en 2015 o el caso Boeing 737 MAX en 2019, entre otros muchos, son solo la punta del iceberg en un sistema al cual le falta regulación.

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