La dactiloscopia es una de las ciencias forenses más precisas y confiables en la identificación humana. Su aplicación ha revolucionado la investigación criminal desde el siglo XIX hasta nuestros días. En este artículo, Paz Quintero López, alumna del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada, analiza su evolución, fundamentos y relevancia actual en el ámbito forense.
En el intrincado laberinto de la investigación criminal existe una ciencia forense que, con precisión y rigurosidad, desvela la firma «digital» del delincuente: la dactiloscopia.
Esta ciencia también impulsó la evolución de la Criminalística. Desde el siglo XIX, ha sido clave en la investigación judicial y resolución de crímenes.
La ciencia de las huellas dactilares
Esta ciencia, cuyo nombre deriva del griego «dáktylos» (dedo) y «skopeín» (examinar), se encarga del estudio y la clasificación de las crestas papilares presentes en la epidermis de los dedos de las manos, las palmas, los dedos de los pies y las plantas. Todos tenemos estas intrincadas formaciones. Son únicas e inmutables (de manera natural) a lo largo de la vida de un individuo. Una huella dactilar es una firma biológica inherente.
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Gracias a ella, los criminalistas pueden analizar y comparar las huellas encontradas en la escena del crimen con las de posibles sospechosos. Esto ayuda a determinar si alguien estuvo en ese lugar o no. Sin duda, esta ciencia forense es clave para esclarecer delitos. También asegura que las personas responsables sean identificadas de forma precisa.
Origen de la dactiloscopia
La historia de la dactiloscopia como ciencia forense se remonta a finales del siglo XIX. Aunque se llevaron a cabo observaciones aisladas sobre la singularidad de las huellas dactilares, fue el trabajo pionero de científicos como Juan Vucetich y Sir Francis Galton lo que sentó las bases científicas y metodológicas de esta disciplina. Vucetich, en Argentina, desarrolló uno de los primeros sistemas de clasificación dactiloscópica. Este fue utilizado ampliamente en el ámbito policial. Galton, en Inglaterra, estableció la inmutabilidad y la singularidad de las huellas a través de estudios estadísticos rigurosos.
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El famoso caso de Francisca Rojas en Argentina en 1892 se considera un hito crucial en la historia de la dactiloscopia. Rojas fue acusada del asesinato de sus dos hijos y, a pesar de negar su implicación, las huellas dactilares ensangrentadas encontradas en la escena del crimen coincidieron con las suyas, lo que llevó a su condena y fue demostrada la validez de la dactiloscopia como herramienta de identificación forense.
La singularidad de nuestra firma biológica
La particularidad de las huellas dactilares radica en la aleatoriedad con la que se desarrollan durante la gestación fetal. Su «diseño» está influenciado por factores genéticos y ambientales que interactúan de manera impredecible. Esta combinación fortuita de elementos da como resultado patrones complejos y detallados que varían incluso entre gemelos idénticos, quienes comparten una carga genética prácticamente idéntica. Esta característica fundamental convierte a las huellas dactilares en una herramienta de identificación personal de una potencia excepcional.
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La inmutabilidad de las crestas papilares es otro pilar fundamental de la dactiloscopia. Una vez formadas, alrededor del sexto mes de vida intrauterina, estas estructuras permanecen constantes a lo largo de la vida. Resisten el paso del tiempo, el desgaste diario e incluso lesiones superficiales en la epidermis.
Solo los daños profundos que alcanzan la dermis, como abrasiones químicas o quemaduras graves, pueden alterar permanentemente el patrón de dichas crestas. Estas lesiones dejan cicatrices que, paradójicamente, pueden convertirse en elementos identificativos adicionales.
Clasificación de las huellas dactilares
La clasificación de las huellas dactilares se basa en la identificación de patrones generales y minuciosos detalles conocidos como puntos característicos o minucias. Los tres patrones principales son los arcos, los bucles y las espirales. Los arcos se caracterizan por líneas que entran por un lado de la huella y salen por el otro, formando una elevación suave en el centro. Los bucles presentan líneas que entran y salen por el mismo lado, formando una curva o lazo. Las espirales, por su parte, exhiben líneas que forman círculos concéntricos o espirales alrededor de un punto central.
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Dentro de estos patrones generales, los dactiloscopistas expertos identifican y analizan una gran variedad de minucias, como bifurcaciones (donde una cresta se divide en dos), finales de cresta (la cresta termina abruptamente), puntos (crestas cortas), lagos (espacios cerrados entre dos crestas), islas (crestas cortas aisladas), puentes (crestas que unen dos crestas paralelas) y cruces (donde dos crestas se interceptan). La posición relativa y el tipo de estas minucias dentro de un patrón de huella dactilar constituyen la base para la identificación única de una persona.
La dactiloscopia y su uso en investigación criminal
La aplicación de la dactiloscopia en la investigación criminal es amplia y multifacética. Las huellas dactilares latentes, aquellas que no son visibles a simple vista y que se depositan inadvertidamente en las superficies al tocar objetos, son una fuente invaluable de evidencia en la escena del crimen. Los expertos en dactiloscopia emplean diversas técnicas para revelar estas huellas, como el uso de polvos finos, reactivos químicos (como la ninhidrina para revelar huellas en papel) y fuentes de luz forense.
Una vez reveladas, las huellas latentes se fotografían y se levantan cuidadosamente para su posterior análisis en el laboratorio. Los dactiloscopistas comparan las huellas encontradas en la escena del crimen con las huellas de sospechosos conocidos o con las almacenadas en las bases de datos AFIS. La identificación positiva se establece cuando se encuentra un número suficiente de minucias coincidentes en la misma secuencia y posición relativa, sin discrepancias.
Las huellas: el código de barras de identificación humana
La dactiloscopia también desempeña un papel fundamental en la exoneración de personas inocentes. La comparación de huellas encontradas en la escena del crimen con las de una persona sospechosa puede demostrar su ausencia en el lugar de los hechos, proporcionando una prueba irrefutable de su no implicación.
Además de su aplicación en la investigación de delitos graves como homicidios, robos y agresiones, la dactiloscopia también es una herramienta esencial en la identificación de víctimas de desastres naturales, accidentes o personas desaparecidas. Las huellas dactilares pueden ser el único medio para establecer la identidad de un individuo cuando otros métodos de identificación, como el reconocimiento facial o la identificación dental, no son viables.
En el ámbito de la seguridad y el control de acceso, la tecnología de lectura de huellas dactilares se utiliza cada vez más para verificar la identidad de individuos en sistemas biométricos. Desde el desbloqueo de dispositivos electrónicos hasta el control de acceso a instalaciones seguras, la dactiloscopia ofrece una capa adicional de seguridad y autenticación.
Debate sobre la validez de la huella dactilar
A pesar de su solidez científica y su probada eficacia, la dactiloscopia no está exenta de controversias. La calidad de las huellas latentes encontradas puede variar significativamente, dependiendo de factores como la superficie donde se depositaron, las condiciones ambientales y el tiempo transcurrido. La interpretación de las huellas dactilares y la determinación de si existe una coincidencia suficiente para una identificación positiva requieren la experiencia y el juicio de dactiloscopistas altamente capacitados.
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Aunque los sistemas AFIS (Sistema automatizado de identificación de huellas dactilares) han mejorado enormemente la eficiencia en la comparación de huellas, la decisión final sobre la identificación siempre recae en el experto humano. Los errores humanos, aunque raros, pueden ocurrir, lo que resalta la importancia de una formación rigurosa, la aplicación de protocolos estandarizados y la verificación independiente de las identificaciones.
Además, recientemente se debate si las huellas dactilares pueden no ser únicas, ya que se ha desarrollado una inteligencia artificial que pone en tela de juicio su validez irrefutable.
A pesar de lo anterior, y hasta que no se tenga un resultado 100% concluyente sobre esta controversia, la dactiloscopia continuará utilizándose para revelar la firma «digital» del delincuente, contribuyendo de manera directa en la búsqueda de la verdad y la protección de la sociedad.
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