Los medios de comunicación tienen un papel clave en cómo la sociedad percibe el crimen. A través de discursos repetidos, refuerzan mitos, estereotipos y miedos infundados. En este artículo, Stella Ramos, alumna del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute, explica cómo esas narrativas distorsionan la realidad y afectan nuestra comprensión de la delincuencia.
Durante años, los medios de comunicación han contribuido a moldear la percepción social de la delincuencia. Hoy en día, con el acceso inmediato a la información, las noticias nos llegan rápidamente y, en ocasiones, con criterios cuestionables. El sensacionalismo y el morbo que pueden generar algunas noticias han influido en el espectador. Esta tendencia ha consolidado en la sociedad una serie de creencias que, a veces, no son del todo ciertas. Como dice Luis Navarro para POSTC:
«Esas noticias malintencionadas en relación con el crimen que se difunden crean fantasmagorías, temores, inseguridades, fobias o, sencillamente como diría Bourdieu (1997: 26-27), representaciones equivocadas. Del mismo modo, es frecuente observar la cobertura que, de delitos violentos, hacen los medios de comunicación, normalmente en tono sensacionalista y alejado del debate serio y riguroso que exigen los temas relacionados con la realidad delictiva de un país. Si a este tipo de noticias que constituye el ‘pasto predilecto de la prensa muy importante porque interesa a todo el mundo‘ (Bourdieu, 1997: 22-23), le añadimos las distribuidas por redes sociales, diríamos que su presencia en la actualidad se ha incrementado de manera notable».
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Así, siguiendo a Daniel Varona (2015), «no se trata del consumo de noticias per se, sino la mayor exposición al tratamiento sensacionalista y sesgado que suelen realizar los medios sobre la delincuencia».
De esta forma, se señalarán aquellos mitos que los medios de comunicación podrían estar promoviendo y que distorsionan la percepción pública del fenómeno delictivo. A menudo, se exagera la gravedad y frecuencia de ciertos delitos, lo que genera miedo y ansiedad en la población. Esto puede llevar a criminalizar a determinados grupos sociales o incluso a minimizar las verdaderas causas de la delincuencia. Además, en muchas ocasiones, los medios suelen tratar de forma distinta a la delincuencia común de la de cuello blanco.
Criminalización de lo distinto
Mito: Los delincuentes son todos iguales, pertenecen a grupos marginalizados o tienen ciertas características físicas.
A menudo, los medios de comunicación asocian la delincuencia con grupos étnicos, barrios específicos o niveles socioeconómicos concretos. Así, se establecen estereotipos perjudiciales y generalizaciones injustas sobre grupos sociales que normalmente no encajan con el resto de la sociedad. De esta manera, se produce la criminalización de ciertos grupos y la creación de estereotipos.
Así, los medios de comunicación pueden contribuir a crear etiquetas hacia grupos sociales concretos, normalmente personas extranjeras. Byung Chul Han en «La sociedad del cansancio» (pág. 13), cuando habla de la violencia neuronal, citando a Polly Matzinger, dice que «solo se rechaza al intruso externo cuando este actúa destructivamente en el interior de lo propio […] La xenofobia es una respuesta inmunitaria patológicamente exagerada, que es nociva incluso para el desarrollo de lo propio».
Además, en páginas siguientes señala que «tampoco hoy los llamados “inmigrantes” son inmunológicamente distintos ni son, en sentido estricto, extraños que representen para nosotros un verdadero peligro o de los que debamos tener miedo» (pág. 15).
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Este rechazo de lo distinto viene alimentado, en muchas ocasiones, de la mano de los medios de comunicación. Que los estos centren las noticias que proporcionan a la sociedad en la delincuencia cometida por determinados grupos sociales, como extranjeros, con un tono sensacionalista, produce la criminalización de estos grupos y su rechazo por parte del resto de la sociedad. Esto provoca un aura de inseguridad que es injustificada. De esta forma, las estadísticas señalan que más del 70% de los delitos cometidos son cometidos por nacionales (en España para el año 2023).
Exageración de la violencia. El sensacionalismo
Mito: La delincuencia está en constante aumento y es más peligrosa que nunca.
Es frecuente que los medios de comunicación se centren en los crímenes más violentos para atraer la atención del público. De esta forma y a través del sensacionalismo, consiguen visitas y así crean un sistema basado en el miedo y en la desconfianza social. La forma en la que se presenta la información, provocativa o impactante, deja de lado la precisión y el contexto, lo que puede provocar una distorsión de la realidad y el pánico social.
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El papel que tienen los medios en la percepción de la violencia en la sociedad es fundamental. Gracias al sensacionalismo, los delitos violentos pueden parecer más frecuentes o graves de lo que realmente son. Así, se establece una sensación de inseguridad y de miedo a través de la exposición constante a noticias o imágenes relacionadas con delitos violentos. Por ende, esa exposición reiterativa a casos de este tipo puede propagar una sensación de incertidumbre colectiva.
Imputación de la responsabilidad a las víctimas o a la sociedad
Mito: Las víctimas son responsables de los delitos que otros cometen contra ellos.
En función del delito del que se hable o de la noticia concreta que haya surgido, los medios de comunicación e incluso las redes sociales, suelen responsabilizar a las propias víctimas de ser víctimas del delito. Por otro lado, también se responsabiliza a la sociedad en general, como culpables de un fallo en el sistema en el que vivimos.
Esto puede tener consecuencias negativas tanto para la sociedad como para la víctima. De esta forma, se suele desviar la atención de las causas reales de la delincuencia. Esto dificulta la prevención y la solución del delito y genera una estigmatización hacia las víctimas y una discriminación hacia ellas. Al final, se puede crear un ambiente de impunidad hacia los agresores, restándoles responsabilidad, pasando esta a las propias víctimas.
Sensacionalismo y desinformación
Mito: Todo lo que aparece en redes o medios sobre el crimen es real y verificado.
Las redes sociales amplifican bulos y desinformación. La ventaja de que las redes sociales y la tecnología se hayan desarrollado tanto en los últimos años es la facilidad con la que podemos llegar a la información. Esta ventaja también es su desventaja más notable. De la misma forma en la que podemos acceder a noticias reales, lo hacemos a noticias falsas, bulos y engaños que pasan por sucesos reales.
Emilio Ferrara documenta cómo bots y campañas generadas artificialmente pueden crear pánico, difundir noticias falsas o manipular crisis en su artículo «The raise of Social Bots». Según este autor, los bots (o agentes automatizados), imitan el comportamiento humano, generan contenido y replican patrones sofisticados. Si estos bots se usan de manera maligna, pueden provocar daños sociales como desinformación y rumores, así como difundiendo sentimientos de odio y polarización afectando al clima social.
Sobrerepresentación de la violencia
Mito: Los crímenes violentos son los más comunes y representan la mayoría de los delitos.
Los medios de comunicación suelen dar cobertura a los casos que más interés suscitan en la población por la gravedad que tienen. Los delitos de violencia extrema generan un gran impacto social y mediático, aunque realmente representen una minoría dentro del total de delitos que se cometen . Sin embargo, los delitos contra la propiedad como robos, hurtos o vandalismo, son mucho más frecuentes pero reciben mucha menos cobertura, a no ser que sean casos muy extremos.
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Dado el interés que generan por su extrema violencia, los medios suelen priorizarlos y los difunden porque generan más audiencia y las reacciones son más emocionalmente fuertes. Esto alimenta el sensacionalismo y la distorsión de la realidad, creando un clima de inseguridad mayor.
Simplificación de las causas del crimen
Mito: La delincuencia se debe a la maldad individual o a la falta de castigo.
La explicación de la delincuencia según los medios de comunicación, muchas veces se achaca a la falta de moral, a una maldad innata o incluso a casos de psicopatía. Incluso en ocasiones, se apunta directamente a fallos en el sistema penal ya que “el castigo no es suficiente”. De esta forma, se ignoran factores relevantes como la pobreza y la desigualdad social, la falta de oportunidades, la falta de redes de apoyo o el consumo de sustancias. También se pueden añadir factores estructurales, ambientales o urbanos para explicar la delincuencia.
Para la criminología contemporánea, el delito es un fenómeno multicausal. En la delincuencia influyen factores individuales, sociales, económicos, culturales e, incluso, institucionales. Aquí no hay que olvidar los delitos de cuello blanco ya que, aunque parezca que las causas del delito no afectan tanto a la sociedad y sus efectos no son nocivos, estos tienen un gran impacto social perpetuando factores institucionales.
Miedo al crimen y a la victimización
Mito: Todos estamos en constante riesgo de ser víctimas del delito.
La probabilidad de ser víctima normalmente aumenta debido al bombardeo que los ciudadanos reciben constantemente de noticias relacionadas con delitos violentos. Así, los ciudadanos piensan que los delitos violentos han aumentado y aumenta también su inseguridad. Aunque la probabilidad de que acabemos siendo víctimas es reducida, tener presente el delito y comprender que en algún momento podemos llegar a ser víctimas puede ayudarnos a establecer mecanismos de prevención del delito.
Gerbner y Gross lo llamaron «Teoría del síndrome del mundo malo». Así, las personas expuestas a contenido de violencia en televisión o redes sociales, perciben el mundo como un lugar más hostil y peligroso de lo que realmente es.
Consideraciones finales
Así, y tras la presentación de todos estos mitos, el ciudadano tiene que ser consciente de que no todo lo que ve en las noticias es cierto. El hecho de estar expuesto constantemente a noticias relacionadas con delitos y con violencia puede instaurar un sentimiento de inseguridad y de miedo al delito. Cuanto más expuestos estemos a este tipo de casos en los medios o en las redes sociales, tendremos una mayor sensación de un aumento en la criminalidad.
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Estos mitos reproducen una construcción distorsionada de la realidad, alimentados por el sensacionalismo, el prejuicio y la desinformación. Los medios simplifican fenómenos muy complejos y los reducen a explicaciones muy sencillas, perpetuando estereotipos y alimentando el miedo social y la inseguridad. Al fin y al cabo, si no se puede establecer la causa de un delito, muy difícilmente se podrán diseñar e implementar políticas públicas que sean capaces de reducirlos.
Normalmente, la criminalización de lo distinto, la exageración de la violencia, la culpabilización de las víctimas, la desinformación constante, la sobreexposición a delitos violentos, la simplificación de las causas del crimen o el aumento del miedo al delito, forma parte de una serie de intereses mediáticos relacionados con narrativas emocionales. En una sociedad del clickbait, lo que importa es la visualización, el sensacionalismo, y no tanto el contenido de la noticia.
Así, se construye en la sociedad un imaginario colectivo sobre qué es el crimen, quiénes son los delincuentes y quiénes las víctimas. Esta visión tiende a reducir las respuestas al establecimiento de un populismo punitivo, que invisibiliza otros factores, como los estructurales. Por eso, es necesario promover una mirada crítica y multidimensional en los ciudadanos, basada en la ética del fenómeno delictivo, para evitar estereotipos y estigmas sociales.
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