Las redes financieras informales, incluida la banca en la sombra, han ganado protagonismo en la economía global, facilitando transacciones multimillonarias sin regulación clara. Su expansión preocupa a las autoridades por su impacto en la seguridad financiera y su posible vínculo con el crimen organizado. En este artículo, Lucas Paulvinoch, alumno del Máster Profesional de Analista Criminal y Criminología Aplicada de LISA Institute, analiza este fenómeno y sus implicaciones.
La denominación «banca en la sombra» se utiliza para aludir a las instituciones financieras que operan fuera del sistema bancario regulado tradicional. Si bien los servicios que ofrecen estas entidades pueden cumplir un rol en el crecimiento económico, también representan preocupaciones significativas sobre la seguridad y estabilidad financiera.
En las últimas décadas, las entidades chinas se han vuelto protagonistas de este sector. Sin embargo, por las características de sus operaciones, estas redes funcionan de forma descentralizada. No hay pruebas directas que involucren al gobierno de la República Popular China en sus actividades.
En el documental Dirty Money, Cartels, and Underground Banks, producido por Financial Times, se narra el crecimiento global de las operaciones de lavado de dinero lideradas por redes clandestinas chinas. Estas tienen un fuerte impacto en el sudeste asiático y, cada vez más, en América Latina.
Al respecto, múltiples investigaciones señalan las vinculaciones chinas con distintos continentes a través de las tríadas y los grupos mafiosos regionales. En 2020, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a Wan Kuok Koi, alias «Diente Roto», un líder de la tríada 14K. Este integró la Conferencia Consultiva Política Popular del Partido Comunista de China (PCCh), uno de los principales órganos asesores del país.
Según la investigación, este caso indicaría un patrón repetido en los actores chinos en el extranjero. Estos encubren sus actividades delictivas en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), el Sueño Chino y otras iniciativas promovidas desde la cúpula del Partido-Estado.
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La Fundación Andrés Bello realizó un informe en el que explica que la eficacia de estas redes se debe al concepto chino de guanxi. Este rige las relaciones basadas en la confianza dentro de la comunidad de emigrantes chinos. De esa forma, la infiltración por parte de las fuerzas de seguridad se vuelve mucho más complicada y los modelos financieros de estos grupos, mucho más opacos.
La «banca en la sombra» ha desempeñado un papel importante en el financiamiento de la economía china. La actual situación de estancamiento que atraviesa el país supone un riesgo mayor, dado que estos circuitos ilegales adquieren más relevancia como amortiguadores de la estabilidad financiera.
La conexión latinoamericana
Si bien China ha afirmado que no tiene interés en convertirse en una potencia hegemónica mundial, no deja lugar a la ambigüedad sobre su intención de ser una potencia geopolítica. Su estrategia de expansión financiera externa fue una respuesta a la crisis asiática de finales de los años 90. Con el tiempo, se convirtió en un pilar fundamental de su acción diplomática.
En 25 años, China pasó de reacciones defensivas a un enfoque proactivo y ofensivo en la política financiera global. Estableció importantes instituciones financieras, como el Banco de Desarrollo Chino. También lideró la creación de bancos multilaterales de desarrollo, como el Nuevo Banco de Desarrollo y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII). Estos esfuerzos se han alineado con su política de la Franja y la Ruta para influir en la gobernanza financiera mundial.
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Con la creación de instituciones de desarrollo, China buscó ofrecer alternativas al financiamiento dominado por Occidente y redefinir las reglas del desarrollo global. Pero hay un rasgo fundamental. En las empresas chinas de los proyectos de la Franja y la Ruta, muchos de sus líderes tienen vínculos con redes criminales o actores involucrados en actividades ilícitas. Además, son dueños de organizaciones dedicadas a casinos y criptomonedas. También exhiben conexiones con agencias clave del gobierno chino.
En los últimos años, varios bancos chinos recibieron sanciones o advertencias en Estados Unidos por violar regímenes legales contra el lavado de dinero. En 2018, las autoridades estadounidenses y las agencias de regulación financiera sancionaron al Industrial and Commercial Bank of China Financial Services LLC (ICBC). La medida se debió a inconsistencias en su programa de cumplimiento antilavado de dinero.
El sistema bancario en la sombra va más allá de los flujos financieros. Conecta a miles de instituciones financieras con empresas, gobiernos locales y cientos de millones de hogares. Se calcula que estos bancos emiten aproximadamente 14,5 billones de renminbi en préstamos. Esto representa alrededor del 25% de todos los créditos otorgados en China por las instituciones bancarias tradicionales.
Desde 2008, se estima que su expansión global fue constante. En 2017, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) alertó sobre grupos criminales en México, Colombia y Venezuela. Estos utilizaban sus contactos con mafias chinas para lavar dinero a través de entidades bancarias en la nación asiática.
Las organizaciones criminales latinoamericanas aprovecharon estas brechas del sistema financiero internacional.
Además, estrecharon sus relaciones con redes chinas, que actuaban como intermediarias en sus intercambios con mafias europeas. Las redes de lavado de dinero descubiertas en países como Ecuador, Brasil o Argentina reflejan este vínculo con bancos chinos ilegales. También revelan el uso de métodos como mezclar ganancias ilícitas con ingresos legítimos y emplear criptomonedas para ocultar el origen de los fondos.
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En la última década, los grupos criminales chinos que operan en América Latina y el Caribe se han especializado en diversas actividades ilegales. Entre ellas, el envío de precursores químicos para la producción de fentanilo en México, el lavado de dinero mediante el «dinero volador» y el tráfico ilegal de vida silvestre. Sin embargo, su rasgo distintivo es la colaboración con otras organizaciones para cometer delitos graves, lo que da lugar a un fenómeno denominado convergencia criminal.
En 2017, la Evaluación Nacional de Amenaza de Drogas de Estados Unidos señaló que «las OCT asiáticas involucradas en el lavado de dinero contratan sus servicios y, en algunos casos, trabajan en conjunto con otros grupos criminales, como las OCT mexicanas, colombianas y dominicanas». El portafolio criminal promovido por el dragón rojo ha implicado asesinatos atribuidos a mafias chinas en Argentina y otros países de la región.
El bitcoin y otras criptomonedas, junto con las operaciones en la deep web o dark web, se han convertido en herramientas clave para fortalecer los lazos entre organizaciones criminales latinoamericanas y redes mafiosas chinas.
La doble amenaza de la banca en la sombra
Los grupos criminales se aprovechan de las vulnerabilidades estratégicas de los sistemas financieros. El lavado de activos ha adquirido una escala industrial en el sudeste asiático. También se ha descubierto que los fondos lavados se envían al sector inmobiliario en todo el mundo, incluso en el Reino Unido, otras partes de Europa, Canadá y Estados Unidos.
En 2023, las autoridades estadounidenses advirtieron sobre el peligro del tráfico de personas por parte de sindicatos de estafadores en el sudeste asiático. Además, señalaron que los residentes estadounidenses son ahora el principal objetivo de los delitos financieros de estas redes criminales.
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Según los relevamientos, en países del sudeste asiático, la Tríada 14K y la Unión de Bambú se especializan en el tráfico de personas, el juego ilegal y el tráfico de drogas. En particular, operan con drogas sintéticas como el fentanilo y sus precursores. En ciudades de América del Norte con grandes comunidades de diáspora china, como San Francisco, Nueva York y Vancouver, la Banda del Gran Círculo y la Banda del Fuk Ching contrabandean personas, trafican drogas y lavan dinero.
Los grupos chinos también operan en países africanos como Kenia y Sudáfrica. Se dedican al comercio ilegal de fauna y flora silvestres, la trata de personas y el fraude. En Europa, especialmente en Italia, España y el Reino Unido, organizaciones como los Snakeheads recurren al tráfico de personas y al comercio de productos falsificados.
Esto refleja la gran capacidad de adaptación del crimen organizado chino. Sus grupos pueden modificar sus operaciones según los distintos contextos sociales, culturales, políticos y económicos de cada país. De esta manera, China se ha posicionado como un actor central en un amplio espectro de actividades criminales que afectan la seguridad global.
Estos grupos participan en operaciones sofisticadas y buscan fortalecer sus relaciones con las élites locales y los regímenes corruptos para ampliar su influencia. El informe de la organización Global Financial Integrity (GFI), Made in China: China’s Role in Transnational Crime & Illicit Financial Flows (2022), describe el papel que han ganado los grupos chinos en diversas actividades delictivas. Entre ellas, el tráfico de drogas, la falsificación, el robo de propiedad intelectual, el tráfico de personas y el tráfico de vida silvestre. También analiza los flujos financieros ilícitos (FFI) asociados a estos delitos.
Según Australian Strategic Policy Institute, el Partido Comunista Chino tiene una larga historia de interacción con organizaciones criminales y sus agentes para lograr sus objetivos estratégicos. Esta actividad implica la difusión de influencias y campañas de desinformación utilizando cuentas no auténticas en las redes sociales vinculadas a organizaciones criminales transnacionales.
Estas actividades ilegales se volvieron una fuente de ingresos indispensable para muchas economías estructuralmente inestables. Un informe del United State Institute of Peace afirma que en Camboya el rendimiento de las estafas cibernéticas se estima superior a los 12.500 millones de dólares anuales, la mitad del PIB del país.
Asimismo, una parte significativa de estas ganancias ilegales fluye hacia los ejércitos y las élites gobernantes de países como Myanmar, Camboya o Laos, los cuales enfrentan permanentes conflictos armados.
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En la última década, el gobierno chino fue criticado por multiplicar los riesgos de especulación inmobiliaria y propiciar un aterrizaje forzado con bancarrotas, desempleo masivo y crisis. En respuesta, se reforzaron controles sobre el sistema financiero, pero la consecuencia sería el crecimiento del sistema financiero en la sombra para reemplazar la falta de crédito bancario.
Esta banca en la sombra abrió un campo de expansión global a través de la prestación de servicios a organizaciones criminales. Esto constituye no solo una amenaza directa en términos de seguridad internacional, sino que su rol cada vez más significativo puede acarrear consecuencias para la estabilidad financiera global.
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