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Estrecho del Bósforo: clave geoestratégica para Turquía

Análisis

Elsa Gomez
Elsa Gomez
Graduada en Criminología en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM). Curso Experto Universitario en Mediación Familiar y Resolución de Conflictos por la Escuela Española de Mediación y Resolución de Conflictos (EMRC) y Alta Escuela de Administración y Dirección de Empresas (EDAE).

Turquía es considerada un país puente entre Europa y Asia. Debido a su trascendental posición geográfica, también es una figura clave en Oriente Medio, donde posee la capacidad significativa de influir en los acontecimientos de la región y ejercer su poder. Su importancia geoestratégica se ve acentuada por los Estrechos del Bósforo, que conectan el Mar Negro con el Mar de Mármara y, por ende, con el Mediterráneo. Esta singular ubicación no solo facilita el comercio internacional, sino que también otorga a Turquía un papel crucial en la seguridad energética y las rutas marítimas globales. En este artículo, analizaremos cómo estas dinámicas geopolíticas han definido la influencia del país de Erdoğan en el escenario mundial.

Para poner en contexto el tema a tratar, vale la pena introducir los siguientes antecedentes claves: En 1930, Turquía firma el Acuerdo de Comercio y Navegación con Estados Unidos, que le permite desarrollar rutas comerciales esencialmente con los países occidentales, lo cual permite ubicar el comienzo del desarrollo de la política exterior del país. Desde la llegada a la presidencia de Recep Tayyip Erdoğan en el 2002, sus relaciones anteriores centradas en Occidente se empezaron a volver más multipolares, de manera que se buscaba profundizar los lazos con los países vecinos para así diversificar sus alianzas y lograr una mayor integridad regional y un mayor peso internacional.

Esto se debe a la estrategia de la realpolitik, que se irá describiendo a lo largo de todo el análisis. Para ello, Turquía ha estado siempre dispuesta a asociarse con cualquiera, mostrando una tendencia realista adecuada a la evolución de las relaciones internacionales que ha sido muy fructífera para asegurar tanto la posición de Erdoğan como líder sabiendo qué elementos priorizar para beneficiar a su país. Por ello, al no garantizarle sus alianzas con EE. UU. y la Unión Europea, sus propósitos, se ha ido vinculando con otros Estados para llevar a cabo su agenda, programa y objetivos. Esto demuestra que los dirigentes turcos son bastante resolutivos cuando quieren alcanzar ciertas metas, y están dispuestos a negociar según sus propias condiciones para lograrlas.

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Las relaciones de Turquía siempre han estado motivadas por principios económicos y políticos. Con respecto a la UE, siguen suponiendo una importante fuente de ingresos para ambas partes. De hecho, la mitad de las exportaciones turcas van hacia la UE, y de igual manera, el origen de la mayor parte de la inversión extranjera directa que recibe Turquía proviene de la UE.

Por otro lado, las relaciones con Estados Unidos estuvieron marcadas desde el principio para contrarrestar la influencia de la URSS, ya que esta le demandaba concesiones territoriales para tener salida al mar Mediterráneo, por lo que EE. UU. le concedió la ayuda económica y militar que necesitaba para impedirlo. La continuidad a día de hoy para esta conveniente cooperación se debe a la importancia de la posición geográfica de Turquía haciendo de nexo común entre los Balcanes, Oriente Próximo, el Cáucaso y la región del Golfo Pérsico, además de los intereses comunes en sectores estratégicos como la economía, el comercio y la seguridad.

La relación de Rusia y Turquía

Uno de los actores internacionales más relevantes con los que interactúa Turquía es Rusia. Las relaciones entre ambos países se basan principalmente en la cooperación energética, ya que Rusia es el mayor proveedor energético de Turquía. A esto hay que sumarle también la similitud en la visión y aplicación de la política exterior de los líderes de ambos países, ya que se centran fundamentalmente en el pragmatismo.

Esta primera introducción de la situación geopolítica, geoeconómica y geoestratégica de Turquía sirve para trasladar el valor del análisis que se va a realizar a los pasos que se encuentran entre el Mar Egeo y el Mar Negro como base importante de su posición geográfica y aplicación del utilitarismo característico de sus relaciones exteriores.

Desde la Convención de Montreux de 1936, Turquía controla el acceso al Mar Negro a través de los Estrechos del Bósforo y Dardanelos. Dicho convenio suscribe una legislación marítima establecida después de la Primera Guerra Mundial, que le confiere el poder de regular el tránsito de buques militares y mercantes, principalmente de la OTAN.

Un punto relevante a destacar se encuentra en el artículo 4 de la misma, en el que se expone que: «En tiempos de guerra, en los que Turquía no es beligerante, los buques mercantes, bajo cualquier bandera o con cualquier tipo de carga, gozarán de la libertad de tránsito y navegación en los estrechos sujetos a las provisiones de los artículos 2 y 3…», siendo el artículo 2 regulaciones en cuanto a los impuestos que se pagan a las autoridades rusas y las 3 regulaciones con respecto a procedimientos de saneamiento y normativas generales de salud.

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Sin embargo, al ser miembro de la OTAN, también cabe resaltar el artículo 5 de la misma, el cual dicta: «Las Partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas, y en consecuencia, acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas, adoptando seguidamente, de forma individual y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer la seguridad en la zona del Atlántico Norte».

Poniendo un ejemplo práctico, durante la invasión rusa en territorio ucraniano, si bien a estas alturas del conflicto se podría considerar sin ningún atisbo de duda que la OTAN está «abiertamente» en guerra contra Rusia. Según las declaraciones de varios líderes de la organización, es importante destacar que Rusia no ha atacado en ningún momento a los países miembros. Aunque Ucrania ha manifestado su interés por unirse a la organización desde antes de la invasión y a pesar del apoyo económico y militar que reciben de líderes occidentales en su conflicto, no se cumplen las condiciones establecidas en el conocido artículo 5 del tratado.

Por lo tanto, Turquía no tiene una justificación legítima para prohibir el libre tránsito y la navegación de buques de guerra o mercantes rusos. Sin embargo, es cierto que Turquía ha bloqueado el paso de buques de guerra, permitiendo, no obstante, que los buques mercantes transiten con libertad.

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Como se puede comprobar, este control que Turquía ejerce en la entrada y salida al Mar Negro sitúa al país en una posición bastante ventajosa económica y comercialmente hablando: los países situados en las costas que van desde el Mar de Azov hasta el Mar Egeo, particularmente Bulgaria, Rumanía, Ucrania y Georgia, dependen de este acceso al ser su única vía de salida marítima, por lo que están sujetos principalmente a las tasas turcas.

Como dato curioso, en las negociaciones que se llevaron a cabo en la Convención de Montreux en el año 1936, los soviéticos consiguieron que los países ribereños del Mar Negro tuvieran acceso a través de los Estrechos de Bósforo y Dardanelos con menos limitaciones que los países no ribereños.

Ya que para navegar entre el Mar Negro y el mar Mediterráneo es necesario atravesar los Estrechos del Bósforo y Dardanelos, se puede decir que Turquía controla los recursos estratégicos, principalmente energéticos, tanto entre los distintos países de Europa como entre los países colindantes de Oriente Próximo.

Los países ribereños anteriormente mencionados y parte de los que componen la UE dependen significativamente de los suministros de petróleo y gas natural procedentes del Mar Negro y del Cáucaso; y al mismo tiempo, Rusia es el que proporciona la mayor parte de esos recursos. La capacidad de Turquía para controlar esta ruta puede ser utilizada como herramienta política y económica, lo que puede afectar la estabilidad de los suministros energéticos para los países que se encuentran en dicha región.

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Esto nos lleva a reflexionar sobre el impacto que las tensiones geopolíticas y diplomáticas en la región pueden tener. Dichas tensiones no solo podrían afectar las rutas marítimas, sino también el mantenimiento y la construcción de oleoductos y gasoductos. Conflictos en áreas críticas como Oriente Próximo, el Cáucaso o el Mar Negro pueden resultar en la paralización de proyectos y causar daños directos a las infraestructuras.

Esto, a su vez, incrementaría los costos debido a la necesidad de implementar medidas de seguridad y mantenimiento adicionales para protegerlas de posibles ataques. Como resultado, la inversión y el financiamiento de los gasoductos y oleoductos situados en estas zonas inestables podrían verse considerablemente reducidos.

Asimismo, las consecuencias derivadas de estos conflictos, como pueden ser el leve aumento del tráfico de buques armados u operaciones militares en la zona, pueden generar riesgos para la navegación y el libre tránsito del resto de barcos, lo cual contribuye sin ir más lejos a que países como Rumanía y Turquía obligatoriamente fortalezcan su armada y aumenten su presencia militar en el mar para tener una mayor vigilancia y control sobre los Estrechos. Por esto mismo, además se han creado organizaciones, como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), para mejorar la regulación y seguridad del tráfico marítimo a través de la coordinación y cooperación entre los países de la región.

Conclusiones finales sobre la política exterior turca

Por último, se exponen unas últimas conclusiones que aunque se hayan ido desgranando conforme se presentaban los temas, conviene tener en cuenta para finalizar el análisis:

  • La política exterior turca estuvo en un principio dirigido exclusivamente a Occidente; lo cual fue cambiando a medida que su posición estratégica exigía, como eje conector entre Europa y Asia, diversificar sus relaciones comerciales, energéticas y de seguridad.
  • Estados Unidos sigue siendo un importante socio en cuanto a materia militar y de seguridad, sobre todo en los Estrechos del Bósforo y Dardanelos que controla Turquía.
  • El control que Turquía ejerce sobre los Estrechos del Bósforo y de Dardanelos contribuye directamente al desarrollo de su economía debido a los aranceles y al incremento de sus relaciones comerciales. 
  • La Convención de Montreux es un garante internacional de la protección y la salvaguarda del tráfico marítimo mercante de la zona en tiempos de inestabilidad regional.
  • Los términos y condiciones de la Convención de Montreux fueron un reflejo del contexto geopolítico internacional de aquel entonces, que a día de hoy siguen vigentes. Un ejemplo de ello es que la capacidad de los soviéticos (y ahora los rusos) de mandar una fuerza naval al Mediterráneo se vio limitada, lo cual rebajaba la preocupación de Reino Unido sobre la posibilidad de injerencia a sus líneas de suministro y su esfera de influencia en la zona; de la misma manera que las potencias occidentales no podían hacer uso de los Estrechos para amenazar a la URSS, y actualmente a Rusia.

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  • Al ser el único acceso hacia el mar Mediterráneo para países como Rusia, este mismo control ejercido por parte de Turquía siempre ha sido una fuente constante de tensión. Sin embargo, la fuerte interdependencia energética de los países ribereños, mantienen esas forzosas pero necesarias relaciones.
  • A pesar de que en la región del Mar Negro existen varios oleoductos y gasoductos que, en principio, abaratan los costos de importación y exportación y son fundamentales para el abastecimiento de las regiones por las que transitan, la mayor parte del petróleo y el gas se exportan a través de barcos y terminales marítimas. Esto se debe a la seguridad que ofrecen los buques que patrullan la zona.
  • La doctrina geopolítica que sigue Turquía es la de la realpolitik: es decir, que siempre busca el interés nacional, aliándose o llegando a acuerdos con países que aparentemente pueden llegar a ser antagónicos política o ideológicamente, pero al final prevalecen los beneficios a medio y largo plazo que consiguen para su país.

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