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La geopolítica del Mar Rojo: el epicentro de la tensión de Oriente Medio

Análisis

David García Pesquera
David García Pesquera
Graduado en Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos. Sus principales intereses son la geopolítica, el análisis de conflictos y la seguridad internacional, especialmente en Europa del Este, Oriente Próximo y el Norte de África.

Los ataques hutíes contra barcos mercantes, la piratería o la inestabilidad de países de la zona como Egipto o Sudán ponen en riesgo la fluidez de una de las rutas de navegación fundamentales entre Asia y Europa a través del Canal de Suez. En este artículo el alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, David García Pesquera explica las tres características principales de esta región del mundo: su ubicación, su importancia en el comercio internacional y los conflictos, con sus respectivos actores, que le rodean.

Dada su ubicación estratégica y su cercanía a algunos conflictos regionales, el Mar Rojo juega un papel determinante en la geopolítica mundial. En este artículo, desentrañaremos los motivos por los que este punto concentra tanto interés, además de las controversias activas por las que la zona puede ser epicentro de los desafíos abiertos durante los próximos tiempos.

Importancia del Mar Rojo por su ubicación geográfica

El Mar Rojo es una de las regiones más simbólicas de cara a visualizar el riesgo que supone el nexo existente entre los conflictos bélicos y el comercio internacional, ya que pese a que es una de las zonas más inestables del mundo, concentra un punto indispensable para el tráfico marítimo de recursos fundamentales.

A nivel geográfico, el Mar Rojo se extiende desde el Canal de Suez en Egipto, frontera natural entre Asia y África hasta el estrecho de Bab el-Mandeb, que marca la apertura hacia el Océano Índico a través del Golfo de Adén. Todo este territorio comprende naciones tanto en Oriente Próximo como en el este de África: Egipto, Israel, Jordania, Arabia Saudí, Sudán, Eritrea, Yibuti y Yemen. 

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Se ubica, por lo tanto, entre un canal artificial desarrollado durante el siglo XIX en favor del comercio internacional y un estrecho que constituye un chokepoint, es decir, un cuello de botella. El chokepoint es todo aquel lugar en el que la ruta marítima se estrecha por razones geográficas y adquiere gran peso estratégico. Otros ejemplos de chokepoint son el Estrecho de Malaca, el Bósforo o el Estrecho de Gibraltar.

Se trata, por lo tanto, del punto de conexión entre Europa (a través del Mar Mediterráneo), el este de África, (países como Kenia y Tanzania que se encuentran en auge), Oriente Próximo (Golfo Pérsico) y las rutas hacia el Oriente (Océano Índico, India, China, Malasia…). 

La ruta a través del Mar Rojo conecta todos estos puntos acortando el tiempo y la distancia, evitando así rodear todo África por el oeste y el sur a través del Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica. Ramón Gascón, coordinador del grupo de trabajo de Asia-Pacífico del Club de Exportadores de España, afirmó que esta ruta alternativa incrementaría la duración del viaje entre 15 y 20 días, todo ello en función de la procedencia y la capacidad del barco. A su vez, el incremento del coste se situaría entre el 40 y el 60%, dado el incremento de 7.000 kilómetros si no se ataja por el Mar Rojo.

Comercio internacional en el Mar Rojo

Si hay algo que destaca de esta zona de estudio es su importancia en el comercio internacional de materias primas. Si bien se han destacado los incrementos en el coste y en el tiempo por la otra ruta, la que rodea todo el continente africano, es importante destacar hasta qué punto los recursos que atraviesan el Mar Rojo son fundamentales para nuestra vida cotidiana.

El principal elemento en liza es el petróleo, que constituye cerca del 40% de la energía primaria total. El principal punto de extracción se localiza en el Golfo Pérsico. Por otra parte, el estrecho de Ormuz, chokepoint que proviene de este mismo punto hacia el Océano Índico, concentra el 30% del tráfico marítimo internacional del crudo. 

Este punto constituye el inicio de la ruta que posteriormente atraviesa el Golfo de Adén, Bab el-Mandeb, el Mar Rojo y accede al Mar Mediterráneo a través del Canal de Suez. Por lo tanto, el suministro y la estabilidad de precios en Europa depende de la estabilidad de esta ruta comercial.

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En el caso de España, la Agencia Internacional de la Energía cifra en 180.000 a 200.000 barriles de petróleo diarios comprados a Arabia Saudí e Irak. Se trata del 12% de las importaciones totales de petróleo a nuestro país, una cifra difícil de hacer desaparecer si existen complicaciones en el suministro por la ruta del Mar Rojo. El punto de conexión, una vez la carga llega al Mar Mediterráneo, son los puertos más importantes de la zona como Valencia, Barcelona o Algeciras. En el caso de la Europa anglosajona y nórdica, la carga continúa su viaje por el Estrecho de Gibraltar. 

Otro de los recursos básicos que concentra el comercio marítimo internacional a través del Mar Rojo es el gas natural. Entre el 4% y el 8% de la carga mundial de gas natural licuado habría circulado por esta ruta en 2023. Un total de 31,9 millones de toneladas métricas en ambas direcciones. Los principales cargadores son Catar, Estados Unidos y Rusia.

A nivel general, la ruta en dirección norte (3,9 millones de barriles por día) concentra el tráfico europeo principalmente en materia de crudo procedente de Oriente Próximo y destilados medios de esta misma zona, además de originarios de India. En cuanto a la dirección sur (2,9 millones de barriles por día), comprende la actividad rusa de cara a socios asiáticos en materia de crudo, fueloil, nafta y productos refinadosTodo ello en datos de 2023 aportados por Jay Maroo, jefe de inteligencia y análisis de Vortex para la región del Medio Oriente y Norte de África.

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Conflictos regionales y actores implicados en el Mar Rojo

Al centrar el estudio en la ruta del Mar Rojo, hablamos constantemente de los peligros en caso de ruptura de la cadena de suministros, teniendo en cuenta en todo momento que se trata de una zona inestable con conflictos existentes. Cualquier recrudecimiento de los conflictos en Oriente Próximo tiene una relación directa con la llegada de recursos energéticos a nuestras costas y el precio que pagamos por ellos. Precisamente la complejidad de la zona ha impedido el correcto desarrollo de proyectos muy ambiciosos como oleoductos que atraviesan varias fronteras.

La inestabilidad de la zona viene marcada por la rivalidad Arabia Saudí-Irán, las tensiones fronterizas en el Cuerno de África, la piratería en el Índico, destacando el caso de Somalia, el conflicto árabe-israelí, el terrorismo internacional o la inestabilidad política de países como Egipto o Sudán. Sin embargo, hay dos asuntos troncales que marcan la geopolítica del Mar Rojo a grandes rasgos y que concentran todos los ingredientes que se vienen describiendo anteriormente: la guerra en Yemen y la aparición de nuevos actores en el contexto regional.

La guerra civil en Yemen

La guerra civil en Yemen pone en riesgo la estabilidad de la ruta del Mar Rojo. Desde el año 2014, el enfrentamiento entre los partidarios del presidente Hadi y los rebeldes hutíes ha contado con varias fases de grados distintos de intensidad. Los hutíes están respaldados por Irán mientras que Hadi por Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y en gran medida por Estados Unidos.

Los hutíes controlan una parte importante de Yemen, incluido amplias zonas de la costa occidental que baña el Mar Rojo. Desde el inicio de la contienda, han realizado ataques selectivos contra buques con cargas cruciales como respuesta a los ataques que la coalición internacional ha realizado contra sus posiciones con bombardeos selectivos en zonas como la capital del país Saná.

Estos hechos ponen en jaque el tráfico en la zona, bien porque se pone en riesgo la carga o porque las compañías anulan la actividad comercial. En todos los casos existen problemas ya sea de desabastecimiento o de falta de competitividad y crisis energética debido al alza de precios. El poder de influencia de los hutíes marca la fortaleza que puede tener Irán para en un mismo asunto, torpedear la riqueza de Arabia Saudí, los suministros de la Unión Europa y en general el 12% del tráfico marítimo mundial que atraviesa el Canal de Suez.

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Nuevos actores en el Mar Rojo

Otra cuestión a dirimir es la posibilidad de que se abra un nuevo orden mundial en Oriente Próximo que requiera mayor capacidad de acuerdo con todos los países con intereses en la zona. Esto incluye la creciente influencia de China en África, con presencia en Yibuti, donde inauguró su primera base naval fuera de sus fronteras. En pleno Bab el-Mandeb, en Yibuti encontramos una alta densidad de tropas por habitante de hasta cinco países distintos que, pese a estar enfrentados entre ellos, garantizan la supervivencia del régimen yibutiano en el poder desde 1977.

China se presenta como potencia estabilizadora de cara a problemas como el terrorismo internacional en la zona o la piratería en el Cuerno de África. Pekín observa una región con numerosas oportunidades en la que tener presencia garantiza un papel destacado en la resolución de controversias asociadas al Mar Rojo mientras siguen desarrollando su «collar de perlas» chino, un proyecto basado en el control de puertos a través del Índico o Pacífico garantizando sus objetivos comerciales.

Dentro de los nuevos actores que permitan cambios en la geopolítica del Mar Rojo destacamos el creciente peso del eje Turquía-Catar para capitalizar apoyos en contiendas en favor de Sudán y Etiopía. Esto sumado a las guerras periféricas en la franja oriental de África en las que dado el apoyo de Arabia Saudí y Emiratos cuentan con el favor de Egipto, Eritrea, Chad y la autoproclamada Somalilandia. Además, ni a Israel ni a Egipto les conviene el control de los hutíes, y, por tanto, de Irán, en la zona. De esta forma, tanto Arabia Saudí como Estados Unidos y EAU hacen del peso de la situación en Yemen su principal objetivo para mantener las posiciones actuales en el mapa estratégico de la región.

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