La reciente alianza entre Taiwán y Somalilandia ha despertado un creciente interés en los círculos diplomáticos. Su alcance podría influir en la geopolítica del Cuerno de África. En este artículo, el alumni del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Andrés Fuentealba analiza la importancia de este acuerdo. También se contextualizará el largo historial de cooperación entre Somalilandia y Taiwán. Esta asociación representa un hito en la diplomacia entre entidades no reconocidas y podría servir como modelo para futuras colaboraciones similares.
El 24 de julio de 2025, Somalilandia y Taiwán sellaron un histórico acuerdo de seguridad marítima que va más allá de un simple tratado bilateral. Este pacto representa la culminación de una alianza estratégica sin precedentes entre dos entidades que, oficialmente, carecen de reconocimiento internacional.
A pesar de la considerable presión china y un entorno internacional complejo, Taiwán y Somalilandia han logrado forjar una alianza relevante. Esta unión tiene importantes consecuencias regionales.
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Su impacto reverbera en la compleja rivalidad entre China y Taiwán. Por extensión, influye en los intereses estratégicos de Washington. Así, se configura un nuevo capítulo en la disputa por la influencia en una de las rutas marítimas más importantes del mundo.
Estatus internacional de Somalilandia y Taiwán
Para comprender la importancia de la relación entre Somalilandia y Taiwán es fundamental conocer su situación internacional. Ambas son entidades que, aunque carecen de reconocimiento formal por parte de la comunidad internacional, cuentan con gobiernos e instituciones propias. Operan de manera autónoma y estable desde hace décadas.
Taiwan: aislamiento Diplomático Progresivo
Taiwán mantiene relaciones diplomáticas oficiales con apenas 12 países, principalmente pequeñas naciones insulares del Pacífico y Centroamérica, además del Vaticano.
Esta cifra supone una reducción drástica en comparación con los años setenta. En esa época, Taiwán ocupaba un asiento en las Naciones Unidas como representante legítimo de China.
En 1971 la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 2758, que otorgó ese reconocimiento a la República Popular China.
Este cambio marcó el inicio de un proceso global. La mayoría de los países comenzó a reconocer a Pekín, lo que redujo significativamente la cantidad de estados con relaciones diplomáticas formales con Taiwán.
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Desde 2016, la pérdida de reconocimiento diplomático de Taiwán se ha intensificado. Durante este periodo, diez países decidieron cambiar su reconocimiento oficial de Taipéi a Beijing.
China ha reforzado esta estrategia mediante una combinación de presión diplomática y económica conocida como «diplomacia del dólar». En este enfoque, ofrece ayuda financiera, inversiones y beneficios comerciales a los países que retiran su reconocimiento a Taiwán. También busca que establezcan lazos formales con Pekín.
No obstante, Taiwán ha logrado mantenerse activo en el panorama internacional. Establece relaciones no oficiales con numerosos países y opera oficinas de representación en importantes capitales, como Ottawa, Tokio, Londres y Canberra.
Su vínculo más significativo es con Estados Unidos, que, aunque reconoce oficialmente a Pekín desde 1979, le proporciona apoyo militar y mantiene robustos lazos comerciales.
Cabe destacar que por mandato legal, Estados Unidos debe facilitar a Taiwán los medios requeridos para su defensa. La entrada en vigor en 2022 de la Ley de Política de Taiwán, fortaleció aún más la cooperación bilateral en seguridad y diplomacia, evidenciando el compromiso estadounidense en un contexto de tensiones con China.
Somalilandia: búsqueda de Reconocimiento tras tres décadas
Somalilandia declaró su independencia de Somalia en 1991, pero ningún gobierno extranjero reconoce su soberanía. A diferencia de Taiwan, Somalilandia carece completamente de reconocimiento diplomático oficial.
La región ha celebrado elecciones democráticas pacíficas desde 2003, con observadores internacionales de Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la Unión Europea. Las elecciones de 2024 fueron una de las pocas en África donde la oposición ganó pacíficamente, demostrando la solidez de sus instituciones democráticas.
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Somalilandia mantiene oficinas de representación en Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Noruega, Suecia, Arabia Saudita y Turquía. Su estrategia diplomática se centra en demostrar estabilidad gubernamental y democrática en contraste con la fragilidad del Gobierno Federal Somalí.
Con el contexto internacional de ambas entidades aclarado, es momento de detallar el historial de cooperación entre ellas.
El historial de una cooperación inédita
La relación entre Taiwán y Somalilandia no comenzó en 2025. Representa la culminación de más de una década de acercamientos graduales que se iniciaron en 2009. Ambas entidades iniciaron sus primeros contactos a través de la Organización de Naciones y Pueblos No Representados (UNPO).
Durante este período inicial, los intercambios se centraron en áreas como salud, educación y seguridad marítima. Así se establecieron canales de comunicación informales que sentaron las bases para la futura cooperación formal.
El momento decisivo llegó el 26 de febrero de 2020. Ese día, el Ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, Joseph Wu, y su homólogo somalí, Yasin Hagi Mohamoud Faraton, firmaron el «Protocolo Bilateral» en Taipéi. Este acuerdo estableció formalmente el marco para el intercambio de oficinas representativas entre ambas capitales.
La Oficina Representativa de Taiwán en Somalilandia se inauguró oficialmente el 17 de agosto de 2020 en Hargeisa. Más tarde, el 9 de septiembre del mismo año, se abrió la Oficina Representativa de Somalilandia en Taiwán.
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Desde aquel reconocimiento, ambas entidades han profundizado su colaboración en distintas áreas:
Transformación del Sistema Sanitario: El proyecto más importante en materia de salud es el Centro Médico de Taiwán en Hargeisa. Con una inversión de 22 millones de dólares, representa la mayor infraestructura sanitaria construida en Somalilandia. Este hospital fue construido en 2024 y ha modernizado la gestión hospitalaria a un nivel sin precedentes en el país.
Innovación Tecnológica: Entre 2024 y 2027, Taiwán y Somalilandia avanzan en la Fase II de su Cooperación en Tecnologías de la Información (TI). El enfoque está en fortalecer la infraestructura de gobierno electrónico y la ciberseguridad, incluida la construcción de un Centro de Datos con un Centro de Ciberseguridad integrado.
La Fase I (2021-2023) logró avances como la creación de la primera Zona de Innovación de Somalilandia (ZIS). Este proyecto capacitó a más de 1.200 personas en 56 cursos de TI. También impulsó un ecosistema tecnológico especializado en startups locales, posicionando al país en la senda de la transformación digital.
Modernización Electoral y Transparencia Democrática: La contribución taiwanesa de 4 millones de dólares al sistema electoral somalí permitió adquirir 2.500 dispositivos de reconocimiento biométrico de iris. Esto convirtió a Somalilandia en el primer estado de África en implementar esta tecnología en elecciones nacionales, desde 2018. Este avance reforzó significativamente la transparencia y confiabilidad del proceso democrático.
Desarrollo Agrícola y Formación de Capital Humano: La cooperación agrícola se ha materializado mediante el establecimiento de granjas demostrativas con sistemas de riego por goteo. Esta tecnología es crucial para optimizar la producción en las zonas áridas del país.
Paralelamente, Taiwán otorga anualmente becas universitarias completas a estudiantes somalíes, creando una nueva generación de profesionales especializados que están impulsando la modernización del sector agrícola.
Estos proyectos representan la fuerte cooperación que aspira a redefinir el desarrollo de Somalilandia. Sin embargo, el sector con mayor potencial transformador, y donde ambas entidades están concentrando sus esfuerzos más innovadores, es la economía azul. Un área donde la experiencia tecnológica taiwanesa y los vastos recursos marítimos somalíes convergen para crear oportunidades sin precedentes.
Cooperación marítima y el potencial de la economía azul
El acuerdo de cooperación de la Guardia Costera, firmado el 24 de julio de 2025, representa la evolución natural de esta asociación estratégica. Ahora se expande hacia la seguridad marítima, aprovechando el enorme potencial desaprovechado de la economía azul en Somalilandia.
Este acuerdo de seguridad, promueve entrenamientos conjuntos, ejercicios navales y transferencia de tecnologías para fortalecer la vigilancia y seguridad marítima del país. El objetivo es potenciar la captura sostenible y modernizar el sector pesquero, contribuyendo así al desarrollo económico y a la consolidación de su soberanía sobre su espacio marítimo.
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La economía azul constituye uno de los sectores más atractivos, pero menos explotados en Somalilandia. Según documenta la analista Deqa Aden, contribuye con el 0,3% del PIB del país. Cabe destacar también, que Somalilandia cuenta con 850 kilómetros de costa que tiene acceso al estrecho de Bab al-Mandab, por donde transita aproximadamente el 12% del comercio mundial.
El potencial marino es extraordinario: existen más de 600 especies presentes en aguas somalíes, de las cuales 400 podrían explotarse comercialmente. Sin embargo, menos del 10% se explotan actualmente debido a la falta de infraestructura, investigación científica limitada y ausencia de plantas de procesamiento.
La precariedad institucional limita tanto la protección de aguas territoriales como el desarrollo formal del sector pesquero. Gran parte de la pesca se realiza de forma informal, perpetuando la baja productividad. Según el Banco Mundial, las empresas informales en países en desarrollo son, en promedio, cuatro veces menos productivas que las del sector formal, lo que refleja una mala gobernanza generalizada.
Además, la presencia de embarcaciones extranjeras que faenan ilegalmente en esas aguas representa un desafío significativo para la soberanía marítima de Somalilandia. Diversos informes y análisis documentan que embarcaciones de Yemen, Irán, Somalia y otros países, operan de forma ilegal en estas zonas, explotando sin control los recursos marinos.
En este contexto, la cooperación con Taiwán representa una oportunidad clave para combatir la pesca ilegal y la piratería, problemas que afectan la soberanía y calidad de los recursos marinos de la región.
Consecuencias geopolíticas
El fortalecimiento de la cooperación entre Taiwán y Somalilandia genera beneficios internos para ambas partes.
Para Somalilandia, el acuerdo significa mucho más que apoyo técnico; se traduce en un canal de legitimidad internacional, mientras visibiliza su aspiración de constituirse como Estado funcional y comprometido con la gobernanza y la estabilidad regional. El respaldo de Taiwán, además, tiene un efecto demostrativo: envía la señal de que las alianzas pueden forjarse incluso en contextos de aislamiento internacional..
Para Taiwán, la alianza estratégica con Somalilandia es parte de una diplomacia de sobrevivencia y proyección. Situada en el Cuerno de África, a la entrada del estrecho de Bab al-Mandab, Taipéi obtiene una posición clave.
Ese paso marítimo es un cuello de botella por donde transita aproximadamente el 12 % del comercio marítimo global. Gracias a esta ubicación, Taiwán accede directamente a un corredor fundamental para la economía y la seguridad internacional.
En términos diplomáticos, el pacto refuerza el mensaje de que Taiwán puede construir redes de socios confiables sin depender del reconocimiento oficial. También muestra sus credenciales como contribuyente activo a la seguridad marítima y al desarrollo sostenible en África.
Esta alianza suscita diversas respuestas en Washington y Pekín que perciben consecuencias dispares acorde a sus intereses y estrategias globales.
Presión China al fortalecimiento de la colaboración Somalilandia-Taiwán
La firma del acuerdo de seguridad marítima entre Taiwán y Somalilandia provocó una respuesta inmediata y categórica de Beijing, reflejando las tensiones más profundas en la competencia geopolítica sino-taiwanesa. El lunes 28 de julio, China condenó públicamente la cooperación bilateral, calificándola de violación del derecho internacional.
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El comunicado oficial chino denunció que ambas entidades «conspiran para lograr reconocimiento político», advirtiendo que dicha cooperación «socava la soberanía de China e ignora el consenso internacional sobre el principio de una sola China.»
Esta respuesta forma parte de una campaña persistente que Beijing inició tras el establecimiento de relaciones formales entre Taiwán y Somalilandia en 2020.
Entre 2020 y 2021, China intentó disuadir a Somalilandia mediante ofertas de desarrollo integral, incluyendo inversiones en infraestructuras y programas técnicos, condicionadas a que rompiera lazos con Taiwán. Ante la negativa, Beijing pasó a una fase de coerción económica entre 2021 y 2023, con la retirada abrupta de empresas chinas en sectores clave, buscando mostrar los costos de desafiar su política de soberanía.
La crisis más significativa ocurrió en abril de 2025, cuando el Gobierno Federal de Somalia, evidenció su molestia al acercamiento entre Somalilandia y Taiwán, prohibiendo la entrada o tránsito de ciudadanos con pasaportes taiwaneses en su territorio. Esta medida, citaba la adhesión al «principio de una sola China» y la Resolución 2758 de la ONU.
Estados Unidos respondió con rapidez a la prohibición somalí, con legisladores advirtiendo sobre posibles represalias como la revocación del Estatus de Protección Temporal para somalíes en EE.UU. y la suspensión de visas, apoyándose en la «Ley de Política de Taiwán» que establece la obligación estadounidense de apoyar a Taiwán frente a amenazas. Gracias a esta presión, la prohibición fue levantada en junio de 2025, evidenciando la influencia de Washington en la defensa de la alianza Taiwan-Somalilandia.
Intereses de Washington en la alianza Somalilandia-Taiwán
Para Estados Unidos, la alianza entre Taiwán y Somalilandia va más allá de simplemente limitar la influencia china en la región, pues es importante destacar que desde 2017, China opera su primera base militar extranjera en Yibuti, a apenas unos 300 kilómetros de Somalilandia.
Esta base, con capacidad para entre 1,000 y 2,000 efectivos y amplias instalaciones subterráneas, es un centro estratégico para la presencia militar china en el Cuerno de África.
Esta cercanía convierte a la cooperación Taiwán-Somalilandia en un punto clave de equilibrio, permitiendo a Washington mantener influencia directa en un área donde Pekín posee presencia militar permanente.
Además, Estados Unidos valora en Somalilandia un modelo de gobernanza democrática estable y transparente, reforzado por elecciones pacíficas desde 2003 certificadas por observadores internacionales. El compromiso de Taiwán con los valores democráticos alinea ideológicamente a ambos con Washington, que justifica así su apoyo a estas entidades con capacidad real de gobernanza.
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Un elemento decisivo es la disposición de Somalilandia para ofrecer facilidades a Estados Unidos para instalar una base militar en el Mar Rojo, a cambio de reconocimiento internacional.
Una base estadounidense en el estrecho de Bab al-Mandab cumpliría objetivos múltiples: contrarrestar directamente la presencia militar china en Yibuti, proyectar poder naval en una de las rutas comerciales más críticas del mundo, y establecer proximidad operativa con Medio Oriente.
La cercanía geográfica permitiría a Washington ampliar su capacidad de ofensivas frente a los hutíes en Yemen, superando las limitaciones logísticas que han dificultado operaciones efectivas contra este grupo en el pasado. Esta instalación fortalecería asimismo los intereses de aliados estratégicos como Israel, ampliando su influencia y capacidad de acción en la zona.
En definitiva, esta configuración reordenaría el equilibrio militar y geopolítico en uno de los corredores marítimos más vitales del comercio mundial.
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