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Diego Uriel: “Entender a China es fundamental para la convivencia pacífica”

Análisis

Diego Uriel Gálvez
Diego Uriel Gálvez
Investigador y Profesor del Curso de Experto en China de LISA Institute. Anteriormente Responsable del Departamento de Promoción de la Inversión en España y Analista de Mercados en la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Pekín (China).

Contar con conocimientos sobre China ya confiere un prisma diferente con el que ver el mundo del siglo XXI. Entrevistamos al investigador y profesor del Curso de Experto en China y del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute para entender por qué es importante entender China hoy, por qué lo será mañana y las claves el trabajo e importancia de los analistas geopolíticos especializados en China.

¿Por qué es importante entender China hoy y por qué lo será mañana? 

Antes de nada, hay algo que tenemos que tener muy en cuenta: vivimos en un mundo tremendamente interconectado y que evoluciona muy rápidamente. Esto quiere decir que lo que ocurre en una parte del mundo, afectará tarde o temprano a la otra. China es un integrante fundamental de este panorama global y su influencia y capacidad de cambio en el resto del mundo es enorme, ya sea de forma directa o indirecta. Su protagonismo ya no puede ser secundario. Pero esto no es nuevo, aún en un mundo menos globalizado, China ha sido durante milenios una potencia global y regional, e incluso era el principal referente cultural y político de países como Japón durante la famosa época dorada de los Samuráis.

Por varios motivos que vemos durante el Curso de Experto en China, a mediados del siglo XIX, China entró en una época donde se sucedieron varias crisis a lo largo de más de 100 años y que la relegó a una función de muy poca relevancia global durante prácticamente todo el siglo XX. En pleno siglo XXI, China ha recuperado su energía y se presenta al mundo como un aliado imprescindible para el resto de los países. Conocer China y entender su idiosincrasia y cultura es, por tanto, fundamental para la convivencia pacífica, el progreso económico y los intercambios sociales y culturales.

Conocer China y entender su idiosincrasia y cultura es fundamental para la convivencia pacífica y el progreso económico.

En tu Curso de Experto en China de LISA Institute das a los alumnos las claves para comprender e interiorizar los fenómenos políticos y sociales más importantes que ocurren hoy en China. Sin hacer spoiler del Curso, ¿cuáles destacarías? 

Para entender China necesitamos contextualizarla, no simplemente definirla con lo que obtenemos de la mera observación. Es decir, necesitamos una explicación basada en sus fundamentos socioculturales e identidad nacional milenaria e ininterrumpida.

Este es un buen ejemplo por el que empezar: la concepción del tiempo y del largo plazo en Occidente y China son radicalmente diferentes. Por poner un ejemplo, algunas de las dinastías chinas han durado más que toda la historia de la nación actual de los Estados Unidos. En Occidente hemos heredado un sistema y valores tradicionalmente grecorromanos y con una organización política basada en las reformas que trajo el pensamiento de la Revolución Francesa, las ideas políticas británicas del siglo XIX  sobre constituciones modernas o hasta las reflexiones de Maquiavelo sobre el Estado.En China, persiste una tradición milenaria que se combina en un equilibrio único con el fervor revolucionario y el pragmatismo económico. Lo cual es también fundamental desgranar para entender el sistema de gobierno y sus relaciones con el exterior.

Algunas de las dinastías chinas han durado más que toda la historia de la nación actual de los Estados Unidos.

El contexto y la historia de China es clave para entender lo que ocurre hoy y por qué y, por ello, en tu Curso también profundizas en la historia china desde sus orígenes. ¿Cuáles dirías que son los principales cambios que ha vivido el país y que son imprescindibles para entender el hoy? 

Efectivamente, resulta difícil explicar los fenómenos que ocurren en un país, desde lo que se vive en la calle o en los negocios a su política interna o externa, sin conocer su herencia histórica básica. China es una nación con miles de años de antigüedad, y lo que es más importante, con una evolución social y cultural prácticamente ininterrumpida por lo que adentrarse en su historia puede resultar una tarea abrumadora. En el Curso de Experto en China, nos hemos centrado en aquellos acontecimientos históricos de más relevancia para poder explicar la China del siglo XXI, como su identidad cultural lineal o la sucesión de eventos conocidos como “el Siglo de la Humillación”, para muchos, sin superar hasta los JJ. OO. de Pekín de 2008.

Mirando un poco hacia el futuro, ¿cuál es tu opinión sobre la competición -en todos los niveles- entre Estados Unidos y China? ¿Veremos a China como hegemón global?  

En pleno siglo XXI, China y Estados Unidos son socios estratégicos pero también rivales geopolíticos. Esto no ocurría durante la Guerra Fría con la Unión Soviética, con quien los Estados Unidos apenas mantenían intercambios comerciales o culturales. El orden mundial heredado de la IIGM con Estados Unidos como principal arquitecto se puso en entredicho con la famosa cultura de los bloques de la Guerra Fría y comenzó a cuestionarse de forma generalizada a partir del 2008, con la conocida “Crisis de la Subprime” y la vuelta de China tras el conocido como Siglo de la Humillación con la celebración de sus primeros Juegos Olímpicos.

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“Hegemón mundial” es un concepto que conviene concretar. En este sentido, gran parte de esa hegemonía mundial a la que aspiran los países proviene del conocido como “poder blando” o soft power en inglés. El soft power es una herramienta por la cual los países ejercen influencia en otros (especialmente en la población) mediante medios no violentos o coercitivos. Esto se puede conseguir gracias a infinidad de herramientas, como el marketing de empresas, un equipo de fútbol, un idioma reconocido, el prestigio como fabricante de un bien preciado, o simplemente un grupo de música.

En pleno siglo XXI, China y Estados Unidos son socios estratégicos pero también rivales geopolíticos.

Si bien China lidera el desarrollo global en muchos aspectos tecnológicos, su capacidad de influencia en terceros países, especialmente en el conocido como Occidente Global, es muy escasa. En conclusión, la competición entre países es sana para la economía global, pero los “hegemones” globales necesitan de muchas otras herramientas, más abstractas, para postularse como uno de ellos.

¿Cuál crees que es el “campo de batalla” más relevante entre ambas potencias y que no debemos de perder de vista (económico, tecnológico, diplomático…)? 

El equilibrio de poder global entre potencias nos presenta en ocasiones aspectos de carácter económico como conflictos o “guerras” comerciales, desglobalización y alianzas regionales entre países, o tiras y aflojas diplomáticos con visitas oficiales inesperadas. En general, el “campo de batalla” más relevante entre los Estados Unidos y China suele variar pero tiende hacia la competencia por la influencia en terceros países a través de soft power, inversión en infraestructuras y la aseguración de recursos a través de enclaves estratégicos o acuerdos políticos. Sin olvidar otro de los posibles focos de tensiones como puede ser la carrera tecnológica, en especial en sectores como la IA y la defensa, en especial drones.

El “campo de batalla” más relevante tiende hacia la competencia por la influencia en terceros países a través de soft power.

¿Cuáles son las perspectivas para Taiwán en los próximos años? 

La isla de Taiwán tiene un carácter existencial para el gobierno de Pekín y el Pueblo Chino. A priori, la dependencia económica mutua y la dificultad técnica de ejecutar (principalmente debido a elementos orográficos) una posible incursión militar desde el mar son garantía de seguridad para la región, no obstante, ha de tenerse muy presente la complejidad de los conflictos internacionales y el factor humano de cara a elaborar perspectivas y predicciones. La relación política y económica entre la Isla y China Continental no está tampoco aislada de la interconexión global y los intereses de otros países. Este escenario complica todavía más la formulación de hipótesis.

En tu trayectoria laboral cuentas con experiencias como la de Analista de mercado en la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Pekín. ¿Qué aprendizajes destacas de tu experiencia profesional?

China no es solo un país fascinante por su cultura milenaria, su tamaño y heterogeneidad, su influencia en el mundo, y un largo etcétera, sino que su mercado es uno de los más exigentes y dinámicos que puedan encontrarse. Este mercado exige personas que sean capaces de analizar no solo las dinámicas de mercado tradicionales, sino la interconexión entre la política central y el mercado, debido a su marcado carácter intervencionista; es decir, que el gobierno central, con ayuda de los gobiernos locales, planifica, incentiva y participa de muchos de los sectores claves para la economía.

Los sectores que, por el contrario, más participan del libre mercado o de las dinámicas entre la oferta y la demanda, son sectores donde la competencia es muy intensa y donde conocer la idiosincrasia del país resulta esencial para poder ser competitivo. Mi experiencia en el país me ha permitido localizar y entender estas complejidades para ayudar a las empresas españolas, adaptando cada estrategia a la realidad de cada momento y reduciendo el riesgo de mercado.

Mi experiencia en el país me ha permitido localizar y entender estas complejidades para ayudar a las empresas españolas.

Hablando de economía… se habla mucho de la diplomacia económica de China (sobre todo en África) o de la Nueva Ruta de la Seda. ¿Qué podemos esperar del futuro económico de China? 

El futuro económico de China depende de numerosos factores que varían año a año, no obstante, la constante de las últimas décadas nos enseña que China necesita de la estabilidad mundial y del comercio internacional para disfrutar de una economía robusta. Esto no es algo nuevo: desde la antigua Ruta de la Seda, el Pueblo Chino ha comerciado con el mundo y generado así un gran impacto en su economía. La diplomacia económica china tiene como objetivos, entre otros, asegurar estas vías de comercio y el aprovisionamiento de bienes, pero también ganar influencia en los mercados exteriores.

Esta diplomacia económica china forma parte de un complejo entramado que busca la diversificación de su economía a través de inversiones en el exterior. Pero como toda inversión, el rendimiento o retorno no está asegurado. En definitiva, el futuro económico de China depende de numerosos factores como el rendimiento de sus inversiones exteriores e interiores, la estabilidad geopolítica y el comercio mundial, pero también de otros aspectos coyunturales como la gestión de la deuda o los desafíos sociales.

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Más allá de los temas más sonados como Estados Unidos, Taiwán y la economía china, ¿qué aspectos geopolíticos deberían estar en el radar de cualquier analista geopolítico o especializado en China de cara a los próximos años?

Como mencionaba en el punto anterior, China necesita de la estabilidad mundial y el comercio internacional para optar a una economía robusta. Este aspecto es fundamental para entender los intereses geopolíticos de China. No obstante, el gobierno de Pekín gestiona una política exterior que busca su independencia de maniobra y promueve la “no interferencia en asuntos de Estado”, y no necesariamente comparte líneas directrices con los países del Occidente Global. El foco de atención geopolítico estará entonces en la creación de alianzas entre China y otros países para garantizar sus objetivos de seguridad y crecimiento económico

China necesita de la estabilidad mundial y el comercio internacional para optar a una economía robusta.

¿Qué es lo más satisfactorio de trabajar como analista experto en China y qué es lo que más retos plantea? 

Como hemos visto, China es un país con una historia y coyunturas fascinantes pero también complejas, por lo que tan solo contar con conocimientos sobre China ya confiere un prisma diferente con el que ver el mundo del siglo XXI. No obstante, ser capaz de identificar y sintetizar estas particularidades no es tarea sencilla, especialmente sin caer en juicios de valor o estereotipos de cualquier tipo.

El conocido como “conocimiento popular” en países del Occidente Global sobre China suele ser muy limitado, y solemos obviar aspectos fundamentales sobre los que se asienta la cultura y que trascienden de una manera horizontal en toda la sociedad y en su gobierno. Ser capaz de aislar lo aprendido e interiorizado y abrir el conocimiento a otras formas de entender los fenómenos es esencial para un extranjero en China.

Esto, sin duda, plantea un reto importante tanto personal como profesional, pero trae consigo un sentimiento de satisfacción y comprensión difícil de obtener de otra manera. Pero quizás lo más importante es que ser capaz de trabajar como analista en China no se limita exclusivamente a este país, sino que tras afrontar un país y un mercado tan complejo, se aprenden numerosas técnicas de análisis que puede aplicarse a cualquier otro lugar con mayor facilidad y rapidez. Esto trae consigo un mayor número de aptitudes profesionales que se valora en prácticamente cualquier trabajo, por lo que la confianza de enfrentarse a lo desconocido, a lo complejo y abrumador, se reduce considerablemente.

Contar con conocimientos sobre China ya confiere un prisma diferente con el que ver el mundo del siglo XXI.

¿Se entiende realmente China desde Occidente?

Claramente no. Pero no entender un país o una cultura no es motivo de preocupación. Lo realmente necesario es ser consciente de que tenemos ante nosotros una cultura totalmente diferente por sus orígenes e historia, y aunque vistamos de forma parecida, usemos los mismos aparatos electrónicos, o tengamos las mismas rutinas de trabajo de lunes a viernes, el fundamento que hay detrás es absolutamente diverso.

Sin entender realmente China, no podemos entender este momento en el que vivimos.

Aunque a simple vista solo sea en detalles, el trasfondo cultural gobierna todos los aspectos de relevancia y que podemos notar casi a diario. El comercio de mercancías, las alianzas políticas, los negocios entre pequeñas o grandes empresas, o simplemente un encuentro fortuito durante unas vacaciones. Pero es que China tiene una gran preponderancia en todos estos aspectos y, en general, en el mundo interconectado del siglo XXI. Sin entender realmente China, no podemos entender este momento en el que vivimos.

Además de las claves para entender China y su futuro en tu Curso de Experto en China también das otras claves, más allá de las geopolíticas, como pautas sobre su mercado y cómo hacer negocios. ¿A qué perfiles puede interesar tu curso?

El curso se aborda de forma completa y concentrada. Lo que se busca es que, en relativamente poco tiempo, el alumno pueda tener unas buenas nociones de TODOS los campos de conocimiento necesarios para entender el país.

Una de las enseñanzas básicas es que la particular historia China y sus fundamentos ético-morales como sociedad están interconectados y son visibles en cada fenómeno o suceso. Por lo tanto, da igual el perfil profesional al que se exponga; los objetivos y resultados son los mismos. Además de las aplicaciones inmediatas que pueda tener para perfiles de empresa, negocios o analistas internacionales, el Curso de Experto en China está enfocado en ser de utilidad para cualquier otro perfil con carácter internacional. Como decía anteriormente, el curso no solo da información sobre China, sino que aborda el estudio del país con una metodología de análisis específica, en la cual puede apoyarse el análisis de cualquier otro mercado, cultura, sociedad… o incluso con el objetivo de aumentar los conocimientos sobre la reconocida “cultura general”. Contenido y forma. 

Por poner un ejemplo, imaginemos a la persona responsable de un departamento de compras internacionales. Estos puestos suelen enfrentarse a una serie de barreras idiomáticas y culturales de gran calibre. Hoy en día, gracias a las herramientas de generación de texto, las barreras idiomáticas se han reducido considerablemente, no obstante, las barreras culturales prevalecen. Además, en un mundo en conflicto, las sensibilidades nacionales y otros aspectos interculturales pueden agudizarse todavía más. Siguiendo con el ejemplo, el curso ofrece una serie de conocimientos y técnicas que pueden ayudar a la persona del departamento de compras internacionales a conectar mejor y más rápidamente con su equivalente en China, a establecer sistemas estandarizados de trabajo acordes a la situación del país, a reducir el riesgo operacional… y un largo etcétera. 

El Curso no solo da información sobre China, sino que aborda el estudio del país con una metodología de análisis específica.

Además de ser profesor del Curso de Experto en China también eres profesor del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute. ¿Qué destacarías como valor diferencial del Máster y de tu especialización en la región? 

Para responder he de insistir en el carácter interconectado del mundo en el que vivimos. Sin conocer las dinámicas que ocurren debido a este fenómeno de interconexión entre países no solo resulta muy difícil ser competitivo, sino que cualquier individuo o empresa queda expuesto a toda una serie de riesgos de otra manera mitigables. Pero es que Asia, y con un gran protagonismo dentro de esta región, China, desempeñan un trabajo fundamental en dar forma a la nueva distribución de poderes del siglo XXI. “Protagonismo” es la palabra exacta. Sin entender China y Asia es imposible entender el rumbo de los Estados modernos, de sus economías, de los intereses políticos, y de los consumidores globales. 

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Más allá de cursar este Máster y tu Curso, ¿qué otras recomendaciones harías a aquellos que quisieran convertirse en analistas especializados en China? 

Tras cursar el máster y el curso, el camino hacia la especialización en China se abre solo para cada alumno, dependiendo de sus intereses, metas, o curiosidades. Es importante volver a repetir que los cursos están enfocados no solo a dotar al alumnos de unos conocimientos necesarios, sino de proporcionar las herramientas para el análisis y el desarrollo profesional individual. Por lo tanto, más que una recomendación, me gustaría responder a una de las principales dudas que me han presentado a lo largo de los años: NO es necesario saber el idioma chino (mandarín) para ENTENDER China. Por supuesto, conocer el idioma es de gran ayuda, especialmente para comprender algunas expresiones locales con no poca sabiduría y el discurso político. A priori, China puede parecer una gran barrera abrumadora a la que enfrentarse, pero con las pautas necesarias, es posible desgranar los pilares de conocimiento y ahondar muy rápidamente en la esencia de los fenómenos.


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