La ambivalencia y neutralidad respecto a la invasión rusa de Ucrania ha caracterizado la postura de las potencias emergentes, conocidas como BRICS (Brasil, India, China y Sudáfrica – sin contar a Rusia). ¿Cuáles son los motivos detrás de la posición de estos países?
Durante el pasado mes de marzo de 2022 tuvo lugar en la Asamblea General de las Naciones Unidas una sesión especial de emergencia para la aprobación de la resolución que condenaba la invasión de Ucrania. Además, exigía el cese al uso de la fuerza y la retirada de las tropas rusas de la zona ocupada. La resolución resultó aprobada con el voto favorable de 141 países del total de los 193 Estados miembros y la negativa de otros cinco. Las naciones que se opusieron a la aprobación fueron Rusia, Bielorrusia, Siria, Corea del Norte y Eritrea.
Sin embargo, 35 países se abstuvieron en la votación, entre ellos, China, India y Sudáfrica, integrantes del bloque de los BRICS junto a Rusia. Brasil fue el único miembro de esta agrupación que votó a favor de la resolución, pese a que calificó como «indiscriminadas» las sanciones impuestas por Occidente a Rusia.
A pesar de que estos países han apostado por una solución pacífica y negociada del conflicto, todavía no han denunciado la invasión rusa y se han mantenido neutrales en su posición frente a la misma. Como aseguró el analista geopolítico y Profesor del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Ángel Gómez de Ágreda, en la Masterclass «Cómo contribuye la Inteligencia al Análisis Geopolítico», en el análisis geopolítico «hay que estar muy atento a lo que se dice pero quizá más a lo que se calla».
Motivos expuestos por India, Brasil, China y Sudáfrica sobre el conflicto en Ucrania
Las razones por las que este grupo de países ha mostrado una postura ambivalente ante el conflicto son de carácter variado. Sin embargo, cabe destacar que todos las decisiones políticas de un Estado se encuentran sustentadas por motivos estratégicos.
India no ha condenado la invasión rusa, aunque tampoco se posiciona a favor. T.S Tirumurti, representante permanente indio ante la ONU, expresó durante la sesión especial de emergencia, la preocupación del país por «los acontecimientos que, si no se manejaban con cuidado, podían socavar la paz y la seguridad de la región». Por otro lado, defendió «una desescalada inmediata y la abstención a cualquier acción que contribuyera a empeorar la situación».
El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, manifestó sobre la guerra en Ucrania que la posición de Brasil debía «ser muy cautelosa cuando se trataba de resolver un caso que es grave». Además, no defendió ninguna sanción o condena al presidente Putin.
China, posiblemente el más ambiguo de todos ellos, se negó a condenar la invasión. Solamente se limitó a reclamar una solución diplomática y consensuada al conflicto ucraniano. A pesar de ello, sí declaró que apoyaba las propuestas de ayuda humanitaria aprobadas por la comunidad internacional.
Sudáfrica se posicionó a favor de la retirada inmediata de las fuerzas rusas de Ucrania y de la respuesta pacífica a la invasión. Sin embargo, el presidente sudafricano, Mathu Joyini, expresó que la resolución de condena propuesta por Naciones Unidas no creaba «un entorno propicio» para el diálogo entre las partes. También criticó la forma en la que Naciones Unidas abordaban el conflicto.
¿Qué razones sostienen realmente la «neutralidad» de estos países?
La neutralidad que ha mantenido India sobre el conflicto se puede explicar por los intereses económicos y políticos que el país conserva en Rusia y en la Unión Europea. A pesar de que India se haya sumado a las sanciones impuestas por Occidente a Moscú, aún mantiene con este último fuertes vínculos comerciales.
Actualmente, Rusia suministra el 60% de las armas importadas por India, en especial, las utilizadas por el país para los submarinos de propulsión nuclear, los misiles hipersónicos y para otros equipos militares. Esta relación comercial se reafirmó con la XXI cumbre bilateral celebrada en el mes de diciembre del año 2021. También es Rusia el país que mayoritariamente suministra el petróleo a India al coste más bajo.
Por otro lado, cabe pensar que India también tiene intereses políticos en Moscú. No debemos olvidar que esta nación pertenece al Movimiento de Países No Alineados, agrupación conformada durante la Guerra Fría y que objetivamente permanece a favor del bloque soviético. Además, el primer ministro indio, Narendra Modi y su política ultranacionalista se sitúan próximos a la concepción ideológica del presidente ruso, Vladimir Putin.
Modi defiende la unidad nacional sobre la base de la supremacía de la población hindú frente al resto de las minorías que viven en el país -como la musulmana-. También apuesta por el reconocimiento internacional, planteamiento que hasta ahora ha sido compatible con su política proteccionista. Sin embargo, para alcanzar este proyecto es necesario que India mantenga su actual crecimiento económico y para ello necesita el apoyo estratégico de la Unión Europea y de Estados Unidos.
Brasil también ha mantenido una posición ambivalente en el conflicto. A pesar de que se manifestó a favor de la resolución de condena de la invasión rusa, criticó las sanciones impuestas por Occidente y llegó a considerarlas como «indiscriminadas». En línea con su postura crítica con respecto a la gestión de la comunidad internacional de la crisis de Ucrania, Brasil se opuso a la declaración de condena hacia Rusia emitida por la OEA (Organización de los Estados Americanos), en sintonía con Argentina, Bolivia, Nicaragua y Cuba -aliados de Rusia en la región-. La ambivalencia brasileña responde a la necesidad del país de las importaciones de fertilizantes rusos. De hecho, son Rusia y Bielorrusia los principales exportadores de este recurso tan determinante para el sector agrícola en Brasil.
Por otro lado, China también ha mantenido una postura ambigua sobre el conflicto ucraniano. No ha condenado la invasión rusa, ha evitado incluso denominarla como tal y se posiciona en contra de las sanciones impuestas a la misma por Occidente. Pese a ello, en sus aclaraciones sí parece dispuesta a colaborar para alcanzar la paz como nación mediadora.
China y Rusia expresaron su rechazo a la expansión de la OTAN en una declaración conjunta manifestada en febrero, tras la previa reunión de los representantes de ambos países en Pekín. En esta reunión se acordó, además, el aumento del suministro de gas natural a China, lo que suponía una alternativa para la obtención de este recurso, más allá del suministro europeo. Este aumento ya venía respaldado por un acuerdo firmado en 2014 por ambos países, en el cual Rusia aceptaba la exportación de gas y de petróleo de bajo coste a China. De esta forma, Rusia podía paliar las sanciones que la comunidad internacional le había impuesto con motivo de la anexión de Crimea en 2014.
Además de los intereses económicos de China en Rusia, ambas naciones también mantienen una visión política similar, que se materializa en el rechazo compartido por Estados Unidos y la OTAN. Sin embargo, al igual que India, Pekín necesita fortalecer su relación con la Unión Europea para proteger su vínculo comercial con la misma y evitar posibles sanciones por un acercamiento a Rusia.
En África se abstuvieron diecisiete países de votar la resolución, entre ellos Sudáfrica. Entre los motivos que justifican la posición cautelosa de las naciones africanas, encontramos la expansión de la influencia rusa en África. Desde el año 2006 y tras la visita del presidente Vladímir Putin al continente, Rusia se ha implicado en restablecer las relaciones económicas y comerciales con estos, y en especial con las naciones que integran el Cuerno de África. Actualmente, Mali cuenta con operativos rusos que ayudan a la junta militar golpista que lucha en el país.
Otras naciones como Sudán, Argelia y Sudáfrica -Estados miembros de Naciones Unidas que se abstuvieron en la votación- se nutren de las importaciones agrícolas de Rusia, en especial del trigo. También debemos añadir que Rusia se sitúa como uno de los mayores suministradores de armamento para los países africanos. Las relaciones comerciales de África con Rusia no son el único motivo que respalda la negativa y las abstenciones de estas naciones. Existen también razones históricas que las sustentan, tal y como el apoyo ruso a los movimientos de liberación africanos en el siglo XX.
Como hemos podido ver, desde que el conflicto en Ucrania comenzó, las potencias emergentes han mantenido una posición ambigua respecto al mismo, llegando incluso a evitar la condena pública de la invasión. Pese a que estos países han defendido el diálogo y la paz, también han sido cautelosos al juzgar la actuación de Rusia. Así, podemos afirmar que dicha ambigüedad está respaldada por los intereses económicos, políticos y estratégicos que las potencias emergentes mantienen en Rusia.