Tras el escándalo, ya conocido como Qatargate, la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, ha prometido una “amplia reforma” de los mecanismos de control en el Parlamento Europeo que deberá implementarse a primeros de año.
El pasado jueves, 14 de diciembre, la actual presidenta del Parlamento Europeo, la maltesa Roberta Metsola, respondía durante más de dos horas y detalladamente las numerosas preguntas formuladas por los jefes de Estado o de Gobierno europeos. Éstas giraban sobre todo en torno a los detalles de la mayor crisis política conocida en el marco de la UE de los últimos años: el ya conocido como Qatargate. Según los expertos en la Unión Europea, nunca antes una intervención del presidente del Parlamento Europeo había suscitado tanto interés en un Consejo Europeo.
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A través de sus declaraciones, Metsola prometió liderar un “fuerte proceso de reforma”, aunque reconoció que siempre habrá personas “para las que una bolsa de dinero siempre merece el riesgo”. “Es esencial que estas personas entiendan que les van a atrapar. Que habrá consecuencias. Que nuestros servicios funcionan y que se enfrentarán a todo el peso de la ley”, dijo, según el texto de sus declaraciones a los líderes.
Además, la presidenta declaró en una rueda de prensa posterior que el Parlamento realizaría un mayor estudio sobre quién puede entrar en sus instalaciones, así como las organizaciones no gubernamentales que figuran en su registro de transparencia.
A su vez afirmaba la exclusión del grupo Peace Without Justice (“no hay paz sin justicia”, en español) del organismo europeo, ya que su secretario general, Niccolò Figà-Talamanca, es uno de los principales acusados de corrupción y blanqueo de dinero en el caso.
Según ha explicado la propia Metsola a su círculo de confianza, los dirigentes europeos se han mostrado satisfechos con la batería de medidas que ha prometido poner en marcha para tratar de evitar que se repita un hecho de esta medida.
¿En qué consistirán estas medidas y cuándo se espera que se implementen?
En efecto, Metsola ha anunciado una “amplia reforma” de los mecanismos de control en el Parlamento Europeo “que debe estar implantada a primeros de año y que incluirá entre otras cosas el fortalecimiento de los sistemas de protección de los que denuncien estas prácticas”. Esto se ha interpretado como un aliciente para que otros eurodiputados o sus asistentes puedan delatar irregularidades que todavía no se han revelado en la actual investigación policial.
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Entre las medidas que ha anunciado la presidenta del Parlamento figura también la regulación del funcionamiento de todos los grupos de amistad no oficiales, así como una revisión de las reglas del código de conducta y de las relaciones con otros países.
“Hay fisuras que tenemos que cerrar, como cuando hablamos, por ejemplo, de la actividad de exmiembros de la Eurocámara, de quien está en la lista de transparencia, o de quien puede entrar en el edificio de la sede del Parlamento Europeo”, declaraba Metsola.
En todo caso, en el Parlamento Europeo todo el mundo está pendiente de que se vayan revelando nuevos nombres y probablemente más instituciones europeas, teniendo en cuenta el volumen del dinero de los sobornos que ha salido a la luz.
En este sentido, son muchas las personalidades que afirman que el Qatargate es solo la punta del iceberg y que critican cómo las instituciones están plagadas de intereses lobistas.
