Estados Unidos e Israel refuerzan su alianza en medio del conflicto en Gaza y los ataques hutíes en el mar Rojo. Donald Trump plantea nuevos planes para la región, mientras crecen las tensiones con Irán. En este artículo, el alumni del Máster Profesional de Analista de Inteligencia de LISA Institute, Francisco Javier Peña explica, explica cómo estas dinámicas afectan al comercio global y a millones de civiles.
Los recientes bombardeos estadounidenses sobre posiciones hutíes en Yemen abren un nuevo capítulo en las hostilidades de la región. Donald Trump prometió durante su campaña presidencial un cambio drástico en las actividades del ejército estadounidense. Su objetivo era reducir la presencia militar en la zona, pero manteniendo el apoyo a Israel. Sin embargo, este objetivo fue pospuesto.
El fin unilateral del alto al fuego por parte de Israel en Gaza y la recalificación de los hutíes como organización terrorista por Estados Unidos lo impidieron. En 2021, Joe Biden revocó la designación de los hutíes, solo un mes después de que Trump los calificara oficialmente como tal al final de su primera presidencia.
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Los hutíes, también conocidos como Ansar Allah, han sido actores clave en Oriente Medio desde los ataques del 7 de octubre de 2023 por Hamás. Debido a su ubicación estratégica, sus ataques se han centrado en el mar Rojo, el Golfo de Adén y bases militares estadounidenses en Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.
En respuesta a un ataque estadounidense que dejó más de 50 muertos, los hutíes lanzaron misiles y drones contra el portaaviones USS Harry S. Truman, desplegado en el mar Rojo. El buque de la marina estadounidense tuvo que atracar en Grecia el mes pasado para reparaciones tras un accidente con un buque mercante cerca de la entrada norte al canal de Suez.
Las consecuencias de la guerra en Yemen y su importancia geográfica
La Guerra Civil de Yemen comenzó en el año 2014, tras las protestas vividas en el país contra el gobierno autoritario de Ali Abdullah Saleh. La inestabilidad política y social en Yemen ha sido aprovechada por Ansar Allah, que recibe apoyo directo de Irán, incluyendo formación militar, equipamiento y financiación. Además, es aliado estratégico de grupos como Hamás y Hezbolá. Desde 2004, Abdul Malik al-Houthi lidera políticamente a los hutíes.
Desde 2023, Ansar Allah ha realizado intensos ataques en el mar Rojo en apoyo a Hamás, dirigidos a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Estos ataques, con drones y misiles balísticos, se han centrado en tres objetivos: buques comerciales, instalaciones militares y energéticas israelíes, y bases y buques de guerra de EE. UU. y el Reino Unido.
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Yemen, ubicado estratégicamente entre el mar Rojo y el golfo de Adén, influye en el canal de Suez, el mar Mediterráneo y el océano Índico. Se estima que por esta zona transita entre el 10% y el 15% del comercio marítimo mundial, además de una parte significativa de la exportación de petróleo y gas natural.
Los intereses de Donald Trump en la región
A pesar de haber manifestado públicamente el objetivo de reducir su presencia en la región de Oriente Medio, el gobierno de Donald Trump mantiene su posición militar en diferentes países de la zona. Los planes de ocupación de la franja de Gaza siguen vigentes, y las negociaciones de alto al fuego se han visto seriamente afectadas por los últimos bombardeos por parte de las FDI. En este contexto, las fuerzas hutíes continúan representando una amenaza para el comercio internacional.
De igual forma, Estados Unidos tiene múltiples intereses en la zona. Por ello, una retirada inmediata podría no ser un objetivo alcanzable en el corto plazo.
Israel sigue siendo su principal aliado en la región. Continúa comprando grandes paquetes de material militar valorados en miles de millones de dólares y tiene capacidad para atacar a Irán si es necesario. Uno de los objetivos principales de Donald Trump es interferir en el avance del programa nuclear iraní.
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Por otra parte, los intereses comerciales, tanto de Estados Unidos como del resto del mundo, son evidentes. Una situación de incertidumbre en un punto estratégico para el comercio, como es el estrecho de Bab el Mandeb (de tan solo 32 km de ancho), influiría directamente en los precios de múltiples sectores. Esto encarecería el nivel de vida general.
Industrias globales como la electrónica, el sector automovilístico y el textil, así como las exportaciones de petróleo y gas natural, se verían directamente afectadas si las acciones de los hutíes se mantuvieran a largo plazo. Esto obligaría a buscar rutas alternativas, lo que podría generar desabastecimientos temporales y un aumento de los precios.
El apoyo de Estados Unidos a Israel: planes de Trump para la ocupación y reconstrucción de Gaza
Las buenas relaciones entre Donald Trump y Benjamín Netanyahu no son un secreto. Ambos presidentes consiguieron grandes avances durante la primera legislatura de Trump (2017-2021). Entre ellos destacan el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel (2017), la soberanía israelí sobre los Altos del Golán (2019) y los Acuerdos de Abraham (2020). También coincidieron en la necesidad de frenar los avances nucleares de Teherán.
Precisamente, los Acuerdos de Abraham (que promueven la normalización de las relaciones entre Israel y varios países árabes como Marruecos, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán (todos con mayoría o gobierno suní) influyeron directamente en los ataques del 7 de octubre de 2023. Para el eje de la Resistencia, formado por Irán y sus aliados (mayoritariamente chiíes, a excepción de Hamás), estos acuerdos supusieron una amenaza directa al equilibrio de poder en la región.
El alto al fuego entre Israel y Hamás ha tenido una duración aproximada de dos meses. Inicialmente, el acuerdo contaba con tres fases. En la primera fase se establecía una tregua de seis semanas. Durante ese periodo, Hamás liberaría a 33 rehenes capturados durante los ataques del 7 de octubre, mientras que Israel excarcelaría a decenas de prisioneros palestinos. Además, se favorecería la entrada de ayuda humanitaria a la franja de Gaza.
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Israel canceló la segunda fase, que implicaba el fin del conflicto en Gaza, la retirada de sus tropas y la devolución del resto de los rehenes aún cautivos, tras los últimos bombardeos masivos sobre el territorio gazatí. Estos ataques causaron más de 400 fallecidos.
La decisión de Netanyahu ha sido respaldada por los miembros más extremistas de su gobierno, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir. Este había abandonado el cargo en enero de este mismo año debido a las negociaciones de paz.
Recientemente, Trump y Netanyahu se reunieron para discutir, entre otros temas, los avances producidos en la franja de Gaza. Tras la reunión, Trump presentó un plan en el que proponía que Estados Unidos liderara la reconstrucción de Gaza. Más del 60 % de sus edificios están dañados o destruidos por los ataques de las FDI.
El plan, respaldado por Netanyahu, implicaría el desplazamiento forzoso de la población palestina hacia otros países de la región, como Egipto, Cisjordania o Siria. Casi el 50 % de los habitantes de Gaza son menores de edad.
Varios países han criticado a nivel internacional el plan de ocupación y reconstrucción total de Gaza. La reubicación forzosa de casi 2 millones de personas supondría una violación completa de los derechos humanos y del derecho internacional. Se establecería un nivel más de violencia sobre una población que cuenta con casi la totalidad del territorio afectado por los bombardeos y sufre altas necesidades de recursos básicos como agua, alimentos, atención médica y electricidad.
Los planes de Estados Unidos con Irán y sus fuerzas proxy
El Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), firmado en el 2015 por Irán, China, Rusia, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania y la Unión Europea, fue un paso importante para frenar el progreso iraní en materia de tecnología nuclear. Esencialmente, el pacto establecía el levantamiento de las sanciones económicas impuestas con anterioridad a Irán a cambio de limitar sus avances nucleares.
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Sin embargo, desde el punto de vista de la administración Trump, este acuerdo no era suficiente. Por ello, lo abandonó de forma unilateral en 2017. Esta decisión permitió que Irán volviera a alcanzar niveles de enriquecimiento de uranio previos al pacto, en torno al 20 %. Aun así, sigue lejos del 90 % necesario para fabricar armas nucleares. Aunque la administración Biden intentó retomar las relaciones con Teherán, lo cierto es que las negociaciones han estado paralizadas durante estos años por las diferencias entre ambas partes.Tanto Estados Unidos como la Unión Europea continúan presionando a Irán económicamente para limitar su desarrollo nuclear.
Trump envió una carta al líder iraní, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, planteando un nuevo acuerdo nuclear. Sin embargo, esta carta también incluía amenazas militares en caso de no alcanzar una solución. Por ello, Jamenei rechazó las negociaciones y defendió la posición de Irán, mientras criticaba las relaciones entre Estados Unidos e Israel.
Aunque Hezbolá quedó seriamente debilitado tras las incursiones de las FDI en el sur del Líbano, Hamás sigue siendo una amenaza constante en Gaza. Además, los hutíes pueden afectar gravemente al comercio internacional. Los principales objetivos de Estados Unidos son debilitar al máximo a las organizaciones terroristas de la zona y reforzar la posición de Israel, aunque esto afecte directamente a la población civil de la región.
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