spot_img

La geopolítica de la Antártida

Análisis

Selena Vázquez Rodríguez
Selena Vázquez Rodríguez
Analista Internacional en prácticas en LISA News. Estudiante de 4° de carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos. Le apasionan los asuntos sociales y la seguridad internacional. También los medios de comunicación por su vocación y responsabilidad de informar de manera objetiva a toda la población.

Desde 1959 el Tratado Antártico prohíbe la militarización del territorio, la explotación de recursos por cualquier potencia o reclamar la soberanía sobre la Antártida. Aun así, el continente del polo sur está en el radar de las grandes potencias como Estados Unidos, China o Rusia. En este artículo analizamos la importancia de la Antártida en la geopolítica global.

La Antártida —coloquialmente conocida como el Polo Sur— es el continente más frío y climáticamente más extremo del globo y, a pesar de ello, posee una amplia riqueza en fauna, flora y recursos naturales. Tanto la Antártida en sí, como los mares que la rodean, son claves para regular el clima a nivel global. Precisamente, una de las mayores preocupaciones entre los científicos es la degradación del continente por el cambio climático, ya no solo por las repercusiones que acarrearía el deshielo de su inmensa capa de hielo, sino también por la cantidad de biodiversidad marina que se encuentra en sus frías aguas.

En 2022, la Organización Meteorológica Mundial, registró temperaturas de hasta 40 °C por encima de la media del mes y, en febrero de 2023, se registró el menor porcentaje de hielo antártico desde hace 40 años. La Antártida es el continente que más sufre el cambio climático y, de hecho, la cooperación entre las potencias extranjeras ha sido una clave fundamental para el mantenimiento del continente. Sin embargo, ¿podemos hablar de una cooperación pacífica?, ¿por qué interesa la Antártida a las principales potencias globales? En este artículo analizaremos la importancia de la Antártida en la geopolítica global y los reclamos territoriales sobre el continente del polo sur.

El descubrimiento de la Antártida

El descubrimiento del Polo Sur es relativamente reciente. La creencia de una Terra Australis Incognita, es decir, un enorme continente que equilibraba las tierras del norte en Europa, Asia y América del Norte, empezó a ser popular durante los siglos XVIII y XIX. La Marina Real Británica, con su navegante y explorador James Cook, fueron los primeros en iniciar las rutas hacia el polo sur. Sin embargo, estas expediciones no dieron resultados, ya que las gélidas aguas impidieron a los británicos avistar tierra. 

Las expediciones no acabaron ahí. Las rivalidades internacionales por la búsqueda de la Antártida motivaron a exploradores de Rusia, Inglaterra y Estados Unidos a poner en marcha nuevas rutas. En 1820, un explorador ruso llamado Fabien Gottlieb Bellinghausen avistó la costa oriental de la Antártida; sin embargo, el descubrimiento de la Antártida fue «compartido», ya que, por las mismas fechas, también un navegante de la Marina Real Británica, Eduard Bransfield y un cazador de focas estadounidense, Nathaniel Palmer, pusieron pie en tierra antártica.

➡️ Te puede interesar: El Ártico, un escenario geopolítico emergente

A partir de los primeros viajes, las expediciones terrestres de la Antártida estuvieron protagonizadas por diferentes potencias como Bélgica o Noruega. A principios del siglo XIX, pocas potencias estaban interesadas en la Antártida, ya que era un continente lejano inhabitable debido a sus extremas temperaturas. No obstante, esta falta de interés cambió a partir de 1920, cuando potencias como Francia, Chile, Argentina o Alemania empezaron a reclamar sus territorios y soberanía sobre la Antártida. Pese a los intentos de la Alemania Nazi de colocar bases militares en la Antártida durante su gobierno, el continente permaneció al margen de cualquier acción militar.

Tratado Antártico: cómo garantizar el uso pacífico de la Antártida

Fue en el año 1959 cuando doce países que habían estado desarrollando sus carreras científicas en el continente del polo sur y sus alrededores firmaron el Tratado Antártico en Washington (Estados Unidos). Estos doce países fueron Argentina, Chile, Bélgica, Estados Unidos, Sudáfrica, Reino Unido, Japón, Noruega, Nueva Zelanda, Francia, Rusia y Australia. El Tratado entró en vigor en 1961 y posteriormente fue ratificado por otras naciones.

Este Tratado tiene como objetivo principal garantizar y promover el uso pacífico de la Antártida, además de fomentar la investigación científica. Sin embargo, como hemos explicado anteriormente, ya había reclamos de soberanía por parte de diversas naciones antes de la entrada del Tratado Atlántico. A priori, estos reclamos de soberanía estarían congelados con respecto al artículo 4 del Tratado, que prohíbe tanto las nuevas reclamaciones de soberanía territorial de la Antártida como ampliar las anteriormente realizadas.

El Tratado ha sido revisado numerosas veces para poder adaptarlo a los nuevos desafíos del cambio climático. Sin embargo, hay cláusulas que han quedado terminantemente prohibidas como la militarización del territorio o la explotación de recursos por parte de cualquier potencia. Esto se debe a que debajo de las capas de hielo de la Antártida existen gran cantidad de recursos naturales como el hierro, el platino, el petróleo o el gas. Además, los mares antárticos contienen el 70% del agua dulce de la Tierra.

Pero ¿qué interés despierta la Antártida si los recursos naturales no pueden ser extraídos? Lo cierto es que el continente no solo es una gran fuente de recursos naturales, sino también un lugar estratégico para llegar al continente americano. Por ejemplo, la pesca es una actividad comercial que, aunque esté regulada, no está prohibida. Algunos países como Rusia, China o Noruega, con importantes industrias pesqueras, ejercen una fuerte presión para evitar la creación de grandes reservas en la Antártida para la protección de sus aguas y continuar su actividad pesquera.

Además, China ha trasladado parte de su presencia geopolítica al continente del polo sur, dejando una gran huella desde su incorporación al Tratado en 1983. Actualmente, China es el país del Tratado que más dinero destina a sus actividades antárticas con 5 bases científicas permanentes, al igual que Estados Unidos. Pero aparte de los progresos científicos, lo que busca el gigante asiático es la ampliación de nuevas rutas comerciales. Controlar las rutas comerciales alrededor de la Antártida implicaría tener un acceso fácil al continente sudamericano y a los océanos Atlántico Sur y Pacífico.

➡️ Te puede interesar: La competición geopolítica detrás de las tierras raras

Los peligros de la Antártida

Como hemos comprobado, podríamos decir que el Tratado Antártico de 1959 es un gran paso multinacional de cooperación que sí está funcionando. Sin embargo, existen principalmente dos preocupaciones globales con respecto a la Antártida.

La primera, y podríamos decir que la primordial, es el impacto del cambio climático en el continente. Como apuntábamos al principio del artículo, este 2023 la Antártida ha registrado los niveles más bajos de hielo desde hace 40 años, lo que provoca grandes cambios en la temperatura global y en el nivel del mar. La Antártida actúa como un regulador de las temperaturas para todo el planeta y contiene el 90% del hielo mundial, por lo que su deshielo provocaría inmensas inundaciones en las costas marítimas. Además, la cantidad de hielo de la Antártida sirve también para concentrar el 35% de la absorción de exceso de carbono en la atmósfera, conteniendo su deterioro.

➡️ Te puede interesar: Masterclass | La geopolítica de la energía | con EOM

La segunda preocupación, no por ello menos importante, está relacionada con la competición geopolítica en el continente. Hemos de recordar que, aunque el Tratado haya congelado los reclamos territoriales, no los ha suspendido. Esto significa que, en cualquier momento, si las potencias así lo deciden pueden volver a reclamar su territorio.  Actualmente, hay 7 reclamos de territorio vigentes por parte de Chile, Argentina, Reino Unido, Francia, Noruega, Australia y Nueva Zelanda. En 2048, se celebrará una revisión del Tratado Antártico y los Estados Miembro temen que estas reclamaciones se reanuden y creen un conflicto en la zona. Esta revisión trae consigo problemas mayores debido al interés creciente de diferentes actores como Rusia o China sobre la Antártida.

Más allá de las nuevas rutas comerciales que se plantean, la Antártida es rica en recursos naturales y fauna. Uno de los recursos más importantes es el agua dulce y es que, con la cantidad de agua dulce de la Antártida, se podrían subsanar zonas de sequía localizadas en África como Ciudad del Cabo. La industria pesquera también es un peligro que atañe al continente. Actualmente, solo el 5% de las aguas del Océano Antártico están protegidas, lo que puede dar una sobreexplotación de sus aguas por actores como Rusia o China con grandes inversiones pesqueras en la zona.

Si no hubiera existido un Tratado que regulase las actividades científicas y militares dentro de la Antártida, más de un país se hubiera involucrado en una guerra para conquistar el territorio. Sin embargo, más allá de la riqueza natural del continente, hemos de preocuparnos por el calentamiento global y su impacto en el polo sur. Cada año hay menos capas de hielo en el continente, claramente como consecuencia de la huella climática. El Tratado Antártico es realmente un tratado efectivo en el que, hasta ahora, la cooperación ha sido crucial y ha mantenido, de cierta manera, el continente. No debemos dejar que los intereses económicos y geopolíticos de las potencias menos ecologistas, devasten un continente, que poco a poco se está deteriorando.

Te puede interesar:

Artículos relacionados

Masterclass y eventos relacionados

Formación relacionada

spot_imgspot_img

Actualidad

Dejar respuesta:

Por favor, introduce tu comentario!
Introduce tu nombre aquí

spot_img