La inestabilidad política en Alemania marca un momento crucial para el futuro del país y de Europa. La ruptura de la coalición gobernante, encabezada por Olaf Scholz, evidencia las tensiones internas frente a los desafíos económicos, sociales y geopolíticos actuales. Con elecciones anticipadas en el horizonte, se abre un escenario de incertidumbre donde el equilibrio de poder y las decisiones sobre la Guerra de Ucrania serán claves para la próxima legislatura.
El pasado 12 de noviembre en Berlín, el Partido Socialdemócrata (PSD) y la Unión Demócrata Cristiana (CDU) acordaron anticipar las elecciones alemanas al 23 de febrero, con motivo de la ruptura de la coalición gobernante. Ante la disolución del Ejecutivo y la previsible pérdida del voto de confianza a Olaf Scholz el 16 de diciembre, las dos grandes fuerzas políticas decidieron adelantar siete meses las elecciones federales de Alemania. Esta decisión fue ratificada por el Presidente Frank-Walter Steinmeier, quien ya el siete de noviembre se había manifestado favorable a disolver las Cortes en caso de ser necesario.
El cambio político en Alemania tras las elecciones de 2021
Las elecciones al Bundestag en septiembre de 2021 supusieron un gran cambio para Alemania. Después de 16 años de liderazgo Merkel, en la recuperación pospandemia se formó una nueva coalición de gobierno de orientación socialdemócrata. Por primera vez en la historia reciente, la CDU no formó parte del Ejecutivo alemán, y en su lugar, el PSD encontró aliados en el Partido Verde y el Partido Liberal-Demócrata (FDP).
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Hasta entonces, el PSD y la CDU habían formado distintos gobiernos de coalición, sin embargo, en 2021 esta iniciativa fue percibida como una vía inalcanzable. De esta manera, Olaf Scholz vio en el Partido Verde un gran aliado con el que compartía preocupación por aspectos sociales y cuestiones centrales sobre el medioambiente.
Por su parte, el FDP tenía una postura más dispar con respecto a los objetivos del partido socialdemócrata, especialmente por su carácter neo-liberal, donde el estado tiene un papel más limitado en las actividades económicas. El enfoque financiero y fiscal sería precisamente lo que aumentaría las discrepancias dentro del gobierno, y motivarían una desintegración del mismo.
A lo largo de los tres primeros años del mandato existieron divergencias dentro de la coalición, sin embargo, no fue hasta noviembre de 2024 cuando las diferentes perspectivas terminarían por colisionar. Con la mirada puesta en los presupuestos de 2025 y la recesión económica, Scholz y los Verdes consideraban que era necesario continuar con el gasto público para revitalizar la económica y frenar las desigualdades.
De esta manera, no estaban dispuestos a frenar la deuda pública, que según lo estipulado en 2009, no debía sobrepasar el 0,35%. Por su parte, Christian Lindner, con una postura más liberal en términos económicos, consideraba que se tenía que reducir el gasto estatal y frenar la deuda pública, ateniéndose al propio Schuldenbremse (freno de deuda).
Así, el líder del FDP, y a su vez ministro de finanzas, afirmó que las políticas de Scholz no contribuirían lo suficiente al país. Estas declaraciones supondría el culmen para que el pasado 6 de noviembre, el Canciller alemán destituyera a Lindner como ministro. Olaf Scholz afirmó que el Ministro había roto su confianza y que solamente estaba enfocado en que su Partido no desapareciera de cara a las siguientes elecciones, donde se estima que no obtendrá gran respaldo.
Alemania ante un panorama electoral incierto
En el contexto-preelectoral, se prevé que la CDU se convierta en la principal fuerza política de Alemania con alrededor del 32% de los votos. Asimismo, en los comicios más recientes, como fueron las elecciones al Parlamento Europeo y las elecciones regionales en Sajonia, el partido cristiano demócrata resultó vencedor, con un 30% y con un 31.9% respectivamente.
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Sin embargo, la CDU perdió los comicios en otras dos de las regiones donde se celebraron procesos electorales en el mismo mes de septiembre, concretamente en Turingia y Brandemburgo, donde la AfD (Alternativa para Alemania) aumentó su representación.
En los últimos años, ha habido un crecimiento significativo de la AfD, el cual fue claramente discernible en sus resultados electorales el pasado mes de junio en las elecciones europeas, donde se convirtió en la segunda fuerza de Alemania. Sin embargo, su auge no solamente se ha percibido a nivel europeo, sino que también ha tenido lugar en el plano regional.
En Sajonia y en Brandemburgo se convirtió en la segunda fuerza política, dos puntos por detrás de la CDU en Sajonia y solamente 1.3 puntos por detrás del SPD en Brandenburgo. Asimismo, Alternativa para Alemania se asentó como el partido más votado de Thuringia, una región que ha sido sujeto de varios gobiernos de coalición a lo largo de su historia.
De esta manera, se espera que en las próximas elecciones de febrero de 2025, AfD pase de ser la quinta fuerza federal a la segunda, rompiendo así con una tradición histórica donde la CDU y el SPD siempre habían sido las dos grandes corrientes políticas.
No obstante, no se espera que formen parte de una coalición de gobierno por el Acuerdo Alemán del Cordón Sanitario, una iniciativa entre los partidos políticos para aislar las ideologías que consideran extremas y peligrosas. Esta medida ya se ha aplicado en regiones donde Alternativa para Alemania ha salido vencedora, como es el caso de Thuringia.
En lo que respecta al Partido Socialdemócrata, se prevé que pierda notable apoyo por parte del electorado. Se espera que el PSD caiga casi cinco puntos y se convierta en la tercera fuerza del Parlamento. Asimismo, en esta ocasión, la posibilidad de liderar una coalición se ve como una idea prácticamente inalcanzable. Existen dos motivos esenciales, por una parte, se estima que los Verdes caerán hasta la cuarta posición con un apoyo limitado, y, por otra parte, ante la crisis actual, no se ven posibilidades de un nuevo acuerdo con FDI, quien espera la pérdida de casi la mitad de sus votantes.
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Sin embargo, hay un nuevo partido de izquierda conservadora que en menos de un año ha crecido exponencialmente. El partido BSW, liderado por la antigua miembro de Links, Shara Wagenknechtantig, se presenta a las elecciones federales como una iniciativa disruptiva con una política económica de izquierdas, pero a la vez con políticas sociales esencialmente conservadoras.
Mientras que está a favor de una creciente intervención estatal en el plano económico, también se ha mostrado de acuerdo con los valores sociales más tradicionales, en lo que atañe a grupos minoritarios y movimientos migratorios. Su aprobación entre la ciudadanía, en las elecciones regionales y europeas, llegando en ocasiones a convertirse en la tercera fuerza, abre un nuevo debate sobre una postura disruptiva alemana con impacto en el contexto geopolítico.
Efecto de las elecciones alemanas en la guerra de Ucrania
Se estima que la postura de Alemania con respecto a la Invasión de Ucrania se podría ver ciertamente alterada por las elecciones federales. Por una parte, las dos grandes fuerzas políticas del país abogan por apoyar a Ucrania a través de estrategias diferentes, y, por otro lado, los partidos políticos en auge, como la BSW y la AfD, no piensan que se deba continuar secundando a Kiev.
En caso de continuar con una coalición de carácter centro-izquierda liderada por el partido socialdemócrata, se estima que la política con respecto a la Invasión resultaría similar a la actual. Alemania mantendría su postura pro-Ucrania, con apoyo sociopolítico, económico e incluso hasta cierto punto, militar.
El soporte armamentístico fue precisamente uno de los temas de debate al principio de la guerra, ya que el Canciller Scholz y los Verdes (con una agenda tradicionalmente pacifista) no estaban plenamente de acuerdo con el envío de material bélico. Sin embargo, ante el transcurso del conflicto, el Gobierno Alemán aprobó el envío de armamento a Ucrania, convirtiéndose en uno de los principales donadores de material defensivo.
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Entre estos instrumentos destacan la entrega de Tanques Leopard2, carros de infantería e incluso proyectiles de artillería. En esta línea, el gobierno alemán liderado por el PSD también ha aprobado el uso de armamento alemán en territorio ruso. No obstante, continúa firme en su postura de no enviar misiles de largo alcance.
Esta medida ha sido criticada por los democristianos, quienes a pesar de compartir con la PSD la idea de apoyar a Ucrania, tienen una postura más firme e incluso alineada con la alianza transatlántica. Al margen de su política crecientemente restrictiva en aspectos sociales derivados de la Guerra de Ucrania, el candidato Merz, líder de la CDU, sostiene que el apoyo militar a Kiev es crucial.
De hecho, Friedrich Merz considera que Olaf Scholz se equivoca no permitiendo el envío de Misiles Taraus de largo alcance. El Presidente del partido ha afirmado que debería ser necesario emitir un ultimátum a Putin y que esa iniciativa puede implicar el envío de misiles de largo alcance a Ucrania. Estas propuestas muestran la voluntad de la CDU en tomar una postura más firme en el conflicto.
La que parece ser la principal fuerza de Alemania, entiende que Berlín tiene que adoptar una mayor política de liderazgo en Europa, como la que tenía en su momento Angela Merkel. Así, la CDU se presenta de cara a las elecciones federales con la idea de convertir a Alemania en un moderador entre Rusia y Ucrania.
Por su parte, los grupos AfD y BSW consideran que el fin del conflicto reside en no continuar proveyendo ayuda económica y militar a Ucrania. El partido AfD ha mostrado una postura significativamente pragmática con respecto a Estados Unidos y la OTAN, a los que incluso ha responsabilizado parcialmente de la Invasión de Ucrania. De esta manera, Alternativa para Alemania no está dispuesta a seguir los pasos de EE. UU. y la Alianza Atlántica para poner fin al conflicto, de hecho, su líder ha mostrado más cercanía con la Federación Rusa.
Alice Weidel ha manifestado lazos con Putin y su sistema, el cual ha clasificado de válido y resistente a potencias hegemónicas. Este es otro de los escándalos que se le atribuyen a la AfD, que supone dificultades en las relaciones con otros líderes de su espectro ideológico. Sin embargo, no se espera que sus ideas puedan llegar a tener peso en el gobierno porque la Unión Demócrata Cristiana de Alemania ya ha manifestado que no formará una coalición con ellos.
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No obstante, no se descarta que BWS pudiera formar parte de una coalición. A pesar de que determinados políticos alemanes se han mostrado firmes en su decisión de no colaborar con la AfD, la posibilidad de llegar a un acuerdo con Sahra Wagenknecht no se percibe como algo tan remoto.
Algunos líderes de la CDU han mostrado la importancia de no cooperar con la antigua miembro del partido «La Izquierda» por sus lazos con el Kremlin, pero no hay una oposición sólida entre las grandes fuerzas. De hecho, han existido acuerdos para una posible coalición de gobierno en Turingia entre la CDU, el PSD y la Alianza de Sahra Wagenknecht.
De la misma manera que la AfD, BWS no está dispuesto a continuar proporcionando ayuda armamentística a Kiev. No obstante, se ha mostrado como nexo para poder negociar con Rusia. Wagenknecht considera que podrían promover negociaciones con el Kremlin para poder poner fin al conflicto en Ucrania.
Sin embargo, no se centra en impulsar negociaciones entre Kiev y Moscú, sino entre su partido y Rusia, desenfocando así en cierto modo la importancia de Ucrania en un acuerdo sobre su territorio. Asimismo, en diferentes ocasiones la líder de BWS ha abogado por crear un nuevo orden europeo en el que Rusia también esté incorporada.
Wagenknecht ha afirmado que sería deseable un nuevo orden continental basado en principios pan-europeístas que permitieran incorporar estados como Rusia. Esta postura acompañada del rechazo a la posible adhesión a la UE de países con minorías rusas como Moldavia, Georgia o Ucrania, muestra cierta afinidad de BWS con Moscú, lo que podría suponer una limitación para Ucrania en caso de que llegaran a formar parte del gobierno.
Alemania y la incertidumbre europea
Se espera que las Elecciones Federales de Alemania aumenten la incertidumbre europea en un contexto geopolítico complejo. La desintegración de la coalición de gobierno, con motivo de las diferencias ideológicas y estratégicas internas, ha hecho sonar las alarmas sobre el nuevo marco de actuación con respecto a la Guerra de Ucrania.
Las diferentes orientaciones de los partidos, y el cambio del paradigma político, ha despertado incertidumbres sobre la futura implicación alemana en el conflicto. No obstante, se estima que, a pesar del auge de partidos revisionistas, su poder estará limitado por la idea común de la CDU y del SPD de apoyar a Ucrania. Aunque con enfoques distintos, los dos partidos históricos ven que el apoyo a Kiev es necesario, una idea que se proyecta que mantengan más allá de posibles coaliciones con partidos en auge como BWS.
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