Durante los días 30 de junio hasta el 3 de julio de 2025, Sevilla se convertirá en el epicentro del multilateralismo. Todo el panorama internacional pondrá sus miradas en la capital hispalense donde se debatirá sobre la financiación para el desarrollo al más alto nivel. En este artículo, Javier Pera presenta la conferencia, sus ejes temáticos clave, y la importancia de su dimensión transnacional, al mismo tiempo que se reflexiona sobre su posible impacto y beneficios para la comunidad internacional en su conjunto, para el Sur Global, y para España y Sevilla como sede.
La Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo consiste en un foro internacional de Naciones Unidas celebrado recurrentemente. En la Conferencia se debate acerca de la reforma de la financiación para el desarrollo y de la arquitectura financiera internacional a distintos niveles, con el objetivo de alcanzar exitosamente la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Sevilla acogerá la cuarta edición tras las anteriores en Monterrey 2002, Doha 2008 y Addis Abeba 2015. Con el objetivo de comprender plenamente los desafíos que enfrenta esta IV edición, es imprescindible repasar los avances de las anteriores citas, y, sobre todo, destacar las principales diferencias del contexto global actual, que requiere nuevos enfoques prioritarios y soluciones más ambiciosas.
En Monterrey 2002 se firma el primer gran acuerdo político global sobre financiación para el desarrollo, denominado Monterrey Consensus. Este acuerdo reconoció responsabilidades compartidas en áreas clave como movilización de recursos domésticos, comercio o deuda, con propuestas y compromisos concretos como el 0,7% del PIB para la ayuda oficial al desarrollo.
Doha 2008 ratificó el consenso anterior, además de añadir un enfoque en igualdad de género y sostenibilidad ambiental, así como un llamamiento a la reforma de la gobernanza de las instituciones globales.
Por último, Addis Abeba 2015 adopta la Addis Ababa Action Agenda, integrada en la Agenda 2030, y definió 7 áreas de acción prioritarias: recursos públicos, finanzas privadas, cooperación, comercio, deuda, asuntos sistémicos, ciencia e innovación. Por último, también puso énfasis en aspectos éticos y legales como la transparencia, rendición de cuentas y la lucha contra flujos ilícitos.
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Sevilla 2025: ¿Qué cambia?
Esta cumbre, además de tener en consideración los ejes principales abordados en las tres anteriores, depende de un contextual actual que presenta desafíos urgentes más allá de los tradicionales.
En primer lugar, las tensiones recientes en comercio internacional y el auge del proteccionismo presentan una amenaza para la apertura económica que fue clave en Monterrey y Doha. Por otro lado, el endeudamiento alarmante del Sur Global ha amplificado las desigualdades y dependencias económicas, y ha puesto sobre la mesa la necesidad de innovar en mecanismos de alivio y restructuración de deuda. Adicionalmente, la crisis climática presiona fuertemente, con la urgencia y necesidad de financiar adaptación sostenible en países vulnerables. Finalmente, vuelve a aparecer la necesidad de reformar el sistema financiero global. Adicionalmente a los marcos anteriores, urge la necesidad de combatir dos nuevas amenazas; la innovación en el ámbito financiero, y la pérdida de confianza en los modelos multilaterales.
Considerando los principales avances previos y el contexto geopolítico actual, surge la incógnita de si Sevilla 2025 actuará como una nueva etapa en el proceso reformador del sistema financiero internacional, o si por el contrario representará un paréntesis o punto de inflexión donde deban priorizarse nuevas amenazas emergentes.
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Ejes temáticos y eventos clave
La estructura del programa es diversa, está definida de forma equilibrada y dinámica, siendo su composición es la siguiente: El lunes 30 de junio tienen lugar Opening Segment and First Plenary Meeting, Second Plenary Meeting, y Multi-stakeholder round table 1: “Mobilizing and aligning domestic public resources”.
El martes 1 de julio se celebra Multi-stakeholder round table 2: “Leveraging private business and finance”, Multi-stakeholder round table 3: “Revitalizing international development cooperation”, Third Plenary Meeting y Fourth Plenary Meeting.
El miércoles 2 de julio tienen lugar Multi-stakeholder round table 4: “Upholding the multilateral trading system, and harnessing the potential of science, technology and innovation”, Multi-stakeholder round table 5: “Realizing a development-oriented sovereign debt architecture”, Fifth Plenary Meeting y Sixth Plenary Meeting.
Por último, el jueves 3 de julio se celebra Multi-stakeholder round table 6: “Reforming the international financial architecture and addressing systemic issues”, Seventh Plenary Meeting and Eighth Plenary Meeting and closing of the Conference.
Las Sesiones Plenarias reúnen a Altos Representantes de Estados Miembros, así como de otras organizaciones internacionales, y consisten en espacios de debate amplios y generalistas, con un tono más político-institucional y cuyo objetivo es llegar a consensos generales y adoptar los resultados oficiales de la conferencia.
Por su parte los Multi-stakeholder round table se centran en temáticas específicas: inversión privada, cooperación para el desarrollo, comercio, ciencia o innovación. Su enfoque y formato es más dinámico, pues incluye panelistas (ministros y autoridades), y discussants, quienes representan al sector privado, bancos de desarrollo, sociedad civil… Su propósito es enriquecer el debate con perspectivas e intereses diversos, orientar acciones o generar recomendaciones técnicas.
Este tipo de encuentros demuestra que, para afrontar los grandes desafíos del desarrollo global, ya no basta con decisiones entre gobiernos; es necesario escuchar también a quienes ejecutan los proyectos sobre el terreno, financian las iniciativas o representan a las comunidades afectadas.
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Una cumbre transnacional, no intergubernamental
La IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo consta de un factor diferencial que la posiciona como una cumbre atípica y original en el sistema multilateral tradicional. Se trata de la participación e involucración de actores más allá del Estado y las organizaciones internacionales: sociedad civil, sector privado, bancos multilaterales… Esta dinámica inclusiva, ha sido acuñada como transnacionalismo inclusivo, y refleja un giro institucional clave por varias razones.
A rasgos generales, el formato multi-actor genera más legitimidad, pues representa los intereses de las partes involucradas de forma absoluta; fomenta la co-creación de soluciones desde una dirección horizontal y no jerárquica, y por último aumenta la transparencia y la justicia internacional, y por ende la implementación efectiva de los acuerdos. Este último factor es determinante considerando la desconfianza actual hacia las instituciones internacionales y el cuestionamiento de su efectividad.
Además, este tipo de modelos recuperan la confianza en el multilateralismo, pues en un contexto envuelto por decisiones unilaterales y el triunfo del minilateralismo, Sevilla representa un refortalecimiento del multilateralismo más puro, pero también integrador e inclusivo.
Finalmente, desde el punto de vista social, el modelo multi-actor genera grandes implicaciones sociales. Al incluir a actores no estatales, se acerca la negociación y la toma de decisiones a la ciudadanía, dándose lo que se denomina la democratización de la diplomacia. De este modo, no tan solo se impulsa la participación e inclusión de todos los sectores, sino que se logra humanizar, descentralizar y llevar a cualquier nivel, debates financieros y económicos que se escapan del alcance del ciudadano promedio. Es decir, los asuntos tratados en este tipo de cumbres se asocian con estándares políticos, institucionales y ciertamente elitistas. Dada esta democratización de la diplomacia, es posible fomentar el interés ciudadano por cuestiones complejas, pero que repercuten en sus vidas.
¿Quién gana con Sevilla 2025?
A pesar de que este tipo de cumbres suelen ser beneficiosas para todos los actores en su conjunto, hay una serie de ellos que se posicionan como principales beneficiarios.
El Sur Global puede lograr este puesto, pues las propuestas debatidas buscan reformar las reglas de un sistema financiero internacional que generalmente los perjudica: deudas inasumibles, acceso limitado a financiación climática… Esta cumbre da voz directa al Sur Global y a los países en desarrollo, desde dentro del debate y no desde la periferia como en otros modelos de negociación minilaterales o exclusivos.
Por otro lado, España y Sevilla también salen muy beneficiados, aunque en otro sentido. Sevilla se proyecta como una ciudad global, capaz de acoger eventos de alto nivel, con conexión institucional y con atractivo internacional. Además, los beneficios indirectos también complementan el factor reputacional: atracción de futuras cumbres, impulso económico y turístico…
Sin embargo, no todos los actores salen igualmente beneficiados. Las grandes potencias y multinacionales acostumbradas a operar en un sistema desigual, muchas veces obtienen ventajas mediante mecanismos financieros opacos o prácticas extractivas sobre países más vulnerables. Así es como se perpetúan las dinámicas desiguales globales existentes en la actualidad, que han generado ese desequilibrio entre el Norte Global y el Sur Global.
En definitiva, los grandes beneficiarios de esta cumbre son los Estados más vulnerables del planeta, la ciudadanía en su conjunto, y las voces que rara vez tienen voz en la mesa, demostrándose así como esta democratización de la diplomacia y el transnacionalismo inclusivo están destinados a luchar por la equidad y sostenibilidad.
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