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El papel del ciberespacio en el nuevo concepto estratégico de la OTAN

Análisis

María José Cárdenas
María José Cárdenas
Abogada y consultora jurídica. Licenciada en Derecho y Administración y Dirección de Empresas en UCO. Máster en Asuntos Internacionales: Derecho, Economía y Política en ICADE. Actualmente Grado en Criminología y Máster en Ciberdelincuencia en UNIR.

Desde la publicación del último concepto estratégico de la OTAN, el ciberespacio ha tomado una importancia clave en el ámbito de la seguridad. En este artículo te explicamos cómo la Ciberdefensa se ha convertido en el núcleo del planteamiento de la OTAN en materia de disuasión y defensa.

El 29 de junio de 2022 tuvo lugar en Madrid la Cumbre de la OTAN para abarcar temas como el cambio climático, la paz, y la seguridad. Esta Cumbre tuvo como principal punto el desarrollo de un nuevo Concepto Estratégico de la OTAN, donde se definieron los desafíos de seguridad a los que se enfrenta la Alianza, así como se esbozaron las tareas políticas y militares que llevará a cabo la OTAN.

El Concepto Estratégico es un documento clave para la OTAN donde se reafirma el propósito y naturaleza a largo plazo de la OTAN, establece las tareas fundamentales de seguridad y los desafíos y oportunidades a los que se enfrenta en un entorno cambiante.

Actualmente, nos encontramos en el séptimo Concepto Estratégico de la OTAN desde que comenzaron a publicarse en 1949. Este concepto se emitió en 2010 en la Cumbre de Lisboa y se centra en tres tareas: defensa colectiva, gestión de crisis y seguridad cooperativa.

Desde la publicación de este séptimo Concepto, el ciberespacio ha tomado una importancia clave en el ámbito de la defensa. La OTAN trató sus capacidades cibernéticas en 2002, limitándose a la parte técnica, si bien, en la actualidad, se ha convertido en el núcleo del planteamiento de la OTAN en materia de disuasión y defensa.

En 2014, los Aliados reconocieron que la ciberdefensa era la tarea principal de la OTAN como defensa colectiva. En 2016, se elevó el ciberespacio a dominio, y en 2021, se plantea una nueva política de ciberdefensa. Cuando hablamos de defensa colectiva, se considera que el ciberataque a uno de los Aliados también podría considerarse un ataque contra todos, pudiéndose aplicar el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte.

El ciberespacio es utilizado por los adversarios para realizar ciberataques de todo tipo, desde propaganda, desinformación, amenazas híbridas, etc. Por ejemplo, en febrero de 2022, la Federación Rusa llevó a cabo actividades cibernéticas maliciosas contra Ucrania, atacando la red satelital KA-SAT, propiedad de Viasat, ocurrido horas antes de la invasión, provocando cortes e interrupciones de comunicación en autoridades públicas, empresas y usuarios en Ucrania.

Este ataque también afectó a casi 6 mil turbinas eólicas de Alemania. Es decir, los ciberataques no afectan sólo al objetivo, sino que pueden tener un impacto en todo el mundo, lo que lleva a la OTAN a prepararse ante ataques que “se expanden”.

El mayor problema surge cuando se intentan aplicar las normas y leyes internacionales al ciberespacio, lugar no físico, sin fronteras, sin autoridad. Este problema crece de manera exponencial, ya que cada día que pasa estamos más interconectados, por lo que los efectos de los ciberataques tienen más repercusión en el mundo físico, siendo imprescindible la seguridad de las infraestructuras críticas, llevando a la OTAN a revisar el concepto de resiliencia.

Fuente: El Radar: la OTAN y el Mediterráneo.

Desde el nacimiento de la OTAN hasta el fin de la Guerra Fría

Desde 1949 se han redactado documentos estratégicos, comenzando con el primer documento durante la Guerra Fría, que se denominó “El concepto estratégico para la defensa del área del Atlántico Norte (DC 6/1), 6 de enero de 1950, el primer documento estratégico de la Alianza”. Este documento establecía la función principal de la OTAN: disuadir la agresión. En caso de fallar esta función y en el caso de realizarse algún ataque contra la Alianza, se podría usar la fuerza.

El segundo concepto estratégico se desarrolló en el contexto de la Guerra de Corea en 1950, redactándose “El Concepto Estratégico para la Defensa del Área del Atlántico Norte”, aprobado en 1952, respetando los principios básicos del DC 6/1, cuyo objetivo era “garantizar la defensa del área de la OTAN y destruir la voluntad y la capacidad de la Unión Soviética y sus satélites para hacer la guerra…”.

A finales de 1957 se publicó el tercer “Concepto estratégico general para la defensa del área de la OTAN”, tras varios debates por integrar la política nuclear como fuerza de la OTAN en 1953, por lo que este documento, el MC 14/2, fue el primero en defender las represalias masivas como elemento clave en la estrategia de la OTAN.

Con la publicación de este concepto estratégico aparecieron muchas represalias, que acabaron con un informe presentado por el secretario general de la OTAN de entonces sobre la política de defensa, donde se cuestionada el control político de las armas nucleares. Tras ello, se adoptó en 1967 el cuarto “Concepto Estratégico General para la Defensa del Área de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (MC 14/3)” que establecía 3 tipos de respuestas militares ante una agresión a la OTAN:

  • Defensa directa: Atacar al agresor al mismo nivel con el que atacó.
  • Escalada deliberada: Donde se aumentaba progresivamente la amenaza de usar energía nuclear a medida que la crisis producida por el agresor aumentaba.
  • Respuesta nuclear general: Sería el último recurso para disuadir la agresión.

Fin de la Guerra Fría hasta el 11 de septiembre

Cuando finalizó la Guerra Fría, en 1991, la Unión Soviética se disolvió y Rusia se convirtió en socia de la OTAN, habiendo más dialogo y cooperación. Se emitieron dos Conceptos Estratégicos no Clasificados, el primero en noviembre de 1991 y el segundo en 1999, llamados ambos “Concepto Estratégico de la Alianza”. En el primero se redujeron las fuerzas nucleares al nivel mínimo para preservar la paz y estabilidad.

En el segundo se consideraron nuevos riesgos, como el terrorismo, el conflicto étnico, abusos de derechos humanos, inestabilidad política, fragilidad económica y proliferación de armas nucleares, lo que llevó a establecer tareas fundamentales de seguridad, consulta y disuasión, y de defensa.

Del 11 de septiembre hasta la invasión de Rusia sobre Ucrania

Fue con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos cuando la OTAN amplió sus asociaciones y aceleró su transformación para desarrollar nuevas relaciones políticas y capacidades operativas sólidas.

En 2009 tuvo lugar la Cumbre en Estrasburgo-Kohl, en el que se respaldó la “Declaración sobre la seguridad de la Alianza” y se pedía un nuevo Concepto Estratégico, llegando a la Cumbre de Lisboa de 2010, donde se emitió el actual y tercer Concepto Estratégico no Clasificado, que reafirma los valores y propósito de la OTAN y establece tres tareas principales: defensa colectiva, gestión de crisis y seguridad cooperativa.

El Concepto Estratégico establecido en 2010 debe modificarse, ya que, según la OTAN, el mundo ha cambiado y se propone ser más “competitivo” e “inestable”. Este nuevo Concepto, que se desarrollará en la Cumbre de Madrid el próximo 29 de junio, subrayará la unidad de la OTAN, hará balance de la adaptación militar y política de la OTAN desde 2014, tendrá que abordar una Rusia más agresiva y un ascenso de China, así como tendrá en cuenta las decisiones tomadas por los Aliados en la Cumbre de Bruselas el pasado junio de 2021.

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