Desde el final de la Guerra Fría, Ucrania está en conflicto con Rusia con el objetivo de desprenderse de sus lazos y acercarse a Occidente. Sin embargo, Ucrania se ha visto amenazado por el resquicio control del antiguo bloque comunista, sin contar con el suficiente apoyo de Occidente. No obstante, el estallido de la guerra contra Rusia despertó a sus vecinos occidentales que manifestaron su apoyo incondicional a Ucrania, reavivando un proceso de adhesión a la OTAN que había caído en el olvido. En este panorama tan acelerado e imprevisible, ¿en qué medida es realista y plausible la entrada de Ucrania a la OTAN y cuáles serían las consecuencias?
Relaciones de Ucrania con la OTAN
Primero, es necesario recapitular cómo han sido las interacciones entre la alianza occidental y el pueblo ucraniano. En cuanto a la institución, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) nace tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo era delimitar y frenar el expansionismo soviético de la incipiente Guerra Fría. La Unión Soviética respondió a la creación de la Alianza con su propio mecanismo de alianza, el llamado Pacto de Varsovia. Este mantendría bajo el control soviético a los países satélites de la Unión Soviética. Ucrania era uno de ellos.
Las relaciones entre Ucrania y la OTAN comenzaron en 1991 tras la independencia de Ucrania. La nación independientes siempre mostraron su deseo de integrarse en la Alianza occidental. En 2002, Ucrania solicitó oficialmente su adhesión a la OTAN. A pesar de haberse expuesto como un proceso histórico, es una solicitud estancada que nunca llegó a materializarse.
La anexión ilegal de Crimea orquestada por Rusia en 2014 intensificó la cooperación entre Ucrania y la OTAN, que se negó a reconocer la anexión. En 2018, Ucrania obtuvo el estatus de país candidato a la Alianza y en 2020 se le concedió el estatus de Socio con Oportunidades Ampliadas.
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Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022 cambió el rumbo de la incorporación de Ucrania a la OTAN. En mayo de 2022, la Asamblea Parlamentaria de la OTAN aprobó una Declaración de apoyo a Ucrania, condenando la invasión rusa y mostrando solidaridad con el pueblo ucraniano. ¿Pero sin adhesión?
En la historia de las relaciones entre Ucrania y la OTAN, dos momentos hicieron que la organización despertase con un renovado sentido de protección y colaboración hacia Ucrania. Primero, la anexión ilegítima de Crimea y, segundo, la agresión militar injustificada rusa.
La anexión de Crimea materializó la evolución de hostilidades rusas a un ataque militar en territorio ucraniano y reavivó a la OTAN. El ataque mostró no solo una creciente ambición expansionista de Moscú, sino también la voluntad de su presidente de frenar el expansionismo occidental a toda costa. Putin se había mostrado abiertamente hostil con la incorporación de países en Europa a la Alianza. Especialmente sobre aquellos con los que guarda un lazo histórico y que además se encuentran cerca de sus fronteras. La continua y acelerada incorporación de países a la OTAN solo han tensionado más a una Rusia hostil y amenazada.
La urgencia de Ucrania en formar parte de la OTAN
En este panorama adverso entre Occidente y Oriente, se olvidan los motivos del gran actor en esta contienda. Ucrania pide ser miembro de la OTAN para alejarse (con garantías) del control ruso. La presencia de ciudadanos rusos en Ucrania ha sido una de las razones por las que Putin ha defendido su «operación militar especial», alegando la necesidad de defender a los rusófonos en el Donbass. El ímpetu del Kremlin por mantener el control sobre sus fronteras con Occidente no abarca únicamente a Rusia, sino a las ex naciones soviéticas. Por ende, la amenaza se mantiene sobre el pueblo ucraniano incluso después de la caída del Imperio Soviético y su red de estados satélites. Su sombra ha seguido presente y la OTAN promete ser la única salvaguarda para el país de la potencia rusa.
Durante el transcurso de la guerra, la OTAN ha encontrado dificultado tomar posiciones en el asunto. La Alianza tiene dificultades para designar acciones concretas respecto a la guerra con Ucrania. El estatus que la OTAN brindó a Ucrania no le brinda el estatus de estado miembro. Lo único que designa el estatus de Ucrania como «Socio de Oportunidades Ampliadas» es la carencia de un estatus de hecho dentro de la Alianza. Esto se traduce en la no obligación de los estados miembros a cumplir el artículo 5 de la OTAN sobre la acción colectiva. Dicho artículo accionaría el mecanismo de la OTAN de involucrar a todos los estados miembros en la guerra ucraniana. Pasamos de hablar de un conflicto entre Moscú y Kiev a, considerablemente, una Tercera Guerra Mundial. A día de hoy, es un hecho no solo inconcebible, sino también indeseable.
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Por ello, la OTAN ha decidido tomar hasta la fecha un papel de apoyo indirecto en la guerra, sustituyendo las tropas por recursos. Por ejemplo, a través de municiones, armas o equipo militar. Entre estos, destaca la gestión de un gran fondo de ayuda, valorado en 100.000 millones de euros, destinado a apoyar a Kiev durante los próximos cinco años.
Aunque esto pueda parecer una muestra de solidaridad y compromiso con Ucrania, la realidad refleja una incertidumbre desde la propia Alianza sobre la actuación de sus estados miembros. Pues, ya se ha observado cómo las acciones individuales de varios estados miembros de la Alianza han dejado que desear en cuanto a la destinación de presupuesto para ayuda militar. Aunque el mayor contribuyente hasta la fecha ha sido Estados Unidos, además de que esta ayuda ha sido replanteada en el gobierno de Biden en forma de bloqueos en el Congreso durante meses, la verdad es que estados europeos más pequeños como Estonia están dedicando una mayor proporción de su PIB a apoyar a Ucrania que Estados Unidos.
Posiciones de los países respecto a la incorporación de Ucrania
El rol de Estados Unidos prueba ser, una vez más, esencial. La nación estadounidense ha mostrado el más fiel apoyo a Ucrania a lo largo de los años.
Antony Blinken, Secretario de Estado estadounidense, declaró en la conmemoración de los 75 años de la OTAN en abril de 2024 que Ucrania sería miembro de la OTAN. Curiosamente, al mismo tiempo, Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, quiso reiterar que la Alianza no está involucrada en la guerra de forma directa.
En junio de 2024, la OTAN volvió a mencionar el apoyo que brinda a Ucrania y su compromiso con la situación a través del equipo que permitirá reforzar la defensa aérea ucraniana.
Lo más destacable es la posición de Hungría, que acordó no vetar el apoyo de la OTAN a Ucrania. Sin embargo, Viktor Orbán, presidente del mismo país, recalcó que su gobierno no aportaría ni fondos ni personal militar. A Hungría se suman otros Estados Miembro de la OTAN; en especial Alemania, que se muestra reticente a un futuro cercano en el que Ucrania forme parte de la OTAN. Muchos se justifican en el motivo fundacional de la OTAN: crear y expandir la seguridad en el continente europeo.
Por su parte, Ucrania presenta una amenaza para la seguridad europea. Nos encontramos ante un panorama de incertidumbre en Europa. Los Estados Miembro están divididos. Algunos gobiernos occidentales desconfían de que la incorporación de Ucrania no suponga un riesgo para la seguridad en todo el continente y no acarree una guerra global contra Rusia.
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Por un lado, los principales países que apoyan una entrada rápida de Ucrania a la Alianza son los países bálticos, vecinos de Ucrania, respaldados por el apoyo de Reino Unido y Francia. Entre ellos, se encuentran Polonia, Letonia, Estonia y Lituania. También se encuentran los que manifestaron su apoyo desde el inicio de la ofensiva: Rumanía, Eslovaquia, República Checa, Montenegro y Macedonia del Norte. Estos son los países de la Alianza con mayores disidencias con Rusia, en parte debido al control y las invasiones en los tiempos soviéticos. También han sido mencionados como los países con mayores probabilidades de ser atacados por Rusia. Hay un impulso de solidaridad (e interés defensivo) que les acerca a Ucrania y a la propuesta de una rápida incorporación a la OTAN.
Por otro lado, los países más occidentalizados son los que más temen la entrada de Ucrania en la OTAN y sugieren seguir con la participación indirecta en la guerra a través de envíos de equipo y armamento. Entre ellos destacan Alemania y Estados Unidos. También se encuentran en esta postura países europeos más rezagados en capacidades de seguridad, como España e Italia.
La entrada de Ucrania a la OTAN: ¿recuperación de territorios?
Sin saber ni poder prever el fin de la guerra, la cuestión de la recuperación de territorios perdidos a manos rusas es una cuestión que se ha planteado con respecto a la adhesión de Ucrania a la OTAN.
Anders Fogh Rasmussen, exsecretario general de la OTAN, ya defendió que Ucrania debería entrar en la OTAN a pesar de no haber recuperado sus territorios. De esta manera, se otorga a Ucrania la garantía recogida en el artículo 5 de la OTAN sobre defensa colectiva para así disuadir a Putin de anexionar ilegalmente más territorios.
Sin embargo, aunque la intención puede parecer honorable, varios dirigentes dentro de la organización han expresado su gran desacuerdo respecto a Rasmussen. Según los críticos, la cesión de territorios es inconcebible en el derecho internacional, pues está en contra de los principios sacrosantos sobre la integridad territorial. Además, la entrada a la Alianza de un país que ni siquiera es capaz de reclamar sus territorios y salvaguardarlos carece de sentido. En especial, teniendo en cuenta la repentina guerra de gran escala que la entrada de un país así podría ocasionar en Europa y a su seguridad.
Si bien la OTAN defiende los territorios legítimos de Ucrania, la poca visibilidad que tienen los dirigentes sobre cuándo puede finalizar la guerra ha cuestionado si una posible entrada de Ucrania a la OTAN, mediante la cesión de alguno de sus territorios, podría eliminar la amenaza rusa sobre Ucrania y otorgarle así el estatus de estado miembro dentro de la OTAN. Todo depende de cómo siga el transcurso de la guerra, de cómo esta acabe, y especialmente, de si Ucrania es capaz de proclamarse vencedora.
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Mientras tanto, la entrada ucraniana en la Alianza es una cuestión difícil de prever. Nos encontramos en un panorama en el que, aparentemente, los Estados Miembro de la OTAN podrían estar de acuerdo en conceder el estatus de estado miembro a Ucrania una vez finalice la guerra. Pues, a pesar de que se haya planteado varias veces la incorporación rápida de Ucrania— y Zelenski lo haya pedido reiteradamente—, una realidad en la que toda la OTAN tenga que verse involucrada en la guerra contra Rusia es infinitamente indeseable y predomina sobre la urgencia de amparo de Ucrania.
La OTAN no busca proteger a nadie de ninguna guerra que no esté dentro de la Alianza. Es imperante entender que la OTAN nació no como una alianza militar expansiva, sino una defensiva, que busca la seguridad de sus aliados. Su poder disuasorio es razón para muchos estados objeto de ambición para formar parte de la Alianza. La guerra no es una cuestión deseable para los estados miembros. En función de cómo evolucione la guerra, podremos ver a una Ucrania fuerte con estatus de Estado Miembro de la OTAN, o a una derrotada Ucrania, sin protección ni amparo por la Alianza Atlántica.
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