El domingo 8 de enero de 2023, cientos de partidarios del expresidente de Brasil Jair Bolsonaro asaltaron y atacaron las instalaciones de las sedes del Congreso, la Presidencia y la Corte Suprema en un intento de provocar la dimisión del recién nombrado presidente Lula da Silva.
Después de que a finales de octubre Lula Inácio da Silva se proclamara presidente de la República Federativa de Brasil por segunda vez, con un 50,9% de votos, y derrocara a Jair Bolsonaro, decenas de personas salieron a las calles para protestar y pedir que Bolsonaro regresara al poder.
El asalto al Congreso se produce tras dos meses de revueltas. El comienzo de las protestas se produjo después de que Bolsonaro calificara de fraude electoral la segunda vuelta de las elecciones, por las que Lula da Silva se convirtió en el nuevo presidente del país.
Después de los ataques, Efectivos de la seguridad del Tribunal Supremo Federal y de fuerzas de choque de la Policía Militar del Distrito Federal lograron recuperar el control del Tribunal Supremo. Horas más tarde se logró también expulsar a los asaltantes del Congreso y del Palacio de Planalto. Según han informado las autoridades brasileñas, ya son más de 400 personas detenidas por participar en el asalto. Además, el Ministerio Público Federal brasileño anunció la apertura de una investigación penal por los “actos violentos” en las manifestaciones.
El mismo día de los sucesos, el presidente da Silva convocó una reunión urgente con sus ministros para tratar la situación de violencia que se vive en la capital desde hace meses. Mediante un decreto firmado por el presidente de Brasil, el Gobierno federal asumió las competencias de seguridad en el distrito federal de Brasilia.
Mandatarios de todo el mundo no tardaron en pronunciarse al respecto. Joe Biden, presidente de Estados Unidos condenó el asalto y lo calificó de “asalto a la democracia”. También el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, mostraron su apoyo al presidente brasileño. Valdemar Costa Neto, presidente del Partido Liberal del expresidente Jair Bolsonaro, quiso desvincularse de lo ocurrido y declaró que fue “un día triste para Brasil”.
