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Bases permanentes en la Antártida: el tablero geopolítico en disputa entre potencias

Análisis

Lucía Anahí Brogiolo
Lucía Anahí Brogiolo
Estudiante del Grado de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y Derecho en la Universidad Católica de La Plata (Buenos Aires, Argentina). Su objetivo es especializarse en Geopolítica e Inteligencia, áreas fundamentales para analizar y comprender el actual sistema internacional y sus dinámicas. Además, es alumna-certificada del Curso de Analista Político Internacional de LISA Institute.

En un juego geopolítico de reclamaciones territoriales y ubicaciones estratégicas, 35 países tienen hoy bases permanentes en la Antártida. En este artículo la alumna del Curso de Analista Político Internacional de LISA Institute, Lucía Anahí Brogiolo, expone qué países buscan establecerse en el continente y cómo también es escenario de disputa entre Estados Unidos, China y Rusia.

El pasado mes de junio se conoció que la provincia argentina, Tierra de Fuego, y la empresa China, Shaanxi Chemical Industry Group, habían firmado un memorándum para la construcción de un proyecto petroquímico por una inversión de 1250 millones de dólares. El objetivo del acuerdo era el de alcanzar una producción anual de 900 mil toneladas de urea, 600 mil de amoníaco sintético y 100 mil de glifosato, todos ellos químicos controversiales por la contaminación ambiental que generan. Además, en el texto se habría incluido la construcción de una terminal portuaria multipropósito china en la ciudad de Río Grande, lo que constituiría una infraestructura estratégica. 

El documento, que no llegó a hacerse público, se encuentra a la espera de ser aprobado por el poder legislativo de la provincia. En este contexto, el secretario de Asuntos Internacionales de Tierra de Fuego, Andrés Dachary, aseguró que el memorándum no genera «obligaciones directas» y que «se está trabajando para que no incluya la construcción de un puerto».

Según los analistas, Pekín continúa presionando para construir el puerto que le serviría de abastecimiento para sus bases en la zona y que otorgaría a Tierra de Fuego aún más relevancia como único paso natural entre el Océano Atlántico y Pacífico de obstruirse el paso en Canal de Panamá. Además, de tener lugar su desarrollo, podría transformarse en una base militar en un hipotético caso de aumento de escalada militar con Estados Unidos.

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China ya habría intentado en 2009 construir un puerto a través de la empresa Tierra del Fuego Energía y Química S.A, constituida en su mayoría por capitales chinos, proyecto que actualmente se encuentra judicializado y paralizado hasta su resolución. En este contexto, también se presentó otro conflicto por la autorización otorgada en noviembre de 2022 a la empresa Leo Labs, de capitales británicos, y especializada en la gestión del espacio, mediante la vigilancia y análisis de datos, para la instalación de un radar en Tierra de Fuego para ampliar su cobertura geográfica. La autorización fue finalmente retirada por el Ministerio de Defensa de Argentina y Cancillería el pasado julio, tras un informe detallado donde se concluía la vulnerabilidad de la soberanía Argentina

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En ambos casos, tanto Reino Unido como China buscan establecerse en Tierra de Fuego, provincia estratégica, con el fin de suministrar información, datos, bienes y servicios a las bases que poseen y que ya operan en la Antártida y obtener acceso al paso bioceánico. 

Un contexto de la Antártida y sus reclamos territoriales

El continente antártico es el más austral del planeta. Su propio nombre, de origen griego, lo indica: «Ant» – «Artikos» (contrario/ en oposición al Ártico). A nivel biológico es el regulador térmico del planeta y su extensión geográfica es de 14.000.000 km². Su importancia geopolítica y estratégica radica en su ubicación geográfica y los recursos naturales que posee; principalmente, petróleo, gas, carbón, hierro, cobre, oro, plata, níquel, uranio y platino entre otros minerales. Entre ellos, además, destaca uno esencial: la Antártida posee en forma de hielo las ¾ partes de reservas de agua dulce del mundo; es decir, representa la mayor reserva mundial de agua dulce.

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Fue en el año 1959 cuando doce países firmaron el Tratado Antártico en Washington (Estados Unidos) para regular la exploración y explotación de la Antártida. Estos fueron Argentina, Chile, Australia, Reino Unido, Noruega, Bélgica, Francia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Japón, Sudáfrica y la entonces Unión Soviética. En el Tratado se establece el uso exclusivo del territorio para fines pacíficos, prohibiendo medidas de carácter militar. En este sentido, las bases que ahora mismo se encuentran en la Antártida están autorizadas para la investigación científica exclusivamente y se prohíbe todo tipo de explotación de los recursos naturalesEl lugar que muchos conocen como el Polo Sur no pertenece a nadie y, desde 1961, es administrado en base al acuerdo internacional al que se llegó a través del Tratado Antártico.

Posteriormente, se firmaron tres protocolos para complementar y conformar el sistema del Tratado Antártico, con el objetivo de preservar el medio ambiente: la Convención para la conservación de las focas antárticas, firmado en Londres en 1972/1980, la Convención para la Conservación de los Recursos vivos Marinos Antárticos en 1980/1982 y el Protocolo de Protección del Medio Ambiente firmado en Madrid de 1991/1998.

El Tratado Antártico, firmado en el contexto de la Guerra Fría, buscó evitar una escalada militar, afirmando que «es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional». Sin embargo, esto no imposibilita que actores internacionales relevantes como potencias o empresas transnacionales ejerzan presión para adquirir concesiones que permitan la explotación de los recursos naturales. 

Además, entre los países firmantes del Tratado, hay siete países con reclamos territoriales: Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y el Reino Unido. En cuanto a las reclamaciones de soberanía en la Antártida, según el artículo 4 del Tratado, se establece que «no se harán nuevas reclamaciones anteriormente hechas valer, mientras el presente Tratado se halle en vigencia»; es decir, con la excepción de las ya realizadas previamente por estos países.

Reclamaciones de soberanía en la Antártida. Fuente: El Orden Mundial (EOM).

Más allá de estos reclamos de soberanía, otros treinta y cinco países tienen bases en el continente entre los que destacan Alemania, Brasil, China, Estados Unidos, India y Rusia. Debido a su localización estratégica los diferentes países han construido bases desde el siglo XX, que constituyen construcciones que pueden incluir pistas de aterrizaje, centros de investigación, equipos, casas para el personal que trabaja, capillas, entre otras instituciones, e infraestructura estratégica como puertos y antenas satelitales. 

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¿Qué países tienen bases permanentes en la Antártida?

La primera base instalada en la Antártida fue la de Argentina en 1904 denominada Base Conjunta Antártica Orcadas. Actualmente, 35 países tienen bases en la Antártida: Argentina, Chile, Reino Unido, Francia, Rusia, Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón, Polonia, Brasil, Ucrania, Alemania, Sudáfrica, Nueva zelanda, Noruega, Australia, Perú, Uruguay, Italia, India, Bulgaria, Bélgica.

A continuación, se expone la localización de las bases permanentes de los principales países en cada uno de los sectores reclamados por Argentina, Chile, Reino Unido, Noruega, Australia, Francia y Nueva Zelanda con el fin de observar cómo, en un mismo sector, interactúan distintos países, cada uno con sus intereses, objetivos, estrategias y capacidades.

Bases de las potencias en la Antártida. En esta infografía no se incluyen las bases chinas más recientes que sí se incluyen en la siguiente infografía de este artículo. Fuente: Ministerio de Defensa del Gobierno de España.

Bases en el sector reclamado por Argentina y Reino Unido de la Antártida

En el sector reclamado por Argentina y Reino Unido se localizan las bases permanentes de los siguientes países:

  • Argentina. Posee siete bases permanentes: Orcadas (1904), Carlini (1953), Esperanza (1952), Marambio (1969), San Martín (1951), Belgrano II (1979), Petrel (2021). Todas responden al Ministerio de Defensa y al Instituto Antártico Argentino.
  • Reino Unido. Posee dos bases permanentes: Halley (1956) y Rothera (1975).
  • Estados Unidos. Posee la base permanente Palmer (1965).
  • Rusia. Posee la base permanente Bellingshausen (1968).
  • China. En este sector se encuentra la primera base China Gran Muralla (1985).
  • España. Posee dos bases permanentes: Base Juan Carlos I (1988) y Base Gabriel de Castilla (1989).
  • Además, se destaca la estación de investigación Vernadski otorgada por Reino Unido a Ucrania en 1996.

Bases en el sector reclamado por Chile de la Antártida

En el sector reclamado por Chile se encuentran únicamente bases permanentes y no permanentes chilenas:

  • Chile. El país posee once bases chilenas, cuatro permanentes, de las cuales tres responden al Ministerio de Defensa: Arturo Prat (1947), la base militar O’Higgins (1948) y la base aérea Frei Montalva (1969). La base Julio Escudero (1995) corresponde al Instituto Antártico Chileno.

Bases en el sector reclamado por Noruega de la Antártida

En el sector reclamado por Noruega se encuentran operando de manera permanente las bases permanentes de:

  • Japón. Posee la base de Showa (1957).
  • Rusia. Posee la base de Novolazarevskaya (1961).
  • Sudáfrica. Posee la base SANAE IV (1967) que fue transferida por Noruega.
  • India. Posee dos bases: Dakshin (1984) con capacidad de operar sin personal y Maitri (1989).
  • China. Psee la base Río Amarillo (2003).
  • Alemania. Posee la base Neumayer III (2009).

Bases en el sector reclamado por Australia de la Antártida

En la zona reclamada por Australia se localizan las bases permanentes de los siguientes países:

  • Australia. Posee las bases permanentes Casey (1969), Davis (1957) y Mawson (1954).
  • Rusia. Posee las bases permanentes Progres (1988), Vostok (1957) y Mirny (1956).
  • Italia y Francia. Poseen la base italiana-francesa Concordina (2005).
  • China. Posee las bases permanentes Zhongshan (1989), Kunlun (2009) y Taishan (2014).

Bases en el sector reclamado por Nueva Zelanda de la Antártida

En la zona reclamada por Nueva Zelanda, denominada «Dependencia Ross» se localizan las bases permanentes de:

  • Nueva Zelanda. Posee la base Scott de Nueva Zelanda (1957)
  • Estados Unidos. Posee dos bases permanentes McMurdo y Amundsen, parcialmente, ya que se encuentra en Polo Sur. Ambas fueron construidas en 1956. 

Bases en el sector reclamado por Francia de la Antártida

Por último, en la zona reclamada por Francia, denominada “Tierra Adelia” se localizan únicamente bases francesas.

  • Francia. Posee la base Dumont d`Urville (1956) que recibe apoyo logístico, de recursos técnicos, financieros y humanos del Instituto Polar Paul-Emile Victor.

La competición de Rusia, China y Estados Unidos por la Antártida

China comenzó la construcción de su primera base Gran Muralla en 1985, en el sector reclamado por Argentina y Reino Unido. En 2014 ya había construido otras cinco bases, de las cuales tres poseen carácter permanente, duplicando el número de bases de la mayoría de países que se habían establecido anteriormente en la Antártida e igualando la presencia de Estados Unidos.

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Ubicación aproximada de las principales bases antárticas. En azul, las bases de Estados Unidos; en rojo, las de Rusia, y en amarillo, las de China. Fuente: elaboración propia.

Tras la construcción de la quinta base china, el Departamento de Defensa de Estados Unidos junto con el Instituto de Estudios Estratégicos de Australia, denunciaron que China estaba utilizando la base para recopilación de información de Inteligencia al incluir una antena satelital. De esta forma Pekín estaría mejorando las capacidades del Ejército Popular Chino y otorgándole la capacidad de intervenir en las señales y comunicaciones de las bases de Australia y Nueva Zelanda, aliados de Estados Unidos, debido a su localización estratégica entre ambas. En el año 2021 también denunciaron que la base de Zhongshan había comenzado a desarrollar capacidades militares avanzadas.

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Todas las bases chinas dependen del Instituto de Investigación Polar de China, mientras que las bases estadounidenses son parte del Programa Antártico de Estados Unidos (USAP) y las seis bases de Rusia responden a la Agencia de Expedición Antártica rusa.

El futuro del poder de las potencias en la Antártida

A día de hoy las potencias se disputan la construcción de radares, bases y puertos en la provincia de Tierra del Fuego, debido a su posición estratégica con proyección a la Antártida y bioceánica. Además, esta competición geopolítica también es escenario de la competición entre Estados Unidos y China por aumentar su poder e influencia a nivel global y debido al desplazamiento del comercio internacional al Océano Pacífico. Esto se manifiesta en un «equilibrio de poder» trazado en la Antártida que puede observarse en la cantidad, distribución y localización de las bases de cada uno de los Estados.

El crecimiento económico de China en las últimas décadas, en paralelo con el aumento de su presencia a nivel internacional, se puede trasladar también al continente antártico, manifestándose en este territorio en el rápido aumento de las bases chinas en el último periodo con la construcción de cinco en tan solo 30 años. A su vez, se debe considerar que toda infraestructura de carácter civil puede transformarse en un uso dual si se establecen objetivos militares, en caso de una escalada de conflicto mundial. También es posible que se utilicen para interceptar comunicaciones o adquirir información de Inteligencia como ya denunció el Departamento de Defensa de Estados Unidos.

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La Antártida se presenta como un escenario en el que interactúan múltiples actores de diversas capacidades y en el que, hasta el momento, la cooperación internacional y la investigación científica parece haber servido de base para las interacciones entre potencias. La próxima revisión del Tratado Antártico se prevé que tendrá lugar en el año 2048. Hasta entonces y, en su defecto, seguramente se modificarán las relaciones a través del poder que cada actor ejerza, ya se traten de potencias o de empresas, para adquirir concesiones que les permitan extraer recursos. En este contexto es necesario no perder de vista el territorio debido principalmente por su ubicación estratégica y por la fuente de recursos vitales que representa la Antártida para la humanidad.

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