Un contexto para entender por qué Francia se va de Mali, qué piensa España de la retirada francesa y las posibles amenazas de que la Unión Europea abandone el Sahel.
Las relaciones entre Francia y Mali llevaban meses deteriorándose y, según los expertos, el anuncio de la retirada de tropas francesas del país no ha sido una sorpresa para muchos. Fue el pasado 17 de febrero cuando, en mitad de la crisis ucraniana –que ha estallado hoy– y con todos los ojos mirando hacia el este de Europa, Francia anunciaba que el país galo y sus socios en la Operación Barkhane y la Fuerza Takuba retiraban sus fuerzas desplegadas para apoyar a Bamako en la lucha contra el yihadismo ante las tensiones con la junta militar del país africano.
“Todos reafirmamos nuestra firme voluntad de continuar nuestra asociación y compromiso con el pueblo de Mali a largo plazo para enfrentar todos los desafíos planteados por la actividad de los grupos terroristas armados en el Sahel”, se aseguraba en una declaración conjunta.
Sin embargo, lamentaron que las autoridades de transición malienses no cumplieran sus compromisos con la CEDEAO, con el apoyo de la Unión Africana, para celebrar elecciones presidenciales y legislativas antes del 27 de febrero de 2022. De esta forma Macron aseguraba que las condiciones políticas, operativas y legales «ya no se cumplen para continuar efectivamente su actual participación militar en la lucha contra el terrorismo en Mali».
«No podemos permanecer comprometidos militarmente junto a autoridades de facto con las que no compartimos ni la estrategia ni los objetivos ocultos. Esta es la situación a la que nos enfrentamos en Mali. La lucha contra el terrorismo no debe justificarlo todo», sentenciaba el presidente francés a través de su cuenta de Twitter.
Al día siguiente, el gobierno maliense pedía a Francia que retirara sus tropas del país «sin demora» y «bajo la supervisión de las autoridades malienses». Mali «tomó nota de la decisión unilateral de las autoridades francesas de retirar las fuerzas militares de Barkhane y Takuba, en violación de los acuerdos entre Francia y Mali», dijo un portavoz de la junta a la televisión nacional, leyendo un comunicado.
En una entrevista en exclusiva con FRANCE 24 el primer ministro de transición maliense, Choguel Maiga, acusó a Francia de estar preparando un plan para «derrocar» a la junta militar que gobierna el país desde el golpe de Estado de agosto de 2020.
«Teníamos un acuerdo de defensa. Decidieron irse sin decirnos nada. Nos enteramos a través de los medios de comunicación que Francia había anunciado la retirada», dijo en una entrevista en exclusiva con FRANCE 24.
En la entrevista, Maiga insistió en que Bamako «nunca había pedido» a Francia que retirara sus operaciones antiyihadistas de Barkhane de Mali y que era una decisión que Francia había tomado por su cuenta.
Maiga también confirmó contactos con «cooperadores rusos» sin mencionar Wagner. «Wagner es una palabra que repiten los franceses. No sabemos nada de Wagner», dijo. Así, aseguró que Francia tiene «problemas geoestratégicos» con Rusia y que quieren arrastrar al país a «una lucha que no es suya». «Obtenemos de Rusia alianzas estratégicas desde los años sesenta. Nada es más importante que la seguridad de los malienses», dijo.
«La comunidad internacional no puede salir del Sahel»
Por su parte, el Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, defendió esta semana durante una rueda de prensa junto a la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, que la comunidad internacional no puede salir del Sahel y, en concreto, de Mali.
Sánchez, aseguró que el Sahel, y en particular Mali, está sufriendo una «crisis multidimensional» y que su estabilidad es «fundamental» desde un punto de vista «geoestratégico» para el sur de Europa y, en especial, para España.
«Tenemos que contribuir a la estabilidad, tendríamos que contribuir también al refuerzo de la institucionalidad en Mali, porque esa es la mejor garantía del progreso, del desarrollo y sin duda alguna también, de resolver muchos de los problemas que tiene ahora mismo esa región», señaló
En relación a la posible salida de los efectivos europeos a raíz del anuncio de la retirada francesa, indicó que es una «reflexión que tenemos que hacer con el resto de países miembros de la Unión Europea, que tiene que liderar el Alto Representante y por lo tanto las instituciones comunitarias». Recordamos que precisamente la semana pasada tuvo lugar la Conferencia Unión Europea-Unión Africana. En este artículo te contábamos las claves de las relaciones entre la UE y los países africanos.
Sin embargo, sí que adelantó que, si las «circunstancias y las condiciones» lo permiten, España defenderá no abandonar ese lugar ya que es «estratégico» y «clave para la estabilidad de todos». Sánchez destacó que España está «fuertemente comprometida» con una presencia militar «importante» en Mali y que lleva años estándolo a través de la misión europea. «Somos el primer país en aportar unidades militares, efectivos militares a la zona», dijo.
También comentó que, a raíz de la cumbre de la OTAN que se celebrará en junio en Madrid y en la que se definirá cuál será la estrategia a seguir de la alianza transatlántica en los próximos diez años, espera que se abra un debate «importante» sobre el papel de la OTAN en el Sahel.
La retirada de tropas supondrá un avance de la presencia rusa y china en la región
Francisco José Megías, experto en la región del Sahel y en terrorismo yihadista, respalda las palabras del Presidente del Gobierno de España y considera que sería una «equivocación» retirar las tropas militares de la zona del Sahel al suponer un avance de la presencia militar rusa y china en la región.
«No están los tiempos para dejar que ni Rusia ni China ocupen territorios cercanos o territoriales con Europa porque, si es así, la tendencia es a que nos coman y Europa lo está viendo tarde», advierte.
En este sentido, el experto destaca que el principal problema no es en sí mismo que se vayan las tropas de la zona, aunque sí aclara que supondrá un riesgo para la seguridad de Europa y, en especial, de España. Según Megías, la clave está en que este último año se ha producido un nuevo fenómeno en la zona: a la ya existente amenaza del terrorismo yihadista se le suma ahora la presencia rusa en la región.
«La misma población que le pidió ayuda a Francia por la invasión tuareg e insurgencia yihadista es la misma que ahora está requiriendo presencia militar rusa y pidiendo a las fuerzas militares francesas que se retiren de Mali», advierte.
Para Megías, este nuevo enfoque de la presencia rusa en el Sahel puede convertirse en un nuevo escenario estratégico geopolítico global no solo para Rusia, también para China, ya que «ambos países van cogidos de la mano y llevan diseñando desde hace bastante tiempo esta estrategia conjunta».
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Como hemos mencionado anteriormente las relaciones entre Francia y Mali llevaba tiempo deteriorándose. En este punto vamos a tratar de resumir qué es lo que ha pasado estos últimos meses para entender por qué para los seguidores de la actualidad en la región no ha sido una gran sorpresa la retirada francesa.
Por empezar en algún punto (LISA News nació el pasado 15 de diciembre y el aumento de las tensiones entre Francia y Mali fue una de las primeras historias que os contamos), el pasado mes de diciembre el ministro de Exteriores francés volvía a advertir sobre la presencia del Grupo Wagner y su relación con Rusia en un comunicado. En él denunciaba que la presencia de la organización paramilitar privada solo podía «acentuar la degradación de la situación de la seguridad» y «agravar la situación de los derechos humanos en la región».
No hacía ni un mes desde que la Unión Europea habían aprobado sanciones contra el Grupo Wagner por «reclutar, formar y enviar a agentes militares privados a zonas de conflicto en todo el mundo para alimentar la violencia, saquear recursos naturales e intimidar a civiles en violación del Derecho Internacional, en concreto, en materia de Derechos Humanos».
Desde Rusia, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, respondió desvinculando totalmente a Moscú de cualquier relación con el grupo. Pero tampoco dudó en defender la actuación de la empresa, diciendo que ésta está en su derecho de tener presencia en Mali dado que fue por una invitación del gobierno de transición.
En una entrevista al medio ruso Sputnik, el jefe del Departamento de Organizaciones Internacionales del Ministerio de Exteriores ruso, Piotr Ilichov, ya advertía que la retirada de tropas francesas desde Mali amenazaba con provocar una escalada de la violencia terrorista.
En enero, las tensiones entre Francia y Mali aumentaron a raíz de las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores de Francia Jean-Yves Le Drian, en las que se acusaba al Grupo Wagner de «saquear» los recursos del país a cambio de proteger a la actual junta militar golpista que desde 2020 gobierna en Mali.
El mensaje vino motivado por la decisión de las autoridades de Mali de presionar a Dinamarca para que retirara su contingente de fuerzas especiales. “Los generales gobernantes enviaron un mensaje claro en el que reafirmaron que Dinamarca no era bienvenida en Mali. No lo aceptamos y por eso hemos decidido repatriar a nuestros soldados”, dijo el ministro de Exteriores, Jeppe Kofod, tras una reunión en el Parlamento en Copenhague.
Al final, bajo la presión de Bamako, Dinamarca finalmente tuvo que anunciar la retirada de un centenar de soldados que iban a incorporarse a la fuerza Takuba, creada por iniciativa de Francia.
El Ministro de Asuntos Exteriores maliense, Abdoulaye Diop, dijo en ese momento que la solicitud de retirada de las tropas francesas no estaba sobre la mesa por el momento. Por su parte, Francia tampoco especificó si estaba considerando la retirada del país de la operación que tiene como objetivo luchar contra el terrorismo y grupos insurgentes en la región del Sahel.
Sin embargo, unos días después el Gobierno de Mali emitió un comunicado oficial avisando de la decisión de expulsar al embajador francés del país. “Esta decisión se produce tras los comentarios hostiles e indignantes realizados recientemente por el ministro de Relaciones Exteriores de Francia y a la repetición de tales comentarios por parte de las autoridades francesas con respecto a las autoridades malienses a pesar de las reiteradas protestas” por parte del Gobierno de Mali, quien considera dichas opiniones “contrarias al desarrollo de las relaciones amistosas entre naciones” dictaba el comunicado.
Pese a ello, la nota oficial explicaba que el Ejecutivo maliense mantiene su “disponibilidad a continuar el diálogo y la cooperación con el conjunto de sus socios internacionales, incluida Francia, en el respeto mutuo y sobre la base del principio cardinal de la no injerencia”.
Por su parte, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, tachaba de «injustificada» la medida de Mali de expulsar al embajador francés y dijo que solo servirá para aislar más a Mali.
En ese momento la ministra de Defensa española, Margarita Robles, defendía ante los ministros europeos la necesidad de mantener la presencia militar en Mali para evitar un vacío de gobernanza y un desastre como el que sucedió en Afganistán.
Para Megías, este nuevo enfoque de la presencia rusa en el Sahel puede convertirse en un nuevo escenario estratégico geopolítico global no solo para Rusia, también para China, ya que «ambos países van cogidos de la mano y llevan diseñando desde hace bastante tiempo esta estrategia conjunta».