spot_img

El Dragón Rojo en aguas azules: la estrategia global de China en el Mediterráneo

Análisis

Salvador Iborra
Salvador Iborra
Alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute. Graduado en Derecho por la Universidad de Cádiz. Interesado en los tableros de juego geopolíticos, así como en la Historia para comprender el presente en marcha y el futuro que aproxima.

El avance de China en el Mediterráneo no es casual ni reciente. A través de acuerdos estratégicos, proyectos de infraestructuras y alianzas con países del sur de Europa y del norte de África, Pekín refuerza su influencia en la región. En este artículo, Salvador Iborra, alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute analiza cómo el equilibrio geopolítico se ve cada vez más condicionado por estos movimientos.

El mar Mediterráneo, cruce de tres continentes, es el extremo más occidental de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la República Popular China. A través de participaciones en los puertos mediterráneos, la construcción de infraestructuras, el comercio y la diplomacia, Pekín pretende hacerse hueco en este mar clave.

China en el Mediterráneo: Europa del Sur y el mar Mediterráneo

La Iniciativa de la Franja y la Ruta está dirigida a 80 países. Estos representan alrededor del 36% del PIB mundial y el 41% del comercio global. Basándose en cinco pilares (a saber, coordinación política, conectividad, aumento del comercio, integración financiera e intercambio de personas), China pretende desarrollar asociaciones en múltiples facetas con países del sur de Europa y de Oriente Medio y Norte de África (MENA).

➡️ Te puede interesar: Similitudes y diferencias de la cultura de inteligencia entre China y Europa

La presencia china en la región mediterránea no es nueva. Desde el acceso del país a la Organización Mundial del Comercio en 2001, las manufacturas ‘Made in China’ comenzaron a inundar los mercados de sus Estados ribereños. A ello hay que sumar el aumento de las inversiones chinas y los movimientos migratorios de empresarios y turistas.

La creciente influencia de China en Europa del Sur

La República Popular China se ha convertido en el principal socio importador de la Unión Europea, con un 20% del total. Más concretamente, Estados Mediterráneos como Grecia e Italia han visto en diez años aumentar en un 174% y un 54% las importaciones chinas respectivamente.

Pekín plantea una cooperación bilateral con seis países del arco mediterráneo europeo: Italia, Grecia, Portugal, España, Chipre y Malta. China, como también hizo en su momento con el Mecanismo 16+1 China-Europa Central y Oriental, pretende promover foros de cooperación. Su objetivo es que estos rivalicen con el marco político de la Unión Europea.

El gigante asiático ha conseguido extender su influencia a través de la participación en infraestructuras portuarias y terminales marítimas. La crisis financiera de 2008 fue un acontecimiento crucial. El capital europeo se volvió más escaso, lo que dio a China la oportunidad de intervenir, principalmente aprovechando la ocasión para posicionarse.

➡️ Te puede interesar: Probabilidades de una invasión china a Taiwán en 2025: Todo lo que debes saber

En el caso de Grecia, el emblemático puerto de El Pireo se ha convertido en una pieza clave de la Nueva Ruta de la Seda. Ubicado estratégicamente en la ruta marítima del Canal de Suez-Estrecho de Gibraltar, ofrece acceso al Mar Negro y al interior de los Balcanes a través del sistema ferroviario. 

China, a través de la naviera estatal COSCO, ganó una concesión en 2009 para gestionar dos de los tres muelles de la terminal de contenedores. Posteriormente, adquirió el 51% de las acciones de El Pireo, elevando su contribución al 67% en 2021 al cumplir determinadas obligaciones de inversión.

Desde el inicio de la participación china en 2009 hasta 2023, el volumen de contenedores del puerto ha aumentado de 0,8 millones a 5,1 millones de TEU. Esto marca un aumento del 271,4%. Esto ha llevado a que, en términos de tráfico de contenedores, El Pireo ha pasado a ser el cuarto mayor puerto de Europa.

En Italia, exmiembro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, Cosco compró un 40% de la terminal italiana de Vado Ligure. Hasta 2016, la empresa también tenía una participación del 50% de la terminal Conateco del puerto de Nápoles, aunque la vendió a MSC.

Pese a que la salida de la iniciativa china por parte de Giorgia Meloni fue un claro mensaje a Pekín del compromiso italiano con sus socios occidentales, su viaje a China en julio de 2024 obedece a un relanzamiento de las relaciones entre ambos países.

➡️ Te puede interesar: ¿Cómo sería una invasión de China a Taiwán?

Otros ejemplos son la participación de China Merchants Port Holdings Company Limited en Terminal Link, propietario de una importante terminal de contenedores de Malta. También destacan las inversiones de COSCO en los puertos de Valencia y Bilbao, así como la colaboración del puerto de Marsella con firmas chinas para el desarrollo de proyectos industriales.

Pese a estas inversiones y movimientos, el único puerto en el que COSCO es operador dominante es el del Pireo. En la región mediterránea ocupa el tercer lugar en cuanto a la condición de usuario, por detrás de APM-Maersk y MSC.

África del norte

La relación china con los Estados norteafricanos se realiza principalmente a través de foros bilaterales. Sin embargo, no podemos quitar importancia a los multilaterales, como el Foro para la Cooperación China-África (2000) o el Foro para la Cooperación Sino-Árabe (2004).

Los primeros pasos de Pekín en la región se llevaron a cabo en la década de los 50 del siglo pasado. En ese entonces, el Partido Comunista Chino tendió puentes con los movimientos de liberación nacional del Magreb. En este contexto, la Conferencia de Bandung de 1955 fue un hito para dichas relaciones.

Ese interés romanticista revolucionario se ha trasladado al puramente económico y estratégico, en la evolución que el PCCh ha tenido. El planteamiento chino hace hincapié en el comercio y en los grandes proyectos de infraestructuras en la región. Para ello, lanza líneas de préstamos y otorga ayuda financiera. Dicha ayuda se ampara en el principio de no injerencia de la acción exterior de Pekín, por lo que es mejor recibida que la ayuda occidental, siempre supeditada a la realización de reformas nacionales.

Todos los gobiernos del Magreb han percibido la iniciativa BRI como una oportunidad para solventar sus carencias en infraestructuras y atraer inversiones. Por ello, han firmado memorandos de entendimiento con China. Aunque la UE sigue siendo el principal socio comercial de esta región, China ya ha ocupado una posición considerable, siendo uno de los tres principales importadores en el área.

➡️ Te puede interesar: ¿De quién será el siglo XXI? El liderazgo en juego: China, ¿una superpotencia sobreestimada?

Dichas relaciones comerciales se caracterizan por ser desiguales. La exportación china incluye productos de alto valor como electrónica, automóviles o teléfonos. En cambio, la exportación magrebí se centra en materias primas energéticas, minerales o alimentos.

En el campo de la inversión, Pekín ha ganado licitaciones gracias a sus precios competitivos en proyectos como la autopista este-oeste o el nuevo aeropuerto de Argelia. También participa en el proyecto del distrito industrial «Ciudad Mohammed VI Tánger Tech», en Tánger, y ha prometido a Libia apoyo en su desarrollo industrial.

Además, ha acometido inversiones en proyectos de cables submarinos del Mediterráneo, como el cable Hannibal (2009), que conecta Túnez con Italia, y otro que conecta Libia con Grecia.

En el caso egipcio, ambos Estados coinciden con la búsqueda de la multipolaridad y la solidaridad con las potencias emergentes. China, mayor socio comercial de Egipto, tiene un gran interés en la participación en proyectos de infraestructura, especialmente en el Canal de Suez. Dicha arteria es vital para la Ruta de la Seda marítima. Adicionalmente, y en el marco del boom de la industria turística egipcia, los turistas chinos son una fuente importante de ingresos en dicho sector para El Cairo.

Ambiciones de Pekín: ¿estrategia o comercio?

Cabe preguntarse si la acción exterior china en el Mediterráneo obedece a razones puramente comerciales, en el contexto de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. O si, por el contrario, responde también a motivos estratégicos. La realidad es que la vocación china obedece a múltiples motivos.

En el terreno geopolítico, China ve a la Unión Europea como un polo importante en el mundo multipolar que se avecina. Ambos actores mantienen vínculos comerciales muy potentes y, aunque Bruselas describe a China como un rival sistémico, también la percibe como un socio para la cooperación. 

Pekín pretende potenciar el papel de Bruselas como un contrapeso a la gran influencia global de Estados Unidos. Dicho papel puede adquirir relevancia dada la crisis que actualmente sufren las relaciones entre estos dos últimos actores tras las amenazas de Trump de la imposición de aranceles o su exclusión en las negociaciones sobre Ucrania en Riad.

➡️ Te puede interesar: Curso de Experto en China

El Mediterráneo europeo cobra más relevancia para Xi Jinping desde la invasión de Ucrania. Las sanciones impuestas por la Unión a Rusia y Bielorrusia, junto con la consecuente desconexión económica, han acabado temporalmente con el Nuevo Puente Terrestre Euroasiático. Esta era una de las rutas del BRI.

Esto ha beneficiado, por ejemplo, a Turquía, ubicada en el Mediterráneo oriental. El potencial del Corredor Medio, que atraviesa Asia Central y Azerbaiyán antes de entrar en el país, ha aumentado. Pero también lo ha hecho el interés por Egipto y por diversos países del Mediterráneo norte, al cobrar más relevancia la ruta marítima.

Otro de los motivos que empuja a Pekín a involucrarse activamente en la región es la profundización de sus alianzas con los países árabes. Con base en el «Documento sobre política árabe», China refuerza la cooperación con dichos Estados mediante la firma de acuerdos de asociación estratégica con países como Egipto o Argelia.

También apoya la solución de dos Estados en el conflicto palestino y facilita a estos países la diversificación de sus socios más allá de Europa o Estados Unidos.

No obstante, también existen otros fines no comerciales que podrían estar moviendo a la República Popular, como por ejemplo la recopilación de inteligencia. Muchos puertos en el mundo, incluidos algunos europeos, emplean el software chino LOGINK, encargado del monitoreo del comercio marítimo.

Proporcionado gratuitamente a puertos, transportistas y organizaciones del sector, ha generado preocupaciones debido al conocimiento que el Gobierno chino podría obtener sobre las vulnerabilidades de las cadenas de suministros occidentales.

Otra preocupación gira en torno a la ventaja informativa de la que podrían gozar las empresas chinas gracias a dicho software. Esto podría constituir una ventaja comercial injusta.

Implicaciones en el terreno geopolítico: la respuesta de Washington y Bruselas

El status quo del Mediterráneo, espacio marítimo compuesto por Estados miembros de la OTAN y de vital importancia para el comercio global, podría verse alterado por la combinación de poder duro y blando chino.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha utilizado la inversión en Europa, el comercio y la arquitectura de seguridad de la OTAN como claves para su asociación con el continente. Las incursiones chinas y la retirada estadounidense de activos para centrarse en Asia-Pacífico en su contención a China abren una ventana para Pekín.

➡️ Te puede interesar: Cómo influye la idiosincrasia china en la crisis en Taiwán

Por su parte, la respuesta de Estados Unidos a la creciente influencia de China sobre una larga lista de puertos, incluidos los mediterráneos que hemos mencionado, ha sido incluir a Cosco en su lista de empresas sancionadas por sus supuestos lazos con el ejército chino.

Aunque esta acción no entraña sanciones específicas, aleja a las compañías estadounidenses y a la infraestructura portuaria del país de la entrada de este actor. Este movimiento ya ha provocado que Grecia pase a analizar el impacto de esto a su puerto de El Pireo, dada la gran influencia que dicha empresa ostenta sobre el mismo.

Adicionalmente, la intensificación de la competición estratégica entre ambas superpotencias ha llevado a que diversos socios mediterráneos de la OTAN revisen la profundización de sus lazos con China: la retirada de Italia de la BRI por parte de Meloni, la revisión de las relaciones por Portugal y el enfriamiento de la influencia china sobre Grecia.

En cuanto a Bruselas, la Unión no ha visto con buenos ojos las iniciativas regionales de China al margen de los foros comunitarios, véase el caso del Mecanismo 16+1 con los países de Europa del Este.

Esto se debe a la preocupación por la posibilidad de que dichos movimientos alternativos socaven la integración y la unidad europeas. Esto ocurriría al aumentar la influencia de actores externos sobre Estados miembros con poder de decisión en la estructura comunitaria.

No obstante, los últimos acontecimientos en Europa provocados por la disruptiva Administración Trump vuelven a poner el foco en las relaciones entre Europa y China. En la reciente Conferencia de Seguridad de Munich, Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores chino, posicionó a su país como un actor capaz de llenar el vacío de Washington.

Si Europa logra equilibrar sus relaciones entre China y Estados Unidos, y avanza hacia una mayor autonomía estratégica con un desacoplamiento de Washington, los esfuerzos chinos en el Mediterráneo podrían tener una jugosa recompensa.


➡️ Si quieres adquirir conocimientos sobre Geopolítica y análisis internacional, te recomendamos los siguientes cursos formativos:

Artículos relacionados

Masterclass y eventos relacionados

Formación relacionada

spot_img

Actualidad

Dejar respuesta:

Por favor, introduce tu comentario!
Introduce tu nombre aquí

spot_img