Una crónica sobre la ponencia «¿Funciona la ONU?» organizada en el marco de las Jornadas de RR.II. de la Universidad Rey Juan Carlos en la que participó Concepción Escobar Hernández, Candidata de España a la Comisión de Derecho Internacional de las Naciones Unidas, y Fernando Fernández-Arias, Director General de Naciones Unidas, Organizaciones Internacionales y Derechos Humanos en el MAEC.
Tras la Segunda Guerra Mundial, surge un ánimo a colaborar entre los aliados para mantener la paz, que se materializa en la creación de las Naciones Unidas. Con el objetivo de evitar más guerras y mantener la seguridad internacional, 50 estados se reunieron en San Francisco el 26 de abril de 1945 para adoptar un tratado que formalizase la intención común del mantenimiento de la paz y el seguimiento de unos principios básicos para conseguirlo: la Carta de las Naciones Unidas.
Es la única organización de aspiración mundial, en la que puede entrar cualquier estado (reconocido) mientras que muestre su voluntad de cumplir con el objetivo común, conservar el orden internacional y de señales de poder mantener lo firmado en la Carta. Sin embargo, esta organización no es aplaudida por todo el mundo, ya sea por desconocimiento o por »exceso de expectativas» como señalizan los expertos, por ello hoy se plantea esta cuestión ¿verdaderamente funciona la ONU?
Entre los principios fundamentales que quedan recogidos en el tratado que da nacimiento a la organización tenemos: la igualdad de soberanía, la buena fe y el arreglo pacífico de las controversias entre otros. No obstante, nos encontramos con un aparente bache para conseguir el primer objetivo mencionado: el derecho a veto de los miembros del Consejo de Seguridad.
Los expertos mencionaron como el »primer gran logro» de la organización el proceso de descolonización, pudiendo apreciarlo en el aumento del número de estados miembros: empezaron siendo 51 en 1945 y actualmente la cifra de componentes alcanza los 193. De esos casi tres cuartos del planeta, surgen países como India, Pakistán, Corea del Norte, Corea del Sur y la mayoría de países africanos.
Ambos expertos también hicieron hincapié en la importancia que tiene la codificación del Derecho Internacional, la creación de la Declaración de los Derechos Humanos y los esfuerzos por hacer frente al terrorismo desde la OSCE, que lucha contra los radicalismos y el extremismo violento, previene la financiación de los grupos y fomenta el diálogo de los sectores público-privados para trabajar en concordancia.
También mencionaron la labor de las agencias que tratan de combatir el cambio climático desde la WWP o las Conferencias de la ONU sobre el Cambio Climático que se celebran anualmente; junto a las que defienden los derechos de la mujer y la búsqueda de la igualdad de género como la comisión de ONU Mujeres.
No obstante, no todo ha sido «un camino de rosas» y durante estos últimos años se han ido sucediendo diferentes conflictos en los que la organización internacional no ha conseguido traer la paz. No podemos olvidar la guerra de Irak, Yugoslavia y Ruanda. Más allá de estos «fallos», los expertos aluden como factor positivo la capacidad de crear tribunales ad hoc específicos para cada situación.
En este sentido también han denunciado la falta de fuerza de la ONU a la hora de «vender» todo el trabajo detrás de la organización y consideraron que el problema de la «desacreditación» de la ONU tiene como principal motivo la falta de publicidad del complejo entramado que hay detrás de su trabajo.
También se mencionó el problema común que surge cuando las comisiones no trabajan conjuntamente, sino que se tratan de «departamentos estancos» en los que no se debaten entre sí. Esta segmentación está siendo estudiada por el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, quien ha propuesto una iniciativa para unir las delegaciones y poder llevar asuntos al Consejo de Seguridad de manera común.
A pesar de esta propuesta, Fernandez-Arias, desde su experiencia no cree que tenga éxito, ya que «no es la primera que surge y fracasa». También aprovecha para denunciar el «miedo» que tienen los secretarios generales de «enfadar» a los miembros permanentes del consejo, a pesar del derecho que ostentan para llevar cualquier asunto.
El polémico derecho a veto
Durante la jornada, los expertos abordaron, sobre todo, en el polémico derecho a veto y cómo, desde la experiencia y el conocimiento en la materia, este es más importante de lo que pueda parecer. Para ponernos en contexto, el Consejo de Seguridad está formado por 10 miembros que rotan cada dos años y 5 miembros permanentes: Francia, EEUU, Reino Unido, China y Rusia. Este grupo de estados tienen el poder del veto, lo que permite el bloqueo por parte de un estado a cualquier respuesta conjunta armada o diplomática ante una crisis.
De esta forma expusieron la reacción «inmediata» de la opinión pública sobre este derecho y cómo, en base a este, se tiende siempre a desacreditar la organización al llegar a considerarse que esa aspiración de igualdad soberana de estados, en la que se basó la creación de la ONU, se ve corrompida por la supremacía de los estados miembros permanentes del Consejo.
«Sin el derecho de veto la ONU no existiría», destacó Fernández-Arias. De esta forma consideró clave este derecho para el funcionamiento de la ONU, ya que no existiría el artículo 25 de la Carta de las Naciones Unidas en el que hace vinculantes las decisiones que emanan del Consejo de Seguridad.
Escobar se ha unido a esta controversia, también lo ha considerado una »garantía del sistema», donde los grandes estados que surgen de la Segunda Guerra Mundial tienen una posición especial, aunque lo considera un arma de doble filo »con el derecho de veto se les reconoce una posición privilegiada, pero también se les impone una responsabilidad»
De esta manera, también ha querido señalar el objetivo con el que se creó dicha disposición: «llegar a un consenso mínimo entre las grandes potencias que manejan el mundo». Esto se debe a que las decisiones tienen vinculación directa con el mantenimiento de la paz y seguridad internacional, por ello se considera mucho más efectivo un acuerdo común, en lugar de una mayoría.
A pesar de haber defendido el derecho a veto, también han expuesto los inconvenientes que aparecen en la práctica: cada miembro utiliza ese poder para satisfacer sus necesidades propias.
Fernández-Arias hizo alusión varias veces a una iniciativa franco-mexicana para contrarrestar el poder del veto: una »autolimitación» del uso del derecho de veto ante casos de atrocidades masivas o casos de lesa humanidad. Con este se acordaría no utilizar el veto ante estos casos, en el que Rusia Estados Unidos y China no se han pronunciado. »Nos guste o no nos guste es una parte esencial, y lo que permite que las decisiones del Consejo de Seguridad sean oponibles ante todos los demás estados».
La labor de la ONU ante la invasión de Ucrania
Como era de esperar, se ha tocado la cuestión ucraniana y la labor de las Naciones Unidas ante el conflicto. A pesar de la crítica situación, el Director General piensa que es de »admirar» la forma en la que todos los mecanismos de la organización se han puesto en marcha. Pone el ejemplo de la Unión Pro Paz, donde la asamblea ha entrado en acción ante el bloqueo del Consejo de Seguridad; sin embargo, reconoce que no puede salir ninguna disposición que obligue a Rusia a ceder en los ataques. También ha mostrado su descontento ante la tardanza en reaccionar de manera pública, algo que ha permitido la escalada del conflicto.
El ponente ha querido dejar claro que el entramado administrativo no es algo público, y aunque parezca que no se tratan temas o que no llega a tomarse ninguna decisión, todo queda documentado para posteriormente tomar medidas.
En este asunto ha querido intervenir de igual manera la Candidata a la Comisión de Derecho Internacional, denunciando el exceso de expectativas de la población. »Nos estamos equivocando» declara, cuando pensamos que la organización ha fracasado por no ver consecuencias inmediatas como pedir un alto al fuego. Para poder valorar la eficacia, aclara, »hay que tener en cuenta el contexto de la situación».
Personalmente no cree que Naciones Unidas haya fracasado, no obstante también muestra su descontento de la misma manera que su compañero. Considera que no han habido unas declaraciones fuertes de apoyo que respalden las medidas tomadas por la Unión Europea; pero el que se posicionen públicamente en contra de un miembro del Consejo es una base del ánimo comunitario de la organización.
Vuelve a remarcar el »éxito» que supone que el Derecho Internacional quede codificado, algo que está haciendo que Rusia intente justificarse ante la comunidad internacional. Putin podría simplemente aceptar que el ataque a Ucrania fue por motivos estratégicos, sin embargo, ha intentado por todos los medios justificarse en base al Derecho Internacional, alegando que el motivo de la invasión es un “genocidio” contra la población de origen ruso que vive en el país.
También se han respondido las dudas sobre la inculpacion de Putin y sus altos mandos ante los tribunales, entendiendo que deberían de ser juzgados, sin embargo han aclarado que la Corte Penal Internacional no tiene las competencias para hacerlo, ya que no se contempla el crimen de agresión. No obstante han querido aclarar que »no quedarán impunes», ya que es ahora cuando las herramientas de las Naciones Unidas »entran en juego» y empiezan a buscar algún motivo que si esté recogido para poder juzgarlo como autor o movilizador del ataque.
Fernandez-Arias declara »Pensaba que Rusia había ganado» y añade, »Rusia busca disrupción y caos». Considera que lo que en un momento pretendía el Kremlin era que las opiniones dispares de occidente salieran a la luz y romper esa homogeneidad y hegemonía de la Unión Europea y Estados Unidos; sin embargo, también cree que Rusia ha perdido al lanzar el ataque, ya que tras esto se mostró la capacidad de actuación conjunta.
Para cerrar la sesión, desde el público se ha lanzado una duda sobre la labor de acción humanitaria que se envía desde la ONU a las zonas de conflicto, poniéndonos en este caso en el de Ucrania. La respuesta ha hecho alusión a comisiones como la FAO y OMS, las cuales aclara el ponente, intervienen con sus fondos para poder ofrecer el suministro de bienes sanitarios, alimentarios y necesidades básicas en las zonas de conflicto. Se ha aclarado que de esta manera independiente se asegura de que llegue a las personas que lo necesitan en lugar de a manos de los gobiernos y perder el rastro de ese dinero.