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La crisis alimentaria está afectando de manera «desproporcionada» a los países en conflicto

Análisis

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Contenido creado por el Equipo de Redacción de LISA News con el apoyo del equipo docente de LISA Institute.

El Comité Internacional De la Cruz Roja (CICR) alerta que cientos de millones de personas corren riesgo de sufrir hambre a niveles críticos en los próximos meses. La «vertiginosa» subida de los precios internacionales tiene un impacto desproporcionado en los más vulnerables, en particular, a las personas que viven en zonas afectadas por conflictos armados.

Según CICR, el conflicto en Ucrania ha contribuido a un aumento pronunciado en los precios del combustible, los fertilizantes y los alimentos, situación que «exprime el bolsillo de los hogares» y «obliga a muchas familias a tomar decisiones imposibles todos los días». Pese a los reiterados llamamientos por parte de los actores humanitarios, aún no se cuenta con una solución a gran escala a fin de aliviar la presión que genera el conflicto en Ucrania para las poblaciones con una alta dependencia de cereales exportados de ese país y de Rusia.

«Estamos frente a una situación urgente y de rápido deterioro en el plano de la seguridad alimentaria mundial, sobre en todo en algunas zonas de África y Oriente Medio. Los conflictos armados, la inestabilidad política, los choques climáticos y los impactos secundarios de la pandemia de COVID-19 han debilitado las capacidades de sobrellevar perturbaciones y recuperarse de ellas. Los efectos colaterales del conflicto armado en Ucrania han empeorado una situación de por sí crítica», señaló Robert Mardini, director general del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

Estas consecuencias se padecen con más intensidad en lugares que ya atraviesan crisis humanitarias y están devastados tras décadas de guerra o inestabilidad, entre ellos, países en los cuales el CICR mantiene algunas de sus operaciones de mayor escala, como Siria, Yemen, Malí, Etiopía, Somalia y Afganistán.

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Desde CICR alertan que los precios de los cereales en África se han disparado tras la estrepitosa caída de las exportaciones desde Ucrania, circunstancia que profundiza los efectos de los conflictos armados y del cambio climático. En conjunto, Rusia y Ucrania representan el 25% de la producción mundial de trigo y cereales; en África, un 85% de la provisión de trigo es importada. Somalia, por ejemplo, obtiene más del 90% de su trigo de Rusia y Ucrania.

La vertiginosa subida de los precios internacionales tiene un impacto desproporcionado en los más vulnerables, en particular, agricultores de subsistencia y personas que viven en zonas afectadas por conflictos armados, donde la protección social es débil. Estas mismas comunidades han tenido que afrontar la muerte de millones de cabezas de ganado este año como consecuencia de la sequía. En Yemen, tras años de guerra civil, más del 50% de la población –16 millones de personas, como mínimo– se halla en una situación de inseguridad alimentaria aguda.

Si bien la inseguridad alimentaria representa una gran complejidad, es posible adoptar medidas significativas para hacerle frente. El CICR hace un llamado a la acción en torno de tres ejes:

  • Primero, en conflictos armados, las partes tienen la responsabilidad principal de garantizar que se satisfagan las necesidades básicas de la población civil bajo su control. Deben proteger los cultivos, el ganado, las estructuras hídricas y las instalaciones de salud indispensables para la supervivencia de la población. Ello implica, entre otras cosas, facilitar el paso rápido y sin trabas de la ayuda humanitaria.
  • Segundo, el financiamiento para atender la crisis alimentaria debe ampliarse de inmediato para poder salvar vidas. No obstante, la acción más a largo plazo destinada a gestionar riesgos y fortalecer la resiliencia también es esencial a fin de prepararse para la próxima crisis. Debemos procurar que la asistencia llegue a las personas afectadas por conflictos armados y que apoye prácticas agrícolas y pastoriles que contemplen factores climáticos.
  • Tercero, satisfacer la amplia gama de necesidades en el corto, mediano y largo plazo requiere movilizar las capacidades de todos los actores, incluidas organizaciones humanitarias y de desarrollo, instituciones financieras y autoridades locales y regionales.

Otros datos que preocupan sobre la crisis alimentaria que preocupan al CICR:

  • Se calcula que unos 346 millones de personas en África están en una situación de inseguridad alimentaria grave, según la FAO. Es una cifra abrumadora, que revela que la cuarta parte de la población del continente no tiene lo suficiente para comer.
  • Unos 10 millones de personas en Sudán y 7 millones de personas en Sudán del Sur están en una situación de elevada inseguridad alimentaria.
  • Incluso antes de que escalara el conflicto armado en Ucrania, el 90 % de la población siria ya vivía en la pobreza, dos tercios dependían de la asistencia humanitaria y el 55 % sufría de inseguridad alimentaria.
  • En el Sahel, se vive una de las peores sequías que se ha registrado en décadas. En Níger y Mauritania, se ha producido 40 % menos de alimentos que el promedio de los últimos cinco años.
  • En Afganistán, el precio de la harina de trigo subió 47 % en un año, mientras que el aceite de cocina aumentó el 37 %. El fertilizante DAP aumentó 91 % y el diésel, 93 %. Afganistán obtiene el grueso de sus importaciones de trigo de su vecino Kazajistán, que ha impuesto restricciones a las exportaciones a raíz del conflicto en Ucrania.
  • El Programa Mundial de Alimentos calcula que habrá 47 millones de personas más con inseguridad alimentaria en 2022, con lo cual la cifra mundial se elevaría a 811 millones de personas.

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