Los pueblos nómadas, con sus costumbres, cultura y actividades, sobreviven en pleno siglo XXI. Estos pueblos, que se desplazan continuamente en busca de recursos para su sustento, están extendidos por diferentes partes del mundo. Desde los tuareg en África occidental, pasando por los esquimales en América del Norte o los nukak en Colombia. En este artículo el alumno del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, David García Pesquera explica cuáles son los pueblos nómadas más extendidos del mundo y cuáles son sus principales retos.
En pleno siglo XXI siguen existiendo pueblos nómadas, con sus costumbres, cultura y actividades económicas. La historia de la humanidad comprende pueblos nómadas y sedentarios. Mientras que una gran mayoría de la población mundial sigue el segundo modelo, es decir, el que implica habitar un lugar fijo para así desarrollar un proyecto vital sin cambios de ubicación constantes, hay unas minorías que apuestan por otro modo de vida.
Un pueblo nómada es aquel que se desplaza continuamente buscando recursos para su sustento en los distintos lugares que recorre. Su origen se remonta a la prehistoria, cuando este tipo de prácticas vitales eran mayoritarias y no excepcionales. A continuación, pasaremos a detallar algunos de los principales pueblos nómadas que perviven en el planeta, desafiando así las tendencias históricas y las agrupaciones sociales actuales.
Los tuareg en África
Este pueblo nómada habita territorios de Argelia, Níger, Mali, Burkina Faso y Libia. Tuareg proviene del árabe y su raíz es el término targa, que significa abandonado por Dios. Se trata de un pueblo bereber de raza blanca al que se le atribuye descendencia de los pueblos garamantes presentes en el Fezzan libio.
Su economía se centra en la ganadería, el turismo, la agricultura y la artesanía. También realizan algunas actividades de pillaje y contrabando dado su alto grado de conocimiento de las tierras y las rutas comerciales que discurren por las mismas. Debido a sus ubicaciones y las condiciones climáticas presentes, han tenido que hacer frente a las duras condiciones del desierto del Sahara y la progresiva desertificación del Sahel.
A nivel social, su idea gira en torno al concepto de familia como núcleo y el linaje como hilo conductor. Cada linaje está sujeto a una posición social determinada con su propio líder. No poseen sentimiento de pertenencia a ninguna nación y como mucho este se centra en la más absoluta indiferencia.
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Dentro de sus costumbres, han desarrollado una mezcla entre sus tradiciones propias y aquellas implícitas en el islam, especialmente a la vertiente suní. Pese a ello y debido a la importancia de la filiación de los hijos, en la sociedad tuareg la mujer goza de una posición más respetada que en muchas sociedad islámicas cercanas. No cubre su rostro con un velo y tiene capacidad de decisión y autoridad en asuntos de primer orden familiar.
Dentro de los conflictos en los que los tuareg se han visto involucrados, destaca la situación actual que vive el Sahel, con golpes de Estado, guerras, sequía, hambruna… La rebelión tuareg se ha centrado en el rechazo tanto a los gobiernos autoritarios de la zona como a los terroristas de Al Qaeda en el Magreb y en el Sahel. Las posiciones son irreconciliables y aunque los tuareg tengan un papel fundamental para contener el yihadismo, también pueden ser un arma de doble filo y establecer una alianza contra los actores gubernamentales y así acabar con el enemigo común. Por lo tanto, no se puede entender el futuro de la región sin hablar del futuro de los nómadas tuaregs como una pieza fundamental en los conflictos de los países que transitan.
Los esquimales en América del Norte, Asia y el Círculo Polar Ártico
Se trata de un pueblo que vive en el norte de América del Norte y Asia, en las zonas pobladas más cercanas al Círculo Polar Ártico. Por lo tanto, su extensión comprende desde la península de Alaska hasta la del Labrador en América y la tundra de Siberia en Asia. La palabra esquimal tiene su origen etimológico en el lenguaje de los indios canadienses que llaman con el nombre de esquimos a los comedores de carne cruda del lejano norte. Existen dos grupos étnicos dentro de los esquimales:
- Los inuit, presentes en Alaska, Groenlandia y Canadá.
- Los yupik, ubicados en el sur de Alaska y la península de Chukchi en Siberia, en el extremo más oriental de esta vasta región rusa.
Aunque su origen inicial es siberiano, su aparición en el continente americano se dio tras cruzar el estrecho de Bering. Estos acontecimientos históricos del pueblo esquimal ha sido comprobados a través del análisis genético. De ahí que podamos distinguir rasgos físicos claros como cara ancha y ojos rasgados, además de su corta estatura y su pelo generalmente negro.
Dentro de sus actividades económicas principales se encuentran la pesca fluvial y la caza de especies para sobrevivir. Entre estas se encuentra el caribú, una especie de reno salvaje de América del Norte. También cazan focas, osos y morsas que persiguen con sus trineos tirados por perros. Utilizan todos los elementos de estas especies en beneficio propio: la carne para comer, las pieles para fabricar ropa y zapatos y la grasa como combustible para hacer fuego y calentarse.
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Se enfrentan a un clima extremo, por lo que las épocas del año conllevan diferencias. Pasan los cortos veranos a orillas del mar o tierra adentro pero cercanos a los ríos sin apenas interacción social entre ellos. Al llegar el otoño, abandonan sus viviendas de piedra y cueros y se preparan para la época gélida. Llevan todas sus pertenencias en un trineo hecho de varas de huesos de ballena y se dirigen hacia el norte helado.
Con el invierno, su estación preferida, la actividad social y religiosa se recupera en las comunidades esquimales. Se trata de una estación muy larga y dura con temperaturas extremadamente frías. Viven en iglús, las casa redondas construidas a base de nieve comprimida que aísla el frío. Se sitúan sobre el mar helado y son construidos gracias a un cuchillo de hueso. En esta época también prolifera la caza de osos polares y de focas que se asoman por los huecos del hielo.
Con la primavera y el deshielo, vuelven a la costa y pescan los peces que regresan por los ríos hacia el mar. En esta época se activa su uso y gran manejo de los kayaks, botes hechos de pieles para sortear los trozos de hielo que permanecen en el entorno. El rápido deshielo en el polo norte amenaza el modo de vida de los esquimales, que verían su ecosistema afectado y su modo de vida estacional comprometido.
Los nukak en Colombia
Este pueblo indígena habita las selvas colombianas, en concreto la zona tropical de Guaviare. Practican la pesca y caza de aves, monos y otras especies salvajes de la zona. Para ello, emplean su cerbatana de tres metros de longitud preparada con diferentes tipos de plantas y compuesta de dardos venenosos. Los nukak mueven su zona de residencia dentro de la selva en función de la época del año.
Tradicionalmente, sus casas estaban hechas con madera y hojas de palmera, pero actualmente no tienen acceso a estas palmeras y dependen de grandes láminas de plástico para cubrir sus techos y así poder protegerse de las fuertes lluvias amazónicas. Sin embargo, estas láminas de plástico se rompen fácilmente con el viento y son caras y difíciles de conseguir.
Cada una de las familias del poblado emplean el fuego no solamente para cocinar y obtener calor, sino para quemar algunos tipos de plantas que ahuyentan a los mosquitos, muy presentes en la zona y peligrosos para la salud y su propio estilo de vida.
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Como característica fundamental, podemos destacar que se trata de un pueblo en peligro de extinción, debido a la actividad delictiva y de guerrillas en la zona. La falta de seguridad ha hecho que muchos de ellos se desplacen de sus poblados, asaltados por grupos violentos que buscaban colonizar la selva para actividades como el narcotráfico o la deforestación, además de la siembra de minas antipersona.
Actualmente y pese al ligero repunte, su población sigue siendo inferior a 1.000 personas. Desde 2009, son uno de al menos 32 pueblos indígenas colombianos declarados como en peligro de extinción según la Organización Nacional Indígena de Colombia. Su futuro pasa por recuperar su vida alejados de la criminalidad acechante y no perder su estilo de vida por temor a nuevas oleadas de violencia.
Los sarakatsani en los Balcanes
Pueblo que habita las montañas del sureste de la Península de los Balcanes en Europa. Son pastores que dirigen sus rebaños en función de la época del año y conservan el estilo de vida nómada de sus antepasados. Se ubican principalmente en Bulgaria aunque también hay pequeñas comunidades en Macedonia del Norte, Turquía y en el norte de Grecia.
En su lengua nativa, el arrumano, su nombre significa fugitivos. Son cristianos ortodoxos y mantienen las tradiciones propias de su religión y cultura. Con la llegada del otoño, los sarakatsani descienden de la montaña para poner rumbo hacia la llanura de Tracia del Egeo. Este camino se inicia mediante el cumplimiento de un ritual específico, en el que una mujer engalanada con ropaje vistoso y subida a caballo encabeza la marcha de la caravana que se dirige al sur. A su vez, la familia del novio elabora un estandarte llamado flambura, presente durante este ritual y en toda ceremonia nupcial.
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Pasan la época de frío en estas zonas más meridionales y en los valles balcánicos y al regresar el verano, acuden a tierras más altas en busca de pasto para sus animales. En la actualidad, el sedentarismo es cada vez más común entre algunos sarakatsani, con una proliferación del uso del búlgaro y griego como nexo de unión entre ambos pueblos. Sin embargo, mantienen tradiciones, conocimientos, rituales, canciones y celebraciones propias de sus antepasados. De todas formas, el creciente sedentarismo pone en riesgo no la pérdida de sus costumbres sino de su forma de vida única.
Los mongoles en Mongolia
Se trata del único grupo recogido en este artículo que no cuenta con un nombre propio aparte de una nacionalidad ya reconocida. Los mongoles, habitantes de la nación soberana Mongolia, aparecen en esta lista de pueblos nómadas por su importancia tanto histórica como cultural dentro de este país. Su origen se remonta a 5.000 años atrás y su permanencia en el tiempo se debe a las características geográficas y climáticas de la zona.
Se trata de un país de extensas llanuras, montañas, desiertos y ríos caudalosos. El paisaje cambia mucho en función de la zona y solamente hay 3 millones de habitantes, los mismos que en todo Madrid ciudad, para una extensión que supone el triple que España. Se calcula que en torno al 30% de la población mongola son nómadas.
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Las tribus nómadas de Mongolia se enfrentan a un clima extremo, con inviernos muy largos en los que las temperaturas bajan hasta -40 °C, por lo que el nomadismo es común a todas las épocas del año, buscando las mejores condiciones para sobrevivir. Se dedican principalmente a la ganadería y viven en yurtas, una tienda de campaña de estructura circular desmontable popular en estos pueblos de Asia Central. Se elaboran con partes del cuerpo del caballo como la crin o los tendones.
Estos habitáculos suelen estar equipados con una chimenea metálica que protege del frío extremo, al que los nómadas ponen soluciones como dejar a los animales en corrales para darse calor y no pastorear. Sin embargo, fenómenos extremos como el Dzud, producido tras un verano muy seco y un invierno muy frío que trae tormentas, provocan vientos siberianos y temperaturas de hasta -60 °C que arrasan con miles de animales con su congelación. Una de las zonas más inhóspitas e inaccesibles donde se pueden ver estos modos de vida es el valle del Orjón.