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Los retos y oportunidades de las megaciudades del futuro

Análisis

David García Pesquera
David García Pesquera
Graduado en Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos. Sus principales intereses son la geopolítica, el análisis de conflictos y la seguridad internacional, especialmente en Europa del Este, Oriente Próximo y el Norte de África.

El crecimiento demográfico es imparable. En los últimos años, en todos los rincones de los continentes, las megaciudades han tomado el protagonismo y se espera que en los próximos años sean fuentes vitales para el desarrollo económico y social. La planificación urbanística, de carácter policéntrico, unido a grandes zonas de consumo y trabajo, relucen las oportunidades y también los retos de las megaciudades del futuro.

La población crece en varias ciudades a un ritmo vertiginoso. En 2015, Naciones Unidas estimó que el 54% de la población mundial vivía en ciudades. Sin embargo, la estimación para el año 2030, apunta hasta el 60%, llegando hasta los 5.000 millones de habitantes en todas las ciudades del planeta. Finalmente, para 2050 la previsión alcanza el 70% de la población mundial viviendo en ciudades, según el Instituto para la Economía y la Paz.

Una situación que favorece el crecimiento de todo tipo de ciudades, desde las menos a las más pobladas. De esta forma, aquellas ciudades que ya experimentaban un crecimiento exponencial de su población y ya eran grandes ciudades, pasarán a ser megaciudades de cara al año 2050.

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¿Qué son las megaciudades?

Una megaciudad es un núcleo poblacional cuya área metropolitana supera los 10 millones de habitantes, según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas. Dado el aumento de la población mundial y el crecimiento de la población urbana, el concepto de megaciudad cada vez tiene más peso, relegando a las denominadas grandes ciudades a un segundo plano.

Entre las características principales de las megaciudades destacan que, son policéntricas, es decir, cuentan con más de un centro capaz de absorber el núcleo de actividades económicas, sociales y políticas. Además, las megaciudades pueden ser comprendidas como una expresión de la sociedad que las habita, son grandes actores de la economía global y representan grandes áreas de consumo. A su vez, las megaciudades cuentan con una importante heterogeneidad, con población proveniente de distintos ámbitos y contextos.

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Existen considerables diferencias entre aquellas megaciudades situadas en el mundo desarrollado y las que se encuentran en países en vías de desarrollo. En los primeros, las conurbaciones tienen un crecimiento controlado y están acompañadas por la extensión de los servicios y la agrupación de la población. Sin embargo, en los países en vías de desarrollo, las megaciudades se extienden con presencia de asentamientos irregulares y falta de infraestructuras y servicios, como parte de una deficiente planificación urbanística.

Como parte de estas diferencias comparamos el desarrollo de dos futuras megaciudades: Londres y Nairobi. Londres comenzó a crecer considerablemente en 1694 tras la fundación del Banco de Inglaterra, convirtiéndose para finales del siglo XIX en el gran centro financiero mundial. Con el crecimiento de las áreas suburbanas en 1963, se desarrolla una división nueva, el casco antiguo y 32 burgos metropolitanos. Todo ello, acompañado del sistema de transporte suburbano más antiguo del mundo. El metro de Londres tiene 12 líneas, una red ferroviaria interconectada y una extensión cercana a los 900 kilómetros, lo que da servicio a todos los suburbios de la ciudad.

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En el caso de Nairobi, situada en un país en desarrollo como Kenia, la emigración del campo a la ciudad ha aumentado el volumen de población y el desorden en la ciudad. Esto se ha manifestado a través del aumento de barrios marginales en los suburbios, donde vive hasta el 60% de la población, como es el caso de Kibera. El suburbio es el mayor barrio informal de África, con hasta 250.000 habitantes y una ausencia de servicios públicos acorde a las demandas de su población.

Las megaciudades del presente y del futuro

Actualmente, distinguimos 33 megaciudades en el mundo. La ciudad más poblada del mundo es Tokio, con 37,5 millones de habitantes, seguida de Delhi –28,5 millones—, Shanghái –25,6 millones—, São Paulo –21,7 millones— y Ciudad de México –21,6 millones—, según datos de World City Populations 2019. 

De todas formas, estos datos no son absolutos ni incontrastables, ya que las megaciudades se despliegan, normalmente, en áreas urbanas compuestas por diferentes entidades políticas. Definir los límites urbanos no es tarea fácil de forma que, la población en millones tiene distintas estimaciones en función de la valoración de la extensión del área metropolitana y la periferia.

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Por ejemplo, Dacca, la capital de Bangladés, no está incluida entre las cinco megaciudades más grandes del planeta según los datos previamente expuestos de World City Populations. Sin embargo, el Instituto para la Economía y la Paz sitúa la ciudad en la cuarta posición, solamente por detrás de Tokio, Delhi y Shanghái, con una estimación de 22,6 millones de habitantes.  

Además, actualmente y junto con las anteriormente mencionadas, también ostentan el título de megaciudad tres ciudades africanas: El Cairo, Kinshasa y Lagos, en Latinoamérica encontramos Buenos Aires, Río de Janeiro y Lima y, otras cuatro en Europa y Norteamérica: Los Ángeles, Nueva York, París y Moscú. El resto de las megaciudades actuales se encuentran en Asia: Dacca, Bombay, Karachi, Pekín, Kolkata, Manila, Lahore, Bangalore, Chongqing, Osaka, Hyderabad, Tianjin, Guangzhou, Bangkok, Yakarta y Shenzhen.

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Si miramos a 2050, 14 nuevas megaciudades se sumarán a la lista, en predicciones del Instituto para la Economía y la Paz publicadas para Statista. Estas son mayoritariamente asiáticas: Bagdad, Teherán, Nanjing, Chengdu, Ho Chi Minh, Surat, Pune y Ahmedabad, seguidas de las africanas Jartum, Luanda, Dar es Salaam y Nairobi. En Europa y Norteamérica encontramos Chicago y Londres.

La existencia de las megaciudades del futuro se asienta sobre unos parámetros de crecimiento económico, lo que consolida la idea de la mayor parte de las mismas desarrollándose en los países emergentes y en el entorno Asia-Pacífico y África, donde se sitúan todas las nuevas megaciudades excepto Londres y Chicago. Todas ellas dependen de las dinámicas demográficas y de desarrollo a nivel internacional.

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Por lo tanto, para 2050, el orden se alterará, con Delhi y Dacca pasando a ser las principales poblaciones mundiales, con 49,6 y 34,6 millones de habitantes respectivamente. Le seguirían Tokio –32,6 millones—, Cairo –32,6 millones— y Bombay –32,4 millones—. 

Tokio irá perdiendo posiciones como megaciudad hegemónica debido al envejecimiento de su población y la falta de natalidad que asola a Japón, que también afecta a otra megaciudad como Osaka, cuya población se resentirá de los 19 a los 16,8 millones. La lista de megaciudades actuales que perderán población la completa Moscú, que perderá medio millón de habitantes de cara a 2050. 

El crecimiento de estas poblaciones se centra en la migración de miles de personas en busca de más oportunidades. Sin embargo, y pese a que las principales razones son económicas, Dan Hoornweg, profesor en la Universidad de Ontario y autor del estudio “Populations predictions for the world larges cities in the 21st century” junto a Kevin Pope, resalta que la excepción a esta regla puede ser el continente africano, dándose un excepcional crecimiento demográfico sin venir acompañado de desarrollo económico.

Es más, de cara a 2100, las proyecciones a largo plazo señalan que las tres principales megaciudades del planeta van a situarse en África: Lagos —Nigeria, 88 millones de habitantes—, Kinshasa —República Democrática del Congo, 83 millones de habitantes— y Dar es Salaam —Tanzania, 73 millones de habitantes—. Los cinco primeros puestos los completarían las dos principales ciudades indias: Bombay y Delhi –67 y 57 millones respectivamente—.

El caso chino de Jing-Jin-Ji

Actualmente, el gobierno chino está barajando la posibilidad de fusionar Pekín con otras 8 ciudades cercanas para así ver nacer Jing-Jin-Ji, una megaciudad de 130 millones de habitantes. El proyecto de megaciudad abarcaría 217.000 kilómetros cuadrados y rompería con los marcadores anteriormente expuestos, pasando a ser la principal megaciudad del planeta de cara a 2050.

La etimología proviene de Beijing —Jing—, Tianjin —Jin— y Hebei —conocida popularmente como Ji—, las tres principales poblaciones que formarían Jing-Jin-Ji. Pekín cuenta con 17 millones de habitantes mientras que Tianjin son 11 millones, siendo un importante puerto comercial, concretamente, el décimo más grande del mundo. El puerto de Tianjin comercia con alrededor de 13 millones de contenedores al año, unas diez veces más que en el puerto de Barcelona.

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El gobierno chino busca oxigenar la capital del país y repartir la presencia de ciertas instituciones entre Pekín y Tianjin, entre ellas edificios gubernamentales, universidades y hospitales. A su vez, busca desarrollar una red de infraestructuras ferroviarias de alta velocidad que conecte los extremos de la megaciudad en una hora para así extender el dinamismo industrial de la zona, más allá de los principales núcleos poblacionales.

El proyecto ferroviario busca crear un patrón y convertirse en el superárea económica del norte del país, estableciendo al menos dos más tanto alrededor de Shanghái —zona centro— y alrededor de Shenzhen —zona sur—. De esta forma, el gobierno chino busca establecer modelos de ciudad similares e identificables. 

Megaciudades en la India

Según las estimaciones, la India podría convertirse en el país más poblado del mundo en abril de 2023, superando así a China. Hace años, las estimaciones señalaban que este giro se iba a producir en 2027, pero el rápido crecimiento demográfico ha precipitado esta situación. Se calcula que la población del país hindú superará los 1.500 millones de personas de cara a 2030.

Además de las dos principales megaciudades indias: Delhi y Bombay, de cara a 2050, Surat, Pune y Ahmedabad van a pasar a ocupar dicha lista, con áreas metropolitanas de más de 10 millones de habitantes. En concreto, las tres experimentarán un crecimiento del 54% en su población. Surat pasará de 7,9 a 12 millones de habitantes, Pune de 7 a 10,8 millones y Ahmedabad de 8,5 a 13 millones.

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En el contexto de la sobrepoblación india, la previsión de crecimiento demográfico viene acompañada de otras estimaciones, entre ellas mayor humedad, temperaturas más altas y una calidad del aire muy deficiente y perjudicial para la salud. Además, hay problemas estructurales como la pobreza extrema y la desigualdad, que a su vez se manifiesta con el sistema de castas.

A su vez, cabe destacar que la organización no lucrativa Janaagraha —que tiene su sede en Bangalore—, desarrolló una encuesta para dar voz a los indios y puntuar la calidad de vida en 11 ciudades del país. Las tres ciudades en cuestión: Surat, Pune y Ahmedabad, obtuvieron la mejor puntuación. Los encuestados destacaron la transparencia, responsabilidad laboral y la preparación para el futuro. 

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Este último punto es un buen argumento de cara a una migración económica y laboral, de forma que contribuye a las altas expectativas de crecimiento demográfico más allá del crecimiento poblacional exclusivamente debido a la natalidad en dichas poblaciones.

The Line en Arabia Saudí

The Line es un proyecto de ciudad futurística en el desierto de Arabia Saudí. Con 200 metros de anchura, pero un total de 170 kilómetros de longitud en línea recta, The Line aspira a acoger 9 millones de habitantes en un total de 34 kilómetros cuadrados. Se trata de un proyecto en el noroeste del país, cuyo punto de partida sería el Mar Rojo en las costas cercanas al golfo de Aqaba.

Se busca desarrollar su pueta en marcha de cara a 2030. Además, se presenta un modelo de ciudad sin calles ni coches que aspira a abastecerse al 100% a base de energías renovables. De esta forma, la salud de las personas se pone por delante del transporte y las infraestructuras, logrando eficiencia en el espacio y un recorrido máximo de 20 minutos desde el principio al final de la línea que comprende este proyecto urbano.

El proyecto supone una revolución con respecto a los modelos de ciudad tradicional. Se busca un entorno idílico para la habitabilidad en primera instancia, para luego generar más oportunidades como para el desarrollo empresarial, logrando conexiones de servicios básicos en cada una de las zonas de la ciudad y un entorno medioambiental y empresarial correcto de forma simultánea. Se estima la creación de 380.000 nuevos empleos de cara a 2030.

Fortalezas y debilidades de las megaciudades

Las principales fortalezas de las megaciudades son el dinamismo económico y social que ofrecen, con oportunidades de negocio y de expansión de la actividad económica e industrial. Suponen centros de desarrollo que atraen talento joven emprendedor y nuevas tecnologías.

Con ello, se crea un polo de atracción a su alrededor que engloba a sus regiones cercanas, fomentando la pérdida de población en las zonas rurales contiguas. Por ejemplo, tanto la provincia como la ciudad de Buenos Aires comprenden más de la mitad del valor añadido bruto de toda Argentina, conformando así alrededor del 37% de toda la población del país.

La estabilidad de las megaciudades supone un reto de futuro. Dentro de las debilidades que presentan, destacamos algunas de ellas. Primero, la planificación urbanística. Cuando estas poblaciones crecen e incluso se fusionan con lugares adyacentes, se forman suburbios marginales al margen del orden urbano que no responden a las necesidades de sus habitantes, pasando a convertirse en focos de pobreza. Se calcula que 1.000 millones de personas viven en este tipo de asentamientos —slums en India, villas miseria en América Latina, por ejemplo—.

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Otro de los grandes desafíos es la calidad medioambiental de estas poblaciones, que repercute en la salud de sus habitantes. China, India y Estados Unidos, las tres naciones más pobladas del planeta, son a su vez los tres países más contaminantes por sus emisiones en dióxido de carbono. El alto peso de la industria en las megaciudades afecta a la calidad del aire, siendo Delhi la capital más contaminada del mundo, con alrededor de 25.000 fallecimientos al año con un coste equivalente al 5,8% de su Producto Interior Bruto —PIB—. 

Otra debilidad son las infraestructuras, que deben desarrollarse en paralelo al crecimiento y extensión de la población. Varios ejemplos son el transporte público, carreteras, conexiones ferroviarias o lazos internacionales a través de aeropuertos. A nivel general, las conexiones comerciales suelen existir, pero el grado de movilidad de la población debe evolucionar hasta ser similar en todas las zonas habitadas.  

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Por ejemplo, menos de la mitad de las personas que viven en las ciudades tienen acceso al transporte público según el Informe de las Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2022. La consultora Oliver Wyman junto a la Universidad Berkeley, puntuaron a Londres, Tokio, Shanghái y Nueva York entre las 15 ciudades con mejor transporte público mientras que en el ranking opuesto encontramos a El Cairo, Bombay, Ciudad de México o São Paulo,

No obstante, el potencial de desarrollo de las nuevas y actuales megaciudades lleva a ser optimistas, por las posibilidades de crecimiento que tienen y la opción de aprobar nuevos proyectos de movilidad, planificación urbana y medioambiente.

Editado por:

Soraya Aybar Laafou. Editora y analista especializada en África en LISA News. Politóloga y periodista interesada en los derechos humanos, la geopolítica y los procesos migratorios. Me apasionan las Relaciones Internacionales y observo con especial interés al continente africano. Soy directora de África Mundi, el primer medio de análisis sobre África en castellano.

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