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Las 5 noticias sobre África que han pasado desapercibidas en 2022

Análisis

Soraya Aybar Laafou
Soraya Aybar Laafou
Editora y analista en LISA News. Politóloga y periodista interesada en los derechos humanos, la geopolítica y los procesos migratorios. Me apasionan las Relaciones Internacionales y observo con especial interés al continente africano. Soy directora de África Mundi, el primer medio de análisis sobre África en castellano.

África es el continente silenciado. Pocas veces sus noticias son portadas de periódicos y, solo en ocasiones, consiguen hacerse un hueco en los medios de comunicación tradicionales. Si 2022 cerró con grandes titulares en el panorama internacional, el continente de 54 países, también tiene mucho que contar. Aquí una recopilación de las cinco noticias sobre y desde África que han pasado desapercibidas en 2022.

El 2022 cerró con grandes titulares como la guerra de Ucrania, la subida de precios del gas, petróleo y alimentos, la estabilización del coronavirus (y su reciente tsunami de casos en China) o la vuelta de los talibanes en Afganistán. Aun así, 2022 trajo mucho más, lejos del conflicto y la inestabilidad.

En lo positivo, la pena de muerte se abolió en cinco países: Zambia, Malasia, República Centroafricana, Papúa Nueva Guinea y Guinea Ecuatorial y a pesar del calentamiento global, China contamina mucho menos. Desde 2014, ha reducido sus emisiones de material particulado en un 40%. Y, aunque el incremento de los precios esté desbocado, ya hay más gente en el mundo que ilumina sus hogares. La tasa de la población mundial con acceso a electricidad estimó un incremento del 83% al 91% entre 2010 y 2020. 

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La región sur del planeta, África —y sus 54 países— también se ha convertido en un inagotable hervidero de noticias. Aun así, la explosión de medios digitales y la tecnologización, no mira hacia el continente. África, tradicionalmente olvidada, sufre, aún más, cuando los ojos están puestos en otras zonas del planeta. 

La realidad es que África es un lugar de oportunidades. De aquí a 2050, su población juvenil podría duplicarse hasta los 830 millones, manteniendo el primer puesto como el continente más joven del mundo. A ello, la rápida urbanización de algunas de sus ciudades como Adís Abeba en Etiopía o Lagos en Nigeria —esta última podría convertirse en una megaciudad—, son una oportunidad vital para la población en edad de trabajar.

En lo social, Namibia y Ruanda ocupan el sexto y séptimo puesto de los países con la menor brecha de género en el mundo. Si hablamos de política, los parlamentos de Senegal y Mozambique están compuestos por un 40% de mujeres, y en Ruanda, el porcentaje asciende hasta el 61,3%. 

Un continente, en constante cambio, que en 2022 también dejó importantes titulares. En el norte, la crisis entre Argelia, Marruecos y España se agudizó con el giro de narrativa sobre el Sáhara Occidental y la aprobación española del plan de autonomía del reino alauí. Por su parte, los Leones del Atlas marroquí batieron un récord: ya son la primera selección africana en llegar a semifinales en un mundial de futbol.

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Más allá del Sáhara están plantando la semilla para el desarrollo energético: en Uganda y Tanzania con la construcción del mayor oleoducto calentado del mundo, que prevé empezar a exportar petróleo al mercado internacional en 2025, y en Egipto con la celebración de la 27ª Cumbre del Clima de Naciones Unidas. 

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Aun así, a pesar de su relevancia regional, herramienta de estabilidad e impacto a nivel continental e, incluso, internacional, hay otras noticias que han pasado a un segundo plano. La guerra en el Tigray, el descubrimiento de la primera vacuna africana contra el coronavirus o el conflicto de los Grandes Lagos entre Ruanda y República Democrática del Congo son algunas de las cinco noticias del año que han pasado desapercibidas en África.

Tigray: una guerra olvidada de millones de desplazados

A finales de agosto, y tras cinco meses de alto el fuego, se reanudaron los enfrentamientos entre el gobierno central etíope de Abiy Ahmed y el Frente de Liberación Popular de Tigray (FLPT). El conflicto volvió a estallar cuando las Fuerzas Armadas de Etiopía derribaron un avión cargado con armas que provenía de Sudán y se dirigían hacia la región del Tigray.

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Desde entonces, Tigray es una región de altibajos. A mediados de octubre, la guerra no solo cumplió dos años, sino que, además, estaba en el peor momento desde su inicio. En poco más de una semana, las autoridades militares del Gobierno de Ahmed bombardearon un centro de refugiados que dejó alrededor de 50 civiles muertos y 80 heridos.

Desde el inicio del conflicto y hasta el momento, más de 150.000 hombres, mujeres y niños han fallecido por desnutrición y 2,5 millones de personas han huido, forzosamente, de sus hogares. Desde junio de 2021 hasta el 2 de noviembre, Tigray ha estado bajo asedio. 

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Aun así, a principios de noviembre, y casi rozando el final de año, el conflicto tomó un giro inesperado. Ambas partes se sentaron, pluma en mano, para firmar el acuerdo de paz.  Después de nueve días, los dos bandos negociaron en Sudáfrica bajo la batuta de la Unión Africana. El acuerdo incluye el desarme, la desmovilización y la reintegración de los rebeldes del Tigray, además de la anulación de la denominación del FPLT como grupo terrorista.

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Por el momento, la aerolínea nacional, Ethiopian Airlines, ha restablecido los vuelos desde Adís Abeba a Mekele, capital del Tigray, la electricidad ha vuelto a la ciudad y alrededor de 93,000 toneladas de comida han entrado en la región a través de organizaciones de ayuda humanitaria. 

La rápida respuesta científica ante la llegada del covid-19 y el ébola

Después de dos años de pandemia y una variante ómicron que causó estragos a lo largo del mundo, África alzó la voz en el campo de la ciencia. Tras la cumbre de las dos organizaciones regionales: la Unión Europea y la Unión Africana, Egipto, Kenia, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Túnez recibieron la tecnología necesaria para producir vacunas de ARNm. 

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Un hito que benefició no solamente la fabricación de vacunas en países de ingresos bajos o medios, sino que además puso de manifiesto el avance científico en países del sur como Sudáfrica. Allí nació Afrigen, la primera vacuna, inspirada en Moderna, con denominación de producción africana. 

Por otra parte, en septiembre, un nuevo brote de la variante sudanesa de ébola alertó a Uganda. Con más de 140 casos activos y 55 muertes, el principal reto del país del este de África para 2023 es contener su propagación. Por el momento, la llegada en tiempo récord de la vacuna de prueba es una de las grandes noticias de la región. 

La tensión en los Grandes Lagos

Además del conflicto del Tigray en Etiopía, las tensiones en la frontera este entre República Democrática del Congo y Ruanda han sufrido una escalada sin precedentes. El congoleño Movimiento 23 de Marzo, también conocido por sus siglas como M-23, controla la provincia de Kivu del Norte desde 2012, con el objetivo de controlar el territorio y sus recursos. Además, el M-23 está, principalmente tutelado, por comandantes tutsis con estrechos vínculos desde 1990 con el ejército del país vecino, Ruanda.

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En 2022, sus pasos provocaron el desplazamiento de alrededor de 200.000 personas e incluso la muerte de más de cien civiles en un solo ataque. Y todo, con un pretexto desde Ruanda. El presidente congoleño, Félix Tshisekedi acusa el gobierno ruandés de Paul Kagame de estar detrás del rearme del M-23, con el fin de proteger su integridad territorial y evitar el avance de los rebeldes y los conflictos al lado ruandés. La firma del acuerdo de paz entre ambos lleva prologándose desde 2013 y aunque finalmente han dado el paso ante la Comunidad de África Oriental, la tensión continua. 

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Con la celebración de las elecciones generales de R.D. Congo a finales de 2023, la Unión Europea ha instado firmamento a las autoridades ruandesas de “dejar de apoyar” al M-23, mientras que Ruanda defiende que a Tshisekedi le interesa la inestabilidad y posponer así las elecciones. 

Un final sin principios: ¿dónde quedo el oasis de la democracia tunecina?

En 2022 se cumplió una década desde el joven Mohamed Bouazizi se inmoló en Túnez como protesta ante el habitual hostigamiento policial. Una muerte que marcaría el estallido de la llamada Primavera Árabe. Diez años después, el oasis de la democracia en el Magreb se marchita. 

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Túnez celebró el primer referéndum de la historia del país con el objetivo de reemplazar la nueva constitución por la de 2014. Un cambio, que a primera vista, resultó innovador, pero que terminó por trasladar más poderes ejecutivos a su actual presidente, Kais Saied. A finales de 2022, y con la llegada de unas nuevas elecciones en el país, las urnas se pusieron en su contra. Poco más del 11% del electorado acudió a votar, mientras que la oposición llamó al boicot por el reciente despotismo del principal, y prácticamente único, candidato a la presidencia. 

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Este año, Túnez ha alimentado la fragilidad de las democracias en el continente. La deriva autoritaria de Kais Said puede ser el principal paso en el final de la influencia del país precursor de la libertad y el avance social de la región. A nivel nacional, parecía que habían llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para la concesión de un crédito.

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Sin embargo, las autoridades tunecinas no han cumplido con los plazos de presentación del plan y no se han adecuado a los ajustes estructurales. El precio a pagar en Túnez está en manos del interés político, a través de la mediación, pero sobre todo, de la disidencia y el desarraigo de sus ciudadanos, que no parece prosperar.  

En el Sahel, sale Francia y entra Rusia

Al ritmo de banderas rusas, así ha avanzado el Sahel en 2022. Desde hacía nueve años, y a través de la Operación Barkhane, Francia envolvió a sus soldados en operaciones militares antiterroristas en lo ancho y largo de la región, con Mali como enclave principal.

El pasado 11 de noviembre, la estrategia tocó fondo y Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa, puso fin a la misma. El detonante terminal de la culminación de la histórica Franceafrique, ensalzó la oportunidad rusa de acceder a la región en ascuas de la desilusión occidental y la pérdida de influencia geopolítica. 

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El Kremlin avanza militarmente en el Sahel a través de los mercenarios del Grupo Wagner. Desde 2021, alrededor de 1.000 soldados rusos operan en Mali. Una hoja de ruta rusa que dilató cuando en mayo de 2022 Mali decide dejar la organización regional del G5 Sahel. 

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La nueva injerencia de Rusia en el Sahel llega como una oportunidad para liderar los movimientos militares en la zona y terminar con la insurgencia terroristas que Francia fracasó contener. Aun así, un informe de Naciones Unidas, apunta que el grupo de mercenarios podría estar detrás de diferentes masacres contra civiles en Mali, alterando la tan ansiada estabilidad regional. 

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