En marzo de 2025, Ucrania se enfrenta a un futuro incierto mientras se negocian los términos de paz con Rusia. Con la guerra aún en curso, las potencias occidentales buscan equilibrar la presión militar y económica. En este artículo, la alumni del Máster Profesional de Analista Internacional y Geopolítico de LISA Institute, Inmaculada Herrera, analiza cómo los líderes europeos ultiman los detalles para garantizar la soberanía de Ucrania y frenar la expansión rusa.
Desde el mismo día del inicio de la guerra, Zelenski solicitó ayuda para poder concluirla cuanto antes. El 28 de febrero de 2022 comenzaron unas negociaciones en las que se expusieron las diferentes posturas que terminaron con el levantamiento de Rusia de la negociación, cuando estaban a punto de llegar a un acuerdo.
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Esta ha sido la última negociación en la que las dos partes han enfrentado sus posturas. Desde el inicio, Turquía e Israel ejercieron de mediadores neutrales y, con el consenso de Estados Unidos, Alemania y Francia intentaron un esfuerzo de paz. Los esfuerzos mediadores de Turquía e Israel, consiguieron que los ministros de exteriores, Lavrov y Kuleba llegaran a reunirse.
Primer intento de paz en Ucrania
La invasión rusa dio comienzo el 24 de febrero de 2022. Ese mismo día, el propio Zelenski, solicitó a Emmanuel Macron que intercediera ante Rusia. El 28 de febrero se produjeron reuniones de equipos negociadores en Bielorrusia y después en Turquía, ejerciendo como mediadores tanto Turquía como Israel. La posición rusa pasó de solicitar la rendición a solicitar la neutralidad ucraniana; por su parte, Kiev buscaba la garantía de seguridad de un tercero para evitar nuevos conflictos. Desde el 28 de febrero hubo siete consultas que culminaron en marzo con un comunicado conjunto:
- Ucrania sería un estado neutral no nuclear.
- Recibiría garantías del Consejo de Seguridad de la ONU, además de Canadá, Alemania, Israel, Polonia y Turquía en caso de agresión.
- Proceso de consulta de 15 años sobre el estatus de Crimea.
- Derecho a retomar los oblast de Lugansk y Donetsk por parte de Ucrania.
- La no entrada de Ucrania en la OTAN.
- Rusia se comprometía a reducir sus actividades militares cerca de Kiev y a permitir una vía para el acceso de Ucrania en la UE.
Otras medidas añadidas eran la capacidad futura de las Fuerzas Armadas ucranianas. También se incluía la prohibición del despliegue de armamento extranjero en suelo ucraniano y la distancia del despliegue de misiles.
Por su parte, Rusia exigía la prohibición del «fascismo, el nazismo, neofascismo y nacionalismo agresivo». También pedía la derogación de algunas leyes posteriores a la II Guerra Mundial sobre memoria histórica relacionadas con el nacionalismo ucraniano.
Además, añadía la exigencia de unanimidad de todos los estados garantes de la integridad ucraniana para intervenir en el futuro. Mientras tanto, del lado ucraniano se pedía un criterio de independencia individual de cada Estado para garantizar esa paz.
¿Por qué fracasó?
Tras la reunión de los ministros de exteriores, era evidente que las partes habían avanzado lo suficiente como para llegar al fin del conflicto. Sin embargo, el 9 de abril de 2022, Boris Johnson decidió viajar a Kiev con el mensaje de que Putin es un criminal de guerra y no debería sentarse a negociar. Al tiempo que le transmite que los miembros de la OTAN, no están dispuestos a respaldar la garantía de seguridad ofrecida.
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Rusia finalmente se levantó de las negociaciones. Es aquí donde se produce un giro en el camino de la paz. Por un lado, Estados Unidos estaba muy interesada en una Rusia debilitada, tanto por la guerra como por las sanciones comerciales. Por otro lado, tampoco deseaba adquirir un compromiso que pudiera llevarla a un enfrentamiento directo con Rusia a través de Ucrania.
En aquel momento, Ucrania estaba consiguiendo victorias militares. Además, las masacres de Bucha e Irpin le daban el respaldo moral que necesitaba para salir victoriosa de la fracasada negociación. A partir de este momento, la posición ucraniana sobre el conflicto se endurece notablemente. Johnson sale de Kiev con el compromiso de inyectar 630 millones de libras en ayudas.
El 21 de abril, Estados Unidos anunció ayuda militar por importe de 800 millones de dólares. A partir de este momento, tanto el apoyo militar como las ayudas financieras a favor de Ucrania para el mantenimiento de la guerra se sucederán. Esta situación continuará hasta la actualidad.
Con posterioridad, ha habido otras cumbres y reuniones en las que, si bien se ha tratado el tema de Ucrania de forma principal o asociada, los acuerdos alcanzados se centraron en la cantidad de dinero o armamento con los que intentar equilibrar el conflicto. Todos los esfuerzos de Zelenski se han ido centrando en la consecución de armamento y apoyo militar. Su objetivo ha sido hacer frente a la guerra y convertir en aliados a los diferentes países, buscando el aislamiento de Rusia.
Cronología actual de la guerra en Ucrania
El viernes 28 de febrero de 2025, justo tres años después del comienzo de la guerra, se debía firmar un acuerdo bilateral entre Ucrania y Estados Unidos sobre la utilización de las tierras raras ucranianas por los norteamericanos. Este acuerdo debía suponer una compensación por los miles de dólares invertidos desde el inicio de la guerra. Los altos mandatarios de ambos países escenificaron, frente a las cámaras de televisión, argumentos y reproches que deberían haber sido resueltos por las delegaciones diplomáticas antes de llegar al momento de la firma. De manera muy abrupta, la firma no se produjo.
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La firma del acuerdo Trump/Zelenski, hubiera planteado la incómoda realidad de un principio del fin de la guerra no consensuado con los socios europeos por parte de Estados Unidos. La imagen de una Europa ninguneada tras los enormes esfuerzos realizados durante este tiempo era muy desalentadora. Por otro lado, Zelenski se presentaba a la firma de un acuerdo bilateral que, si bien se antojaba muy desigual, traicionaba a sus socios europeos, no haciéndoles partícipes ni en el acuerdo, ni en la firma, ni en el contenido. Posiblemente, tampoco contaba con mayores márgenes.
2 de marzo de 2025: la reunión en Londres
Tras la abrupta salida del líder ucraniano de Washington. Londres y su Primer Ministro, han sido el refugio del Primer Mandatario, donde gran parte de los países de la OTAN, así como Ursula von der Leyen y el presidente del Consejo Europeo. Se han reunido para sentar las bases sobre las que Ucrania y Europa estarían dispuestas a negociar un acuerdo que culminará en un futuro en la paz. Estas bases se centran en cuatro puntos:
- Mantener el flujo de ayuda militar a Ucrania mientras la guerra continúa y aumentar la presión económica sobre Rusia.
- Cualquier paz duradera debe garantizar la soberanía y seguridad de Ucrania, y Ucrania debe estar presente en cualquier negociación de paz.
- En caso de acuerdo de paz, los líderes europeos trabajarán para disuadir cualquier futura invasión de Rusia en Ucrania.
- Se establecerá una «coalición de voluntarios» para defender a Ucrania y garantizar la paz en el país.
Las cuestiones básicas que se plantean son dos, por un lado, ¿cómo continuar con el apoyo militar y hasta cuándo? y, por otro, ¿habrá merecido la pena?
Respecto de la primera cuestión, surgen nuevas dudas. El apoyo norteamericano. Continuar el apoyo actual no parece probable. Una limitación del apoyo permitiría alargar el conflicto, pero Trump ya ha dejado clara su voluntad de preservar el bolsillo de los norteamericanos y una tercera posibilidad sería dejar un apoyo testimonial que le permitiera dar cobertura satelital con poca más implicación y seguir dentro del conflicto.
Su objetivo es quedarse con las tierras raras con las que contaba de manera casi inmediata el día 28 de febrero. La industria no descansa. Cualquier posición que adopte no le apartará fácilmente de apropiarse a modo de compensación de las tierras raras.
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La siguiente pregunta es: ¿hasta cuándo? Decidir el momento en el que Ucrania esté lo suficientemente preparada para sentarse a negociar con Moscú. Preparar ese escenario va a necesitar, sin lugar a dudas, un compromiso mucho mayor al realizado hasta ahora por los países europeos, con el consiguiente riesgo de escalada e implicación y tiempo.
El incremento de los presupuestos de defensa, la compra de armamento e incluso la posibilidad de crear un ejército europeo son una necesidad perentoria para salvar los próximos cuatro años de mandato Trump en los que occidente se va a encontrar casi solo o completamente solo para defender sus amenazas y evitar el colapso de la OTAN. Además, pondrá a prueba las capacidades de liderazgo externo e interno de los distintos mandatarios. Pero todo ello no es inmediato. El peor escenario posible es la salida norteamericana de la organización.
La «coalición de voluntarios» no deja de ser un eufemismo para evitar un choque directo occidental con Rusia. ¿Estamos preparados para recibir a esos voluntarios de vuelta en cualquier condición?
Hay que tener presente que tanto Rusia como China están observando los acontecimientos. A la vista de estos puntos del acuerdo, cabe preguntarse si, respecto de las condiciones que hoy se plantean, son mejores que aquellas que se desaprovecharon al inicio de la guerra.
Es evidente que los mandatarios reunidos en Londres, han despertado y tomado las riendas para que el fin de la OTAN no quedara escenificado el 28 de febrero y han aprovechado para tomar conciencia de la necesidad de una Defensa Europea. Por otro lado, asumen innumerables riesgos que, pasado este momento inicial, han de traducir a los ciudadanos de los respectivos países, así como demostrar voluntad de ejercer liderazgos reales que les van a implicar tanto tomar decisiones difíciles como asumir las consecuencias.
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En 2022 se tuvo la oportunidad de alcanzar la paz y, si bien las medidas que trascendieron, se podrían intentar reproducir en futuras conversaciones. Es importante destacar, que la tercera medida excluye a Estados Unidos como garante de las fronteras ucranianas en un futuro. En esta ocasión la gran damnificada es la ONU, a la que ni se la menciona. El escollo de un posible enfrentamiento directo de Estados Unidos arrastrado por el conflicto en un tercer país fue un problema esgrimido en las primeras negociaciones.
Con base en este «singular matiz» han transcurrido tres años de guerra en los que la industria del armamento ha crecido espectacularmente, se han reconfigurado los mercados energéticos y Europa ha vivido el mayor movimiento migratorio tras las ll Guerra Mundial, más de 6 millones de personas han huido de Ucrania adquiriendo la condición de refugiados. Más de 5 millones de desplazados dentro del país y su población sufrirán un descenso dinámico hasta 2052, de entre el 21% y el 31% de su población.
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